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Personas con discapacidad
Me llamo Nerea y no soy discapacitada
El punto de partida para conseguir la deseada inclusión es que toda la sociedad utilicemos un lenguaje inclusivo donde se ponga énfasis en la persona y no en su discapacidad.
Supongo que esa curiosidad surge por desconocimiento, por falta de “normalidad” y por un lenguaje que todavía visibiliza prejuicios antiguos que todos tenemos arraigados. Por este motivo, he creído conveniente presentarme y pediros que no sea la discapacidad la que nos defina, que no sustantivemos un adjetivo.
No soy discapacitada, tengo una discapacidad. Al igual que tengo miopía. Al fin y al cabo, soy una persona “normal”
Pero ¿qué es lo normal? Según la RAE: “Dicho de una cosa: Que se halla en su estado natural”. Empezamos mal si consideramos a una persona como una cosa. Pero, dejando eso a un lado, ¿cuál es el estado natural del ser humano? ¿Es un prestigioso club en el que, para ser admitido, no todas las etiquetas cuentan igual? Unas pesan más que otras, están, tal vez, más aceptadas. Un miope puede entrar, pero una persona usuaria de silla de ruedas no.
Una sociedad “normal” es la que está formada por seres humanos, con multitud de características, que son las que conforman a la persona, pero que no deberían determinar sus derechos u oportunidades a la hora de hacer cualquier cosa o al determinar su valía. Todos estamos dotados de derechos, independientemente de las necesidades que tengamos.
Las Naciones Unidas afirma que las personas con discapacidad “incluyen a aquellas que tengan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales a largo plazo que, al interactuar con diversas barreras, puedan impedir su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás”. Son esas barreras las que todavía nos impiden participar plenamente en la sociedad y en igualdad de condiciones.
La importancia del lenguaje
El lenguaje y el uso de las palabras adecuadas es primordial para alcanzar la deseada inclusión. Todos los grupos sociales que salieron de una desventaja social tuvieron que cambiar primero el lenguaje que les perjudicaba ya que condiciona nuestro pensamiento y determina nuestra visión del mundo. A través de él, podemos originar estereotipos y juicios de valor, ya que expresamos pensamientos y sentimientos que pueden influir en otras personas.
Si utilizamos palabras anticuadas, inexactas o inapropiadas, pueden perpetuar una imagen negativa y estigmatizar a las personas. Aunque no se pretenda despreciar de manera consciente, sino como parte de la cultura, es necesario suprimir esas barreras mentales que el lenguaje manifiesta.
Al referirnos a una persona con discapacidad, debemos poner énfasis en la persona y comprender que cada una es distinta entre sí
Lo que debe primar es el respeto por la persona y que se le vea en su totalidad, no anteponer la discapacidad a ella.
El término “subnormal” fue sustituido por “persona con minusvalía” en el año 1986 (RD348/1986, de 10 de febrero) y posteriormente suprimido por “persona con discapacidad”, siendo su uso obligatorio desde el 1 de enero de 2007 (Ley 39/2006, de 14 de diciembre 2006).Hoy nos parece una barbaridad que el término “subnormal” fuera el adecuado en su momento para referirse a una persona con discapacidad, pero, por desgracia, lo hemos sustituido por “minusválido”, palabra con parecido significado. La RAE nos dice que proviene del latín “menos” válido y que es el detrimento o disminución del valor que sufre una cosa - (¡y dale con la cosa!) - incapacitada por lesión congénita o adquirida, para ciertos trabajos, movimientos, deportes, etc. Y yo me pregunto, una persona sin discapacidad ¿tiene capacidad para realizar todos los trabajos, movimientos, deportes, etc.? Me atrevo y apuesto por el “No”.Aconsejo utilizar “persona con discapacidad” si es necesario hacer referencia a la discapacidad. Si no lo es, llámanos por nuestro nombre, aunque sea en honor a las horas que pasaron nuestros padres eligiéndolo.
En nuestra mano no está tener o no una discapacidad, pero sí está en la de todos conseguir la plena inclusión
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Sé que no es el caso, pero también hay viejas en wheelchair que insultan a los fumadores. Para que se vea que la estupidez no entiende de vehículo, tanto como que la incultura es a veces reductible ónticamente, vamos a denunciar a la policía a la vieja subnormal, para que le den un patinete y su subsahariana deje de empujar el carrito...
Me gustaría compartir un vídeo que hice tocando el tema de los términos, pero como digo al final, si nos tratan con respeto da igual las etiquetas. Ahi os lo dejo: https://www.youtube.com/watch?v=w84xTul3kWU
He llegado a este blog con motivo de la posible modificación del art. 49 de la Constitucion, que entre otras cosas propone cambiar el término disminuido por discapacidos. Tengo una minúsvalia, disminución o discapacidad física valorada en un 80%.
