Opinión
¿Qué dice (y qué no) el barómetro del CIS de Galicia?

Con las elecciones de Galicia a la vuelta de la esquina, la publicación del barómetro preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a unas horas del inicio de la campaña electoral ha generado, como siempre, una importante atención mediática. Sin embargo, el escenario que plantea este barómetro es muy diferente al que venían señalando las encuestas publicadas durante las últimas semanas.
Según el CIS, el PP de Alfonso Rueda caería hasta el 43,2% de los votos, situándose al borde de perder la mayoría absoluta y, con ello, el Gobierno de la Xunta de Galicia con una horquilla entre los 36 y los 38 escaños, siendo este último el número mágico en el Parlamento de Galicia. Por su parte, el BNG de Ana Pontón obtendría un 29,3% de los votos y, en tercera posición, estaría el PSdeG de Gómez Besteiro en un 20,4% de los votos. Por último, Sumar se haría con un 3,5% de los votos, mientras que Podemos apenas obtendría un 0,4%.
En el caso del PSdeG, y a pesar de la elección de Besteiro para liderar la candidatura de los socialistas en Galicia, su partido sufriría una importante caída de algo más de cuatro puntos y tres escaños
De esta manera, el bloque de la derecha —que agrupa al PP y a Vox— obtendría un 44,5% de los votos frente a un bloque de izquierdas —que aglutina al BNG, el PSdeG, Sumar y Podemos— situado en el 53,6% de los votos. Algo que, fijándonos en los resultados de las últimas elecciones, es completamente irreal. En los últimos comicios, la suma del PP y Vox se situó en el 50% de los votos en el 2020. Igualmente, en el 2016, cuando aún no existía Vox, el PP ya obtuvo un 47,5% de los votos. Por lo tanto, y por mucho que la marcha de Feijóo pueda llegar a pasar factura al PP de Galicia, una caída de cuatro puntos con respecto al resultado de hace cuatro años es algo difícil de creer.
En este sentido, utilizando los datos de la matriz de transferencias de este barómetro, una ‘cocina’ alternativa nos llevaría a una situación muy diferente, aunque más ajustada a lo que, a tenor de los datos, es la realidad electoral de Galicia.

En este escenario, el PP de Galicia, en contra de lo que señala el CIS, no sufriría tanto desgaste por la marcha de Feijóo a Madrid, haciéndose con un resultado muy similar al de hace cuatro años. Esto se debe a una importante fidelidad del electorado de los populares, que retienen a más de un 80% de sus votantes en el 2020 que, a pesar de haber cambiado de candidato, volverían a elegir la papeleta del PP de Galicia.
Además, Alfonso Rueda también estaría logrando atraer a un cierto número de votantes del BNG y del PSdeG —un 4,4% y un 5,5% respectivamente—, así como a un tercio de los votantes de Vox, que, ante el fracaso de su partido hace cuatro años, volverían al único partido del bloque de la derecha con opciones de lograr representación en Galicia.
Por su parte, el BNG asumiría de una forma muy clara el liderazgo de la oposición, creciendo más de seis puntos, lo que les llevaría a superar la barrera del 30% de los votos y de los 20 escaños a costa del PSdeG y de Sumar. Este crecimiento se sustenta en un fuerte liderazgo de Ana Pontón, que ha liderado la oposición al PP de Galicia durante los últimos cuatro años. Algo que es compartido por más de un 55% y un 60% de los electorados del PSdeG y de Galicia En Común, que señalan como positiva la labor en la oposición del BNG.
Además, la figura de Ana Pontón ha logrado erigirse como la principal ‘alternativa’ más allá de su propio electorado, siendo la preferida para liderar la Xunta de Galicia por uno de cada cuatro votantes del PSdeG —un 24,7%— y por más de la mitad de los votantes de Galicia En Común —un 57,1%—. Algo que no han logrado ni Gómez Besteiro ni Marta Lois al llevar mucho menos tiempo siendo los candidatos de su partido en Galicia.
En el caso del PSdeG, y a pesar de la elección de Besteiro para liderar la candidatura de los socialistas en Galicia, su partido sufriría una importante caída de algo más de cuatro puntos y tres escaños hasta situarse en el 15% de los votos. De esta manera, continuaría la tendencia que ha llevado al PSOE a perder el liderazgo de la izquierda en favor de otras fuerzas centradas en el territorio, como ya pasó en la Comunidad de Madrid con Más Madrid.
