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Opinión
Necesitamos hablar del elefante fascista que ocupa toda la habitación
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El día de la conmemoración del 77 aniversario del comienzo de la Nakba, Israel llevó a cabo uno de los peores ataques en lo que llevamos de genocidio. Durante 24-36 horas arrasó con escuelas, hospitales y la poca y agonizante vida que queda en Gaza. Las cifras preliminares hablan de 300 personas heridas o muertas más las que quedan bajos los escombros. Y solo unas horas después comenzó su ataque terrestre con el que pretende ocupar la totalidad de la franja de Gaza y eliminar o expulsar al resto de palestinos. Sin embargo, las noticias alemanas no hablan de esto.
Comenzamos la semana con las noticias del viaje del presidente del estado genocida Herzog, a la capital alemana. Donde fue recibido por el recién elegido canciller Merz de la CDU, y juntos hablaron de unas futuras vacaciones en una maravillosa playa de Tel Aviv, ciudad que desde hace unas semanas se ha hermanado con Berlín. También hablaban de la visita de estado del presidente de la república alemana, Steinmeier del SPD a Israel. Allí, el presidente alemán, tuvo un agradable encuentro con el proscrito criminal de guerra Netanyahu. Con estos encuentros, el nuevo gobierno alemán ha dejado clara su política internacional: el total alineamiento con el fascista y genocida gobierno del estado colonialista de Israel.
Esta posición la ha dejado meridianamente clara en lo acontecido en la concentración el jueves que conmemoraba el comienzo de la Nakba en Berlín. Este año activistas propalestina de esta ciudad que lleva años soportando la violencia institucional y policial, y que en estos últimos 19 meses se ha exacerbado, realizaron un llamamiento internacional de solidaridad. Grupos de diferentes países respondieron a la invitación y vinieron a la capital alemana. La intención de realizar una marcha de conmemoración se vio prontamente truncada.
Hace ya meses que la policía y el gobierno de Berlín han prohibido inconstitucionalmente las marchas, con lo que solo se pueden realizar concentraciones estáticas. Así mismo se han sacado de la manga diversas “prohibiciones” como no hablar otro lenguaje que no sea el alemán o el inglés, dejando fuera lenguajes tan pertinentes para las asistentes como el árabe, el yiddish o el hebreo, criminalizan ciertos slogans como “desde el río hasta el mar” o “sionistas son fascistas” o “Israel mata niños”, y prohíbe tener tambores y música.
Hace también ya más de un año que las concentraciones, marchas y actos están siendo rodeadas y atacadas por una violenta policía berlinesa fuera de control y que se cree claramente impune. Y en gran medida lo es.
Así llegamos al día 15 de mayo del 2025. A pesar de que un grupo de abogados intentaron defender la libertad de reunión y de expresión que cualquiera que considere que vive en una democracia real debería de tener, y los jueces de primera instancia de la ciudad de Berlín les dieron la razón, la policía llevó el caso a la segunda instancia, donde un juez falló del lado de la policía y prohibió a los asistentes marchar. La policía claramente contaba con la ayuda de la judicatura y ya había preparado cercos rodeando la plaza y apostado camiones y comandos en todas las calles colindantes a la misma. Aún a las personas que hemos asistido a las manifestaciones antigenocidio durante los últimos 19 meses la increíblemente desproporcionada presencia de policía antidisturbios, que vinieron preparados con gas pimienta, guantes no reglamentarios, perros y camiones de agua, además de sus porras y pistolas reglamentarias, nos sorprendió.
La policía claramente tenía órdenes de realizar arrestos masivos y escalar hasta hacer la presencia insoportable. Al principio de la concentración ya hizo revisiones de pancartas y requisó palos de banderas, para que no se pudiesen usar como armas. Durante las más de 4 horas que duró la concentración la policía hizo frecuentes brutales incursiones en la masa, y se llevó a gente detenida con maniobras dolorosas que buscaban, entre otras cosas, dar miedo al resto. Tras horas de arrestos ataques indiscriminados la policía rodeó a los manifestantes y mientras un activista judío, venido de Gran Bretaña a mostrar apoyo, hablaba de la lucha histórica del pueblo judío contra las injusticias y la absoluta necesidad de solidaridad con el pueblo palestino, unos 10 policías subieron al camión donde se estaban dando los discursos y arrestaron a algunos de los allí presentes, a partir de ahí fue, aún más, una carnicería.
