Personas refugiadas
Vial, el campo de refugiados de Quíos
Si bien la población de Vial se ha reducido a la mitad durante el último año, la realidad que viven las solicitantes de asilo en el campamento de Quíos no ha dejado de ser dramática. En marzo del año pasado, más de 6.000 personas vivían hacinadas en torno a esta fábrica de aluminio abandonada que el gobierno griego declaró como centro de recepción en 2017. Ahora, tras el traslado de varias familias y de colectivos especialmente vulnerables a la Grecia continental, el campo acoge a alrededor de 2.500 personas, pero la reducción de la presión poblacional no ha hecho que sus problemas desaparezcan.
Durmiendo en tiendas y en contenedores, las residentes de Vial siguen viviendo hacinadas y en condiciones de total insalubridad, rodeadas de desechos que han quedado abandonados alrededor del recinto tras el desmantelamiento de la mitad del campamento. Las malas condiciones de higiene, sumadas a la falta de agua corriente y de aseos limpios, han hecho aflorar enfermedades como la leptospirosis y la sarna entre los habitantes del campo, en un contexto en el que los servicios médicos del lugar se encuentran totalmente saturados.
La clínica de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH), la única ONG médica del campo, ofrece servicio de atención primaria a las solicitantes de asilo con la ayuda de doctoras y enfermeras voluntarias, que pasan consulta a una media de 37 personas por día y que no pueden dar mas abasto. En una isla que sólo dispone de un equipo de ambulancia operativo, el brote del coronavirus ha hecho que el equipo de SMH apenas puedan apoyarse en el hospital local, al que la propia ONG ha tenido que suministrar material sanitario durante los momentos más difíciles de la pandemia.
Mientras, la población local protesta contra la intención del gobierno de crear un nuevo campamento cerrado en Quíos, como los que planea construir en las islas de Samos, Leros, Kos y Lesbos con el apoyo y los fondos de la Unión Europea, pero por el momento sus voces no parecen pesar demasiado al otro lado del mar Egeo.
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