Condenado un ultra del Espanyol por agredir a un independentista catalán en Sant Just

El agresor, que fracturó la nariz de la víctima en 2021 en Sant Just Desvern (Barcelona), ha sido condenado por un delito de lesiones con “agravante de discriminación por motivos ideológicos”.
Agresión Aleix Abadia
La Directa Imagen de la agresión que sufrió Aleix el 17 de mayo de 2021.
30 jul 2025 12:24

Aleix Abadia Huguet andaba tranquilo por el parque que hay frente al Casal de Joves de Sant Just Desvern. Eran las siete de la tarde de un lunes de mayo de 2021 y se dirigía hacia la autoescuela. De repente un grupo de jóvenes lo paró y uno de ellos, Paz A. P., empezó a acusarlo de haber puesto pegatinas en su casa. Tal como queda recogido en la sentencia del juzgado penal número 4, Paz A. P. “sin que hubiera ninguna discusión o enfrentamiento previo” le propinó “gratuitamente dos golpes en la cara” y después de apartarse de la víctima volvió a darle “varios puñetazos en la cabeza y la cara que hicieron que cayera al suelo”.

Los motivos para hacerlo, dice la sentencia, fueron “la animadversión del acusado”, que en aquel momento formaba parte del grupo de animación Grada Canito del RCDE Espanyol, “a las ideas independentistas” de Aleix. “Salió disparado hacia mí con una rabia descontrolada”, dice Aleix. “Parecía que me estaban esperando y me increpó con que había puesto adhesivos en su casa, pero yo no entendía de que me hablaba”, recuerda.

“Intenté continuar mi camino, pero él me cerró el paso y empezó a golpearme con los puños hasta que me rompió la nariz y una vez estaba en tierra me dijo: Esto es un mensaje para todos vosotros”, añade. Según la exploración de los peritos médicos que participaron después de que Aleix llevara su caso a la justicia, Aleix sufrió un “traumatismo facial” y una “fractura desplazada de los huesos nasales”.

La sentencia condena el agresor, que hoy tiene 28 años, a seis meses de multa a razón de seis euros por día, y a pagar a Aleix una indemnización de 5.710 euros por un delito de lesiones con “agravante de discriminación por motivos ideológicos”

Cuatro años después, el 29 de mayo pasado, la justicia dictó sentencia después de que Paz A. P. reconociera los hechos y que la acusación, la Fiscalía y la defensa del agresor llegaran a un acuerdo. La sentencia condena el agresor, que hoy tiene 28 años, a seis meses de multa a razón de seis euros por día, y a pagar a Aleix una indemnización de 5.710 euros por un delito de lesiones con “agravante de discriminación por motivos ideológicos” contemplado en el artículo 22 del Código Penal. Este artículo se reserva a los delitos por “motivos racistas, antisemitas, antigitanos u otra clase de discriminación en lo referente a la ideología, religión o creencias de la víctima”.

Así mismo, la sentencia prohíbe al agresor a acercarse a menos de 300 metros de la víctima y a dirigirse por cualquier canal de comunicación durante un año. Con relación a la pertenencia a grupos ultra de Paz A.P., según explica el periodista experto en esta temática, Carles Viñas, “varios núcleos radicales con vínculos con la extrema derecha han conseguido un mayor anonimato después de integrarse en gradas o focos de animación junto a otros colectivos no-beligerantes que cuentan con el beneplácito de los clubes, como es el caso de la Curva Norte 10 del València CF o la Grada Canito del RCD Espanyol”.

Un municipio en tensión

La agresión que sufrió Aleix fue el punto de inflexión después de años de actividad intensa de la extrema derecha en Sant Just Desvern, en los alrededores de la celebración del referéndum soberanista del 1 de octubre. Según explica el joven independentista, su agresor pertenecía a un grupo españolista muy activo entre 2017 y 2021. “Eran conocidos como los del Casal de Joves y eran un grupo de chicos de extrema derecha muchos de los cuales se habían conocido jugando al equipo de fútbol del pueblo”, explica para añadir que la mayoría formaba parte de grupos ultra tanto del Barça como del Espanyol.

Según su testimonio, eran estos mismos chicos quienes durante el referéndum del 1-O “se paseaban con banderas de España por los colegios electorales provocando”. Desde el 1 de octubre del 2017, Sant Just vio como se multiplicaban las acciones de carácter españolista y que en palabras de Aleix eran llevadas a cabo por el grupo del cual formaba parte Pau. A. P. : “Realizaron diferentes tipos de acciones: tirar piedras o pintar la fachada de casas con banderas indepes colgadas, pintar consignas fascistas por el pueblo, reventar las ruedas del coche al representante del Baix Llobregat de Òmnium y echar bengalas dentro de su casa, o lanzar huevos a los actos de la Asamblea Nacional Catalana (ANC)”, enumera Aleix.

