Juventud
¿Juventud resignada? Un llamamiento a la acción

Me conformo con que se hable de nosotros, con que no dejemos de quejarnos y de reivindicar que no aceptamos lo que viene, que no se trata de adaptarse o “currárselo”, y que con ese discurso solo seguimos perdiendo.

“Me da envidia la vida que tenían mis padres a mi edad. Cuando lo digo en alto siempre hay quien pone cara de extrañeza y me responde cosas como que a mi edad mis padres habían viajado la mitad que yo o que a ellos envidia ninguna, que tienen que hacer muchas cosas antes de asentarse”. Así comienza Feria, escrito por Ana Iris Simón y publicado por Círculo de Tiza en octubre de 2020. Y yo, mientras leo las primeras páginas, no puedo dejar de preguntarme si esta reflexión es algo más que eso, y se trata de un llamamiento a la acción. Si de pronto, añorar la estabilidad y certidumbre que acompaña la vida adulta que no tendremos es un ejercicio de rebeldía e implica cuestionar el status quo. 

Durante años hemos renegado fehacientemente de esa estabilidad que se vislumbraba como la antítesis de nuestros sueños. Yo y otros tantos de mi generación, o de diez años más o de cinco menos. Si hay algo que sabíamos, es que no tendríamos, ni queríamos la vida de nuestros padres. Había algo mejor esperándonos. Algo más, tenía que haber algo más. Puestos de trabajo estimulantes, viajes, experiencias, cambios constantes. Un incesante círculo de experiencias nuevas. Siempre in crescendo.

Si hay algo que sabíamos, es que no tendríamos, ni queríamos la vida de nuestros padres. Había algo mejor esperándonos. Algo más, tenía que haber algo más

La estabilidad se nos ha presentado como una suerte de amenaza a nuestra felicidad, mientras la capacidad de elegir pilotaba nuestro desarrollo. Hemos crecido a crédito de las promesas hechas en años boyantes, cuando todo escenario presentaba un crecimiento infinito. Pero ahora, ya en la meta, en la culminación de ese proceso de acumulación, ya no elegimos.

No hacemos “cohousing”, compartimos piso hasta los 35 años porque el alquiler se lleva el 70% de nuestro no-sueldo. No somos parte de la “movilidad exterior” que proclamaba Báñez en 2013, nos vamos, porque quedarse no es una opción. No “hacemos prácticas” para completar nuestra formación académica, cubrimos puestos de trabajo sin recibir ninguna remuneración. No nos engañemos, esto tiene poco que ver con la elección, y mucho menos con la meritocracia. Esto es una rueda que no deja de girar, y o te subes a esta carrera de fondo, o ya has perdido. Trabajar gratis, trabajar y seguir siendo pobre. ¿Es esto lo que nos prometieron? 

En cierto modo, me incomoda hablar en nombre de mi generación. ¿Quiénes somos? Supongo que aglutina a gente tan dispar, que ese intento homogenizador resulta algo absurdo. En general, hablar desde la tribuna de “pertenecer a cierta generación”, implica una condescendencia que me genera rechazo. Como si se tratase de una conquista pertenecer a una época y no una consecuencia irremediable de la propia existencia. Y como si además nos otorgase legitimidad para dar lecciones a los que no están dentro de esa categoría que nosotros sí habitamos. Pero esto no va de dar lecciones, sino de todo lo contrario. Hablar de nuestra generación, de nuestros retos y dificultades, verbalizar nuestros miedos y rabia, manifestar la frustración es un ejercicio de testimonio colectivo al que no podemos renunciar. 

Somos esa “generación prometida”. Nacidos en auge, y muy pronto, demasiado pronto, criados en “crisis”. Recuerdo perfectamente el momento en que esa palabra entra en nuestras vidas, y de pronto tambalea todo. Recuerdo los cambios y las conversaciones, y como esa sombra de repente genera un frío que abarca a la gente que conoces, y desdibuja la ciudad y lo que hacías y a lo que aspirabas. Crisis, crisis, retumbaba hasta aturdirnos. Lo que no imaginábamos entonces es que no era una fase, y que sería el adjetivo que calificaría nuestros contextos presentes y futuros. Hijas e hijos de padres humildes, convencidos de que las vidas de sus hijos serían mejores que las suyas. Pero ya nadie se atreve a hacer esa afirmación, porque somos la primera generación que vivirá peor que sus padres. La generación mejor preparada: carreras, másteres, idiomas, Erasmus, voluntariados, prácticas. Este pergamino kilométrico que recoge todo lo que tenemos y lo que no somos, no deja de crecer mientras el resto permanece estático. Y en ese choque de trenes no hacemos más que preguntarnos qué más nos hace falta. Porque si algo tengo claro es que siempre falta algo. 

La generación mejor preparada: carreras, másteres, idiomas, Erasmus, voluntariados, prácticas; ese pergamino kilométrico que recoge todo lo que tenemos y lo que no somos no deja de crecer mientras el resto permanece estático

El paro juvenil en España asciende a un 38% y me pregunto si lo revolucionario en estos tiempos de crisis y más crisis, de pandemia y deuda, de un futuro incierto, es asentarse. Propondría un arrepentimiento en masa y un canto a la estabilidad, sino fuese porque esa oferta ya ha expirado. Ahora estamos dentro de la rueda y toca girar. Y eso estamos haciendo, ¿no?

