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Berta Cáceres
Dos compañeros de Berta Cáceres muestran sus preocupaciones ante el juicio, que empieza hoy
Activistas de la Plataforma por Honduras se están movilizando para denunciar las limitaciones del juicio por el asesinato de Berta Cáceres. Hay ocho personas encausadas como autores materiales.
El COPINH (Consejo cívico de organizaciones populares e indígenas de Honduras) ha denunciado que la causa no contempla la autoría intelectual del crimen y desdibuja el carácter político del asesinato. Integrantes de la Plataforma por Honduras se están movilizando para denunciar las limitaciones de este juicio, que empieza hoy, y la indiferencia internacional ante un terror político que no remite. En El Salto conversamos con dos de estos activistas, Luis Díaz-Terán, madrileño que acompañó a Berta en sus últimos años y fue deportado después de su asesinato, y a una ciudadana hondureña a quien llamaremos María. Antes de comenzar la entrevista Luis y María se ponen al día, hay novedades: es posible que el primero viaje para declarar en el juicio, como testigo presencial de aquellos meses previos en los que se iban incrementando las amenazas y ataques contra Berta. Ambos esperan que pueda sumarse a un proceso que ya presumen inútil pero por el que deben pelear.
María proviene de la misma zona sudoccidental donde surgió el COPINH, “conocí a Berta, y he conocido el trabajo de COPINH desde sus inicios. La misma gente con la que yo trabajaba, era la gente de COPINH”. El vínculo se mantuvo a pesar de la distancia y del paso del tiempo.
Luis conoció al COPINH cuando trabajaba en Guatemala en el proceso contra el dictador Ríos Montt. Era un tiempo en el que el régimen hondureño perseguía judicialmente a Berta por portación de armas, y por la autoría intelectual de la quema de maquinaria de la empresa Desarrollos Energéticos Sociedad Anónima (DESA) – promotora del Proyecto Hidrológico Agua Zarca-. Ambas denuncias falsas y que se sumaban a la campaña de desprestigio contra Berta. Luis llegó de la mano de PROAH, un proyecto de acompañamiento internacional en Honduras integrado por organizaciones europeas y estadounidenses.
No era fácil acompañar a Berta: “Ella se paraba, cuando alguien le decía algo a la cara se iba a por él... tenía denunciados a comisarios, tenía denunciado a todo el mundo. Yo pasaba miedo con ella. Recuerdo ir a la noche en el carro, y entonces pasabas por una comunidad enemiga y a ella le decían, perra vieja o lo que sea. Yo conducía y me hacía el tonto. '¿Lo has escuchado?' 'No, yo no he oído nada.' 'Que frenés, ¡que frenés!' y se bajaba a encararse. '¿Qué me has llamado?' Y yo pensaba: ¡mierda!, nos van a linchar aquí. 'No no,… había dicho que qué mal está la carretera.' Su presencia les acojonaba, porque era una mujer que no demostraba miedo”.
El 3 de marzo de 2016, en la Esperanza, asesinaron a Berta Cáceres, e hirieron al ecologista mexicano Gustavo Castro. Dos años y medio después, el 17 de septiembre, arrancará un proceso judicial que durará algo más de un mes. Preguntamos a Luis y a María por el juicio y el contexto de impunidad y represión que continúa a un año de que el régimen heredero del golpe complete su primera década.
¿Cuánto tiempo estuviste en Honduras? ¿Cómo fue tu salida del país?
Luis: Llegué en el 2013 y me quedé hasta seis meses después de su asesinato, cuando fui deportado, en octubre de 2016. A día de hoy no tenemos información de por qué nos echaron, nos dijeron que por manchar el nombre de Honduras, entiendo que se refieren a las varias denuncias que pusimos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) por la violación de los derechos humanos de los pueblos indígenas. Tras el asesinato de Berta muchos compañeros vinieron a dar acompañamiento. Después de un incidente que hubo en Casa Presidencial —donde acusaron a extranjeros de estar infiltrados en los movimientos indígenas para generar violencia— el presidente de Gobierno dijo que habían dado orden a la inteligencia militar para que nos agarrasen, y que nos buscasen. Nosotros ya sabíamos de antes, pues localizamos a un infiltrado en el COPINH que era miembro de la inteligencia militar asignado a casa presidencial y llevaba en el COPINH ya un año, desde las Manifestaciones de las Antorchas. Cuando fue el asesinato nos dimos cuenta de que era él el que había pasado toda la información de los movimientos del COPINH y levantado los perfiles de Berta, los de todo el mundo.
