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Reducción de jornada
Pedro Gomes: “Ya no se puede ignorar el debate de la reducción de jornada laboral porque a muchas empresas les está funcionando”
El debate sobre la reducción de la jornada laboral sigue tomando forma cada vez en más países y más empresas. En España, dos proyectos piloto van a promover desde las instituciones que varias empresas prueben a reducir las horas trabajadas de sus empleados sin reducir el salario, subvencionando mejoras de productividad o lo que las empresas vean conveniente para después analizar el impacto de dichas mejoras combinadas con la reducción. Los argumentos en favor de dicha reducción se mueven en torno a factores medioambientales, de género y cuidados, de salud mental y laboral, pero los factores productivos o de mejoras en la rentabilidad se quedan muchas veces en segundo plano, argumentos que a menudo los empresarios necesitan escuchar si se pretende avanzar y cambiar el paradigma de las largas semanas laborales.
Con esa intención, la de demostrar que la reducción de la jornada laboral también es beneficiosa para las empresas y para la buena marcha de la economía, Pedro Gomes ha escrito Friday is the New Saturday: How a Four-Day Working Week Will Save the Economy (El viernes es el nuevo sábado: cómo una semana de cuatro días laborales salvará la economía).
Gomes es un economista portugués, profesor de la Birkbeck University of London, que ha diseñado la forma de abordar la semana de cuatro días laborales y tres de fin de semana, demostrando que no es solo una cuestión ecológica o social, sino que es necesario para que la economía avance en las próximas décadas.
La primera es la obligatoria. ¿Por qué una reducción de la jornada laboral? ¿Qué mejoraría?
Porque va a mejorar la economía. Es una innovación social, una mejor manera de organizar la economía en el siglo XXI. Yo creo en los argumentos sobre bienestar y felicidad, el componente de género, el medioambiental y que tenemos que vivir la vida. Pero todo eso lo pongo a un lado, porque el gran escepticismo que existe sobre este tema está en el factor económico. Por eso escribí mi libro, para explicar que la economía va a mejorar con la reducción de la jornada, que nunca se va a ver perjudicada, y para demostrar que es una mejor forma de organización económica para estos tiempos.
Trabajamos cinco días como si fuera una constante matemática, cuando en realidad es una construcción social, política y económica
Hace ya más de 50 años desde que normalizamos la semana de cinco días y mira lo que ha cambiado la sociedad. La tecnología que utilizamos, lo digital, la velocidad de comunicación que existe ahora y el tipo de trabajos que hacemos. Antes eran más trabajos de fábrica con un trabajo más intenso físicamente, pero ahora existen muchos trabajos que requieren de un esfuerzo más mental e intelectual. La duración de nuestras vidas, la estructura de la familia o el papel de la mujer también han cambiado. Todo es diferente, todo es distinto, pero seguimos organizando la economía de la misma forma. Trabajamos cinco días como si fuera una constante matemática, cuando en realidad es una construcción social, política y económica, por lo que debemos adaptar esa jornada a la tecnología, a la sociedad o a la economía. Todos esos cambios estructurales, que llevan 50 años de retraso desde que ha cambiado todo, hace que organizar la economía en una semana a cinco días ya esté obsoleto. Es mucho mejor una jornada de cuatro días.
Si lo llevamos a lo terrenal, ¿qué le dirías a un empresario? ¿Cómo le convences de que debería reducir la jornada laboral?
Si le hablo a los empresarios lo que les diría es que van a mejorar su negocio. Lo harán porque sus trabajadores estarán más descansados y, por lo cual, pueden trabajar más intensamente. Se reduce el absentismo, que tiene muchos costes; se reduce la rotación de trabajadores; se reducen costes del proceso de producción cuando se mejoran esos procesos; se reducen los accidentes de trabajo y también se mejora la gestión. Es una oportunidad de hacer las cosas mejor, pero hacerlo mejor significa una mayor intensidad del empleo para los trabajadores. Y, ¿qué haces? ¿No les das nada a cambio? No van a aceptar.
Luego hay otro factor más que es estructural económico: para consumir necesitas dinero, pero también tiempo. Cuando tienes tiempo libre es cuando vas al cine, vas al teatro, viajas más, etcétera. Imagina lo que supondría para España si se impusiera en toda Europa la jornada de cuatro días. Muchos europeos vendrían los fines de semana de tres días a pasarlos a España.
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Tú defiendes una implementación gubernamental de la jornada de cuatro días. Que sea el Estado quien ponga las bases y marque las líneas de cómo se debe hacer. ¿De qué manera?
Incluso los pensadores más liberales, como Hayek, defendían que una de las pocas cosas que el Estado debería hacer es legislar el tiempo de trabajo, porque afecta a todos los sectores por igual y, por lo tanto, poner las mismas bases para todos es aumentar la competencia entre ellos. Por lo que, del mismo modo, yo creo que el Gobierno es quien debe impulsar la jornada de cuatro días.
El principal problema es la coordinación. Al estar en un sistema que funciona en cinco días, cada empresa que pretende rebajar a cuatro días necesita elegir. Por ejemplo, puede dejar de trabajar los viernes, pero ¿cuál es el problema? Que puede que mis clientes sí que necesiten tener mis servicios los viernes. Entonces se crea un problema de descoordinación con el resto de la economía y problemas internos dentro de la empresa. Internos también porque si cada parte de la plantilla libra un día distinto de la semana, como están probando algunas de estas empresas, pues te encuentras en situaciones de tener un problema y el jefe o el informático de la empresa justo libra ese día.
