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Salud mental
Mujer apta para el sistema
El uso de antidepresivos en España se ha triplicado en los últimos diez años y las mujeres duplican a los hombres en su consumo. Pregunto a mis amigas, a mis compañeras de trabajo, de militancia, a mis vecinas y a mi abuela. Casi todas han sido recetadas con su antidepresivo ideal.
Intenten esta búsqueda inocente en Google, apenas casual, apenas inducida por el chantaje de la violencia psiquiátrica: Mujer — Antidepresivo. Entre las primeras entradas, destaca la falta de rigor. No encuentro estadísticas, artículos especializados o siquiera un acceso directo a los prospectos. Las entradas conforman un poema en verso libre y absorberemos sus siglas gracias a los receptores de nuestras conexiones neuronales. Las sustancias se anuncian como una pulsera “todo incluido” en el resort de la sociedad de bienestar. Aprovecha la oferta: el segundo blíster, al 50%. Consume y sé feliz. A partir del cuarto blíster tal vez seas apta para el sistema.
Tricíclicos, IMAO, antidepresivos de primera generación, de segunda y de tercera. Como los billetes de tren. Las cajitas reposan impunes en las repisas de nuestros cuarto de baños. Intercambian saludos con los ansiolíticos del armario de la cocina:
—Buenos días —susurra sonriente la capsulita de Sertralina de buena mañana.
—¡Los que tú tienes! —contesta el somnoliento Lorazepam, sin saber articular muy bien la frase acertada en el contexto.
Lo que desconocen estos psicotrópicos parlanchines es que hace un año que murió mi madre y estoy triste. No saben que sostengo un pluriempleo, contratos de 35 y 28 horas, que estoy estresada. Poco les importa que haya tenido que tramitar un divorcio, una herencia, una hipoteca y que esté asustada. Necesito pagar la pensión de mi hijo, mi alquiler, la luz, el agua, internet, el bono-metro, la gasolina y el jodido dentista. Vence el mes y estoy agobiada. No duermo bien, mi menstruación sigue los pasos del Guadiana y tomo demasiada cafeína. Todo esto le resbala sin pudor a la potencial farmacotecnia de mi mesilla.
Conduzco un ciclomotor para llegar a todo, más de 60 kilómetros cada día, para no decir que no estoy llegando, para ser la superwoman que el sistema espera de mí. Que ciertos feminismos institucionales esperan de mí. Cada jodido día, respiro veneno en gris y atravieso de parte a parte un Madrid pseudoverde y pseudoamable; mientras, estoy a punto de ser arrollada por un puto Uber. Estoy rabiosa. Estoy muy, muy, muy cabreada.
La eterna gripe me da la clave: un virus neoliberal hace estragos en mi psique y la febrícula capitalista instiga un bramido. Parece que no estoy en condiciones de ser apta para el sistema. De momento, al menos; durante un rato... Decido acudir a mi médica de cabecera para que lo certifique y me entregue el ansiado papel: no apta. Baja médica y reposo.
Mi médica de cabecera no levanta la cabeza de la pantalla del ordenador. Sin saludarme, lanza un imperativo que invade:
—DIME.
Yo, cabizbaja y obediente, le digo. Resumo la situación, le hablo de mi tos y de mi duelo, del insomnio y los eccemas. De la regla que va y viene. Anota síntomas sin mirarme.
—¿A veces piensas que la vida no tiene sentido? ¿Sales a divertirte? ¿Haces deporte?
Hay, literalmente, 0,55 psicólogos/as por cada mil habitantes y diez psiquiatras por cada 100.000. En siete minutos, mi médica de cabecera ha determinado que padezco depresión
En España, el equipo médico de atención primaria dispone de siete minutos por paciente y diagnóstico. Hay, literalmente, 0,55 psicólogos/as por cada mil habitantes y diez psiquiatras por cada 100.000. En siete minutos, mi médica de cabecera ha determinado que padezco depresión. Sin embargo, no me deriva a salud mental. Considera que mi depresión no es lo suficientemente severa para ser atendida por el 0,00055 de psicóloga que me corresponde. No debo preocuparme. Si la cosa se agudizare, siempre podré esperar meses para ser atendida por la pestaña de una terapeuta.