¿Cómo fue el tiempo que estuviste en el COPINH? ¿Se era consciente del riesgo que corría Berta?
Luis: Voy a ser llamado al juicio porque soy testigo de muchas de las amenazas e incluso intentos de asesinato que Berta sufrió durante esos dos años y medio. Amenazas que denunció - muchas de ellas están grabadas en video —hay evidencias de Sergio Rodriguez, de David Bustillo [ambos imputados en la causa], son denuncias que nunca fueron tenidas en cuenta—. Por ejemplo en diciembre de 2015, pocos meses antes de que mataran a Berta, pillaron a dos sicarios conocidos, uno de ellos había salido de prisión donde estaba por asesinato, le había pagado la fianza DESA. Se dirigían a La Esperanza, y en un control aleatorio, la Policía registró su coche: llevaban armas de calibre grueso. Les trasladaron a la comisaría de La Esperanza, ahí se presentaron los abogados de DESA. Estos sujetos dijeron a la Policía inicialmente que los había contratado DESA para “chingar a los copines”. A los dos días estaban en la calle. Al COPINH no le dijeron nada, nos enteramos porque siempre hay alguien en la Policía que más o menos es honrado y que te comunica. Los abogados de DESA pagaron la fianza, les devolvieron las armas y les pusieron en libertad. Berta nos lo avisó al COPINH porque ya sabíamos que estaba muy expuesta, y teníamos miedo que pudiese sufrir cualquier tipo de atentado en esas fechas. Esa vez no pudimos denunciar porque nos dijeron que no éramos parte implicada porque no nos habían hecho nada, y porque el juez de guardia lo primero que hizo fue ponerlos en libertad tras el pago de la fianza.
El COPINH está impugnando el juicio y critica que las personas juzgadas no son los autores intelectuales.
Luis: De los que están siendo juzgados yo conozco a dos personas: David Bustillo, un testaferro y Sergio Rodríguez, el ingeniero medioambental. Los dueños de DESA son la familia Atala. David Bustillo, el testaferro, se dedica a conseguir las cosas, como que se pudiese hacer la represa ahí. Son con los que he tenido más incidentes porque cuando los indígenas lencas realizaban los recorridos territoriales que consistían en recorrer el territorio Lenca y en particular la parte que se encuentra ocupada por DESA, se daban los mayores incidentes. En uno de estos recorridos el ejercito mató a Tomás García e hirió a su hijo Alan de 16 años. Hay un personaje que es jefe de seguridad de DESA y que no aparece en ningún momento, que se llama Jorge Ávila, sigue en el mismo puesto. Yo recuerdo este hombre que poco antes de que la matasen, a Berta le decía, como pidiéndole por favor, que volviese a la mesa de negociación que ya sabía lo que iba a pasar si no volvía. Berta nunca quiso negociar, una vez que las comunidades dijeron que no querían la represa no había nada que negociar.
Todo fue organizado por grupos de poder económico, que pertenece sobre todo a empresas de explotación de recursos naturales; estas familias funcionan a través del plomo
¿Quiénes son los Atala Zablah, propietarios de DESA?
Luis: En Centroamérica, la familia Atala Zablah tiene bancas, tiene constructoras, tiene mineras. Son cinco familias las que hay en Honduras, que controlan todo. Gente con muchísimo poder económico. El día después del Golpe de Estado de 2009, lo primero que hicieron fue concesionar el 45% del territorio hondureño y casi todo era territorio indígena que es donde están los recursos naturales, o sea todo fue una cuestión organizada por grupos de poder económico que pertenece en este caso a las empresas y sobre todo a las empresas enfocadas a la explotación de recursos naturales, y estas familias funcionan a través del plomo de toda la vida.
¿Qué esperan del juicio?
