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Argentina
Raúl Eugenio Zaffaroni: “La post pandemia será una nueva oportunidad de lucha”
El histórico juez argentino, ahora integrante de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, comparte su mirada aguda sobre el mundo que se viene, la pandemia, el racismo, el medioambiente y lo que dejó el Gobierno de Mauricio Macri en el país.
Es juez, jurista, jurisconsulto, escribano y criminólogo. Nació en Buenos Aires un 7 de enero de 1940. Raúl Eugenio Zaffaroni suele decir que nació el día más caluroso de ese año según los registros de la época y se define como un viejo profesor universitario. Recibió Doctorados Honoris Causa en 31 universidades latinoamericanas. Fue ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Argentina desde 2003 a propuesta del entonces presidente Néstor Kirchner, función que desempeñó hasta 2014. También fue elegido convencional constituyente para la reforma constitucional llevada a cabo en Argentina en 1994, y posteriormente legislador y constituyente de la ciudad de Buenos Aires. Desde 2016 es juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Entre sus obras más recientes se encuentran Criminology and Criminal Policy Movements, La Pachamama y el humano y Derecho Penal. Parte General.
Zaffaroni aceptó este diálogo con El Salto para abordar algunos de los temas centrales que atraviesan al mundo, al continente americano y a su país, Argentina.
¿Cómo está atravesando la pandemia y el aislamiento obligatorio?
En general bien, dispongo de comodidades, trabajo, escribo, tenemos sesiones a distancia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, me mantengo físicamente, participo en seminarios, congresos a distancia, tengo bastante trabajo que me ocupa casi todo el tiempo. Pero soy consciente de que la pandemia no nos trata a todos igual y la cuarentena tampoco. Esto agudiza todas las diferencias sociales en nuestras sociedades, todos los problemas pre pandemia se agravan en la pandemia.
Todas las crisis produjeron ideas nuevas, modelos de Estado nuevos. De la crisis de 1929 salió el New Deal y el Welfare State. De esta, tarde o temprano, saldrá un Estado con libertad e igualdad, los pueblos lo reclamarán y alguien o algo lo encabezará. En política ningún reclamo queda vacío
¿Cuál es su visión sobre el mundo que deja o dejará el covid-19?
Es difícil decirlo, pero todas las crisis produjeron ideas nuevas, modelos de Estado nuevos. De la crisis de 1929 salió el New Deal y el Welfare State. De esta, tarde o temprano, saldrá un Estado neoprovidente, los pueblos lo reclamarán y alguien o algo lo encabezará. En política ningún reclamo queda vacío. Vendrá un Estado con libertad, igualdad, pero sobre todo con fraternidad, solidaridad. El actual sistema, como dijo Francisco en la Laudato, “no se sostiene”. No será una marcha triunfal ni quizá del todo pacífica, pero el derecho siempre es lucha, como decía [el jurista alemán] Rudolf von Jhering. La post pandemia será una nueva oportunidad de lucha. La humanidad no podrá seguir mandada por un 1% que concentra el 60% de la riqueza, una oligarquía planetaria no puede funcionar mucho más.
¿Cómo ve la situación en Latinoamérica, uno de los epicentros de la pandemia?
Quizá de aquí salga el nuevo modelo de Estado. Hace un siglo inventamos el constitucionalismo social en la Constitución Mexicana de Querétaro. Hace mucho menos dimos los primeros balbuceos de un constitucionalismo ambiental. Nuestros pueblos volverán a la carga, ya lo hacían en la pre pandemia y los reprimieron. La fuerza ya está agotada y no tiene discurso. Las regresiones en nuestra región son pura publicidad, no hay ideología, las pocas ideas que manejan son espectros ideológicos del pasado, “ideas muertas vivas”, “ideas zombis”. Llevamos 500 años luchando contra el colonialismo, nuestros pueblos saben hacerlo, tienen experiencia, y lo harán, inventaremos cosas nuevas, no lo dudo. Quizá un poco incoherentes, un poco improvisadas, pero eficaces, como siempre pasó y por eso muchos estamos vivos, no nos abortaron, no morimos de enfermedades infantiles, logramos aprender a leer y escribir, llegamos a la universidad, no nos mataron los sismos ni las dictaduras, en fin, gracias a nuestros movimientos populares, con todos sus errores y contradicciones, agrandamos las bases de ciudadanía real y estamos aquí.
¿Qué lectura hace del resurgimiento de las protestas antirracistas en Estados Unidos?