Mi doctora es una doctora aviesa, de esas que siguen los protocolos; en la primera visita me receta Lorazepam. Me da una semana de baja y me recomienda descanso y deporte. Indica que me dará el alta dentro de una semana y me recomienda que intente dormir bien. Como si no lo intentase. Como si no lo intentásemos todas, cada día. Nosotras nos esforzamos y su sistema, con su tecnología, nos abate. El WhatsApp parpadea constantemente, el Telegram, el correo corporativo sincronizado en nuestro móvil, la agenda, el Google calendar, las noticias internacionales, los memes y los vídeos mainstream de YouTube. El Twitter se mete con nosotras en la cama, montándose un ménage à trois con Facebook y con nuestro insomnio. A la vez, golpean, simultáneas, las responsabilidades del día siguiente, los logros y devenires del día en curso, los errores de ayer que mañana subsanaremos. Tal vez el Lorazepam me haga dormir bien, pero dudo mucho que me permita descansar. Ni bien ni mal.
Ha pasado una semana. Han llamado de la mutua para que acuda a consulta. La sanidad privada debe ratificar el “no apta” expedido por la sanidad pública. La sanidad pública debe revalidar la baja. Yo debo haber mejorado. No lo he hecho. Habla la ectopia de mi doctora y me receta Sertralina. Yo me niego a tomarla y ella me chantajea:
—Si quieres la baja, tienes que tomar antidepresivos. Es el protocolo.
No he tomado Sertralina. No consumo Lorazepam. No voy a fingir que los tomo porque no quiero ser parte de unas estadísticas que no calculan.
El uso de antidepresivos en España se ha triplicado en los últimos diez años. Las mujeres duplican a los hombres en su consumo. En un alarde pseudocientífico, la curiosidad me obliga a estudiar el asunto más de cerca. Pregunto a mis amigas, a mis compañeras de trabajo, de militancia, a mis vecinas; pregunto en la sala de espera de mi consulta y en la cola del estanco. Interrogo a las mujeres en los grupos de WhatsApp. Interpelo a mi abuela. Casi todas han sido recetadas con su antidepresivo ideal. Casi todas son mujeres que, como yo, de una forma u otra, desafían al sistema y lo sostienen a la vez. Mujeres que, como yo, están agotadas, exprimidas, desde lo esencial, por un sistema capitalista y patriarcal que se esfuerza, cada día, en fabricarlas aptas.
El lunes me incorporé a mi doble jornada, arrastrada y mocosa, extrañamente triunfante. No tengo una depresión. Estoy, pura y simplemente, agotada y es mi espíritu crítico el que no me hace apta. Reivindiquemos la legitimidad de la tristeza que nos hace menos productivas porque necesitamos estar tristes, llorar y dormir 12 horas. Porque nos sobran los motivos.
El sistema no tiene derecho a drogarnos. El derecho a drogarnos es nuestro y debe ser ejercido de forma informada y consciente, acompañado con terapia y, siempre, bajo medidas y controles indispensables que garanticen nuestra seguridad. Sin chantajes. Seguiré esforzándome en mi inaptitud.
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Lo expresas muy bien. Hace falta terapia, no solo fármacos, donde poder expresar y transformar con la ayuda de la psicóloga. Y descansi, mucho descanso.
POSIBLES REMEDIOS PALIATIVOS :
1º
Esto aveces funciona ,
hay que decirlo muy seriamente :
" estoy triste...taaaan triste...
que no puedo decir Ja JA JA "
suele pasar que se reviente de risa ....