Luis: El tribunal no ha admitido nada más que lo mínimamente obligatorio. No ha admitido otro tipo de acusaciones que se presentaban en el caso, ha admitido lo que el derecho le obliga a admitir. No admite que los dueños de la empresa sean interrogados cuando se sabe que hay información, conversaciones, grabaciones de Jorge Ávila y de David Bustillo hablando con la familia Atala a ver qué decisiones se tomaban y sin embargo esa grabaciones ni se las entregan al COPINH ni a la acusación de Gustavo, ni se deja que la familia Atala sea interrogada. Es un juicio que ya nace cojo desde el principio y que como mucho va a conseguir que condenen al sicario y a alguno más, seguramente a Sergio y a Bustillo les suelten. Se va a quedar en eso.
Todas esas pruebas están en manos de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), yo estuve seis meses acompañándoles cuando iban al río a hacer entrevistas, ellos nos informaron de que habían entrado en DESA de que habían recuperado material, a Berta le robaron varios ordenadores, uno de ellos personal que no aparece por ningún lado, que lo tiene la ATIC. Lo sabemos, pero no sabemos la información que tendría Berta allí, le quitaron otros teléfonos que no han aparecido tampoco.
¿Por qué es tan central la lucha del pueblo Lenca, y en particular el COPINH de Berta?
María: El COPINH es un referente del movimiento popular hondureño, especialmente en Intibucá. Desde sus inicios su lucha se ha definido como anticapitalista, ya que es el sistema capitalista el que está aniquilando todo lo que es importante para la vida en las comunidades y el medio ambiente a través del extractivismo y expoliación de recursos naturales, lo cual afecta especialmente a los territorios indígenas. Y es que, en Honduras, las comunidades se dan cuentan de que sus ríos y territorios están vendidos cuando ya llega la maquinaria pesada a destruir, deforestar e invadir. En el año 94 el COPINH fue una pieza clave para que el Gobierno de Honduras firmara el convenio 169 de la OIT, que incluye la consulta informada a los pueblos indígenas sobre decisiones que afecten a sus territorios, pero eso no se cumple. Con las empresas en general, no se sabe quién y qué capital está detrás, porque son sociedades anónimas, y eso es peor aún con las transnacionales. Una excepción es el caso de DESA porque ha habido un trabajo de base para conocerlo, difundirlo, denunciarlo, etc.
La lucha del COPINH ha sido clave para detener la construcción de la represa y difundir la trama de corrupción e intereses económicos amparados bajo la estructura del Estado
Entonces, la lucha del COPINH ha sido clave para detener la construcción de la represa a manos de DESA y difundir la trama de corrupción e intereses económicos amparados bajo la estructura del Estado y en detrimento de los derechos más fundamentales del pueblo Lenca. Así se sienta un antecedente de lo que es posible: la lucha colectiva y el poder popular para defenderse de la hostilidad del sistema y del gran capital en territorios indígenas.
Luis: Para que veas a qué extremos se llega, yo me acuerdo de la consulta que se hizo en la Tejera, que DESA decía que salió a favor de la construcción. El alcalde tenía esos listados un día que vino a negociar con la gente del COPINH, que se lanzó sobre él y le pudieron quitar la lista, que es la que presentaron al FMO y al Finnfund [bancos de desarrollo que se retiraron del proyecto Agua Zarca en julio de 2017]. Y había gente que no sabía escribir y que firmaba, gente que estaba muerta, algo vergonzoso, gente que había firmado y que decía, 'pero si yo no he firmado nada', hasta ese punto. Cogen, falsifican un listado, y viene una comisión de expertos europeos a avalar eso y lo avala. Por eso, ya lo decía Berta, el COPINH siempre denuncia, es cierto que no cambia nada, pero si no denuncias te van a decir ¿ah y por qué no lo dijo? ¿Ahora viene con estos cuentos?
Un reciente informe de la CIDH, destaca la impunidad estructural del país como uno de los principales desafíos...
María: en Honduras hay una dictadura caradura. Hay impunidad, hay corrupción, hay narcotráfico, y además de eso la pérdida de la soberanía a través del sistema extractivista. Todo eso está destruyendo a los pueblos… sin embargo yo creo que hay una esperanza y la esperanza está en los movimientos sociales, porque los movimientos sociales, a pesar de la violación sistemática de los derechos humanos, de la impunidad, de toda clase de injusticia, están haciendo un gran trabajo y se esfuerzan desde las bases. No se hace en el marco de ningún partido político, ni aunque sea de izquierda, pues no pensamos (y la experiencia lo acompaña) que pueda dar la solución, pero sí el trabajo de base -de formación hacia el poder popular- que se hace desde los movimientos sociales.