Hace tiempo que sabemos que más del 50% de la población penal de EE UU es negra. Creo que eso es suficientemente significativo. Es un país racista, la prohibición de matrimonios mixtos se abolió en 1957, en su historia se pensó en mandar a los negros a México, después devolverlos a África, su Suprema Corte legitimó el “iguales pero separados” y, mucho antes, una Corte Suprema precipitó la Guerra de Secesión. En Latinoamérica tampoco estamos exentos de eso, sobre todo en los países que tienen cicatriz esclavócrata. Solo que en nuestros países tenemos mulatos, en EE UU no muchos. Es un racismo más permanente. La policía y el sistema penal cumplen la misma función que los capataces antes de la abolición de la esclavitud.
La expresidenta y actual vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), ha sido una de las dirigentes latinoamericanas que más ha insistido en la denuncia del lawfare o guerra judicial. ¿Qué opinión tiene de esta denuncia por parte de CFK, que también ha afectado a otros líderes regionales como Lula en Brasil, Rafael Correa en Ecuador o Evo Morales en Bolivia, de quien usted asumió su defensa como abogado?
Ahora se llama lawfare, pero antes lo llamábamos persecución política lisa y llana. La dictadura de 1930 acusó al ex presidente Yrigoyen para proscribir al Partido Radical, la dictadura de 1955 acusó a Perón para proscribir al justicialismo. Nada de esto es nuevo, salvo alguna modalidad tecnológica. De “law” o derecho no tiene nada. De “guerra” creo que tampoco. Es un conjunto de delitos cometidos por una asociación ilícita: prevaricatos, cohechos, extorsiones, amenazas, coacciones, se han paseado por medio código penal. Lo de Evo es más siniestro, porque se trata de un régimen de “no derecho”, directamente un golpe de Estado al viejo estilo, en que el terrorismo de Estado que practican los lleva a acusar de terrorista a Evo, es el escándalo total, pero no solo a Evo sino que están armando procesos a todos los candidatos para proscribirlos, incluso al candidato a presidente, además de postergar nuevamente las elecciones con pretexto de la pandemia.
La humanidad no podrá seguir mandada por un 1% que concentra el 60% de la riqueza, una oligarquía planetaria no puede funcionar mucho más
Organismos de derechos humanos denuncian que en Argentina hubo más de 100 casos de gatillo fácil o hechos violentos registrados en lugares de detención por parte de las policías y las fuerzas de seguridad desde que comenzó la cuarentena. ¿Cuál cree usted que es la razón por la cual las fuerzas de seguridad en Argentina vuelven a estar involucradas en estos hechos de violencia y denunciada por seguir utilizando métodos como la desaparición propia de la dictadura cívico-militar, como ha ocurrido en los recientes casos de Facundo Astudillo Castro o Santiago Maldonado, y otro tipo de situaciones violentas como la que sufrió una familia originaria Qom en Chaco?
La letalidad policial es un crimen que se comete en muchos países, en Brasil es terrible. Esto no es consuelo ni disculpa lo que sucede aquí, por supuesto. Nuestra dictadura no inventó a la policía, simplemente la usó. La señora ministra de Seguridad del anterior régimen de Macri [Patricia Bullrich] hizo lo mismo, se disfrazó de policía, pretendió impartir órdenes de disparar contra cualquiera, regular por resolución ministerial el uso de armas, es decir, disponer sobre la vida de nosotros, los ciudadanos. La responsabilidad no es toda de los policías, sino de los irresponsables políticos que lanzan mensajes criminales y tendrían que ser responsabilizados como autores mediatos de las victimizaciones. Una cosa es un hecho aislado, que le puede suceder a cualquier gobierno, pero otra es cuando hay un irresponsable que manda mensajes de “meter bala” o cosas parecidas.
En el libro La Pachamama y el humano habla sobre los avances conquistados por las constituciones de Bolivia y Ecuador en materia ambiental. Un libro que vuelve su mirada sobre los pueblos originarios para pensar una salida a la mirada cosificadora y utilitaria con respecto a los seres vivos por parte de la cultura occidental. ¿Qué ideas centrales puede recuperar hoy de su libro al calor de una situación medioambiental alarmante en el mundo? A propósito, ¿qué opinión le merece el acuerdo que firmaría el Gobierno argentino con China para el desarrollo de las polémicas megafactorías de producción porcina?
El caso de los porcinos no lo conozco en detalle, pero lo que recupero es la pandemia. Estos virus no salen porque un chino se comió un murciélago, sino porque destruimos equilibrios ecológicos de millones de años con la delicadeza de un elefante en un bazar de cristalería y, naturalmente, eliminamos especies que equilibran otras, les quitamos alimentos que van a buscar en otro lado, les privamos de hábitat y buscan nuevos, y todo eso produce mutaciones en la vida microscópica, que es donde empezó la vida. Así tenemos la colección de virus de las gripes en serie, el ébola y ahora el modelo 19. El problema es la fábrica de virus, que es esta economía financiarizada a la que no le importa nada, porque es un aparato que se mueve solo, comandado por CEOs que hacen lo que solo pueden hacer: producir más ganancia en el menor tiempo, porque si no lo hacen los echan y ponen a otros que les disputan sus funciones. De ese modo acaban siendo la manifestación de crimen organizado más fuerte y sofisticada del planeta.
