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Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Un “asunto interno”. Es la consigna más utilizada por los gobiernos europeos, Comisión Europea incluida, para rechazar una posible mediación entre Catalunya y España en el conflicto.
Fue la frase que utilizó Steffen Seibert, portavoz del Ejecutivo alemán el pasado miércoles, quien remarcó que Merkel no tiene ninguna intención de mediar en la crisis y que “Alemania tiene gran interés en la estabilidad de España”. La misma que el vicepresidente de la Comisión Europea, Jyrki Katainen, decía un día antes, remarcando que la Comisión no iba a discutir sobre el tema porque no era “parte de la situación”, y dejaba todo al “orden constitucional español”.
Incluso el presidente ruso, Vladimir Putin, utilizaba las mismas palabras, de forma tajante, en la ceremonia en el Kremlin para recibir las credenciales del embajador de España en Rusia, Ignacio Ybáñez: “El problema de Catalunya es, por supuesto, un asunto interno de España”.
El llamado a la mediación internacional emitido por el Govern y recogido por parte de la izquierda europea y los verdes no ha surtido ningún efecto en la UE.
El único toque de atención –leve y sin salirse del guión– al Gobierno de Mariano Rajoy fue el pasado domingo, cuando líderes como el primer ministro belga, Charles Michel, o la primera ministra escocesa, Nicola Sturgeon, condenaban la violencia en las calle catalanas y hacían un llamamiento a un diálogo político que el Ejecutivo español no parece querer si no es en sus términos y condiciones.
Las imágenes de la violencia policial abrían telediarios y portadas en todo el mundo y había que decir algo. Era entonces cuando la portavoz de la Comisión Europea, Magaritis Schinas, condenaba la actuación afirmando que “la violencia nunca puede ser un instrumento en política” y hacía un llamado a todas las partes a pasar “rápidamente la confrontación al diálogo”.
Uso de la fuerza "proporcional"
Pero el toque duró poco. El vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans, a pesar de haber sido crítico con la actuación española en la jornada del referéndum, afirmaba que el uso de la “fuerza proporcional” era necesario y arremetía contra la Generalitat: “El Gobierno regional de Catalunya ha optado por ignorar la ley en la organización del referéndum del pasado domingo".
En su comparecencia en el debate sobre la situación en Catalunya del 4 de octubre en el Parlamento europeo, Timmermans afirmaba: “Ninguno de nosotros quiere ver la violencia en nuestras sociedades. Sin embargo, es un deber de cualquier gobierno mantener la ley, y esto a veces requiere el uso proporcional de la fuerza".
la no Mediación suiza
Solo un país se ha ofrecido para mediar en la crisis. Suiza, un habitual del arbitraje en conflictos por todo el globo, lo anunciaba a través de su departamento de Exteriores, tal como emitía la Radio Televisión Suiza.
La negativa del Gobierno español a internacionalizar el conflicto, algo que sí está en la agenda de Puigdemont, no se hacía esperar y daba al traste con el ofrecimiento helvético, país que, por otro lado, seguía el juego a España afirmando que las condiciones para dicha mediación “aún no están maduras”.
De hecho, el Ministerio de Exteriores español negaba ningún contacto al respecto y el ministro Alfonso Dastis aprovechaba al ser preguntado al respecto para repetir el argumentario del PP, sin cambiar una coma: “Esto no es un conflicto entre dos partes, sino una situación que tiene que ver con el cumplimiento de la ley del Estado de Derecho y del mantenimiento del régimen democrático en España”.
Mosaico europeo
¿Por qué la Unión Europea se niega a intervenir? El miedo a desestabilizar un país del tamaño y la economía de España está muy presente. También crearía un precedente peligroso para las actuales fronteras del continente aceptar una mediación sin que uno de los estados miembros de la Unión lo haya solicitado, uno de los principales argumentos esgrimidos por los diplomáticos europeos para no aceptar el arbitraje.Incluso el ofrecimiento suizo apuntaba que “la facilitación solo puede darse si ambas partes lo piden”. El cierre de filas es completo, y el respaldo a la legalidad española, prácticamente unánime. “La votación de ayer en Catalunya no fue legal”, afirmaba el jefe de la Comisión, Jean-Claude Juncker, el 2 de octubre. Un respeto a la soberanía de un país miembro que choca con la iniciativa que las instituciones comunitarias tienen en otros asuntos que implican a competencias nacionales, como fue el caso del cambio del artículo 135 de la Constitución española para poner como mandato legal de primer orden el pago de la deuda, un mandato que llegó de Europa.
Pocas son las naciones en Europa que no mantengan conflictos territoriales 'internos'. Solo Bulgaria, Eslovenia, Luxemburgo, Malta y Portugal pueden decir que no existen dentro de sus fronteras, aunque muchas de esas reclamaciones tienen escasa capacidad de maniobra o apoyo suficiente como para plantear desafíos como el que la Generalitat está realizando las últimas semanas.
Una independencia de Catalunya podría aumentar los deseos autonomistas y nacionales de la minoría húngara en Eslovaquia y Rumanía; los nacionalismos flamenco y corso en Bélgica y Francia, respectivamente; el partido Unión Social Cristina de Baviera, en Alemania, o los movimientos silesio en Polonia y macedonio en Grecia, entre otros muchos.
Así, queda claro, por el momento, el intento de la Generalitat por internacionalizar el conflicto al continente, a través del llamamiento a la "solidaridad europea" que Puigdemont hizo en su declaración institucional la noche del referéndum, no ha tenido quien recoja el guante. Europa repite, y repetirá de momento, el mantra. Asunto interno.
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Me parece que este artículo no aporta nada. Nada que no sepamos desde hace tiempo. Y pobremente documentado, por no decir nada, la verdad. Un poco más de rigor, por favor. Gracias.