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Sexualidad
Bel Olid: “Tinder es lo que tú quieres que sea, no es ni mejor ni peor que un bar”
Bel Olid es la autora del libro ¿Follamos?, un ensayo sobre las relaciones sexoafectivas que nació con la adolescencia de sus dos hijos.
Bel Olid es escritora, presidenta de la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, traductora, madre de dos adolescentes y autora del libro Follem?, traducido al castellano (¿Follamos?) y publicado por la editorial Bridge. Para leerlo, no es necesario tener entre 15 y 18 años o tener descendientes, ya que más allá de la importancia de usar condón, la educación sexoafectiva que ha recibido, y sigue recibiendo, una parte importante de la población sigue estando asociada a los anticonceptivos y al mito del amor romántico.
Sexualidades más humanas, relaciones más placenteras, dice la sinopsis de tu libro. ¿Es tu aspiración?
En mi vida personal sí, y creo que lo estoy consiguiendo después de años de relaciones más complicadas, tóxicas e incluso turbulentas. Desde la infancia acumulamos el peso de no habernos enseñado a respetar ni a pedir respeto, ni a cuestionar jerarquías ni patrones de sumisión, que conllevan dependencia y control. Es necesario poder cuestionar todo ello para poder tener relaciones más humanas y más placenteras. Pero no es un objetivo al que se llega, sino que como una lengua: aprendes a manejarte bien, pero nunca la sabes del todo. Siempre surgen palabras nuevas en las relaciones sexoafectivas, realidades que te impiden decir uy, esto ya lo sé.
¿Cómo debería ser la crianza sexoafectiva feminista?
Un buen comienzo es la idea del respeto. Es recíproco y no debes dejarte pisotear. Al mismo tiempo, se construye en relación y crece cuando se construye. El respeto es la base de todo. Hay que olvidar las frases hechas de quien bien te quiere, te hará llorar y todas las que relacionan al amor con el dolor. Para las personas que hemos sido educado como mujeres, la idea de que no merecemos respeto es la base de nuestra educación. Pero una relación sexoafectiva sana no duele. Si cuesta mucho, si duele, si en la balanza pesan más las sensaciones desagradables que los buenos momentos, no vamos bien. Eso no significa que no pasemos por momentos dolorosos, ¿eh? La relación tendrá que ayudar para que esos momentos dolorosos sean mejores. Y esto creo que no lo tenemos demasiado claro.
Otra cosa muy importante que está cambiando es no obligar a las criaturas pequeñas a dar besos que no quieren dar.
Se ha criado a las criaturas con acceso absoluto a su cuerpo. Las criaturas debían permitir y tolerar ese acceso, una idea que partía de que los adultos somos mejor para decidirlo. Pero hay que diferenciar situaciones: si las criaturas aún no han aprendido a cruzar la calle, les cogeremos de la mano quieran o no porque hay un riesgo real de que un coche pueda atropellarlos, pero dar besos a quien no quieres dar no implica ponerte en una situación de peligro. Si has sido educada creyendo que tu cuerpo no es tuyo, esta referencia trae problemas en situaciones de abuso sexual en la infancia, cuando el adulto accede a tu cuerpo, que son más difíciles de identificar para las criaturas. En las familias en las que hay menos límites, los abusos sexuales pueden ocurrir más a menudo. Porque yo no puedo evitar que un adulto de mi entorno abuse de mi hijo, pero sí puedo educarle para que considere que su cuerpo es suyo.
“No puedo evitar que un adulto de mi entorno abuse de mi hijo, pero sí puedo educarle para que considere que su cuerpo es suyo”
La narración de tu experiencia de abusos sexuales con el hastag #cuéntalo, hace dos años, fue uno de los que más me llamó la atención.
Contar mi caso no sirve de nada más que para que otras personas puedan buscar ayuda y sientan que no son las únicas del mundo. Las estadísticas indican que el 23% de las niñas y el 17% de los niños sufren abusos en la infancia. Crecemos pensando que somos las únicas, hasta que te haces mayor y te das cuenta de que no es así. Hay mucha tolerancia con los abusos. Entre los que no lo sabían de verdad y los que lo sabían y callaron, hay una familia entera cómplice. Sin ese entramado de complicidad no es posible que la prevalencia sea tan alta. Si tienes adultos de confianza y límites claros, es más fácil parar el abuso. Y es muy distinto que te violen una vez a 500, a que te escuchen o a que te digan cállate que aquí no ha pasado nada.
