Opinión
Fiestas, elecciones y desalojos
Este año los días previos a las fiestas se han adornado con una campaña electoral y unas elecciones anticipadas en una región española. Esta elección ha dado como resultado un apoyo mayoritario entre los votantes extremeños (no muchos, poco más del 62% del censo, un 10% menos que hace 2 años), a las derechas y extremas derechas.
Este resultado electoral ha sido celebrado por el alcalde de Badalona, a 1000 kilómetros de distancia, con el desalojo de un antiguo instituto donde malvivían 400 personas, y encabezando nuevos somatenes para impedir el realojo de algunas de las personas expulsadas en una iglesia de la localidad. En Jaén la ultraderecha lo lleva celebrando desde antes de las elecciones repartiendo panfletos aporófobos en la estación de autobuses, vinculando delincuencia con la llegada de inmigrantes buscando tajo en la campaña de recogida de aceituna.
Y, es que, lo han conseguido, el capitalismo actual deshumaniza a las personas y hace que un buen grupo de vecinos sea capaz de parar un realojo en una iglesia a las puertas de la navidad y además encabezados y alentados por su alcalde y, que estas actuaciones además aumenten la perspectiva de aumentar su apoyo electoral.
Esta vez no ha hecho falta que salte una chispa, un delito grave cometido supuestamente por una persona que vivía en un centro ocupado. No, esta vez no han puesto la excusa de Torrepacheco, ni una sola persona que malvivía en el antiguo instituto tenía una orden de detención. El odio está ya tan consolidado que no hace falta nada para agitarlo.
Mientras, los medios de desinformación hablan y hablan de la necesidad que tiene el partido de la derecha nacional de entenderse con el partido de la ultraderecha nacional en Extremadura. Han asumido, que lo que hace el alcalde de Badalona, representa a su partido, que no hay ninguna diferencia ideológica ente derecha y ultraderecha. Es lógico, la derecha se ha movido en el tablero al extremo. Pero, en el análisis politológico clásico, el centro derecha debe estar más alejado de la extrema derecha que del centro izquierda o la izquierda. Es decir, si el PP fuera de centro derecha estaría más cerca de Izquierda Unida que del partido con nombre de marca de diccionario.
Como se han superado todos los estándares clásicos en el comportamiento electoral e ideológico, también es cierto que el aumento de la abstención no es debido a un aumento de la abstención activa planteada por movimientos sociales y sindicales que creen en la construcción social sin delegaciones, sino al pasotismo o al hastío con los representantes políticos. Tampoco es cierto que la masa abstencionista si vota, lo hará por partidos de ideología supuestamente de izquierdas. Eso ya se ha demostrado empíricamente en varias elecciones, como en una autonómica en Madrid donde la derecha planteó el eslogan “comunismo o libertad” y con un aumento de la participación electoral ganaron ampliamente las derechas. Pablo Iglesias, que aunque salvó a su partido en aquellas elecciones, abandonó la política parlamentaria, yo pienso que más por sus errores como politólogo (él creía que menos abstención equivalía a más voto para los partidos de “izquierda”) que como político.
Está claro que la oportunidad de elección se aproxima más a la oportunidad de seleccionar el color del collar del perro del capital, que a poder elegir entre programas con políticas públicas claramente diferenciados. Pero el caso es que la elección del color pardo del collar perro del capital es, desde luego, más peligrosa para las personas vulnerables. Lo pardo (la ultraderecha) ha contaminado el resto de opciones y ya no se distingue de lo azul (la derecha) y ha movido hacia posiciones conservadoras a la socialdemocracia.
Las opciones de actuación política real siguen pasando por los movimientos sociales, los sindicatos no contaminados y el movimiento vecinal.
Las opciones de actuación política real siguen pasando por los movimientos sociales, los sindicatos no contaminados y el movimiento vecinal, impregnándose de los valores anarquistas que siguen teniendo cierto poso en la península ibérica.
Como vemos en los telediarios, las preguntas están más orientadas a que digas cómo vas a celebrar las fiestas, cuánto te vas a gastar, con quién te vas a juntar a dónde vas a viajar, que a las temáticas propias de una persona corriente, cómo vas a pagar la hipoteca, cómo vas a poder desplazarte para buscar trabajo o trabajar, cómo te vas a independizar de tus padres, cómo vas a encontrar un piso de alquiler con un sueldo mísero... Y es que como decía Evaristo de la Polla Records en el tema socios a la fuerza “si soy el interesado, preguntadme mi opinión...” y si no lo hacen también tenemos la opción de los Ilegales “Destruye, destruye, destruye”.
Bueno, a ver si en el 2026 nadie tiene que dormir en la calle, ni los que vienen a recoger la aceituna a Jaén ni los que tienen que refugiarse de los que los han echado de su refugio en Badalona.
Así es como se crece bien,
con empujones para no pensar.
Y una bomba bajo la almohada.
Llegar a la escuela,
escuela de daños.
Buenos maestros,
para aprender a odiar.
Rebelde sin causa,
buscando la calle.
Destruye, destruye, destruye,
destruye, destruye, destruye.
Destruye, tema de Los Ilegales
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