Contemplo perpleja la resignación que nos dibuja. La bajada drástica de expectativas que hemos interiorizado y con la que convivimos. Los consuelos mutuos, las alegrías socializadas. Las inmersiones colectivas en Infojobs, los formularios disuasorios para solicitar becas. Regístrate en 24 portales de empleo y escribir consecuentemente 24 veces tus estudios y tu experiencia, que no es poca, pero siempre insuficiente.

Aceptar el rechazo constante y continuo. Celebrar derechos laborales desde la excepcionalidad. Buscar listados de oposiciones mientras me convenzo de que no podría hacerlo. ¿Y si estudio otro máster? Tráfico de ofertas laborales en los grupos de whatsapp. “Estaría encantada de completar mi formación y poder realizar prácticas con vosotros”. “Lo siento, pero su candidatura no ha pasado el proceso de selección”. Cartas de motivación para trabajar en Inditex. Acogedor estudio en Malasaña. No está mal para un primer trabajo. Matricularse en sociología por la UNED. “No me pagan pero estoy aprendiendo mucho”. ¿Conformarse? ¿Resignarse? Yo creo que estamos sobreviviendo. 

Queremos poder elegir y decir no, y que la estabilidad vuelva a ser una opción. No somos coyunturales y tenemos mucho que ofrecer, pero aún más que reivindicar

Ahora somos protagonistas del freno en seco que compete al presente. Nos han encomendado la tarea de revertir el despilfarro de décadas pasadas mientras nos conformamos con las sobras. Y ahí estamos, veinteañeros y treintañeros, yendo a mercados locales con bolsas de tela mientras aceptamos la idea de que vamos perdiendo la partida. No quiero hablar de resiliencia, me parece un insulto. No somos seres humanos aunando esfuerzos para sobrevivir a una catástrofe natural que ha destrozado sin previo aviso nuestra sociedad. Somos receptores de estructuras podridas. Los que respiramos con mascarilla los gases que emiten décadas de políticas neoliberales de precarización del empleo.

No somos ni héroes ni luchadores. Somos gente buscando hueco en un perpetuo aforo completo, esperando el momento, haciendo tiempo. Entretanto me conformo con que se hable de nosotros, con que hablemos y hablemos, y no dejemos de quejarnos y de reivindicar que no aceptamos lo que viene, que no se trata de adaptarse o “currárselo”, y que con ese discurso solo seguimos perdiendo. Que queremos poder elegir y decir no, y que la estabilidad vuelva a ser una opción. No somos coyunturales, y sí, tenemos mucho que ofrecer, pero aún más que reivindicar. 

Supongo que esto sí es un inexorable llamamiento a la acción. 

Sobre este blog
Un espacio para gente que está empezando a escribir. Si tienes menos de 25 años y te apetece participar escribe a redaccion@elsaltodiario.com
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Medio rural
Juventud y ruralidad Una encuesta revela la conexión entre ecología y bienestar mental
La iniciativa de los jóvenes del Colectivo Dispares ofrece una valiosa perspectiva sobre cómo en los entornos rurales se entiende la conexión entre salud ambiental y salud mental, ayudando a romper prejuicios y estereotipos sobre los más jóvenes.
Palestina
Iman Hammouri “En Gaza aún organizamos actividades artísticas para que niñas y jóvenes puedan contar con un espacio seguro”
Activista social y defensora de los derechos culturales, la directora del Popular Art Centre (Ramallah, Palestina), Iman Hammouri, es también cofundadora de la Palestinian Performing Arts Network.
Salud mental
Salud mental Jóvenes contra el estigma en salud mental: “La esquizofrenia no me define como persona”
El 41% de los adolescentes en España manifiestan haber tenido un problema de salud mental en los últimos doce meses, datos que tienen una doble lectura: por un lado, ya se habla de ello, pero, por otro, las cifras son altas.
#87097
12/4/2021 14:53

Increíble el texto, de los mejores que he leído. Si querías transmitir ganas de moverse y levantar los puños... Enhorabuena, has dado en el clavo!
Gracias

0
0
#86953
10/4/2021 14:15

Gracias por el artículo. Yo en la flor de la juventud pienso como revivir los sueños oníricamente.

Sé que vivo. Y vivo sabiendo.

Mi Sueño es que la humanidad esté en paz y viva dignamente la libertad.

A mí, no me importa no tener trabajo, pero el dinero es necesario y se extrae de él.

Mi labor me gusta, y fomento los sueños y la revolución de los druidas.

En mi vida hay tres cosas: consagrar los bosques a través de cuentos, luchar por la vida digna del Pueblo y solidarizarse con La Naturaleza para que esta sea ancestral y bendita.

Mi labor es digna; es mi cultura.

Yo soy Claro y el Cielo va por mí.

Los Sueños son la consumación de La Vida.

Apoyo y Salud a todos los novilísimos.

0
0
#87016
11/4/2021 12:40

(...caminan sobre el aire,
creen que las suelas de los zapatos
son el suelo.
Son levísimos y hermosos).

0
0
#87059
11/4/2021 21:27

Para no ser poeta, ni entender la poesía, parece que escribes bien en verso.

No. No me confundo.

No. ¡Mira! No soy tú.

No, no siento Amor.

0
0
Sobre este blog
Un espacio para gente que está empezando a escribir. Si tienes menos de 25 años y te apetece participar escribe a redaccion@elsaltodiario.com
Ver todas las entradas
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Más noticias
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.