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Se le nota orgulloso. No de sí mismo, sino del equipo que gestiona y de los resultados que obtienen. Héctor Illueca (València, 1975) está doctorado en Derecho, pero su campo de acción no es teórico ni académico. Dirige el cuerpo de Inspección de Trabajo y Seguridad Social del Estado español, desde donde ponen freno a desmanes que se cuentan por millares. En lo que va de año, han conseguido transformar 144.000 contratos temporales en indefinidos. ¿El método? Cruzar bases de datos: Inspección de Trabajo envía una carta que avisa al empresario de que los datos de Trabajo no concuerdan con los de Seguridad Social.
Con 60.000 cartas enviadas en febrero habéis conseguido transformar 112.000 contratos temporales en indefinidos y con otras 50.000, habéis regularizado a 30.000 trabajadoras del hogar. ¿Qué se necesita para escribir esas cartas?
Fundamentalmente dos cosas: voluntad política para luchar contra el fraude laboral y contra el fraude en la Seguridad Social, ser garantes no solo de los derechos laborales, sino también de la defensa de los recursos públicos, y, a partir de ahí, una minuciosa labor de estudio y planificación por parte de todo el equipo que está volcado en detectar situaciones de fraude e indicios reveladores de conductas fraudulentas, que luego se transforman en acción inspectora, que a su vez se traduce en regulaciones masivas. Desde aquí quiero felicitar a mi equipo por los resultados que se están produciendo. En realidad, si añadimos la inspección ordinaria, estaríamos hablando ya de 144.000 contratos temporales que han sido transformados en indefinidos. Obviamente estamos contentos con los resultados.
¿Qué sectores destacan en fraude de ley?
No destacaría ninguno en particular. Destacaría el abuso de la temporalidad en España, que desde luego tiene que ver con situaciones de fraude, pero también con una legislación seguramente mejorable desde muchos puntos de vista y que ya se están trabajando en el diálogo social.
En lo que va de año, hemos transformado 144.000 contratos temporales en indefinidos
Una legislación muy favorable con la temporalidad y, por tanto, perniciosa para las trabajadoras. ¿Debe modificarse la ley?
No quiero interferir en los intercambios que se están produciendo en el diálogo social, que estoy seguro que darán resultados positivos, pero hay algo que es evidente: cuando manejamos cifras de fraude temporal, seguramente una parte tiene que ver con Inspección de Trabajo, pero otra, con la necesidad de mejorar la legislación. Y, en particular, la normativa en materia de contratos para hacer realidad eso que dice el Estatuto de los Trabajadores: la regla general debe ser el contrato indefinido y la preservación de la estabilidad del empleo.
Laboral
Contratación fraudulenta Inspección consigue que 112.000 trabajadoras pasen de temporales a indefinidas con una sola carta enviada a las empresas
¿Cuándo planeáis volver a enviar cartas para llevar a cabo otra campaña de regularización masiva?
Durante todo el mes de abril ha estado en marcha un nuevo envío: 20.000 cartas que afectan a 45.000 trabajadores. Estamos esperando los resultados y su eficacia. Mientras, llevamos a cabo la segunda fase del plan de choque, que tiene que ver con el análisis de las situaciones regularizadas y de las que aún no lo están.
¿Una carta no es solo una carta?
Claro, un plan de choque siempre tiene dos fases: una primera parte de información, sensibilización y regularización, y una segunda donde entra la actuación inspectora ordinaria, para comprobar aquellas situaciones que no han sido regularizadas y tratar de reconducirlas a la legalidad, en caso de que sea necesario.
España suspende en cualquier estadística: altos índices de temporalidad, paro elevado, pocos inspectores de trabajo. Sois 1.956 inspectores y subinspectores, según la estadística de 2019. La Organización Internacional del Trabajo (OTI) considera que una buena ratio es de 1 por cada 10.000 trabajadores, en España la ratio está en 1 por cada 19.000. ¿Por qué crees que la Administración no amplía la plantilla de inspectores para detectar fraudes laborales, que además posibilitarían elevar los ingresos de la Administración a través de la Seguridad Social?
