Bosnia-Herzegovina: 30 años de una paz frustrada

Con motivo del fin de la guerra en Bosnia-Herzegovina, El Salto estrenará un documental el próximo 14 de diciembre, fecha del aniversario de la firma de los Acuerdos de Dayton.
Bosnia Varios Queralt Olmo - 10
Queralt Castillo Cerezuela Fachada de un edificio cercano al túnel de Sarajevo, construido entre el 1 de marzo y el 1 de julio de 1993, mientras la ciudad vivía bajo el asedio serbio.
21 nov 2025 07:45

Hoy se cumplen 30 años del fin de la guerra de Bosnia-Herzegovina (1992-1995), un conflicto que arrasó el territorio y dejó más de 100.000 personas muertas, así como millones de desplazados y desplazadas. No solo eso, la herida, el surco que se abrió en la antigua Yugoslavia ha ido cicatrizando, pero sigue abierta.

El aniversario coincide con la apertura de una investigación en Italia sobre supuestos safaris por parte de ciudadanos pudientes que viajaron a Bosnia-Herzegovina durante la guerra para participar de las matanzas de población. Estas prácticas habrían tenido lugar en Sarajevo, mientras duró el sitio por parte del ejército serbio. Al parecer, los servicios secretos italianos habrían estado al tanto de la ‘afición’ de estos ciudadanos. 

El aniversario coincide con la apertura de una investigación en Italia sobre supuestos safaris por parte de ciudadanos pudientes que viajaron a Bosnia durante la guerra para participar de las matanzas de población

Respecto al mismo tema, en las últimas horas también ha trascendido la posible y presunta implicación del actual presidente serbio Aleksandar Vučić en estos safaris; algo que de ser cierto acorralaría aún más al mandatario serbio, muy tocado por las protestas masivas que se vienen dando, desde hace un año, en su país.

Un documental para honrar la memoria 

Con motivo de la efeméride, en los próximos días El Salto lanzará Bosnia-Herzegovina: 30 años de una paz frustradaun documental elaborado en terreno por los periodistas José ángel Sánchez, Alona Malakhaeva, Marta Moreno Guerrero y Miguel Ángel Bauset y que tiene como objetivo hacer un repaso de los acontecimientos de estos últimos 30 años. Para ello, el equipo director del largometraje, ha entrevistado a supervivientes de la limpieza étnica y personas encarceladas en los campos de concentración serbios, a analistas políticos y a defensoras de los derechos humanos, a periodistas que cubrieron la guerra en aquel momento, a antropólogas forenses y a portavoces de diferentes asociaciones, entre otros. 

Destacan las voces de los y las supervivientes, que para el documental han contado lo que vivieron aquellos días de asedio, torturas, deportaciones y matanzas: “Una hora después llegaron los soldados serbios por todos lados. Nos echaron de nuestra casa, separaron a mi madre y a mis hermanas, a mí y a mi hermano pequeño. A mi hermano y a mí nos enviaron al lugar donde nos iban a matar. Un serbio nos salvó la vida a mi hermano y a mí. Mi padre fue asesinado junto con otros 400 ciudadanos de mi pueblo”, explica Subdin, uno de los supervivientes entrevistados, y que terminaría deportado al campo de Ternopolije. 

“Ternopilje era en realidad como un gueto. Tienes la escuela. Tienes esos objetos. Objetos aquí. Y la zona de atrás con el estadio, con todas esas casas. Como un gueto rodeado de ametralladoras y lleno de gente, ya sabes. Nadie intenta siquiera salir porque fuera del campo cazan a la gente y la matan. Tienes más posibilidades de sobrevivir aquí que fuera del campo”. El relato de Subdin y de otros supervivientes continúa siendo, 30 años después, estremecedor; sobre todo, porque él y los suyos tienen que convivir no sólo con el trauma de lo que ocurrió, sino también con la deuda de una reparación que no se ha llevado a cabo. En un momento del documental, por ejemplo, enseña un monumento en suelo bosnio a los soldados serbios caídos. “¿Te imaginas un monumento a los soldados alemanes caídos en Auschwitz o Dachau, o donde sea? Y mira esto. Combatientes que dieron su vida por los cimientos de la República Srpska”, dice indignado a los periodistas. 