Tanto es así que varios policías sufrieron contusiones y lesiones en sus manos. Viendo los vídeos y la brutalidad con la que golpean a manifestantes indefensos, que después de 19 meses de abusos, todavía han seguido manteniéndose pacíficos, como los vídeos claramente muestran, una se pregunta, con esos guantes reforzados con hierro, ¿cómo de fuerte es la ostia que están dando para romperse la mano?
Ni que decir tiene que varias decenas de manifestantes resultaron gravemente heridos, y no solo ellos, sino que los paramédicos que acudían a asistirles también fueron víctimas de la brutalidad policial. Y se estima que el número de detenidos supera los 90, varios de ellos llegando a pasar 24/48 horas detenidos.
Al más puro estilo del ejército israelí, la policía atacó y detuvo a los periodistas independientes que estaban allí cubriendo el evento, y defendió a los periodistas sionistas, incluyendo a un par de ellos que colaboran en medios abiertamente nazis.
Al más puro estilo del ejército israelí, la policía atacó y detuvo a los periodistas independientes que estaban allí cubriendo el evento, y defendió a los periodistas sionistas, incluyendo a un par de ellos que colaboran en medios abiertamente nazis.
¿Y qué dice la prensa alemana de esto? Excepto contadas y honrosas excepciones como el junge Welt, la prensa alemana ha hecho lo mismo que con el genocidio. Ha repetido palabra por palabra las informaciones dadas por la policía, por supuesto sin contrastar su veracidad y le ha dado la vuelta a la tortilla, siendo los policías heridos las victimas de la turba. Ni una palabra a que esas heridas fueron autoinfligidas cuando daban palizas a los manifestantes.
Esto es usado de nuevo por los políticos, que así una vez más, claman que la policía ha defendido el estado de derecho alemán del peligroso antisemitismo importado, y dan un paso más en esta senda racista al más puro estilo nazi que han decidido tomar, anunciando de nuevo medidas contra estos peligrosos extranjeros e intentando prohibir de nuevo toda solidaridad con Palestina.
Mientras los alemanes víctimas de esta propaganda pagada con sus impuestos y confusos con las informaciones que les dan sus medios de “comunicación”, encuentran la excusa perfecta para no salir a las calles en solidaridad con Palestina, a pesar de que en privado estén empezando a pensar que Israel se está pasando de frenada.
Estas y todas las medidas hasta ahora anunciadas por el nuevo gobierno alemán hacen pensar que el fascismo, al menos para la parte migrante de la sociedad, ya ha llegado. La libertad de expresión, de reunión y de prensa están claramente coartadas. Y siguiendo las reglas de todo buen autoritario, como bien reflejó Orwell, todo está siendo vendido como acciones llevadas a cabo para defender a Alemania del antisemitismo, y para garantizar la libertad de reunión y de expresión.
Estas medidas pronto serán aplicadas a otros colectivos incómodos, desde sindicatos a activistas por el clima, si no hay una reacción inmediata y contundente por parte de la población alemana.
Estas medidas pronto serán aplicadas a otros colectivos incómodos, desde sindicatos a activistas por el clima, si no hay una reacción inmediata y contundente por parte de la población alemana.
Todo esto sumado a las aspiraciones del gobierno alemán de tener el ejército más grande de Europa, debería ponerle los pelos de punta a todo aquel que sepa algo de historia.
Es el momento de actuar, dentro de Alemania, únete a colectivos y no dejes de hablar, ni en la calle, ni en el trabajo ni en tu vida privada.
Fuera de Alemania, ejerce boicot. No vengas. Si eres turista deja claro a aerolíneas, hoteles etc. de por qué no vienes, si te han invitado a trabajar o estudiar explica en tu carta de renuncia que somos nosotros todos unidos quien paramos el fascismo.
Hoy más que nunca no pasarán y con coordinación Berlín será la tumba del fascismo.
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