Medio rural
Entrenar el músculo postcapitalista, ruralizar nuestros metabolismos

Ruralizar el cuerpo, una aspiración personal más que legítima, despliega todo su potencial transformador cuando se inserta en una dinámica comunitaria de transición ecosocial.

Trabajar la tierra fértil y colectivizada del valle de Can Masdeu es sin duda un placer saludable, terapéutico incluso. Pero hay algo más. Cada vez que cubro la breve distancia entre los huertos y la Barcelona de hormigón siento que aquí ejercemos también un derecho. Un derecho o hasta podríamos decir, viendo como está el patio, un privilegio. Dado que cada vez tenemos menos posibilidades de usar recursos básicos para la vida, como el agua, la tierra o la vegetación, y menos aún por fuera del mercado, producir alimentos en armonía con los ciclos vitales y al margen del trabajo asalariado se convierte en una poderosa vía para satisfacer el anhelo de autonomía.

Si te suena abstracto podemos resumirlo en algo más simple: carne y horas, red y deseo. El autoabastecimiento como respuesta a la expropiación de nuestros principales recursos no renovables: el tiempo y el cuerpo. Es decir, una forma de resistir a la imposición de una lógica que normaliza que millones de personas se pasen largas jornadas laborales doblados ante una pantalla o detrás de un mostrador mientras muchos otros millones se pasan el día doblados sobre un bancal o dentro de una mina. Y es que aunque las condiciones laborales no son por supuesto simétricas, en ambas caras de la moneda los cuerpos sufren.

Según la medicina evolutiva, detrás de las “enfermedades de la civilización” subyace “un conflicto continuo entre un entorno moderno propio de la ciencia ficción y un genoma de la edad de piedra”. En el marco de abundancia de las sociedades industriales nuestro mandato ancestral de ahorro calórico llega a inhibir otra parte de nuestro acerbo adaptativo: el mandato de movernos. El mercado lo sabe perfectamente, y nos guía, como perros de Pavlov, con el garrote de la incertidumbre laboral y la zanahoria de los placeres dopamínicos. Un hilo invisible enlaza así el sedentarismo fósil con el bliss point de los alimentos procesados, dando lugar a una convergencia de precariedades inmunodeficientes que el coronavirus ha expuesto en toda su crudeza.

¿Que puede ser más funcional ahora mismo que entrenar el músculo postcapitalista y ruralizarse con sesiones de 'agrofitness'?

Sin embargo, sabemos que descarbonizar para afrontar la emergencia climática implica reducir el uso de energía fósil, independientemente de si las renovables estarán a la altura de nuestro consumo actual (spoiler: no lo estarán) o de si nos llegarán las tierras raras para robotizar más o menos sectores. De ahí se deriva la necesidad urgente de redefinir muchas cosas, entre ellas la comodidad. Hoy los gimnasios ya venden sesiones de entrenamiento “funcional” o “natural” para desdoblarse con coherencia evolutiva. Pero si vemos la foto completa ¿que puede ser más funcional ahora mismo que entrenar el músculo postcapitalista y ruralizarse con sesiones de agrofitness? La tracción animal, empezando por la humana, es inevitable en cualquier estrategia de reducción del uso intensivo de energía, ¿estamos preparadas?

Quizás no sea tan duro. Los estudios muestran que el contacto con la naturaleza aporta reducción de la inflamación, mejora el sueño, propicia la inhalación de sustancias volátiles que reducen el estrés y elevan las células inmunes NK. Microorganismos como mycobacterium vaccae tienen un efecto sobre las neuronas similar al Prozac, por no hablar de los beneficios de comer lechugas o huevos ecológicos con regularidad. Al trabajar mano a mano con la tierra una íntima sensación de unidad se abre paso. La ecodependencia deja de ser un concepto para pasar a ser una vivencia. O como lo describía Lewis Munford, “en el huerto, un mundo que prosperaba sin grandes esfuerzos ni matanzas sistemáticas, los humanos tuvimos los primeros indicios del paraíso”. O dicho con las palabras de Luís González Reyes, “saber que amas a la tierra te transforma, te activa para defenderla... pero cuando sientes que la tierra te ama a ti también, ese sentimiento transforma una relación unidireccional en un vínculo sagrado”.

¿Cómo ruralizar el cuerpo social entero? Según Luís González Reyes, “abordar rápidamente la triada decrecimiento-ruralización-localización” solo es posible usando las crisis a nuestro favor

Vale, hasta aquí suena bien, pero ¿cuál es la propuesta concreta y estructural? ¿Escapar del “cadáver matemático del capitalismo” cultivando una nueva versión idealizada de autosuficiencia individual bio monte arriba? Nada más lejos de la intención de ese texto. No solo porque ya no existe un afuera al que escapar, sino porque sabemos que luchar colectivamente contra el poder corporativo es más eficaz que centrarnos individualmente sobre que tan verde es nuestro estilo de vida. Porque el problema es sistémico. No hay duda de que trabajar la tierra te aporta sentido y salud porque es creativo, polivalente, multipostural, instintivo, cíclico, artesanal, circular, convivencial... pero solo hay que visitar un invernadero almeriense para observar la distorsión impuesta por la megamáquina: la uniformidad deviene norma, el ritmo se acelera, los frutos del trabajo son sustraídos, los químicos intoxican, las jornadas se alargan, el utilitarismo lo avala.