7.000 personas continúan desaparecidas

De todas las atrocidades que se cometieron durante la guerra, destaca la masacre de Srebrenica, acontecida el 11 de julio de 1995 . Calificada como genocidio por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, Srebrenica significó un punto y aparte. Los dos máximos responsables del asesinato de 800.000 hombres y niños en menos de 48 horas, Ratko Mladic y Radovan Karadzic, fueron condenados a cadena perpetua. Cada año, el 11 de julio, en el memorial de Potočari, en en el enclave bosnio, se celebran los funerales de quienes han sido identificados a lo largo de ese mismo año.

Sobre la masacre de Srebrenica, en el documental, Dragana Vučetić, antropóloga forense de la Comisión Internacional sobre Personas Desaparecidas (ICMP) para Bosnia-Herzegovina, asegura que: “Los casos de Srebrenica son muy complicados para las excavaciones y los exámenes. Sabemos que en al menos cinco grandes lugares de ejecución en Srebrenica, Bratunac, y Zvornik, los perpetradores enterraron a las víctimas en fosas primarias pero después de unos meses, en septiembre y octubre de 1995, retiraron esos cuerpos a otros lugares y crearon muchos lugares secundarios y, a veces, terciarios. Los perpetradores querían ocultar los cuerpos, ocultar realmente las pruebas de dónde se encontraban, y retiraron los cuerpos en septiembre y octubre de 1995”.

La destrucción de las pruebas, el traslado y diseminación de los cadáveres y el proceso natural de descomposición de los mismos ha complicado, a lo largo de estos 30 años, la tarea de identificación de los mismos. A este respecto, Vučetić explica que “en un porcentaje muy pequeño de los casos, tal vez en el 10 % de los casos, durante la excavación, excavamos el cuerpo completo, solo en el 10 %. En el resto de los casos encontramos solo partes del cuerpo o elementos sueltos, y esa es una de las razones por las que este proceso lleva tanto tiempo”. 

La destrucción de las pruebas, el traslado y diseminación de los cadáveres y el proceso natural de descomposición de los mismos ha complicado la tarea de identificación de los mismos

A día de hoy, se ha identificado el 80% de los cuerpos de las más de 30.000 personas desaparecidas durante la guerra. Aún quedan 7.000 personas desaparecidas, sin embargo. Por eso centenares de familias continúan con la búsqueda de sus seres queridos, la gran mayoría ocultos en las decenas de fosas comunes que se cavaron a lo largo del país. 

Memoria histórica y revisionismo

A pesar de la documentación disponible y lo reciente de los hechos, ahora, 30 años después del fin de la guerra, la historia reciente de Bosnia-Herzegovina está marcada por el revisionismo histórico. El genocidio de Srebrenica, por ejemplo, continúa siendo cuestionado por una parte de la clase política y de la población. “Todos los funcionarios de Serbia y la República Srpska afirman que no se cometió un genocidio en Srebrenica, sino un crimen terrible”, asevera Topić.

Si bien existe una ley que prohíbe negar el genocidio y el resto de sentencias judiciales, esto no impide que los funcionarios de la República Srpska sigan negando lo que ocurrió; y esto dificulta seriamente la convivencia y la reconciliación.

Existe un lenguaje del odio sofisticado que legitima ciertas posturas políticas y que se encuentra en todos los pilares de la sociedad

Para la analista y defensora de derechos humanos serbobosnia, en la región aún se necesita “abordar el pasado de manera crítica”, sobre todo en el ámbito institucional. “Hacemos conmemoraciones, pero de aquellos crímenes que ocurrieron específicamente a nivel étnico. En la comunidad de clase media, los crímenes cometidos por nuestro bando [el serbobosnio] se ignoran por completo, y lo mismo ocurre en los otros tres bandos. Así que no hay excepciones. La regla simplemente aplica: se realizó un trabajo defensivo y liberador, y cada bando defendió, defendió, defendió su posición”, explica. 

