Crisis climática
La industria del petróleo estableció la agenda en su propia Cumbre del Clima

A finales de septiembre, la Iniciativa por el Clima del Petróleo y el Gas (OGCI, por sus siglas en inglés), entre cuyos miembros están gigantes del petróleo como ExxonMobil, Shell, Chevron, Saudi Aramco y BP, se reunió con representantes de grandes organizaciones ecologistas. 

Saudi Aramco
Campo de perforación de Saudi Aramco en Manifa, en el Golfo Pérsico.
Traducción: Eduardo Pérez
29 oct 2019 09:40

El pasado septiembre, mientras la activista por el clima Greta Thunberg se dirigía a la Cumbre de Acción por el Clima de Naciones Unidas, líderes invitados de grandes grupos ecologistas pasaron un día escuchando a los líderes de las empresas de combustibles fósiles debatir cómo quieren responder a la crisis climática.

Según la sala en la que estuvieras, habrías escuchado dos mensajes muy diferentes.

El discurso, ampliamente difundido, de Thunberg evocó la urgencia de actuar sobre el cambio climático. “Mueren personas. Ecosistemas enteros colapsan”, dijo la joven activista a la Cumbre de la ONU. “Estamos en el comienzo de una extinción masiva, y lo único de lo que habláis es de dinero y de cuentos de hadas de eterno crecimiento económico”.

Mientras Greta Thunberg se dirigía a la Cumbre de Acción por el Clima de la ONU, líderes de grandes grupos ecologistas escuchaban a CEO de las empresas de combustibles fósiles debatir sobre cómo quieren responder a la crisis climática

A solo unas pocas manzanas, la Iniciativa por el Clima del Petróleo y el Gas (OGCI, por sus siglas en inglés), entre cuyos miembros están gigantes del petróleo como ExxonMobil, Shell, Chevron, Saudi Aramco y BP, se reunía con representantes de grandes organizaciones ecologistas, para conversar sobre posibles y moderadas vías hacia la reducción de la contaminación por gases de efecto invernadero compatibles con la continuidad de sus negocios. 

La OGCI había planeado una ajetreada programación para organizaciones como el Fondo de Defensa Medioambiental y la Federación Nacional de Vida Silvestre, según un borrador del evento obtenido por DeSmog.

El borrador, con fecha 21 de agosto, muestra que el día empezaría con un “desayuno y revisión de la cartera de proyectos”, presentados por el CEO del gigante del petróleo BP, Bob Dudley, y Pratima Rangarajan, CEO de Inversiones Climáticas de la OGCI.

El día de sesiones completo, precedido por un foro sólo para invitados la noche anterior, incluía a CEO de grandes petrolíferas globales hablando junto a Mark Brownstein, vicepresidente senior del Fondo de Defensa Medioambiental (EDF, por sus siglas en inglés); Jason Bordoff, director del Centro sobre Política Energética Global de la Universidad de Columbia; y Collin O’Mara, líder de la “Fundación” (según el borrador) Nacional de Vida Silvestre (O’Mara dirige la Federación Nacional de Vida Silvestre).

Las jornadas fueron criticadas por parte de grupos ecologistas de base. “Así es como funciona el lobby y el lavado verde de la imagen: reuniones privadas, en los márgenes, por la puerta de atrás, asistentes elegidos a dedo”, dijo a The Guardian el grupo ecologista Extinction Rebellion. “Pero es una tontería buscar iniciativas voluntarias lideradas por la industria que den lugar a los cambios necesarios porque dejar de extraer los recursos de la Tierra está manifiestamente en contra de los intereses financieros de las compañías petrolíferas”. 

Cena con dólares

Mientras Thunberg hablaba, la programación de la OGCI pedía a los asistentes que estuvieran en una sesión de tres horas copresentada por Dudley, de BP, y destacados representantes de grupos verdes.
El tema de esa conversación: las inversiones hechas por empresas miembros de la OGCI, como parte de su respuesta a un clima cambiante que ya ha empezado a traer un tiempo letal, niveles del mar en aumento y otras catástrofes.

13 firmas, que en conjunto recibieron apoyo financiero de “más de cien millones de dólares en inversión” de la OGCI, estaban presentes en la cartera de proyectos del foro. Ahí se incluían empresas que ofrecen tecnologías de liberación de metano, planes de captura de carbono, y “tecnologías que incluyen termostatos de aprendizaje automático y velas cilíndricas para barcos”, según el Financial Times.

