No es fácil ser palestino: versos sobre los escombros para mantener la identidad de un pueblo

Dentro y fuera de los territorios ocupados, las autoras palestinas buscan a través de su obra capturar y transmitir la experiencia del genocidio o el exilio, pero también conservar la idea de un pueblo compuesto por personas normales que existen más allá de la propia guerra.
Fotos informe de IECAH y MSF  - 11
Una familia palestina desplazada regresa en camioneta a Beit Lahia, en el norte de la Franja de Gaza. Foto: © Nour Alsaqqa/MSF
22 dic 2025 06:00

“Los días era largos/hacíamos de todo/y nunca se acababan./Brillaba el amor/y corría/como el agua en las veredas/y en los caños […] No sé cómo el dolor/se ha metido en mi corazón,/porque yo no he abierto la boca/para nada,/salvo para reír”.

Así empieza y acaba “Los días eran largos” de la poeta Amina Abu Safat, nacida y residente en Nablus, desde donde el pasado 17 de mayo escribía: “La guerra, con su crueldad, ha destruido mi fe en la palabra como algo útil para los hambrientos, los enfermos, los oprimidos y la gente sin un techo”.

Luz Gómez ha traducido y recopilado Maneras de ser palestina. Antología de nuevas poetas (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2025), donde pide a las diferentes autoras una pequeña poética en la que expliquen qué significa para ellas escribir en estos momentos concretos, del que hemos extraído el poema y los pensamientos de Safat. “La mayoría de las autoras insisten en que existe una lógica sistemática de Israel, una voluntad de aniquilar al pueblo palestino, que no se puede comprender de manera aislada y como un hecho excepcional”, explica Gómez. “Para ellas es un fenómeno que viene desde la Nakba en 1948 y por eso el poema ‘Si he de morir’, de Refaat Alareer, que murió en diciembre de 2023 en un bombardeo, se comparte como si fuese escrito pocas semanas semanas, cuando en realidad es de 2011”.

“La poesía palestina es una literatura viva que funciona no solo como un acto creativo, sino también como un medio para documentar el dolor, el amor, la pérdida y los esfuerzos por vivir y sobrevivir”, dice la poeta Mona Musaddar

Mona Musaddar, nacida en Gaza en 1998, vive y trabaja como traductora en Doha, Catar. Su poema “Los adioses”, incluido en la antología de Gómez, arranca con los versos: “Lo de las balas es como una broma/hasta que te aciertan y no hay mano/de herrero que las doblegue”. Contesta a nuestras preguntas por correo y en inglés para valorar que no se atreve a definir la idea de “poesía palestina” en un marco concreto —ya existieron poetas palestinos críticos con el Mandato Británico o los asentamientos sionistas antes de la Segunda Guerra Mundial, como Ibrahim Touqan y Abedalrahem Alkarmi— o unas temáticas relacionadas con la guerra. “La poesía palestina es una literatura viva que funciona no solo como un acto creativo, sino también como un medio para documentar el dolor, el amor, la pérdida y los esfuerzos por vivir y sobrevivir”, añade.

Por eso, explica, “es diversa y no puede limitarse a un solo tema o estilo. Incluye poesía  en árabe estándar y en árabe coloquial, o poesía compuesta originalmente en inglés por poetas palestinos como Suhair Hammad y Mosab Abu Toha, o en francés, como Karim Kattan, entre otros”.

Poesía de escombros y despojos

“Se tiende a separar la poesía del exilio palestino de la de quienes permanecen en Gaza o Cisjordania, pero esa diferencia no existe para las autoras”, afirma Ignacio Gutiérrez de Terán, traductor y compilador de Gaza. Poemas contra el genocidio (Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2025), otra antología en la línea de la de Gómez, pero que ha primado obras posteriores al 7 de octubre de 2023 y la actual guerra.

La dificultad de transmitir la rítmica árabe al castellano implica “plasmar el sentido del ritmo interno, en el que no hay rima, ni hay ningún tipo de medición de versos, ni nada por el estilo, sino que se busca, sobre todo, dentro de la estética poética actual, el impacto visual más que otro tipo de cosas”, explica. “Muchas veces son poemas compuestos por imágenes, son ideas, se juega mucho con la paradoja, con lo que no se dice, con lo que se da a entender”. En su opinión, en muchas ocasiones se trata de poemas hechos desde el dolor, el sufrimiento y la incertidumbre, donde aparecen de forma insistente las palabras “desplazamiento” o “muerte”. “Hay una palabra que me llamó la atención cuánto se repetía: ‘baqaya’ (بقايا), que se puede traducir como despojos, muñones, restos humanos… es un tipo de imagen que se nota que ha quedado grabada en la mente o el corazón de muchos poetas”.

