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Personas con discapacidad
Vamos a contar mentiras, tralará
La sociedad actual está llena de mensajes de optimismo que, por impositivos, muchas veces producen el efecto contrario
Una de las grandes mentiras que recibimos a diario es la famosa frase “si quieres, puedes”, y ¡cuidado con llevar la contraria! que puede que te cataloguen de persona negativa.
Aquí se unen dos de las creencias que más me molestan y, a la vez, más recibo a diario en redes sociales. El ya comentado “si quieres, puedes” y la idea de que hay que ser positivo, pero positivo extremo, sólo positivo y por imposición.
Obviamente admito y defiendo que una buena actitud nos ayudará a tener más posibilidades a la hora de conseguir un objetivo, a afrontarlo mejor, con más ímpetu y a esforzarnos al máximo para poder alcanzarlo.
Pero no defiendo hacerlo con los ojos vendados, sin ver y admitir las dificultades, las trabas y la incertidumbre que por el camino me encontraré e, incluso, que alguna de ellas pueda ser la causante del fracaso, haciendo que mi objetivo nunca llegue a cumplirse
Puede que no esté en mis manos por muy positiva que haya sido.
¿Acaso creéis que no quiero poder andar? ¿o que no quiero poder hacer mis necesidades como antes o librarme por fin de tanta infección de orina? ¿Creéis que no quiero dejar de estar enferma o poder salir a la calle cuando hace sol? ¿Si quiero, puedo...? Yo querer, quiero, creedme.
Nada de esto está en mi mano, pero ni me recreo en ello ni proclamo a los cuatro vientos que todo es maravilloso. Acepto las cosas de la mejor manera y me enfoco en lo que sí está en mi mano. Eso es ser práctico, realista, resiliente.
Toda esta moda de la positividad y del “si quieres, puedes” está dentro de la obsesión que hay actualmente por ser felices, que, paradójicamente, esta desesperada búsqueda produce lo contrario, una absoluta frustración que nos lleva a la tristeza, justo lo contrario a lo que aspiramos
Y de esto quería hablar yo, de la tristeza, la gran repudiada. Porque la felicidad nos la imponen, ya no es sólo un estado de ánimo o una emoción. En 2012, la ONU creó el Día Internacional de la Felicidad, fechándolo el 20 de marzo, pero ¿qué hay de la tristeza? ¿qué es lo que nos han contado de la tristeza? ¿nos concedemos poder estar tristes?
Es una de las seis emociones básicas (no natales) del ser humano según Paul Ekman, junto con el miedo, la ira, el asco, la felicidad y la sorpresa. Todas ellas debemos aceptarlas y vivirlas como algo intrínseco del ser humano. Todas son necesarias.
Tiene una función adaptativa que hace que intimemos con nosotros mismos, que nos analicemos y descubramos qué es lo que está fallando, qué sucede en nuestro interior, qué es lo que sentimos, haciéndonos conscientes del camino que queremos tomar. La tristeza promueve la felicidad y una no puede existir sin la otra.
Debemos aceptar todas nuestras emociones y expresarlas sin miedo, asumiendo que son parte de nuestro ser. Forzar constantemente la alegría nos traerá una tristeza mucho más profunda. Es una tortura que no deberíamos hacernos a nosotros mismos
Necesitamos tristeza, ira, incertidumbre y frustración. La necesitamos y la tendremos, lo mejor es aceptarla y dejarla salir, no ocultarla tras una falsa sonrisa autoimpuesta. No hay que autoengañarse ni engañar, el objetivo debería ser vivir en paz, en paz con nosotros mismos, aceptándonos como somos y como sentimos, sin juicios ni exigencias al ser.
“La felicidad es como una mariposa, cuanto más la persigues, más te eludirá. Pero si vuelves tu atención a otras cosas, vendrá y suavemente se posará en tu hombro”. Henry David Thoreau (1817 - 1862).
Gonzalo Hervás, profesor de la Universidad Complutense de Madrid y experto en emociones y psicología clínica, dice que cuando la tristeza y otras emociones desagradables son muy intensas o nos generan sensación de descontrol, tendemos a negarlas. Lo cual, en general, tiende a amplificarlas: “todas las emociones provocan reacciones fisiológicas y motoras encaminadas a promover una respuesta determinada. En el caso concreto de la tristeza lo que se genera es inactividad y desmotivación, así como un ligero aumento de la actividad cardíaca y neurológica. Sirve para fomentar la reflexión y el análisis tras una pérdida o un fracaso, para ahorrar energía después de una época de mucho desgaste o para pedir ayuda y evocar comportamientos de cuidado en otros”.
La psicóloga Sánchez Lebrato apunta también que desde pequeños aprendemos que la expresión de la tristeza no está bien aceptada ya que nos la empiezan a castrar al decirnos: no llores, no pasa nada.