Hablemos de límites en la edad adulta.
Cuando decido relacionarme de una forma concreta estoy poniendo límites claros, lo cual significa que voy a dejar de relacionarte con bastantes personas. Si no quiero bromas racistas, tendré que sacar de mi vida a bastante gente, gente que es difícil de sacar, como por ejemplo familiares, pero si mantenemos una buena relación puede que me entienda y se convierta en un proceso de aprendizaje. Y aprender a poner límites también significa que tengo que aceptar los límites de los demás…
Aceptar a los demás sin frustrarse sería un gran paso para la humanidad.
Nos relacionamos para que todo el mundo esté bien. Es un camino que implica pérdidas, pero cuando das con la ganancia es muy buena. Con un grupo de amigas hemos visto que, en momentos difíciles, no compartimos determinadas opiniones que consideramos muy básicas, pero hemos aprendido a escucharnos y a convivir sin estar de acuerdo en muchas cosas. Es un proceso interesante y enriquecedor. A nivel sexoafectivo, las relaciones pueden llegar a un límite en el que no compartes ciertas cosas básicas, pero separarse también es un acto de amor: “Mira, está todo bien, pero está todo mal”.
Y volver a relacionarse con otras personas…
Hay que perder el miedo al no. Muchas veces no preguntamos, ni decidimos, si nos apetece tal cosa, tanto sexual como afectiva, porque tenemos miedo a que nos digan que no. Aceptar el no es súper importante. No significa un “ya no me quiere”, el no es darse libertad. Es importante dar espacio para el no, porque entonces el sí es de verdad. Una persona con un sí entusiasta es un sí con muchas ganas, quizá esto me viene del abuso...
“No me preocupa que mis hijos miren porno en internet, ni tengo interés en parar eso, pero como madre debo darles otros modelos”
El no es darse libertad es una gran frase.
Aceptar el no significa respeto. Dar ese espacio para el no implica que la otra propuesta se sienta libre para explorar lo que realmente quiere. Además, es muy importante perder el miedo al no, porque igual te quedas sin preguntarle para salir a alguien por ese miedo. Igual hay que aprender a proponer sin presión, y a decir que sí o que no también sin presión, pero ahí llegas con cierta confianza.
¿Tinder es una extensión capitalista de las relaciones o somos nosotras las capitalistas?
Tinder es lo que tú quieres que sea. No es ni mejor ni peor que un bar al que vas a ligar y le entras a alguien por algo te ha hecho gracia. Por supuesto que hay un componente de monetirización del deseo, porque alguien gana dinero, pero hay un elemento de capitalización de como de deseable eres, o se te ve, como en cualquier situación social presencial. Quién es digno de desear y quien lo es de ser deseado. No me parece distinto de cualquier otras situaciones sociales, y quienes construyen desde sitios más críticos también están en Tinder.
¿Te podemos encontrar ahí?
Solo estuve una semana y conocí a gente interesante, pero yo entro dentro de los cánones. Si sufres racismo o hubiera sido gorda, es otro cantar.
El capital sexual.
Debemos desactivar el discurso de quién tiene derecho a desear y a ser deseado. Si eres mujer, cuanto más te acercas a los cánones y si eres hombre, cuanto más poder tienes.
Creo que el deseo se construye, pero ¿cómo educas a las criaturas en esa idea frente al mito romántico?
La mejor manera de educar es el ejemplo. Por suerte o por desgracia educamos en comunidad y el input que reciben no va a ser solo el de casa, por lo que hay que ver cómo compensarlo. No me preocupa que miren porno en internet, ni tengo interés en parar eso, pero como madre debo darles otros modelos, porque en internet van a encontrar muchas cosas positivas y otras negativas. Que en casa sientan que pueden hablar sobre sexualidad, como comentar las noticias que aparecen sobre ella como cualquier otro tipo de noticia, y ofrecerles ejemplo. Porque de nada sirve un discurso feminista si tengo una pareja que cuando llega a casa me pregunta dónde está la cena.
“Si pido respeto por mi cuerpo y soy capaz de comunicar mis límites, mis relaciones sexoafectivas serán respetuosas y sanas y tendré una actitud positiva hacia el placer”
¿Y cómo podemos reeducarnos las adultas?