Topić hace énfasis, asimismo, en la existencia de un lenguaje del odio sofisticado que legitima ciertas posturas políticas y que se encuentra en todos los pilares de la sociedad: en la educación, en los medios de comunicación, en el entramado empresarial o en la cultura, entre otros. 

Los Acuerdos de Dayton

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia (TPIY) fue creado por el Consejo de Seguridad de la ONU en 1993; dos años más tarde, en diciembre de 1995 y bajo la presión internacional, se firmaron los Acuerdos de Dayton, que pondrían fin al conflicto; al menos sobre el papel. 

Son muchos los que consideran que el Acuerdo terminó con el conflicto armado, pero dejó al país dividido en dos entidades, la federación de Bosnia-Herzegovina y la República Srpska, además de la representación de las tres etnias en el Parlamento. Dayton estableció un protectorado internacional a través del Alto Representante de Naciones Unidas para Bosnia-Herzegovina, con poder para imponer leyes y vetar cualquier decisión del gobierno nacional. 

Fadila nunca ha aceptado la validez de esos acuerdos porque se firmaron “bajo presión del enemigo” y porque, tras 30 años, “no reconocen el genocidio”

Aquellos acuerdos dieron lugar a ciertas controversias. “Es muy difícil determinar cuáles son los alcances de Dayton. Incluso hoy, 30 años después, se considera el mayor alcance para detener la guerra y estabilizarla. Pero podemos preguntarnos, y con razón, qué tipo de paz tenemos. '¿Es una paz sostenible?'. Porque incluso 30 años después, vivimos bajo tensión constante, bajo una amenaza constante”, sostiene Tanja Topić.

También Fadila, defensora de derechos humanos bosniaca, superviviente del genocidio de Srebrenica y activista de las “Madres de Srebrenica” es muy crítica con lo que se acordó en Dayton: “El Acuerdo de Paz de Dayton es tirar polvo a los ojos de la gente que desea una paz verdadera. Lo firmaron, sí, el tiroteo paró. Pero no paró la guerra ni la lucha. La mayor injusticia cometida contra los ciudadanos de Bosnia-Herzegovina fue la firma de Dayton. Se premió al agresor. Se le dio la mitad de Bosnia porque nos mató". Fadila nunca ha aceptado la validez de esos acuerdos porque se firmaron “bajo presión del enemigo” y porque, tras 30 años, “no reconocen el genocidio. Nos maltratan en todos los niveles, en todos los campos, donde sea que puedan llegar. Obstruyen. Si hay algo a nivel estatal, niegan públicamente al Estado. Destruyen públicamente al Estado. No están por Bosnia y Herzegovina, quieren que esa parte se una a Serbia”.

¿Qué futuro le espera a la población de la región?

Otro de los ejes que aborda el documental es la dirección que puede tomar la región, tras constatarse que hay heridas que siguen abiertas. Nedim Pustahija, historiador y jefe de archivos del Museo de Historia de Bosnia-Herzegovina, no se muestra optimista acerca de la idea de encontrar un terreno común para poder avanzar como país. “Algunos de los intentos que se han hecho en estos 30 años después de la guerra para abordar ciertas cuestiones nunca se han materializado del todo, porque siempre ha habido alguien que se ha opuesto o lo ha utilizado de otra manera”, expone.

Elma Hodžić, también conservadora del Museo de Historia de Bosnia-Herzegovina, tiene una opinión parecida. “El acuerdo de paz de Dayton trajo oficialmente la paz al país, pero muchas consecuencias de esa paz siguen siendo visibles en Bosnia y muy fuertes en la sociedad bosnia contemporánea”. Explica que, tras la firma de los acuerdos, palabras como ‘paz’ o ‘reconciliación’ se volvieron muy populares, pero que en la práctica, fue complicado encontrarles un encaje”, concluye.

El documental Bosnia-Herzegovina: 30 años de una paz frustradase podrá ver en la página web del El Salto a partir del próximo 14 de diciembre de 2025.

Italia
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