Nuestros pueblos volverán a la carga, ya lo hacían en la pre pandemia y los reprimieron. La fuerza ya está agotada y no tiene discurso. Las regresiones en nuestra región son pura publicidad, no hay ideología, las pocas ideas que manejan son espectros ideológicos del pasado, “ideas muertas vivas”, “ideas zombis”
Usted ha sido un insistente vocero de la necesidad de una reforma constitucional en Argentina. ¿Cuáles son los principales pilares que sostienen su planteamiento y que aspectos de la realidad política y social actual cree usted que le siguen dando fundamento?
No pienso que este sea el momento de una reforma constitucional, pero la necesitaremos en breve y a la larga vendrá. Es lo que decía antes del nuevo modelo de Estado y, además, cierto perfeccionamiento institucional, materia en la que estamos fallando. Por algo Macri y su banda pudieron hacer impunemente lo que hicieron, hay algo que no funciona bien.
El caso Nisman [fiscal en las causas vinculadas con el atentado terrorista de la AMIA, en 1994, asesinado en 2015] es un tema que expone varias cuestiones de la realidad política y judicial en Argentina, pero por sobre todas las cosas ha expuesto el accionar de los servicios de inteligencia o lo que el presidente Fernández ha llamado “los sótanos de la democracia”. ¿Cuál es su mirada sobre este tema?
En este momento se está investigando ese funcionamiento, hay noticias escandalosas, los agentes de inferior jerarquía, para quedar a salvo, denuncian las órdenes que recibían, salen a relucir las interceptaciones telefónicas, se habían combinado con el servicio penitenciario y tenían micrófonos para grabar las conversaciones de los presos con los abogados, al mejor estilo mafioso se espiaban entre los propios macristas. Un servicio de inteligencia que debe servir para la seguridad del Estado, previniendo atentados, terrorismo, desvalijamiento, convertido en una banda al servicio de los autores del mayor endeudamiento externo del país en apenas cuatro años, en combinación con jueces, fiscales prófugos, periodistas de medios monopólicos, mitómanos extorsionadores, un escándalo sin precedentes.
Se ha conocido una carta de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva, donde los profesionales de sanidad hacen un llamado desesperado a la sociedad para que tome conciencia de la situación en la que se encuentran. ¿Qué explica este colapso sanitario que se ha repetido constantemente en el mundo, anticipadamente en Europa, pero que no escapan los países de Latinoamérica?
Es muy simple: privaticemos, ajustemos presupuestos para pagarle al FMI, pongamos irresponsables a cargo de la salud pública, desfinanciemos el servicio público de salud, el gran festival de la privatización de servicios públicos de los teóricos adoradores del dios mercado. Así nos quedamos sin tecnología, sin educación, sin ciencia, sin universidades en su mundo ideal, en que la concentración de riqueza es buena, porque luego se derramará y seremos todos felices. Así nos quedamos sin servicio de salud también, mientras gritan en las calles que la pandemia no existe y que es un invento de la OMS y del kirchnerismo, organizan marchas en las que se contagian y ocupan camas. ¿Hay alguna diferencia entre la dictadura del proletariado de Stalin que al final prometía el paraíso y lo que prometen estos caraduras?
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Excelente entrevista, en definitiva, sus respuestas son acertadas, grandioso personaje.
En ésta entrevista pasa algo común, pero que no me gusta.
Las respueatas són extremadamente interesantes y coherentes, es intresantísima la verdad,éste senyor tiene un perfil profesional y personal excepcional.Además es optimista con coherencia y propia de alguien con sentido de justicia bien entendido y de moralidad entera.
Pero cómo puede estar con los ¿FrdezKichner antes y ahora sin ninguna crítica y hacerlo de Macri?
Habla en plural de hispanoamérica y es un argentino blanco ,con altos estudios y de ascendencia italiana.Una pequeña parte en el subcontinente.
En Argentina siempre han gobernado superélites. desde Perón sin ningún intervalo en que canviara el perfil (salvo con las dictaduras, que salvo la brutalidad pokicial y del ejército, no canvia mucho el país).
Cualquier persona que sepa un poco de Arg.sabe que siempre, siempre, siempre està igual Desde la crisis del 29 en que se desvaneció el sueño del Paris de suramérica.No ha canviado nada.Así pues-en serio modestamente si me lo pueden explicar-¿de que habla?