Opino que toda esta polémica es estéril, no negaré que puede ser interesante a nivel metafísico de si soy estoy o tengo minusvalía, disminución o discapacidad, pero no puede admitirse de ningún modo que disminuído sea ofensivo como dicen algunos reconociendo que discapacitado significa persona con capacidad disminuida. Aceptar el cambio del término sería como aceptar que la descalificación o los términos peyorativos son tolerables por el simple hecho de camuflarlos bajo otra terminología. ¡Sería como decir que un insulto dicho con educación es perdonable, o al menos menos insulto!.
Son muchos los términos bajo los que históricamente se ha designado a las personas con discapacidad, a parte de mancos, cojos, paraliticos, tuertos, ciegos, tontos, imbéciles, o mas modernamente, incompletos, anormales, subnormales, mongoles, minúsválidos, deficientes, disminuidos, discapacitados. Todos ellos, quiérase o no, mas temprano que tarde se utilizan por algunas personas como insulto hacia otras, así que cuanto más veces se modifique la terminología, más aumentará la colección de insultos o trato denigrante disponible. ¡Claro que la colección de insultos no esta restringido al ámbitos de la discapacidad!
No se si el problema no radica en nosotros mismos, que no ponemos ningún problema a que nos valoren la discapacidad en un 40, 50, 80, o 97%, pero luego no nos gusta ser disminuídos o minusválidos.
Luego está el asunto de la modificación del art. 49. ¡Tiene narices que la primera modificación de la Constitución -no obligada por Europa- sea precisamente la de dicho artículo. Espero que al menos no haya que votarla por referéndum.
El mero cambio de nombre no va a mejorar la accesibilidad, ni los servicios, ni las prestaciones, así que como dice el refrán "No es lo mismo predicar que dar trigo"
De lo que hablo es de la diferencia entre "ser" y "tener", de primar siempre la persona a la discapacidad.
La palabra minusválido se debería eliminar, porque eso implica ser menos válido, y no es así, sencillamente tenemos limitaciones, pero todas las personas somos igual de válidas
En primer lugar, el artículo me ha gustado mucho, porque hace visible, en cierta medida, lo que es la discapacidad. En otro orden de cosas, tengo parálisis cerebral de nacimiento, y hace ya muchos años (unos 17) que lo superé y aprendí a vivir con ello. Porque si no lo haces, ¿que te queda? Pero esto ha sido posible también gracias a mi entorno. Las personas pueden llegar a ser muy crueles.
La sociedad de hoy esta poco concienciada de la gente que hacemos nuestra vida en nuestra propia silla de ruedas, y con las limitaciones que cada persona tenemos.
Nerea, lo difícil es la normalización en la sociedad, vas a un museo que se supone que debe ser accesible, lo es pero para el público en general de 9 a 21h,para personas con problemas en las piernas( no puedo subir ni bajar escaleras) sólo por la mañana, como el horario de la Biblioteca que es donde se accede por tener una entrada para minusvalidos. Esto ocurre en la Casa de Las Conchas en Salamanca, el horario es discriminatorio. Podían poner un timbre y si vas por la tarde llamar y que te abrieran pero no es así, solo puedes ir por la mañana.
Y tampoco me gusta el término minusvalido, prefiero diversidad funcional.
Todo esto lo trataremos también en próximas publicaciones, como hacemos en nuestra actividad diaria en redes sociales. Muchas gracias.
Muy interesante el punto de partida y las aportaciones. Ánimo con la sección, la seguiré sin duda.
Yo si soy discapacitado! y siguiendo el buen comentario de hablar sobre el buen uso del lenguaje, aporto las definiciones que no menciona Nerea en su artículo. Lo primero es que DisCapacitado significa Persona con Capacidad Disminuida, así de simple, de hecho ya se incluye el uso de persona; al hablar de capacidad disminuida no se descalifica, ni ofende ni desmejora a la persona, como si lo hace "deficiente, minusválida, tullida, inválida, paralítica, lisiada, disminuida, impedida, inútil… ni estoy incapacitada ni postrada en una silla de ruedas." con las que estamos de acuerdo,
Yo soy cuadrapléjico y eso simplemente identifica parálisis de mis cuatro extremidades, no me ofende, simplemente describe cual es mi capacidad disminuida.
En cuando a ser normal, yo si soy anormal, y no es ofensa, hablando del significado esto viene de las estadísticas, cuando se habla de normal es el dato que más se repite, el que hace la norma, entonces cuando se analizan los datos de personas, lo más común es lo que más se repite, entonces por mayoría los "normales" son las personas sin discapacidad. Pero cuando me defino "anormal" es porque afortunadamente estoy fuera de los considerados "normales" y no por mi capacidad disminuida, sino por quien soy como persona y me comporto, ciudadanamente.