Esta es la brecha que puede abrir una salida de la crisis política, económica, social y sobre todo, de derechos, que atraviesa el pueblo hondureño. Una de los efectos de esta crisis generalizada es que la juventud no tiene futuro, porque no hay oportunidades de superación y supervivencia y emigrar se convierte en la única opción. De fuera, parecería que exagerásemos o tuviésemos cierta tendencia al victimismo, pero estamos transmitiendo una realidad de todo un pueblo y de la región. En el caso de otros países, de Nicaragua o Venezuela, lo que sucede está siendo más visible, pero en el caso de Honduras no lo es, ya que, oficialmente, no hay un estado de emergencia. Por eso yo siempre digo, y cuando han estado de gira los compañeros de movimientos, la única esperanza está en el trabajo de base, y aunque sea largo y duro, es la única salida.
Luis: la lucha tiene que venir desde abajo. De la gente. A mi me contó Berta que cuando DESA entró en La Tejera, que era un territorio comunal, quiso avisarles de lo que iba a pasar. Al principio Berta tuvo que ir escoltada por gente y por amigos porque los de la Tejera decían, “esta vieja que viene aquí a mentirnos”, o sea la querían echar, pero fueron los propios indígenas quienes fueron viendo el proceso que Berta les había contado y al final ellos se pusieron en contacto con el COPINH. “Oye, que es verdad, de lo que nos prometieron, nada, nos están destrozando todos nuestros maizales y los vamos a echar tal día, y queremos meternos en el COPINH.” A partir de ahí comenzó la lucha. Estas empresas son tan miserables, que les prometen unas migajas y ni esas migajas se les dan. No repercute nada en la población civil, no repercute nada en los hondureños.
¿Cómo podemos apoyar desde afuera al COPINH?
María: Con el asesinato de Berta su objetivo era destruir al COPINH y desmoralizar a las comunidades Lencas. El COPINH nunca ha tenido ningún tipo de convenios o acuerdos con el gobierno ni con ningún poder fáctico, siempre se ha concentrado en la lucha de los pueblos y en específico, reivindicando los derechos del pueblo Lenca. También hay otros movimientos sociales como el Movimiento Amplio por la Dignidad y la Justicia (MADJ), y la OFRANEH que es la Organización Fraternal de los Garífunas (pueblos indígenas del norte). Todos estos movimientos se unen en una misma lucha colectiva como lo es la defensa de los territorios pero también en contra de la dictadura estatal, concentrada en la figura y gobierno de Juan Orlando Hernández, actual presidente ilegítimo. Honduras tiene 18 departamentos y en 17 de ellos están concesionados los ríos y todos los recursos naturales, la lucha está no solamente donde están las comunidades indígenas sino también donde está toda la riqueza natural… entonces solidarizarse con las denuncias y reivindicaciones de estos movimientos sociales de base, es también apoyar al COPINH y al pueblo hondureño, ya que estamos denunciando un sistema económico y el sistema político que le ampara.
En cuanto al juicio de la próxima semana, conociendo la impunidad que hay en Honduras, nos hacemos una idea previa de lo que va a pasar … pero el hecho de que los movimientos sociales y que la solidaridad internacional se manifieste y posicione, transmite fuerzas y ánimos al pueblo hondureño, a las comunidades Lencas. Además el COPINH está organizando una campaña amplia, a nivel internacional, para presionar al Estado hondureño y que se puede consultar en su página web. Nosotras, como Plataforma por Honduras, conscientes de que la solidaridad internacionalista es una forma de hacer política e incidir en ella, nos hacemos eco de los posicionamientos y denuncias que, en este caso, emanan desde el COPINH y por ello, estamos trabajando activamente en la campaña según sus demandas, además que promovemos charlas, proyección de vídeos, etc., sobre Honduras y estamos en contacto con figuras políticas del Estado español y de Europa que conocen y apoyan la causa de los pueblos indígenas.