Esas inversiones son parte del muy comercializado fondo de inversiones de mil millones de dólares de la OGCI, que llama a la captura de carbono “reciclar el dióxido de carbono”. La web de la OGCI dice que la organización representa a empresas que producen el 30% del petróleo y gas del mundo y operan en 130 de los aproximadamente 200 países del mundo.

Para poner en perspectiva el tamaño de su fondo de inversiones, en 2018 las primeras 12 empresas petrolíferas que cotizan en Bolsa informaron sobre unos ingresos combinados de 1,69 billones de dólares, desde los 1,42 billones de 2017 —lo que significa que el fondo de mil millones de dólares no es nada en comparación con los 270.000 millones de dólares de la industria en crecimiento de ingresos por la producción de combustibles fósiles en sólo un año.

La anterior no es una comparación perfecta —la OGCI cuenta en sus filas con muchas empresas petrolíferas nacionales, incluyendo a la Corporación Nacional de Petróleo de China, Pemex, Petrobras y Saudi Aramco, mientras que las doce firmas que informan sobre ingresos son todas compañías que cotizan en bolsa. Además, esos ingresos son cifras de sólo un año mientras que los planes de mil millones de dólares de la OGCI están repartidos en una década, pero muestra una idea aproximada de la escala de la respuesta de “inversión” de la industria del petróleo.

El gran anuncio de la iniciativa en la Cumbre de Acción por el Clima de la ONU: un “Kickstarter” para “doblar la cantidad de emisiones de CO2 almacenadas en todo el mundo para finales de la próxima década”, según E&E News.

Pisar los frenos

Collin O’Mara, de la Federación Nacional de Vida Silvestre, habló en defensa de las inversiones de captura de carbono en el foro, según el Financial Times.

“El señor O’Mara dijo que no había manera de alcanzar emisiones netas cero sin la tecnología, a lo cual algunos se oponen por permitir la continuación de la combustión de combustibles fósiles”, informó el Financial Times. “El tiempo para la pureza se acabó”, dijo. “Lo necesitamos todo. Necesitamos cada tecnología”.

Algunos grupos ecologistas han advertido de que en lugar de acelerar la respuesta mundial al cambio climático, los proyectos de captura de carbono pueden de hecho ralentizar las cosas

Otros grupos ecologistas, sin embargo, han advertido de que en lugar de acelerar la respuesta mundial al cambio climático, los proyectos de captura de carbono pueden de hecho ralentizar las cosas. En febrero, el Centro para el Derecho Medioambiental Internacional publicó un informe que advertía que continuar los proyectos de captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés) podría obstaculizar la acción sobre el clima —en parte porque muchos programas no piden que el carbono “capturado” sea simplemente almacenado indefinidamente, sino que en vez de eso se utilice para producir más combustibles fósiles.

“La mayoría de los proyectos CCS a gran escala usan el carbono capturado para la recuperación optimizada del petróleo o el metano de las capas carboníferas optimizado”, descubrió el informe. “Los que proponen la captura y almacenamiento de carbono estiman que su utilización para la recuperación optimizada del petróleo podría estimular el consumo de un 40% más de carbono y hasta 923 millones de barriles de petróleo adicionales sólo en EEUU para 2040”.

“El CCUS [captura, uso y almacenamiento de carbono] es valioso para la industria de combustibles fósiles de tres formas clave: aumenta la producción de petróleo, proporciona un balón de oxígeno para una industria del carbón en declive, y afianza en mayor medida la economía general de los combustibles fósiles”, seguía el informe. “Incentivar el CCUS en las políticas y confiar en él para la planificación probablemente ralentizará la transición desde las inversiones en combustibles fósiles y debilitará los esfuerzos más amplios para mitigar el cambio climático.

No son grandes noticias —y no sólo desde la perspectiva de la OGCI— dado que todos los escenarios de la ONU para limitar el cambio climático a 1,5 grados de aumento de la temperatura dependen del desarrollo de proyectos de “tecnología de emisiones negativas”. Aunque los escenarios de la ONU que mantienen el calentamiento en 2 grados incluyen opciones que no dependen de la tecnología de emisiones negativas, según un estudio científico de 2018 publicado en Environmental Research Letters, las diferencias entre 1,5 y 2 grados son brutales. 

Establecer la agenda

El discurso de Thunberg había previsto las dificultades que muchos tendrían para reconocer la escala de la crisis climática.  “No se presentará ninguna solución o plan en línea con estas cifras hoy, porque estos números son demasiado incómodos”, dijo. “Y todavía no sois lo suficientemente maduros para decir las cosas como son”.