Otra idea recurrente es relacionar “la familia, la tierra, el cielo, el agua... es decir, como un intento de aferrarse a lo que les queda, que en algunos casos no era mucho”, reflexiona el traductor. “‘Hutam’ (حطام), escombros, es otra palabra que aparece con profusión. La guerra del régimen de Tel Aviv ha dejado poco espacio a los poemas de amor, creo yo”.

“Todas las autoras tienen la conciencia de que, desde su experiencia individual, contribuyen a la resistencia y el arraigo de los palestinos para no desaparecer como pueblo”, asegura la traductora Luz Gómez

Luz Gómez, por su parte, explica cómo las redes sociales, sobre todo Facebook pero no solo, se han convertido en una vía fundamental de comunicación entre los autores y para la difusión de su poesía. “Maya Abu Al-Hayat, que nació de padres exiliados y ahora vive entre Jerusalén y Ramala, tiene un poema que se titula ‘No es fácil ser palestino’. Las redes han sido fundamentales en mantener esa identidad y suplen esa infraestructura editorial o de revistas que permita la difusión de una obra”, aclara. Para la traductora, “todas las autoras tienen la conciencia de que, desde su experiencia individual, contribuyen a la resistencia y el arraigo de los palestinos para no desaparecer como pueblo”.

“Hasta 2021 no había escrito del genocidio”

Musaddar explica que su salida de Gaza a finales de 2021 tiñó su poesía del “anhelo del hogar. Anhelo calles que ya no existen, amigos que fueron asesinados, el rostro y el alma de la ciudad que conocí y sentí. Creo que mientras continúe la ocupación, cada palestino, así como su poesía, se enfrentará al exilio de una forma u otra”. Ella confiesa que antes no escribía sobre Palestina sino que trataba de humanizar la experiencia palestina como seres humanos sin guerra. “Me centraba más en humanizarme a mí misma, mi experiencia y la experiencia de mi pueblo como personas normales, sin ser héroes, mitos ni estar etiquetados con la guerra cada vez que nos conoces y nos presentas”.

En 2014 escribió por primera vez sobre la guerra: correr bajo los bombardeos, casas temblando, personas heridas, tanques y desplazamiento a escuelas de la UNRWA. Más tarde, en 2020, firmó crónicas periodísticas. Pero la agresión actual ha sucedido mientras no estaba en Gaza: “Empecé a escribir mientras veía todo lo que conocía y amaba en un genocidio transmitido en directo. Una parte de mí estaba en un mundo paralelo mientras la otra parte estaba en Gaza”. 

Musaddar reconoce que el exilio y el genocidio han afectado profundamente a su poesía, convirtiéndola en un acto de testimonio, “no solo sobre la vida cotidiana de personas normales bajo una ocupación brutal, sino también sobre alzar la voz contra el dolor, la pérdida, la matanza masiva, el borrado de nuestra existencia y muchos otros actos de violencia sistemática”. Y admite que su único deseo es “permanecer fiel a los palestinos como un ser humano normal que sigue enfrentándose al terror brutal, la violencia sistemática y la limpieza étnica”.

Tanto la antología de Gómez como la de Gutiérrez de Terán incluyen poemas de Dareen Tatour, poeta y fotógrafa que fue encarcelada en 2018 por las autoridades israelíes acusada de incitar a la violencia con un vídeo de una lectura de uno de sus poemas en redes sociales. Maneras de ser palestina presenta su poema “Una poeta entre rejas” donde reflexiona sobre esa experiencia y las personas a las que conoció en prisión. Gaza. Poemas contra el genocidio incluye otro titulado “No moriré”: “Seguiré soñando mientras viva/tanto como quiera y pueda./Así es como he de vivir./Los muertos, esos sí que no sueñan./Pero yo nunca dejaré de soñar/y por eso permaneceré./No moriré jamás”.

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