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Biodiversidad
La COP15 finaliza con un acuerdo global para proteger la biodiversidad que no convence
Sabor agridulce en la XV Conferencia sobre Biodiversidad de la ONU (COP15), una cita que ha tenido, como ya es costumbre, mucho menos tirón mediático de lo que debería tener en relación a su importancia para el futuro de la humanidad y del planeta. El encuentro celebrado en Montreal (Canadá) entre el 7 y el 19 de diciembre, con la participación de los 196 países firmante de la Convención de la Diversidad Biológica (CBD) de la ONU, tenía como principal objetivo establecer un nuevo marco mundial para proteger la diversidad biológica a partir de 2020 y hasta el año 2030 —Marco Global para la Biodiversidad Post-2020—, algo que finalmente ha sucedido.
La presidencia china de la COP15 publicaba el borrador del acuerdo final un día antes del día previsto para el fin de las negociaciones. Se trata del primer marco de este tipo que proporcionará financiación para proteger la biodiversidad global, lo que es una buena noticia para el planeta y los seres que lo habitan. Si bien se trata de un acuerdo histórico y sin precedentes a nivel global en lo que a protección de la biodiversidad se refiere, desde el ecologismo se habla de “sentimientos encontrados”, “oportunidad perdida” y “acuerdo de mínimos”, según señalan Greenpeace, Ecologistas en Acción y Amigos de la Tierra, respectivamente.
Número vacío
Actualmente el 17% de las áreas terrestres de la Tierra y el 10% de las marinas gozan de algún tipo de protección medioambiental. El objetivo 30x30, un compromiso para proteger el 30% del planeta —tanto en su área terrestre como marítima— en el año 2030, finalmente se ha conseguido integrar en el texto final de la Cumbre. Sin embargo, lo que sobre el papel puede parecer un triunfo sin paliativos, tiene mucha letra pequeña. “El texto está muy simplificado, al no excluir expresamente actividades dañinas fuera de las áreas protegidas. Tal como está en el texto, es un número vacío, con protecciones que quedan en el papel”, indica An Lambrechts, responsable de la delegación de Greenpeace en la COP15.
“Si proteger el 30% de los espacios naturales permite destruir el 70% es evidente que no es un buen acuerdo”, indican desde Ecologistas en Acción
En la misma línea, desde Ecologistas en Acción consideran el acuerdo “importante pero insuficiente, ya que no logra los avances necesarios para lograr detener la pérdida de biodiversidad para 2030”. La confederación ecologista expone que el marco global aprobado se queda a mitad de camino en la mayoría de sus metas y, aunque permitirá continuar avanzando, puede impedir que se cumpla la visión de “vivir en armonía con la naturaleza en 2050” que plantea la COP15.
Para Ecologistas en Acción, el Marco Global de Biodiversidad aprobado no aborda la raíz de las causas de la pérdida de vida en la Tierra. “La causa de la crisis de la biodiversidad es un sistema que coloca las ganancias y el poder de las corporaciones sobre las personas y la naturaleza y permite que los intereses corporativos influyan en los resultados. Al no incluir suficientes mecanismos para atajar esas raíces el acuerdo no será capaz de frenar la pérdida de biodiversidad”, denuncian.
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La confederación señala que “más importante que el porcentaje del área a proteger era que los espacios protegidos tengan adecuados planes de gestión y que realmente se apliquen, algo que no se ha incluido suficientemente en el acuerdo”. “Si proteger el 30% de los espacios naturales permite destruir el 70% es evidente que no es un buen acuerdo”, indican.