En 2019, en un acto de presentación de la CUP en el Casal de Joves, el grupo ultra pintó una bandera española: “La misma noche de la pintada, un vecino del pueblo los filmó mientras la hacían, y uno de ellos se dirigió gritándole ‘maricón’”, relata Aleix

Además, afirma, en 2019, en un acto de presentación de la CUP en el Casal de Joves, el grupo ultra pintó una bandera española donde se iba a celebrar. “La misma noche de la pintada, un vecino del pueblo los filmó mientras la hacían, y uno de ellos se dirigió gritándole ‘maricón’”, relata Aleix. Estos y otros hechos parecidos llevaron diferentes grupos políticos de Sant  Just a firmar una moción para declarar el pueblo como municipio antifascista a finales de 2019.

El PSC, los comunes y ERC firmaron un texto impulsado por la CUP en que Sant Just se declaraba “contra el fascismo y todas sus expresiones como pueden ser la xenofobia o la LGTB-fobia”. El documento añadía que el Ayuntamiento denunciaría “con contundencia y firmeza cualquier agresión fascista” que se produjera en la ciudad: “El Ayuntamiento apoyará a las personas agredidas, facilitará los medios que tenga al alcance para reparar los daños físicos y morales causados a la persona agredida, y se valorará en cada caso la posibilidad de personarse como acusación”, indicaba el texto firmado por las fuerzas progresistas.

Diferentes respuestas, una misma agresión

Todo y las múltiples agresiones y la moción aprobada por el consistorio de Sant Just, los golpes que recibió Aleix fueron la gota que hizo derramar el vaso para muchas personas en el municipio. Tres días después de la agresión, el 20 de mayo del 2021, se convocó una manifestación antifascista de rechazo que reunió centenares de personas. “Para ser un pueblo con dificultades de movilización, fue todo un éxito”, considera Aleix, que añade que la movilización sumada a la denuncia que interpuso contra Paz A.P. hizo que “el grupo de fascistas, acostumbrado a actuar con impunidad y a sentirse superiores físicamente”, empezara a “experimentar el rechazo social y el miedo de posibles consecuencias penales”.

Por su parte, a pesar de haber firmado una moción que así lo indicaba, el Ayuntamiento nunca se personó como acusación en el caso de Aleix. “La respuesta del PSC y de los Comunes fue totalmente insuficiente”, dice el agredido que asegura que “más allá de un apoyo verbal en una primera reunión” el consistorio “no movieron un dedo”. “El alcalde, Joan Basagañes, afirmó que el Ayuntamiento no se personaría como acusación porque, según él, no veía ideológico”, lamenta Aleix.

Desde el Ayuntamiento de Sant Just justifican la decisión de no personarse a la causa porque la moción estaba pensada para “aquellos casos en que la víctima, por miedo o por otros motivos, no quiere seguir adelante con la denuncia”

En este sentido, la decisión del consistorio entra en contradicción con la tomada por la Fiscalía cuando acusó Paz A. P. por un delito agravante ideológico. En todo caso, según la moción, el Ayuntamiento se tendría que haber personado como acusación en este caso. Es por este motivo que la ANC, en una carta hecha pública el 13 de junio, se preguntaba “qué sentido tiene que el Ayuntamiento apruebe mociones que después no se cumplen”.

Desde el Ayuntamiento, este mes de julio, en respuesta a las preguntas de un vecino de Sant Just, justificaban la decisión de no personarse a la causa porque la moción estaba pensada para “aquellos casos en que la víctima, por miedo o por otros motivos, no quiere seguir adelante con la denuncia”. “Es en estos casos, cuando el Ayuntamiento valora si se persona o no como acusación”, afirmaba el consistorio para continuar diciendo que “el vecino Aleix Abadia decidió denunciar el caso”.

La respuesta del Ayuntamiento añadía lo siguiente: “El alcalde se implicó personalmente en esta situación, manteniendo encontradas tanto con el agresor como con el agredido. En el caso de la reunión con el agredido, a la reunión también ha participado el Jefe de la Comisaría de los Mossos d'Esquadra de Esplugues. Hay que decir que el agresor mostró en todo momento una actitud de arrepentimiento y se comprometió a que no volvería a agredir a nadie. Por este motivo y de acuerdo con los Mossos d'Esquadra se decidió no emprender más acciones contra el agresor.”

Para Aleix, no obstante, el gobierno municipal trató “ el caso como si fuera un enfrentamiento simétrico entre dos bandos, como si todas las ideologías fueran iguales, promoviendo mediaciones con los agresores”. A la vez, considera que si Paz A.P. aceptó llegar a un acuerdo fue “para evitar una pena de prisión más larga, puesto que tenía antecedentes”. Ciertamente, como queda recogido en la sentencia que señala que el acusado tenía “antecedentes penales no computables a efecto de reincidencia”.

Cuatro años después de la agresión el joven independentista asegura que se siente “satisfecho con la sentencia, a pesar de que alguien pueda considerar que es poco castigo por haber roto una nariz”. “No buscaba venganza, pero sé que la impunidad solo alimenta nuevas agresiones”, dice. A pesar de todo, lamenta que algunos de los jóvenes de extrema derecha que hay en el municipio no hayan parado su actividad, e incluso “durante las fiestas de Santo Just han continuado asediando y amenazando jóvenes independentistas”.

Artículo original publicado en La Directa
Lo puedes encontrar en este enlace

 

Palencia
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