Esta caída se debe a una situación en la que, en cierta manera, también se encuentra el PSOE en el resto de España. Por un lado, por las fugas hacia el PP de Galicia, que ya se sitúan en el 5,5% de su electorado. Y, por otro lado, por las fugas hacia sus principales competidores: el BNG, que se lleva a un 20,1% de su electorado y, en mucha menor medida, Sumar, que sólo consigue arañar un 3,6%.
Esto, como no podría ser de otra manera, conlleva una bajísima fidelidad de voto, con sólo un 53,4% de los votantes del PSdeG en el 2020 que optarían por la misma papeleta. Además, con un 13,4% de indecisos, son el partido con un mayor porcentaje de votantes en esta situación. En definitiva, en el bloque de la izquierda en Galicia, los votantes socialistas no saben muy bien qué hacer o, peor aún, a quién votar. Por lo tanto, mientras desde el PSdeG no sean capaces de corregir esta situación no podrán volver a competir con el BNG. Y, mientras tanto, Ana Pontón continuará liderando la oposición.
En el caso de Sumar Galicia, los de Marta Lois se harían con sólo un 2,9% de los votos, lo que les impediría superar la barrera electoral del 5% de los votos en cualquiera de las provincias y, con ello, entrar en el Parlamento de Galicia. Esta es una cifra mucho más baja de la que vienen señalando otras encuestas, pero que está sustentada en una bajísima fidelidad de voto, con sólo un 20,8% de los votantes de Galicia en Común que votarían a la formación liderada por Marta Lois.
Sin embargo, esto no se debe a la ruptura entre Sumar y Podemos, sino a la presencia de un BNG que atrae a casi un 50% de su electorado, lo que dificulta enormemente la capacidad de generar una fidelidad propia para una formación que, como quien dice, acaba de nacer. Asimismo, las fugas del PSdeG o del BNG hacia Sumar son muy escasas, con sólo un 3,6% y un 2,7% de sus electorados que elegirían a Sumar. De esta manera, o Sumar concentra sus esfuerzos en A Coruña y Pontevedra, logrando un perfil propio frente al BNG y el PSdeG, o su presencia en el Parlamento de Galicia estará comprometida.
Y, por último, está la incógnita de Democracia Ourensana y Podemos Galicia. Los primeros, al ser una formación muy pequeña, relativamente nueva, de carácter urbano y, sobre todo, que se presenta en una única provincia, son de difícil detección para las encuestas, que les sitúan en el margen de obtener un escaño en el Parlamento de Galicia. Para ello, tendrían que hacerse con algo menos de unos 10.000 votos, un resultado que superaron ampliamente en las últimas elecciones municipales. Sin embargo, no se vota igual en unas elecciones autonómicas que, por supuesto, en unas elecciones municipales. Por ello, y aunque podrían llegar a dar la sorpresa, los datos del CIS —que cuentan con más de 11.000 encuestados— les sitúan por debajo de la barrera electoral del 5% de los votos en su provincia.
En cambio, en el caso de Podemos Galicia no parece haber ningún tipo de duda: su presencia en el Parlamento de Galicia es, a todas luces, completamente imposible. La presencia de un BNG en una situación muy favorable y la afinidad de su electorado con la figura de Ana Pontón impide que Podemos pueda superar la barrera electoral en ninguna provincia. Además, no están logrando llevarse ni un 10% de los votos de Galicia en Común, por lo que la derrota está más que clara para ellos.
En definitiva, si hay algo que ha logrado reunir el consenso tanto del CIS como del resto de encuestas es el hecho de que en las elecciones de Galicia aún hay partido. Con una campaña electoral por delante que decidirá el voto de más de un tercio del electorado en Galicia, un importante número de indecisos entre el electorado de los principales partidos y, sobre todo, la falta de credibilidad de las encuestas, producto de lo que sucedió el 23J, el resultado de estas elecciones se decidirá por un puñado de votos, ya sea por la entrada de Sumar en el Parlamento de Galicia, por la sorpresa que pueda dar el BNG o, quién sabe, por la fortaleza que logre demostrar el PP de Galicia sin Feijóo.
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