Ante este problema donde las empresas tienen que elegir, lo mejor es que toda la economía se organice en cuatro días laborales más tres días libres. Si todos tus competidores, clientes y proveedores no trabajan el viernes, tú no vas a querer trabajar el viernes porque no tendrá mucho sentido.
Mediante una imposición gubernamental.
Puede ser por imposición legislativa, sí, pero sobre todo tiene que ser coordinada. También puede ser mediante los principales actores: sindicatos y patronal, pero debe alcanzarse mediante el acuerdo de una forma siempre coordinada. Un acuerdo que fije los trabajos de equipo, fábricas, etcétera, a los cuatro días y la industria del ocio a los otros tres. También podemos dejar para esos tres días el trabajo individual. Este es otro tema interesante: pensamos que las personas en su tiempo libre están fuera de la economía. No se ve un beneficio económico cuando se tiene más tiempo libre fuera de tu trabajo, pero sí que lo hay. Bien porque consumes más o bien porque haces otro tipo de actividades que pueden convertirse en una actividad económica. Por ejemplo, yo escribí mi libro durante los fines de semana. Pedro Almodóvar trabajó durante 12 años en Telefónica mientras los fines de semana estudiaba cine, ¿y cuál es la aportación de Almodóvar a la economía española? ¿Fueron los 12 años en Telefónica o sus películas?
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O sea, que te refieres a tener más tiempo libre para promover esa innovación y esas ideas que tenemos en la cabeza pero que solo se pueden materializar cuando tenemos, precisamente, más tiempo libre.
Exacto. De hecho, es algo que se ha llamado emprendedurismo híbrido, empezar una empresa mientras tienes otro trabajo. La jornada de cuatro días puede favorecer que lo hagas. Esto es muy importante para países donde no es tan fácil acceder a un crédito para empezar un negocio, como sí que pasa en Estados Unidos. Si vas a pedir un préstamo en España diciendo que vas a abandonar tu trabajo actual, lo más probable es que te cierren la puerta en las narices.
Más allá de lo económico, es un cambio cultural muy fuerte. ¿Estamos preparados para este cambio cultural?
Yo creo que sí, pero hace falta mucho coraje. Porque es un cambio que tenemos que hacer como sociedad. Creo que durante la pandemia hemos visto cómo todo cambiaba de un momento a otro, de una forma muy rápida, y todo siguió funcionando. No fue del todo perfecto, pero siguió funcionando a pesar de un cambio tan repentino. Creo que eso abre el debate y demuestra que podemos hacer las cosas de una forma distinta y creo que ahora la gente está mucho más abierta a cambios como estos.
Estamos en un momento donde cada vez más empresas están experimentando con la jornada de cuatro días, ya no pueden tratarnos como a unos pocos locos
Sí, pero hay veces donde parece que hacemos esos cambios estructurales más por obligación que por una conciencia de cambio. Ahora se está promocionando el teletrabajo pero es por los altos precios de la gasolina, no porque queramos salvar el planeta. ¿Cuál es el horizonte temporal que imaginas que nos llevará a adoptar la reducción de jornada?
No es un cambio que se hace en tres meses, es un proceso más largo. Cuando bajamos a cinco días también fueron solo unas pocas empresas las que lo hicieron. Pero ahora estamos en un momento donde cada vez más empresas están experimentando con la jornada de cuatro días, ya no pueden tratarnos como a unos pocos locos. No, son muchas empresas las que ya están en ello y están mejorando su productividad y su economía. Ya no se puede ignorar el debate de la reducción de jornada laboral porque a muchas empresas les está funcionando.
Luego, en una segunda fase, es cuando entrarán los gobiernos con legislaciones para obligar a las empresas a que reduzcan las jornadas, empezando por las empresas más largas. Calculo que debería ser un proceso de entre cinco y diez años. Posiblemente se cambiará a algo así como a 36 horas en una primera fase. En tres años las empresas grandes, las pymes en cinco, luego se rebajará la educación a los cuatro días. Pero lo importante es empezar lo antes posible, porque si no arrancamos esto se retrasará otros 20 años más.
En España hay dos proyectos piloto: uno en el País Valencià, impulsado por Compromís, y otro a nivel estatal, promovido por Más País. ¿Qué te parecen?
Están muy bien porque van a experimentar para medir los cambios en la productividad, eso es muy importante. Les van a dar autonomía a las empresas para que puedan experimentar ellas mismas esos cambios y poder medir los resultados posteriormente en cuanto a productividad, beneficios y otros factores. Aunque más tarde esto se tenga que promover mediante legislaciones, creo que son muy importantes estos proyectos piloto que sirven para informar, testear, recabar información y probar formas de hacerlo posible manteniendo la productividad y los beneficios.
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Es un debate tramposo, que ignora la lógica argumental básica porque no tiene las gafas violetas: cómo se come justo ahora lo de la mayor productividad y ganancia para el empresario cuando desde siglos se ha ocultado la contribución al mercado de los trabajos no remunerados realizados en su mayoría por mujeres.
Parece que han redescubierto la pólvora, pero mojada, menudo éxito para el capital.
A mi me parece una de las grandes luchas que están por lograrse. Llevamos 100 años desde que logramos la jornada laboral de 8 horas, esto es un abuso, pero si el aviso encima no se sale proporcional al empresario (costes, menos productividad, accidentes...), salimos ganando todos. Solo hay que pensar el tiempo libre que tendríamos y los beneficios que obtendría el estado en cotizaciones, más productividad y consumo que se derivarían en un mejor estado social