Diferentes somos todos, afortunadamente! sino que horrible de fastidioso todos iguales, y en la diversidad es donde está la riqueza de los multienfoques, juntos somos más que la simple suma de individualidades porque compartimos ideas.
Más allá del necesario uso del lenguaje adecuado, abogo por la mejora en las cosas cotidianas como las barreras arquitectónicas que dificultan enormemente la vida de una persona discapacitada, no es fácil trasladarse al trabajo ni a distraerse, ni hacer compras o cualquier actividad cotidiana, y muchos que como no tienen cercanía al tema, no importa construir escaleras sin accesos a sillas de ruedas, o construir rampas a 50 grados con tal de cumplir una ordenanza, si se hace algo pues que en realidad ayude. Saludos y a seguir adelante persona con discapacidad o diversa funcional o como prefieras etiquetarte.
Precisamente lo que quería decir es que no se me etiquetara de ninguna manera, que me vean por lo que soy, una persona con multitud de cualidades. Que no me definan únicamente por la parálisis de mis extremidades inferiores ya que no me definen. Por todo esto insisto en la necesidad de poner énfasis en la persona y que no lo reduzcan todo a la discapacidad. Todo esto hace que se nos perciba únicamente en relación a la discapacidad. El objetivo es que la discapacidad no sea reseñable, que se interiorice que, simplemente, es una característica más, como el tener calvicie o miopía. La discapacidad sólo se debería nombrar cuando es necesario hacer referencia a ella.
Y no, no escondo la discapacidad que tengo (es bastante difícil con la silla que me acompaña a todas partes), a lo que me refiero, una vez más, es a que eso ni me define, ni me representa.
En definitiva, da igual dónde haya nacido, cuál sea mi signo del zodiaco, mi condición sexual, si como carne o brócoli o la discapacidad que tenga.
Por último, en este espacio también trataremos todo lo que señalas, como ya estamos haciendo en nuestra actividad diaria, pero en esta presentación hemos creído conveniente explicar la manera correcta de denominarnos hoy en día y la importancia del lenguaje a la hora de conseguir la inclusión en la que se nos vea como iguales. Todos iguales y diferentes a la vez.
Bravo !! Una persona que se atreve a decir las cosas como son! Muchísimas gracias!! (Rn mi barrio, los negros se enfadan cuando les llamas de color. Te miran raro y te sueltan... ¿Y tú .... Tú no eres de color? Yo soy negro, es mi identidad. No me trates con desprecio, no me borres mi identidad. SOY NEGRO. Así de simple). Pues eso: yo también soy discapacitada. Qué cuernos de diversidad funcional para tratar de esconder lo que no debería ser vergonzante! Más naturalidad, por favor, que tenemos otras muchas cosas que hacer y se nos pasa el arroz!
A mí me gusta decir que tengo ciertas limitaciones. Pero, ¿Quién no las tiene? (Aunque no sean considerados legalmente minusválidos y discapacitados como yo).
Lo adecuado sería decir persona con diversidad funcional.
Creo que la denominación adecuada sería' persona con diversidad funcional'.
Persona con diversidad funcional creo que sería la denominación más adecuada.
Increíble Nerea,me ha encantado el articulo,has dado en el clavo,lectura imprescindible...😙
Enhorabuena Nerea por el artículo, me parece fantástico y comparto todo lo que has dicho porque yo tb he sufrido q lo primero que ven de mí es q me desplazo en silla de ruedas
Un saludo y gracias por tu aportación para que se normalice nuestra situación en la sociedad
Buen artículo. Inclusive el término discapacidad me parece tan incorrecto como todos las demás. He visto a personas hacer cosas increíbles que se supone no pueden hacer y las hacen mejor que muchos, algunos con ingenio y herramientas. Si lo ponemos así toda la humanidad es discapacitada, discapacitada para volar, respirar bajo el agua y el espacio, someter a un tigre etc. pero usamos herramientas para lograrlo y es una de las características de lo que nos hace humanos, un ser que usa su inteligencia y adapta su entorno para vivir en el, entonces creo que nadie es discapacitado sino condicionado.
Que verdad ,, ojala llegue a todas las personas que se ven totalmennte capacitadas y sus problemas al ser tan de suma importancia como el que hace su equipo o vivir sin importarle lo que pasa a su alrededor social , creen estar a salvo .Su error estaria subsanado si vieran al resto (incapacitados) de igual a igual por el hecho de la prevencion y porque ES ASI
Gracias Nerea por la aportación.
Poco a poco, también se abre el camino para conceptos como diversidad funcional.
Igualdad dentro de la diversidad y diversidad funcional se están imponiendo al discurso único que atribuye normalidad a lo que "aparéntemente" no tiene defectos.
Ábrete de orejas para volar!!