Personas con discapacidad
No me admires
Las personas con discapacidad necesitan inclusión, no admiración.
¿Por qué somos las personas con discapacidad dignas de admirar? Es algo que me pregunto desde que tuve la lesión medular, ya que me han dicho cosas como que soy “un ejemplo a seguir”, que no saben cómo puedo llevarlo tan bien, que me admiran, que soy una lección de vida, de superación…y yo pienso “¿En serio? ¿Soy yo un ejemplo a seguir?” Sinceramente, espero no serlo.
Me atrevo a decir que todas las personas con discapacidad preferirían no tenerla, no es algo de lo que presumamos ni nos convierte en super héroes. Vivimos con más dificultades y nos manejamos de una manera diferente, pero eso no nos hace mejores ni peores que cualquier otra persona. No nos uséis como inspiración ni como reafirmación de vuestra “buena suerte”.
La inclusión de la que tanto hablamos, la que tanta falta hace aún hoy en día, trata de eso, de que toda la sociedad asuma que cada persona tiene unas capacidades diferentes y que todos tendríamos que tener los mismos derechos.
No queremos tener menos, porque no somos menos que nadie, pero tampoco queremos tener más, porque tampoco somos más que nadie
No tenéis que aplaudirnos de manera especial ni ensalzar nuestro trabajo o el deporte que practiquemos. En una sociedad en igualdad de condiciones, una sociedad inclusiva, no tiene cabida la admiración hacia las personas con discapacidad, ya que, al tener las mismas facilidades para acceder a cualquier trabajo, deporte o actividad, no habría nada que resaltar.
Muchas personas me han dicho que, si hubieran tenido ellos la lesión, no habrían podido llevarlo bien, e incluso alguna persona me dijo que intentaría acabar con su vida. Yo nunca me había planteado cómo reaccionaría ante una situación así, pero estoy segura de que la mayoría de las personas saldrían adelante mucho mejor de lo que imaginan. A algunas les cuesta más asimilarlo que a otras, pero una vez eres consciente de tu situación y de la vida que realmente puedes llevar, lo único que te queda es seguir adelante y disfrutar de ella de una manera diferente.
Conozco a muchas personas para las que la lesión medular fue un punto de inflexión en su vida y ha sido fuente de descubrirse a sí mismas y un cambio de vida, la propia y en su relación con las demás personas. Esto suele sorprender y nos admiran por ello. Tenemos momentos muy felices y muy tristes, como todo el mundo.
No me aplaudas porque sea feliz, ni sientas pena si estoy triste, soy mucho más que la discapacidad que tengo, no lo centres todo en ella
El desconocimiento que hay acerca de nuestras capacidades genera esta admiración ante cualquier cosa que realicemos. Todas las personas tenemos problemas de diferente índole, y todos los días les hacemos frente, tengamos una discapacidad o no. Es necesario incluir nuestros problemas, nuestras carencias, a la altura de las que tienen el resto de las personas. Ni mejores, ni peores.
Ayúdanos a ser parte de una sociedad en la que todos tengamos las mismas oportunidades, aunque cada uno las llevemos a cabo de manera diferente.
No me admires, no admires el esfuerzo que hacemos a diario, las trabas que superamos, la paciencia que desarrollamos, la resignación que sentimos a diario cada vez que no podemos hacer algo por esa falta de accesibilidad
Tampoco la frustración y rabia cuando nos encontramos esos obstáculos y restricciones que nos impiden realizar muchas actividades que, en otras condiciones, sí podríamos hacer y que las personas sin discapacidad no reparáis en ello ya que tenéis abiertas todas las posibilidades.
No, no me admires, ayúdame a conseguir que no te sorprenda que corra una maratón, me lance en paracaídas, decida ser profesora, político, médico, cantante, modelo, cocinera o bailarina. Ayúdame a ser una más.
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