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Sexualidad
Estrógenos y progesterona: un baile de hormonas en la vida de las mujeres
Las mujeres somos cíclicas, esto es así. Desde la primera menstruación hasta la menopausia experimentamos cambios con un propósito biológico reproductivo, es decir, el organismo se prepara cada mes para un posible embarazo.
Para simplificar, podemos dividir la ciclicidad hormonal en dos fases. La primera fase va desde la menstruación hasta la ovulación, y la segunda, desde la ovulación hasta la siguiente menstruación. Los estrógenos son protagonistas en la primera fase, mientras que la progesterona lo es en la segunda.
La progesterona protege al endometrio, evitando que se desprenda. Además actúa como inhibidor neuronal en el sistema nervioso central, proporcionando calma y tranquilidad
Las funciones de los estrógenos y la progesterona son distintas. Los estrógenos sirven para engrosar el endometrio, que es la capa interna del útero donde se implanta el cigoto, en la primera fase del ciclo. La progesterona se produce tras la ovulación, en la segunda fase, para preparar el cuerpo ante un posible embarazo.
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La progesterona protege al endometrio, evitando que se desprenda. Además actúa como inhibidor neuronal en el sistema nervioso central, proporcionando calma y tranquilidad. Esto es beneficioso durante un embarazo. Si no se produce embarazo, la progesterona disminuye, provocando la menstruación y el inicio de un nuevo ciclo en el que los estrógenos recuperan protagonismo.
Cuando la progesterona se encuentra en niveles bajos durante la segunda fase del ciclo y no logra contrarrestar adecuadamente los efectos de los estrógenos de la primera fase, puede aparecer el síndrome premenstrual
Los estrógenos tienen efectos opuestos a los de la progesterona. Su función es multiplicar las células del endometrio para engrosarlo de nuevo. Además, actúan como activadores neurales en el sistema nervioso central, lo que nos hace sentir más activas y, en especial, cuando va llegando la ovulación, de ahí que en este momento del ciclo parece que te comes el mundo.
En algunas mujeres, estos cambios son más evidentes que en otras, pero todos forman parte de las múltiples y complejas variantes de la normalidad. Debemos normalizar la ciclicidad hormonal y, por qué no, incluso sacarle provecho.
¿Qué ocurre con el síndrome premenstrual?
Cuando la progesterona se encuentra en niveles bajos durante la segunda fase del ciclo y no logra contrarrestar adecuadamente los efectos de los estrógenos de la primera fase, puede aparecer el síndrome premenstrual (SPM). Esta situación de desequilibrio hormonal puede generar una serie de síntomas físicos y emocionales que afectan a la calidad de vida.
Entre los síntomas están la retención de líquidos y sensación de hinchazón, las migrañas, sensibilidad e inflamación en las mamas, fatiga y falta de energía, cambios de humor, irritabilidad, ansiedad y tristeza, además de dificultad para concentrarse y problemas para dormir.
Cuando los indicios del SPM son muy severos, y cursan con síntomas psicoafectivos (crisis de pánico, depresión, crisis de ira, ideas suicidas…) lo llamamos trastorno disfórico premenstrual (TDPM)
Para tratar el SPM y equilibrar los niveles de progesterona y estrógenos, se pueden explorar distintas terapias y cambios en el estilo de vida, como llevar una dieta equilibrada, realizar ejercicio físico regularmente, utilizar suplementos vitamínicos y minerales para paliar posibles déficits y así ayudar a equilibrar la producción hormonal o practicar técnicas de relajación y control del estrés, como la meditación o el yoga. También podemos plantear tomar reguladores del eje hormonal como el sauzgatillo o Vitex agnus-castus, una planta usada para mejorar este estado.
¿Qué pasa si me mandan tratamiento psiquiátrico?
Cuando los indicios del SPM son muy severos, y cursan con síntomas psicoafectivos (crisis de pánico, depresión, crisis de ira, ideas suicidas…) a esto lo llamamos trastorno disfórico premenstrual (TDPM). Por desgracia es un trastorno muy poco estudiado y muchas veces estas mujeres salen de consulta con un diagnóstico erróneo de trastorno bipolar y un tratamiento psiquiátrico. Hay veces que se les pautan antidepresivos, otras anticonceptivos.
En mi opinión, si es un TDPM de verdad (no que tengas una depresión de base que empeora en la segunda fase del ciclo) los antidepresivos no son buena idea como primera línea de tratamiento, pues no se trata de una depresión como tal, hay un claro origen hormonal —los síntomas siempre son en la misma fase del ciclo y no en otra, y desaparecen al bajar la regla o tras ella—.
Los anticonceptivos tampoco resuelven mucho en la mayoría de los casos. Estos son hormonas sintéticas que imitan a los estrógenos y a la progesterona, por lo que al tomarlos se bloquea el eje hormonal cíclico, pasando a un patrón hormonal lineal. Pero, precisamente, uno de los efectos adversos es que pueden causar depresión y pérdida de la libido. Cuando toman anticonceptivos, muchas mujeres con TSPM notan que no tienen esos síntomas tan intensos en la segunda fase del ciclo. El problema es que la mayoría de las veces se encuentran mal en todo el ciclo, con síntomas de falta de energía, de tristeza o embotamiento. Aunque no son tan intensos como los que tenían antes en la segunda fase del ciclo, tampoco está bien al estar todo el ciclo así.
En estos casos tan severos, en mi experiencia, lo que mejor va, aparte de los buenos hábitos, es utilizar progesterona natural micronizada en la segunda fase del ciclo, individualizando la pauta en función de cada caso. Suelo pautarla por vía vaginal, ya que por esta vía es mejor tolerada, y por la noche porque la progesterona puede dar sueño y así la aprovechamos para descansar mejor.