“El texto no establece ninguna regulación sobre las corporaciones y, en cambio, promueve medidas de lavado verde”, denuncian desde Amigos de la Tierra
El acuerdo final, que ha sido forzado por la presidencia china sin incluir las objeciones de varios Estados africanos, no sienta las bases para el cambio transformador que requiere abordar la crisis de biodiversidad, según denuncian desde Amigos de la Tierra. “Es un acuerdo de mínimos, que no incide en un cambio de raíz y, por tanto, no resuelve las causas de pérdida de biodiversidad, no establece medidas vinculantes, ni tiene en cuenta las responsabilidades históricas de los estados. Es completamente insuficiente. Las crisis interrelacionadas que vivimos requieren de un cambio de modelo económico y esto debe verse en todas las políticas de este nivel”, afirma Miguel Díaz-Carro, responsable de biodiversidad de esta organización.
Corporaciones empresariales
Los colectivos ecologistas han remarcado además el poder que el lobby empresarial ha tenido en las negociaciones de la COP15. “El texto no establece ninguna regulación sobre las corporaciones y, en cambio, promueve medidas de lavado verde como las soluciones basadas en la naturaleza, que permiten la destrucción del medio ambiente”, denuncian desde Amigos de la Tierra.
El texto final se limita a “animar y facilitar” a las empresas a que reduzcan su impacto en la biodiversidad, apuntan por su parte desde Ecologistas en Acción, mientras que los mecanismos citados para ello incluyen la autorregulación e informar voluntariamente de sus acciones, dejando la responsabilidad final en los consumidores.
“La nota alta de la COP15 es el reconocimiento del trabajo insustituible de los pueblos indígenas en la protección de la biodiversidad”, apunta An Lambrechts
Además, destacan como especialmente preocupante la insuficiencia de mecanismo de implementación y cumplimiento que permita a los países y a la sociedad civil tomar medidas sancionadoras por el incumplimiento de la Convención y sus acuerdos.
Reconocimiento indígena
La COP15, no obstante, ha tenido importantes avances para las organizaciones defensoras de posiciones más conservacionistas. “La nota alta de la COP15 es el reconocimiento del trabajo insustituible de los pueblos indígenas en la protección de la biodiversidad”, apunta An Lambrechts. “Si estos están en roles de liderazgo, hay mucho potencial para la protección de la biodiversidad. La protección basada en derechos es el futuro de la conservación. La financiación directa a los Pueblos Indígenas será el siguiente paso crítico”.
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También destacan otros aspectos positivos adoptados en la Cumbre, como la eliminación de subvenciones perjudiciales, la inclusión de la perspectiva de género, el justo reparto de los beneficios en relación a la Información Digital sobre Secuencias (DSI) de recursos genéticos o la no inclusión del concepto “naturaleza positiva”, que debe haberse contemplado “profundizaría en la financiarización de la naturaleza y las compensaciones de CO2”, denuncian desde Amigos de la Tierra.
“La financiación aprobada es considerada insuficiente por varios países y no reconoce la deuda ecológica que tiene el mundo desarrollado”, señalan fuentes de Ecologistas en Acción
El problema de la financiación, que casi hace que el 60% de las naciones de la Cumbre se retirasen de la mesa de negociación, no obstante, es una de las cuestiones que queda por cerrar. Si bien los países en desarrollo exigían el aumento de la financiación y la creación de un nuevo fondo de financiación para la biodiversidad, los países ricos han conseguido imponer su criterio por el que se reforzará el ya existente Fondo para el Medio Ambiente Mundial.
“La financiación aprobada es considerada insuficiente por varios países y no reconoce la deuda ecológica que tiene el mundo desarrollado”, señalan fuentes de Ecologistas en Acción. De hecho, el documento salió adelante con el rechazo al Marco Global de la República Democrática del Congo (RDC), bajo la argumentación de que la objeción no se realizó adecuadamente. Otras naciones africanas han llegado a hablar de fraude en el texto final. La RDC es uno de los actores clave al suponer su territorio el 60% de la segunda mayor selva del planeta, la que alberga la cuenca del río Congo.
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El texto final ha fijado finalmente como objetivo conseguir 200.000 millones de dólares anuales de aquí al 2030 para el Fondo para el Medio Ambiente.