Por todo esto, ruralizar el cuerpo, una aspiración personal más que legítima, despliega todo su potencial transformador cuando se inserta en una dinámica comunitaria de transición ecosocial. La foto de Jeremy Corbyn yendo en bici a su huerto no nos dice que las patatas sustituirán a los sindicatos sino que, tal y como afirma la permacultura, el cambio “empieza por el umbral de tu casa”. “En una sociedad tan intensamente industrializada la gente está condicionada por obtener las cosas más que por hacerlas; para valorar lo que puede comprarse más que lo que ella misma puede crear”. Ante ello, la ruralización ayuda a desprogramar este modus vivendi descrito por Ivan Illich.

¿Pero cómo ruralizar el cuerpo social entero? Según Luís González Reyes, “abordar rápidamente la triada decrecimiento-ruralización-localización” solo es posible usando las crisis a nuestro favor. Y, sin duda, parece ser el momento para una doctrina del shock inversa que generalice el reparto del trabajo y la socialización de los recursos. Pero eso si, esta vez hay que hacer bien los números. Como apunta Emilio Santiago, “el gran fallo de los autores que diagnostican un siglo XXI maduro para el reparto de una abundancia liberada de las relaciones sociales capitalistas es su analfabetismo ecológico”. Ningún problema con expropiar Google, pero ¿en un escenario de descenso energético y declive de muchos minerales estratégicos, es viable una automatización tan generalizada como para “liberarnos” del trabajo físico? No parece probable.

Así que si vamos a reducir la jornada laboral no lo hagamos para repartir una abundancia material insostenible y con fecha de caducidad, sino para repartir el tiempo, las tareas necesarias y los cuidados; para reducir la relación salarial y multiplicar la autonomía. Sin duda el capitalismo hará lo lo que haga falta para seguir adelante con la cuarta revolución industrial, haciendo negocios catabólicos con cada crisis. Pero nosotr@s… ¿qué queremos? De momento, en tiempos de peak all, en medio de esta danza de la muerte que bailamos con los tipping points, y ante las promesas incumplidas de tantos inventos que venían a salvarnos, parece sensato darle más protagonismo a la innovación social que al fetichismo tecnológico.

Si por gusto o por fuerza empezamos a hablar de relocalizar sectores estratégicos, ninguno tan crucial como el de la alimentación

¿Pero qué es innovar? Pocas veces significa empezar de cero, y ahora más que nunca significa actualizar sabidurías de largo aliento, tal como hace el diseño permacultural. L@s autor@s de Retour sur Terre plantean que la suma de crisis y la necesidad de una descarbonización urgente harán necesario que al menos entre el 15 y el 30% de la población activa pase a dedicarse al sector primario en los próximos años. Actualmente, en el Estado español apenas rondamos el 2%, así que necesitamos más campesinas regenerativas de proximidad y menos ingenieros nucleares.

Y es que si por gusto o por fuerza empezamos a hablar de relocalizar sectores estratégicos, ninguno tan crucial como el de la alimentación. Y ninguno con tantas posibilidades de ser realmente circular y renovable. Pero para lograrlo hace falta sanar la muy deteriorada relación campo-ciudad, lo que tiene más que ver con una “repoblación permacultural y una realfabetización en saberes agroganaderos”, en las palabras de Jorge Riechmann, que con elegir productos eco en el Lidl. O dicho de manera concreta: implica consumir alimentos y no productos, generalizar las prácticas agroganaderas regenerativas, mimar al campesinado que se resiste a la corporativización del campo, establecer cinturones agropolitanos y mercados de alimentos de proximidad en cada urbe, promover el autoabastecimiento. Es decir, implica ir más allá de la naturalización de las ciudades, transitar hacia una ruralización de la metrópolis.

No tenemos una bola de cristal. Pero es innegable que el capital está comprometiendo la mismísima viabilidad de los agrosistemas. La soberanía alimentaria conlleva pues una misión vital: revertir los impactos de la producción agroganadera —alrededor de un 24% de responsabilidad en el cambio climático— sanar los absurdos de la distribución —si el desperdicio alimentario fuera un país sería el tercer país que más CO2 emite— y biocapturar carbono en los suelos —ya que los suelos pueden llegar a almacenar el doble de carbono que la vegetación y el aire juntos—. Y todos esos objetivos pasan por el mismo lugar: empezar a revertir la mercantilización del derecho a la alimentación.

En definitiva, cultivamos entre el cemento urbano para sanar nuestros cuerpos, pero esa acupuntura nos trasciende. Ejercemos, ojalá, pequeños estímulos que empujan hacía un futuro más deseable y a la vez constituyen en si mismos respuestas a lo que se viene. Y es que es todo el cuerpo social, el pacto ancestral de los humanos con su hogar planetario, el que pide a voces un reajuste postural.


