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La oferta de pisos de menos de 600 euros es apenas inexistente en Madrid y Barcelona, un 1,4% y un 0,8% respectivamente, según las estimaciones que ha hecho el portal especializado Fotocasa en el informe Impacto del bono joven según la oferta y los precios. Si los dos gobiernos regionales subieran ese límite máximo hasta los 900 euros, tal y como permite la norma, los datos del portal apuntan a que solo el 29% de las viviendas en alquiler de la capital se encuentran por debajo de los 900 euros, y la situación se agrava en Barcelona, donde solamente el 18% de los alquileres estarían bajo el paraguas del bono joven.
Buscando con los mismos parámetros en el otro portal de alquileres y ventas de inmuebles mayoritario, Idealista, se puede ver que en la actualidad solo existen 151 viviendas por debajo de 600 euros en Madrid y 3.186 que se encuentren por debajo de los 900 euros, un 1,2% y un 27,2% respectivamente, cifras muy similares a las de Fotocasa. En Barcelona, tan solo 32 viviendas se pueden encontrar por debajo de los 600 euros y 1.065 bajo el límite de los 900 euros. En otras ciudades podemos ver cifras muy similares. De las 382 viviendas disponibles en Donostia en Idealista, no hay ninguna bajo los 600 euros y tan solo 63 (16,5%) bajo el umbral de los 900 euros.
En Madrid la oferta de viviendas por debajo de los 600 euros es tan solo del 1,4%, mientras que en Barcelona es del 0,8%, según datos de Fotocasa
Según explica el informe, aunque Madrid y Barcelona han mostrado descensos muy significativos en el último año de hasta un 15%, todavía siguen mostrando precios por encima de la media nacional, de un 44% y un 64%, respectivamente. El precio medio de un alquiler en Madrid capital es de 14,83€/m², mientras que Barcelona es la ciudad con el precio más alto de toda España, situando el precio medio de un alquiler en los 16,82€/m². Según el Índice Inmobiliario Fotocasa, el precio medio en alquiler de una vivienda de 80m² en Madrid Capital es de 1.186€ mensuales, y el de Barcelona capital es de 1.345€ al mes.
Según los datos del Observatorio de Emancipación, la gente joven menor de 30 años a la que se dirige el bono necesitaría el 94% de su sueldo para poder emanciparse, frente a un 55,7% a finales de 2008. Dicho porcentaje puede llegar a superar el 100% en algunas ciudades como Madrid y Barcelona.
Pisos compartidos
Otra de las problemáticas que el bono joven parece no haber tenido en cuenta es la dificultad de la gente joven para emanciparse sin compartir piso. Algo que también se ha encarecido en los últimos años. Según otro informe del mismo portal, Viviendas compartidas en España en 2021, compartir una vivienda en España cuesta como media 350 euros al mes, es decir, un 30% más que hace cinco años y un 6% respecto a 2020.
El bono aprobado se aplicará a cada joven y no a cada vivienda, por lo que los menores de 35 años que vivan en una vivienda compartida podrán optar a una ayuda de 300 euros individualmente para poder hacer frente al pago de la renta.
Sin embargo, la misma problemática vuelve a estar presente en las ciudades de Madrid y Barcelona, donde la oferta de habitaciones en una vivienda compartida por un precio menor a los 300 euros es muy difícil de encontrar: en el caso de Madrid capital la oferta es del 24% y en Barcelona capital es tan solo del 8%, según Fotocasa.
“El bono no ayuda a los jóvenes, pero sí a los caseros”
“No lo consideramos ni política de vivienda”. Así de tajantes son desde el Sindicato de Inquilinas de Madrid, que señalan que el bono joven “no va a la causa del problema, que no es ni la escasez ni la falta de oferta, sino la dificultad para acceder a la vivienda”, explica a El Salto Javier Gil, investigador y uno de los portavoces del Sindicato.
"El bono joven se suma a una serie de medidas que no cambia nada, porque es lo de siempre: transferir dinero público al sector privado”, Javier Gil
El bono joven se suma a una serie de medidas que, según explica Gil, “no cambia nada, porque es lo de siempre: transferir dinero público al sector privado”, que lamenta que haya un Gobierno que dice que va a cambiar la ley, pero pasa el tiempo y ese cambio nunca llega. Mientras tanto, explica, “se busca una ley de vivienda que esté formada por un cúmulo de incentivos a los propietarios que ya tienen una serie de privilegios fiscales y a los especuladores que también tienen beneficios a través de las Socimi”.
Desde muchos sectores han criticado que la medida puede ocasionar una subida de precios. Se considera que es una subvención directa al alquiler que puede presionar los precios al alza en zonas o ciudades universitarias, por ejemplo. “En esas zonas universitarias, donde mucha gente pida esos bonos, cumplan los requisitos y empiecen a recibir el dinero, los caseros, que son muy conscientes de si su inquilino la recibe, presionarán los precios al alza”, lamenta Gil.
Según el Sindicato de Inquilinas, este bono al alquiler lo que hace es “mantener los precios inflados donde ya estaban muy altos o estaban bajando”. Además, con los límites máximos que han puesto a los precios, “en ciudades como Madrid o Barcelona será muy difícil que una parte de los jóvenes puedan acceder a esta ayuda por los elevados precios”, apunta Gil.
Derecho a la vivienda
Javier Gil: “El objetivo del PSOE es que la ley de vivienda sea lo menos garantista posible”
El portavoz del Sindicato de Inquilinas de Madrid e investigador defiende que estamos en un momento donde hay oportunidades históricas para avanzar en materia de vivienda y comenzar una transición que transforme un modelo inmobiliario que nos ha llevado al desastre.
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Alquilar en España, es algo que está en aumento a partir de la crisis de 2008. Si bien es cierto, que como toda ley, puede tener efectos maliciosos, también es cierto que los dueños que indirectamente reciben esta ayuda, y dado que estarán fiscalizados por el inquilino al dar datos a hacienda, tendrán que tributar por estos alquileres. El estado se gasta, pero recibe impuestos. Es una ley, que aunque las comunidades ya tenían parecidas, es un paso adelante, mínimo, pues solo son 2 años, que posiblemente se incrementaran. Yo veo el vaso medio lleno, no medio vacío.
Creo que el error básico de este tipo de ayuda es ser demasiado directo-atado al hecho comercial de alquilar. Si se subvencionase indirectamente (tasas universitarias gratuitas, p.ej.) el arrendador sería “ciego” respecto a cuantías, y con el añadido, tb indirecto, de considerar a ciertos colectivos arrendatarios interesantes.
¡Pero no un trasvase tan conveniente a los fondos de inversión que llevan meses apostando por este “mercado”! (Porque además se favorece al nicho de producto que grandes tenedores creían con más futuro. Han acertado de pleno).