Lo que dices es rigurosamente cierto. Este ministerio ha hecho un esfuerzo enorme en el año y medio que llevamos para tratar de paliar esta situación, tiempo en el que se han sumado a la dirección general 214 inspectores y subinspectores, y están pendientes de introducir otros centenares. Ahora bien, por muchos inspectores que tengamos, siempre seremos pocos y la ratio, baja. Abarcamos mucho. Es tanto el trabajo que tenemos, que hacen falta muchos más. Quisiera destacar que uno de los ejes estructurales del nuevo plan estratégico de Inspección de Trabajo y Seguridad Social es crear nuevas líneas de inspección y eso pasa por incrementar las labores de inspección. Y no puede haber más inspección si no reforzamos la plantilla.
¿Consideras que no contar con suficiente plantilla, como ha venido siendo históricamente, ha sido una decisión política?
Evidentemente es una cuestión de voluntad política. Por eso proyectamos la nuestra incrementando el personal, mejorando la estructura existente e introduciendo elementos nuevos. Me refiero a tecnologías que haga más eficaz atender nuevos requerimientos, porque las situaciones de hoy en día no son las mismas que hace 40 años y es necesario abrir líneas nuevas de inspección. Hay que crecer con sentido, no amontonar funcionarios.
Fue destacable el papel de Inspección de Trabajo y su informe en las sentencias que han creado jurisprudencia en los riders y falsos autónomos. ¿Te refieres a esas nuevas relaciones laborales?
Creo que el papel que ha jugado Inspección a la hora de preservar el campo de aplicación del derecho del trabajo en formas emergentes que tienen que ver con entornos digitales quedará en la historia. Inspección ha sido un actor muy importante para preservar el perímetro de la fortaleza laboral y evitar que colectivos enteros de trabajadores se escapen por diversas vías. Este caso es representativo del nuevo mundo en el que estamos, por lo que necesitamos mejorar la estructura, modernizarla y revisarla para estar a la altura de las necesidades y demandas que se producen en la actualidad.
A mis hijos les recomendaría que se afilien a un sindicato sin ninguna duda
En el país de la picaresca, ¿cuál es la trampa más habitual que os encontráis en las inspecciones?
Los supuestos que más se denuncian son las situaciones en economía irregular. Cuando el trabajador se encuentra en economía informal, es decir, sin dar de alta en la Seguridad Social, algo que te priva de los derechos más fundamentales y, además, supone un importante perjuicio para el erario público. Le siguen las denuncias relativas al intercambio de trabajo por salario y, luego, los excesos de jornadas o el impago de horas extra.
Hostelería, trabajo de hogar, el campo, riders, empresas cárnicas, ¿en qué sector te echarías las manos a la cabeza si tus hijos te dijeran que han encontrado curro ahí?
Debemos aspirar a que todos los sectores garanticen condiciones dignas a los trabajadores y tengo confianza de que en el futuro sea así. Si tuviera que pensar en mis hijos, lo que les deseo es que cultiven ideas nobles y que luchen por que haya más igualdad y justicia en el mundo, que es lo que mis padres me inculcaron a mí y es lo que trato de transmitirles a mis hijos.
¿Les recomendarías que se afilien a un sindicato?
Sin ninguna duda.
Pedir unas condiciones laborales dignas para optar a una vida digna, ¿es tanto pedir?
No. Es como decía aquel viejo dramaturgo alemán, Bertol Brecht, es luchar por lo evidente. El problema es que vivimos en tiempos sombríos en los que nos toca luchar por lo evidente. Tiempos en que conquistas que hace poco considerábamos como algo natural, comprobamos que fueron el resultado de grandes luchas y grandes sacrificios. No debemos olvidar el origen del primero de mayo, la lucha por una jornada laboral de ocho horas. Los derechos laborales no no son algo que estén en la naturaleza de las cosas, sino conquistas del movimiento obrero. Y hoy nos toca luchar por lo evidente.