Archivado en: Medio rural
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Ecologismo
Análisis Raíces campesinas o ecologistas: ¿es que hay que elegir?
Solo de un entendimiento mayor entre ecologismos varios, apuestas de base campesina y propuestas no inductoras de un metabolismo suicida pueden salir las soluciones que una biodiversidad en riesgo demanda con urgencia.
Medio rural
Juventud y ruralidad Una encuesta revela la conexión entre ecología y bienestar mental
La iniciativa de los jóvenes del Colectivo Dispares ofrece una valiosa perspectiva sobre cómo en los entornos rurales se entiende la conexión entre salud ambiental y salud mental, ayudando a romper prejuicios y estereotipos sobre los más jóvenes.
Medio ambiente
Medio ambiente Montes comunais en Galiza: á procura de relevo xeracional e dun novo paradigma
Máis de 30 persoas participan nunha xornada interxeracional no Ecolectivo de Vigo para abordar a construcción de comunidades máis inclusivas e adoptar unha visión máis rexenerativa dos montes.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Ibex 35
Ibex 35 Las retribuciones de los grandes empresarios multiplican por 118 lo que ganan sus trabajadores
Los directores y ejecutivos de Inditex, Banco Santander, Iberdrola, Indra, CIE Automotive y otras empresas del Ibex 35 multiplican por cientos de veces los sueldos medios de sus empleados.
Opinión
Opinión Lo raro es estar viva
¿De qué sirve agobiarse por ciertas pequeñeces si somos un punto mínimo, una huella desdibujada, un puntito sobre un folio en blanco con un boli bic que casi no pinta?
Catalunya
Derecho a la vivienda La “revuelta de las llaves” echa a andar con tres huelgas de alquileres en Catalunya
Tres promociones de vivienda deciden ir a la huelga de inquilinos, una de las medidas defendidas por las manifestaciones del 13 de octubre y el 23 de noviembre en Madrid y Barcelona para hacer frente a los alquileres impagables.

Últimas

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial Los creadores rechazan las licencias ampliadas para el uso de sus obras en la IA: “Es un genocidio cultural”
El Real Decreto para regular la concesión de licencias colectivas ampliadas para la explotación masiva de obras protegidas por derechos de propiedad intelectual para el desarrollo de modelos de Inteligencia Artificial recibe un rechazo generalizado.
Personas sin hogar
Personas sin hogar Encierro en el Ayuntamiento de Granada para reclamar albergues para las personas sin hogar
Decenas de activistas exigen tratar, en el Día Internacional de los Derechos Humanos, con la alcaldesa de la ciudad sobre la necesidad de medidas urgentes ante la gravísima situación de las personas sin hogar en plena ola de frío.
Opinión
Tratados UE-Mercosur, el acuerdo que acabará con el modelo de agricultura europeo
Toda la producción agroalimentaria familiar, de pequeña escala y que desarrollan la economía local va a salir perdiendo, sea en Europa o los cuatro países latinoamericanos.
Siria
Siria Israel bombardea la transición siria
Mientras el nuevo gobierno del país intenta proyectar legitimidad dentro y fuera de sus fronteras, el ejército sionista expande su control del territorio en los Altos del Golán, y Europa congela miles de solicitudes de asilo de personas sirias.
Más noticias
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La moratoria del ‘escudo social’ no ha servido para impedir tres de cada cuatro desahucios
Un redactado poco claro, que deja libertad a los jueces para saltarse la moratoria, limita su alcance. A pocas semanas de su fin, organizaciones de vivienda piden que sea mejorada, ampliada y convertida en permanente.
Baleares
Memoria histórica Acuerdo en Baleares entre la izquierda y el PP para no derogar la ley de memoria histórica
El Govern ya no buscará los apoyos de la ultraderecha en los presupuestos ni cumplirá con uno de los puntos más calientes del programa, como era la derogación de la ley de memoria democrática.
Tribuna
Tribuna El día después del derrocamiento de Al Asad en Siria
El pueblo sirio ha sufrido lo indecible en los últimos años en sus aspiraciones de soberanía y de liberación. La pregunta ahora es ¿cómo se va a reconfigurar el reparto de poder en Siria y en la región?

Recomendadas

Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.
Cine
Ramón Lluis Bande “Asturies tiene sin construir el relato de su tiempo revolucionario”
El cineasta Ramón Lluis Bande entiende la memoria histórica como un “camino de exploración formal infinito” y de reflexión sobre el propio lenguaje cinematográfico “en relación con la realidad, la historia, el arte y la política”.
Fondos buitre
Madrid Ecosol, la cooperativa agroecológica que lucha por sobrevivir al desalojo del fondo buitre Élix Rent
Este gigante inmobiliario, que ya ha logrado hacerse con la práctica totalidad del edificio que alberga el proyecto, se niega a renovar su contrato de alquiler ya que busca rehabilitar el inmueble y alquilarlo a precios desorbitados.