Mark Brownstein, de EDF, había defendido anteriormente su decisión de asistir al evento de la industria del petróleo. “Su reunión de Nueva York, parte de algo llamado la Iniciativa por el Clima del Petróleo y el Gas (OGCI), podría revelar signos importantes sobre cómo de serios son respecto a acelerar el ritmo”, escribió Brownstein en un blog de Forbes el 22 de septiembre, añadiendo que las empresas podrían mostrar que eran serias demostrando la inversión en tecnologías de captura de carbono y recortando las emisiones de metano.

“Haces progresos al hablar con gente con la que no siempre estás de acuerdo así como con gente con la que estás de acuerdo”, dijo Brownstein a The Guardian. “El cambio climático es un desafío global y no nos podemos permitir marginar a nadie”. 

Dicho esto, hablar con CEO de empresas petrolíferas y permitirles establecer la agenda son dos cosas diferentes. Y la OGCI había sido atacada previamente por parte de críticos que la acusan de decir una cosa y hacer otra.

“Estas empresas financiaron la primera ciencia climática. Estaban entre los primeros en descubrir que extraer y quemar combustibles fósiles impacta significativamente en la presencia de gases de efecto invernadero en nuestra atmósfera y ha tenido serios impactos ambientales”, añadió Lena Greenberg, de SustainUS. “¿Qué hicieron con este conocimiento? Llevaron a cabo una campaña de desinformación peligrosamente efectiva”.

“La OGCI hace regularmente declaraciones de intenciones en las semanas previas a las conversaciones anuales internacionales sobre el clima de la ONU”, informa DeSmog en un perfil de la organización actualizado por última vez en enero. “Se ha criticado a estos anuncios como ejercicios de greenwashing, con muchas de las mismas empresas a menudo involucradas en obstruir mediante actividades de lobby la toma de acciones sobre el cambio climático”.

En el momento de redactar este artículo, la OGCI no había respondido a la petición de DeSmog para que hiciera comentarios.

Financiación de la industria, temas de debate de la industria

El Centro sobre Política Energética Global de la Universidad de Columbia (CGEP, por sus siglas en inglés), una de las organizaciones mencionadas en el borrador, había sido atacado previamente por su financiación por parte de la industria de combustibles fósiles.

Como informó previamente DeSmog, el centro recibió financiación de ExxonMobil en 2014 y 2015, y tiene un historial de vínculos financieros con otros gigantes del petróleo y el gas.

“Dirigido y fundado por Jason Bordoff, ex director senior del presidente Obama para Energía y Cambio Climático en el Personal del Consejo de Seguridad Nacional, en CGEP también aparecen otros grandes nombres: Carlos Pascual, ex responsable de la Oficina de Recursos Energéticos e Iniciativa Global del Gas de Esquisto de la secretaria de Estado Hillary Clinton; Keith Benes, ex abogado-consejero del Departamento de Estado del Gobierno de Obama; Jim Rogers, ex CEO del gigante del carbón Duke Energy, y muchos otros”, escribió Steve Horn en julio de 2016. Estaba programado que Bordoff hablara en el evento de la OGCI.

“Bordoff y el CGEP son conocidos por impulsar los temas de debate de la industria”, escribió Justin Mikulka en DeSmog en julio de 2018. “Ambos jugaron un papel destacado en el impulso al levantamiento a la prohibición de exportación de crudo estadounidense, usando argumentos que en retrospectiva se han mostrado profundamente erróneos. Aun así, eran consistentes con el mensaje de la industria del petróleo y el gas en ese momento —y en 2015 se levantó la prohibición a la exportación”.

En el exterior, activistas por el clima rodearon parcialmente el edificio donde tenía lugar la reunión de la OGCI, sujetando una pancarta en la que se leía: “ExxonSabía: Hacedles Pagar”. Buscaban centrar la atención no en lo que se estaba diciendo dentro del foro, sino en lo que las empresas miembros de OGCI hacen fuera de la sala de reuniones todos los días.
“Las empresas en OGCI fingen preocuparse por la crisis climática”, dijo Collin Rees, de Oil Change International, “pero están construyendo activamente suficiente infraestructura de combustibles fósiles como para hacer trizas los presupuestos de carbono mundiales y burlarse del Acuerdo de París”.


Traducido por Eduardo Peréz para El Salto

 

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