La siniestralidad es la otra cara de la precariedad laboral
Pese a la pandemia, o quizá debido a ella y las sanitarias que han fallecido por covid, las muertes laborales aumentaron un 2% en 2020 (780 fallecidos). ¿Cómo consideras que podría reducirse esta cifra?
Aquí quiero ser muy claro: la siniestralidad laboral y los accidentes de trabajo son una violencia silenciosa, y a veces silenciada, que sufren muchas familias trabajadoras, consecuencia de ritmos de trabajo excesivos, rotaciones abusivas, temporalidad y precariedad. La evidencia científica es abrumadora. La siniestralidad laboral es la otra cara de la precariedad laboral. Déjame darte dos datos relevantes: la tasa de siniestralidad es cuatro veces superior en los trabajadores temporales que en los fijos y es mucho más elevada en los segmentos de población que sufren condiciones laborales mucho más precarias, como son los jóvenes y extranjeros. La solución pasa por construir un mercado de trabajo más equitativo e inclusivo, tener un contrato indefinido y proteger a los trabajadores de los despidos. Evidentemente, las inspecciones laborales son muy importantes y debemos intensificarlas en lo posible, así como la gestión de las empresas en la prevención es un factor decisivo, pero insisto en que la clave para enfrentarnos al problema tiene que ver con construir un mercado de trabajo más equitativo e inclusivo con condiciones de empleo digno y de calidad.
Si inspección de trabajo inspeccionara las administraciones públicas, ¿qué encontraría?
Ya lo hace, ¿eh? Y encuentra situaciones equiparables al sector privado porque no siempre se hacen las cosas bien.
La pregunta venía más bien por el gran problema de interinidad, es decir, la temporalidad en las diversas administraciones, que se sitúa en torno al 40%, y por la que España ha sido amonestada por la Unión Europea. Cuando se transponga la normativa europea, ¿Inspección de Trabajo podrá actuar?
Esa colisión entre el derecho laboral y el administrativo tiene que resolverse normativamente, pero como puedes comprender hoy se escapa a nuestro campo de actuación y, dependiendo de los términos en que se produzca esa transposición, la acción de la Inspección de Trabajo podrá tener un alcance mayor o menor.
¿Deberían vacunarse prioritariamente los inspectores de trabajo, dado que acuden a centros laborales que son brotes de covid-19?
Mi opinión es que sí. El personal inspector visita centros con brotes y ha sido habilitado para velar por el cumplimiento de las medidas sanitarias en el ámbito laboral. Y atendemos denuncias en esa materia, por lo que hay justificación más que suficiente para que sea considerado un grupo prioritario. No obstante, comprendo las dificultades y la estrategia general de vacunación, así como la labor gigantesca que están realizando y, en ese sentido, respeto su labor.
Hay inspectores que se quejan de una discriminación salarial según la plaza que ocupan, dependiendo de en qué territorio la ocupan (funcionarios de rango 26 o 27) y que ello supone una discriminación salarial de 300 euros al mes. ¿Qué les dirías? ¿Se espera subsanar?
Les diría que es una situación que hemos heredado y que el Ministerio tiene voluntad de resolverlo. Existe un consenso y se están desarrollando conversaciones con los distintos actores implicados para diagnosticar los principales problemas y resolverlos. Cuando empecé de inspector esto ya pasaba, y empecé en 2004.
En tres días, la Comunidad de Madrid votará su próximo gobierno autonómico. El voto de Vox se encuentra más en los barrios adinerados de las ciudades que en los pobres, pero el partido fascista ha creado el sindicato Solidaridad, a imagen y semejanza de la articulación social que propugnada el nacionalsocialismo para calar en parte de las clases populares. De algún modo, ¿mejorar el mercado laboral es parar a Vox?
Creo que cuando se producen circunstancias políticas como la que describes es importante atender a las situaciones sociales que están en el origen, el malestar que ha generado el neoliberalismo durante décadas en la población trabajadora. Por tanto, claro que construir un mercado laboral equitativo, igualitario e inclusivo es el mejor antídoto. Así que estoy de acuerdo con lo que planteas.
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