2º
Tranquilo pasaras
Meditar nos trae al aquiahora , ya que ns damos cuenta que no sucede lo que nos atormenta,
tbn calma ansia energetiza,
ecuanimiza y nos hace personas mas empáticas asertivas ,
al disminuir la tension personal etc
....y ns concilia con este proceso personal
3º
Digitopuntura - bioenergetica para la depre , ESTIMULACIÓN DEL PUNTO 1 DE C :
hacer el gesto de OK con el pulgar estirado y el puño cerrado
acercarlo a la axila
levantar el codo
introducir l dedo en el hueco axila
bajar codo
mantener el T que se desee
4º
Masaje de pies
Gracias por el artículo, es necesario que no nos sintamos solas y nos hagamos conscientes de la dimensión política de nuestras tristezas. Por eso nos quieren agotadas y drogadas 24/7, para que no veamos que no somos nosotras las responsables, sino el sistema desquiciado
Mejor no lo podías haber dicho!! Hace falta tomar conciencia de esto, hay que aceptar la tristeza, el derecho a estar tristes, sin que tengan que drogarnos por las prisas capitalistas de producción y consumo. Gracias por artículos como este, son necesarios.
Y a la dolorosa situación que describes (real como la vida misma) que no se palía con psicofármacos, hay que añadir que el sistema endocrino de las mujeres es mucho más sensible que el de los hombres a los tóxicos con los que convivimos-malvivimos tod@s en las sociedades, supuestamente desarrolladas y civilizadas.
https://upnatv.unavarra.es/pub/fibromialgia-carme-valls-llobet
Así pues, mientras se descubre la panacea para todos nuestros males, y que sea accesible a todos los bolsillos, ¿por qué no hacemos algo por intentar aliviar al organismo de la carga tóxica que es la principal causa de enfermedad?. Es sobradamente conocido que en España, los fabricantes de veneno hacen su agosto todos los meses del año, supuestamente, para facilitarnos la vida
https://contrainformacion.es/un-informe-de-ecologistas-en-accion-denuncia-que-las-autoridades-espanolas-conceden-autorizaciones-ilegales-a-pesticidas-toxicos/
Los científicos rigurosos e insobornables, que alertan sobre los riesgos que este modelo de "desarrollo" implica para la vida en el Planeta, siguen siendo la voz que clama en el desierto:
https://www.youtube.com/watch?v=bdz1-seclqk
https://www.youtube.com/watch?v=1ndbft9m8tM&t=3s
https://www.youtube.com/watch?v=tDN_gUl5Las&t=36s
https://www.youtube.com/watch?v=-JHC06tb9Bs&t=21s
Y los millones de personas que ya no podemos eliminar los tóxicos de nuestro organismo, seguiremos muriendo a millones tras una larga, lenta y dolorosa agonía, excluidas de los servicios públicos y de la sociedad, simplemente, porque ya no somos rentables a la gran farmaindustria y sus innumerables comisionistas, y no encontramos un lugar donde poder respirar sin morir en el intento
http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75152014000300015
https://www.youtube.com/watch?v=VcMjd9NuQ0s
Esperemos que algún día la Historia juzgue a los responsables por GENOCIDIO, pues, para más INRI, nos privan de tratamientos rigurosamente científicos que mejoran nuestra penosa calidad de vida, ya que, revertir los daños genéticos que nos han causado los tóxicos ambientales durante décadas y los numerosos errores de diagnóstico y tratamiento con todo un arsenal de fármacos tapasíntomas, parece difícil
https://www.youtube.com/watch?v=VcMjd9NuQ0s
https://www.senefro.org/contents/webstructure/Grupos%20de%20Trabajo/aferesis/Memo_AFERESIS_TERAPEUTICA_2018.pdf
https://www.youtube.com/watch?v=W1OseS7Fh68
https://www.youtube.com/watch?v=MGqFY6ObK1E
Por lo tanto, ¿psicofármacos y fármacos tapasíntomas? no gracias
Breve reflexión de 6 minutos sobre depresión, ansiedad y redes sociales:
https://www.youtube.com/watch?v=0kNVmqTW5gs
Espero que pueda servir de ayuda.
Gracias por tu testimonio, tan bien expresado.
Veo y vivo esta situación demasiado a menudo, no en carne propia pero casi, y la rabia que siento... sí, la comprendo, la comparto. Ánimo.