Pero es imposible tener una vida color de rosa, sin días grises. Todos vamos a tener problemas en el camino, unos más graves que otros, pero algún día se presentarán y debemos saber que eso es normal. De esta manera será más fácil enfrentarnos a ellos.
Porque no, no siempre vamos a conseguir lo que queremos por mucho que lo ansiemos
Ese “si quieres, puedes” está lleno de superficialidad que lo único que transmite son falsas esperanzas y frustración a todo aquél que por cualquier motivo no pueda conseguir su objetivo. Tal vez esa persona lo ha intentado por todos los medios y por alguna razón es imposible que lo consiga y este tipo de mensajes le persigue culpándole de no haber hecho lo suficiente para lograrlo.
Por mucha constancia y esfuerzo que pongamos no significa que vayamos a alcanzarlo. Puede que haya más posibilidades, pero no garantizan nada. Muchas veces la solución no está en nuestra mano y no pasa nada. No podemos hacerlo todo, es una realidad, objetiva, sin rastro de positividad, pero tampoco de pesimismo.
Y por eso este mantra del “si quieres, puedes” es la gran mentira. No. Si quiero, no puedo. Tal vez, si quiero, puede que pueda. Tal vez, si quiero, me esfuerzo, tengo las cualidades necesarias, es el momento y no hay ningún otro impedimento, tal vez y sólo tal vez, pueda.
Y sí, hay que mantener la esperanza, pero cuando hay posibilidades. Muchas veces, simplemente, no hay. También la constancia por lograr lo que queremos, pero, repito, si existen posibilidades. Y, aunque las haya, debemos conocer nuestras limitaciones y mantener, sobre todo, los pies en la tierra, la cabeza fría y la actitud adecuada para afrontar las incertidumbres que nos encontremos en el camino.
Y no quiero olvidarme de la practicidad ¿para qué malgastar energía y esperanzas en algo que no puede realizarse o conseguirse? ¿para qué perder el tiempo anhelándolo o martirizándonos por no poder lograrlo? Practicidad, ante todo.
Cuando nos enfrentemos a un problema lo mejor es plantearnos si la solución está en nuestra mano, si no es así, aceptarlo y enfocarnos en otra cosa a la que sí podamos dedicarle nuestro tiempo, nuestra energía y nuestra ilusión.
Porque no siempre se puede, porque el límite no está donde tú lo marques, muchas veces ya está marcado o viene alguien y lo marca por ti. No tenemos el control de todo, ser positivo no es suficiente
Y aunque estoy bastante alejada de cualquier religión quiero hacer uso de esta plegaria de la Serenidad, muy acorde con el asunto que estamos tratando:
Señor, dame serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, entusiasmo para cambiar lo que sí que puedo cambiar, y sabiduría para reconocer la diferencia.
Me parece que resume perfectamente lo que quería decir, hay cosas que no podremos cambiar, otras que sí y por estas lucharemos hasta conseguirlo. Debemos ser objetivos y realistas para poder distinguir entre ambas, así no malgastaremos tiempo en lo que no tiene solución y lo dedicaremos a lo que sí tiene.
En definitiva, no siempre que quieras vas a poder, ni por muy positivo que seas van a cambiar las cosas. No inundéis las redes sociales con falsas creencias, estáis mandando un mensaje erróneo, una realidad que no es tal y puede que generes frustración en otras personas.
Permítete estar triste, alegre, tener miedo, asco, ira…son emociones básicas del ser humano, todas son necesarias y ¿sabes qué? En este caso, si quieres, puedes
La obligación de ser feliz
Por qué nos negamos el derecho a estar tristes
El problema con el si quieres, puedes
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Hola Nerea ! Felicitarte por tu manera de planteamientos desde tu punto de vista . Mucha gente no nos entienden por que no estan en el lado de la barrera que estamos nosotras ... si , si yo tambien soy paraplejica desde el 2010 y aunque trato de ser positiva , tengo momentos de mucha mas tension luchando para intentar llevar mi vida lo más normal que pueda . La sociedad no está preparada para gente con nuevas circustancias , aquí se incluye tambien las politicas que debieran ampararnos y que se hacenboidos sordos .....
Estoy contigo con lo que describes sobre la frase "Querer es Poder " y como bien dices no podemos dejar estancadas las otras emociones , tenemos derecho patalear , a enfadarnos y dejar salir nuestras fustraciones aunque sea por tan solo un dia para no permitir que la tristeza , la ira y el enfado se apodere de nuestro ego y nos hunda en depresión .
Eso sí intentar concienciarnos a las nuevas realidades e intentar ser lo más positivo posible , pero sobre todo sacar el lado positivo de todo . Lecciones positivas que hacen que seamos mejores personas . Que la lucha por ser felices no nos pare nunca .... Un abrazo campeona !!