Si pido respeto por mi cuerpo y soy capaz de comunicar mis límites, mis relaciones sexoafectivas serán respetuosas y sanas y tendré una actitud positiva hacia el placer. Ese es un buen contraste frente a que tu vales según tu follabilidad por cosas que seguramente no vas a poder cumplir.
¿Qué hacemos con el mito del amor romántico?
Ponerle una etiqueta de Warning! ¡Peligro! Y cuestionarlo. Nos han dicho que unas cosas nos van a dar la felicidad, pero para la mayoría de personas no es así. Por lo que hay que colocarle una súper luz roja antes de dar por hecho ciertas cosas de una relación amorosa. Es mejor hablarlo, sea lo que sea. Es posible que para ti la monogamia sea una buena opción, pero hay que decidirlo, no darlo por hecho, ni tampoco es una decisión eterna, sino circunstancial. El secreto es cuestionarlo todo, sobre todo al principio de una relación, y ajustarlo todos los días. Oye, ¿esto nos está funcionando? ¿Estás bien? ¿Las personas sienten que la relación es un espacio de seguridad en el que se sienten arropadas o, por el contrario, es un campo de minas?
Vamos con el poliamor.
El poliamor es mucho de amor romántico… No es la relación en sí el problema, sino el mirar para adentro y ajustar eso todos los días. Y aceptar el dolor de lo que me va bien a mí no va bien para ti. El detector es este: si dónde caminas es un campo de minas, no es una relación sana. El diálogo constructivo no es fácil de sostener cuando sientes que otra persona te ha hecho daño. Pero las relaciones sexoafectivas como espacio de seguridad y cuidados me parecen muy importantes porque son realmente una maravilla. Como las relaciones de amistad, esa familia elegida, donde la intimidad que consigues es increíble.
“El enamoramiento es una droga dura y es muy chulo, en ese sentido soy un poco drogata: me encanta enamorarme”
¿Cómo les explicamos a nuestros hijos que el enamoramiento es una avalancha de dopamina maravillosa pero que todas las decisiones que tomas drogada deberías ponerlas en cuarentena?
El enamoramiento es una droga dura y es muy chulo. Lo bueno que tiene es que dura poco. El enamoramiento es un aprendizaje que no podemos aprender a través de lo vivido por otra persona. No le puedo contar a mis hijos “mira, te has flipado con esta persona pero relájate que no es para tanto”. Lo que sí puedo explicarle es si esa persona está traspasando o no unos límites. En los enamoramientos ajenos, no nos queda otra que ese punto de acompañamiento y vigilancia. Y alegrarme, y aceptar que otra persona puede equivocarse y estrellarse. Cuantas más experiencias tienes, más en cuarentena pones a tus enamoramientos sin dejar de disfrutarlos. Lo vas a disfrutar dure lo que dure y ya está. ¿Qué vamos a hacer? ¿Dejar de enamorarnos? No, quizá lo que tengamos que hacer es enamorarnos mejor, viendo a la otra persona y no a la que queremos ver. ¿Esto te encanta? ¿Cuál es tu canción favorita? ¿Te mola el fisting?
Preguntar lo del fisting y enamorarse es bien.
A mí me encanta enamorarme, en esto soy un poco drogata. Más allá de todos los problemas del amor romántico (la monogamia obligatoria, el sacrificio de las mujeres en pareja heterosexual tradicional), más allá de construir otras formas, en relación heterosexual o no, monógama o no, poliamorosa o no, el tema es si construyes una relación en base a la realidad o a los prejuicios, fantasías y proyecciones.
¿La pandemia ha modificado el deseo?
La pandemia lo ha modificado todo: tus preocupaciones principales son si vas a cobrar o no, si vas a tener trabajo, una casa donde estar, si la nevera está llena. Muchas personas que vivían en una realidad precaria ya no tiran.
¿Qué nos espera cuando se abran definitivamente las puertas de nuestras casas? ¿Más folleteo, más relaciones cuidadas?
No tengo ni idea, mi instinto me dice que no va a cambiar nada.
¿Qué tal estás tú?
Dos meses después, seguimos muy bien. Estoy muy tranquila en ese sentido. La comunicación sigue siendo excelente y tampoco tenemos las preocupaciones de la sexualidad asociadas a la reproducción. Tengo una sexualidad puramente recreativa y eso es una liberación.
Como la masturbación.
Por favor. Esa siempre es una gran primera opción para mí. Es un primer plato de mi menú sexual muy apreciado y muy necesario.
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