Josef Ajram o cómo vender una idea de éxito desde el fracaso

Josef Ajram no solo vende consejos o su servicio de reprobable gestión del capital, sino que transmite optimismo, esperanza, sueños… Tú puedes ser rico si te lo propones.

Josef Ajram
Ilustraciones de ‘El pequeño libro de la superación personal’, de Josef Ajram.
6 nov 2018 13:49

La semana pasada saltaba la noticia: Josef Ajram abandona su Sicav tras varios meses de pérdidas. Parece ser que el mediático trader por fin ha encontrado el esperado límite: en el -21%. Algo que en el mundo financiero podría ser anecdótico cobra una especial relevancia en este caso. Porque Ajram no solo vende consejos o su servicio de reprobable gestión del capital, sino que transmite optimismo, esperanza, sueños… Tú puedes ser rico si te lo propones.

He de reconocer que admiro su capacidad de construir una imagen de éxito y bonanza. Ha creado varias empresas de trading y merchandising (esto es lo que nos dice, no nos habla de sus cuentas en negativo) y ha ganado triatlones, reforzando así la idea de que la actitud y el trabajo todo lo puede y todo lo consigue. Evidentemente, no suele profundizar en qué grado condiciona el hecho de pertenecer a una familia de un nivel socioeconómico alto. Sin embargo, ¿es esto importante? Si Ajram tiene un método especulativo infalible, ¿por qué no iba a compartirlo con nosotros, los ignorantes, de buena fe?

Quizás el problema no reside en lo que hace, sino en sus lecciones. Cualquiera que tenga estudios sobre el mundillo económico y ojee un libro de Ajram apreciará la simpleza aritmética con la que explica el trading (utilizar la media móvil como herramienta base, como si las finanzas fueran un ciclo natural) y, tras leer ciertos lemas de corte neoliberal, situará a Warren Buffet como un militante del PCE:

“Además, estoy convencido de que esos errores no tienen que ver con cuestiones como el entusiasmo o los conocimientos, sino más bien con algunas actitudes que les acaban llevando al error.” 
Del libro Bolsa para dummies, de Josef Ajram

Y es lógico. Si hablase de la bolsa como una herramienta en la que se necesita una fuerte base de conocimiento económico-financiero, además de un colchón económico de seguridad, dejaría de vender la idea de que todos podemos hacernos millonarios comprando sus libros y sus camisetas con frases motivadoras. El pack software de inversión, manuales de bolsa y merchandising motivador es un negocio redondo que se retroalimenta.

En su favor diré que Ajram no ha inventado el discurso neoliberal. De hecho parece estar bastante de moda en redes como Instagram o Facebook. En época de Mr. Wonderful, es actualizar alguna de esas redes y automáticamente leer una frase sobre lo importante que es tener una buena actitud ante la vida y que todo saldrá bien, y los libros de autoayuda siguen siendo líderes en ventas. Ajram solo se ha aprovechado de este nicho.

El problema es el peligroso subterfugio ideológico que esconde esta idea. En un silogismo: si lo importante para tener éxito es la actitud y existe gente pobre y en paro, está claro que dicha gente no tiene la actitud adecuada. La culpa es del pobre por no tener la actitud para comprar un libro de Ajram y hacerse rico. Como definió Margaret Thatcher, “la pobreza es un defecto de personalidad”.

Ajram dice que la actitud y el esfuerzo es lo necesario para triunfar. Yo he aprobado bachillerato esforzándome. Por tanto, Ajram está en lo cierto. ¡Debería abrirme una cuenta en ActivoTrade! ¿Políticas sociales? ¿Por qué debería preocuparme por los pobres? ¡Que se esfuercen como he hecho yo!

En mi humilde opinión, Josef Ajram no es muy distinto de Simón Pérez, el famoso economista 'a tipo fijo', cuando afirmaba que "su ideología es el dinero". Ninguno de ellos tiene el mínimo interés en ayudar al prójimo, sino en intentar multiplicar su beneficio. Desde la comunidad de brókeres, lejos de ser una comunidad antisistema, se le ha apodado terrorista financiero por intervención en un 'Salvados' explicando lo fácil que era ganar dinero con su propio software. Además de su conocida polémica por la publicidad encubierta del “Nocillagate”. De ahí el peligro de comprarle el discurso: no le va a beneficiar a usted, sino a él mismo. Hoy está fuera de su propia sicav, pero no se engañen, volverá con más fuerza que nunca y con una actitud ultraoptimista.

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