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Nada reconforta tanto el alma como una buena bronca entre compañeros después de un mal resultado electoral. Así están las cosas en Podemos Asturies desde 2019. Tras tocar el cielo en 2015 con casi el 20% de los votos a nivel autonómico y unos magníficos resultados en la Asturias urbana, llegando incluso a cogobernar Oviedo/Uviéu, Llangréu y Llanera, el batacazo electoral de las siguientes elecciones abrió la caja de los truenos en una formación política muy poco dada a lavar en casa sus trapos sucios.
En septiembre de 2020 el diputado Rafael Palacios, hoy coordinador interino de la formación, rompía hostilidades en público, en privado ya llevaban tiempo, calificando de “miserable” el comportamiento político de un cada vez más cuestionado Daniel Ripa, líder de la formación asturiana desde su fundación. Las críticas al estilo político de Ripa, impugnatorio, desordenado, muy enfrentado al PSOE, distante de las direcciones de IU y de CC OO, y muy soberanista en relación al equipo de Pablo Iglesias, se solaparían con las tradicionales demandas de “democracia interna”, un clásico que no puede faltar en cualquier sector crítico, y los conflictos habituales en una organización con una representación institucional y unos recursos económicos decrecientes.
La bronca acaba de empezar, y un año más tarde las primarias del partido se celebraban en un ambiente ya totalmente pantanoso, con acusaciones cruzadas por parte de unos y otros. Mientras Ripa llamaba a defender la autonomía asturiana frente a una intervención de la dirección nacional, los críticos con el secretario general le acusaban de caciquismo y de repartir el dinero del Proyecto Asturies (que recauda las donaciones del excedente salarial de los cargos públicos) entre iniciativas sociales de personas afines a su candidatura.
En las votaciones, en las que participarían un 50% de los inscritos, la diputada nacional Sofía Castañón se impondría por un puñado de votos a Ripa, que acto seguido denunciaría irregularidades en las votaciones. Los críticos con Ripa acusarían a este de “trumpismo” y de negarse a reconocer que había perdido las primarias para coordinador autonómico. Sin embargo, tras ser derrotados en las votaciones al Consejo Ciudadano, los mismos que habían criticado a Ripa por “trumpiano”, se apoyarían en unos círculos creados ad hoc, y sin ningún tipo de vida orgánica, para barrer a la mayoría ripista y constituir una Ejecutiva monocolor, sin ningún miembro afín al ex secretario general.
Mientras Ripa llamaba a defender la autonomía asturiana frente a una intervención de la dirección nacional, los críticos con el secretario general le acusaban de caciquismo
El fin del “oasis asturiano”
Entre 2014 y 2019 Podemos Asturies había funcionado como un crisol de las diferentes tradiciones políticas de la izquierda alternativa asturiana. Cuadros y militantes procedentes del asturianismo, del PCE e IU, de la izquierda sindical, y del post15M y los movimientos sociales, se habían ido empastando con otros centenares de personas procedentes de los círculos, en muchos casos sin ningún tipo de experiencia política previa. El resultado había sido una organización con más implantación y madurez que en otras partes de España, y una apuesta muy nítida por la autonomía frente a la dirección nacional, no siempre compartida por el conjunto de la dirección.
Tras las tormentosas primarias de 2021, esos complejos equilibrios que precisamente habían aportado densidad y profundidad al experimento asturiano, saltarían por los aires dejando una organización completamente rota. Podemos Asturies quedaba fracturado en dos mitades que han seguido enfrentándose hasta hoy a costa de diferentes espisodios: el despido de los liberados ripistas, el relevo del portavoz parlamentario, la marginación de los críticos de la Ejecutiva, el inicio de los expendientes sancionadores contra el exsecretario y otros miembros de su corriente y finalmente la elección de la cabeza de lista para las elecciones de mayo de 2023.
Aquí llegaría la revancha del ripismo. La corriente, a diferencia de otros bandos perdedores en otros procesos internos de Podemos, ha logrado mantenerse activa y organizada, y para sorpresa de propios y extraños, reconquistar posiciones. En noviembre de 2022 el equipo liderado por la pediatra Covadonga Tomé, afín a Ripa, se imponía por un rotundo 58% de los votos a la lista liderada por la candidata de Sofía Castañón: la secretaria de organización Alba González Sanz.
Covadonga Tomé, una candidata desaparecida en las redes del partido
Menos de un año después de las tormentosas primarias de diciembre de 2021, la dirección autonómica, en lugar de ensanchar su base, la veía reducirse. La política de mano dura con la disidencia interna, aunque muy perfumada con argot feminista y participativo, no convencía a una mayoría de simpatizantes del partido.
Con su voto a Tomé la gente parecía estar pidiendo un poco de calma en la casa morada. Sin embargo, los resultados de las votaciones, más allá de no conducir a ningún tipo de pacto entre dirección y candidata, lo que en NORTES llamamos entonces “política de la cohabitación”, acelerarían las contradicciones internas. La olla a presión subía de temperatura. La dirección no se daba por aludida y mantenía las sanciones, el ripismo contraatacaba con fuerza en los medios, y alguna gente comenzaba a bajarse del barco, considerando que tal vez no le merecía tanto la pena enfangar su nombre en semejante batalla campal.
Tomé sigue desaparecida de las redes sociales del partido a 100 días de las elecciones, a la espera de una supuesta estrategia coordinada, dirección-candidata, que siempre queda para mañana
En enero de 2023 González Sanz dimitía de la secretaría de organización con una carta de despedida muy airada, en la que se despachaba con Tomé, Ripa y sus partidarios, acusándoles de “violencia”, “odio” y “machismo”, y Sofía Castañón por su parte solicitaba la baja por motivos de salud. Al frente de la nave morada quedaban los dos grandes perdedores de las primarias para las listas de mayo: Rafael Palacios como coordinador interino y Ana Taboada como portavoz del partido y responsable de municipalismo. Ambos, relegados al puesto quinto y séptimo de la lista electoral, es decir, con muy pocas posibilidades de salir elegidos diputados autonómicos, anunciaban la pasada semana la expulsión de Ripa y de Andrés Ron, ex diputado autonómico, así como la sanción a Jorge Fernández, número cuatro de la candidatura. Que corra la lista. Mientras tanto, Tomé sigue desaparecida de las redes sociales del partido a 100 días de las elecciones, a la espera de una supuesta estrategia coordinada, dirección-candidata, que siempre queda para mañana. Sospechando que la dirección no tiene muchas ganas de hacer campaña por ella, la candidata se ha puesto a recorrer Asturies por su cuenta. El día 11 celebrará un acto en Xixón con su número dos y su número tres. Todo ello al margen del partido.
La expulsión de Ripa y el fantasma del “errejonismo residual”
Este fin de semana el divorcio podemita se escenificaba con una concentración frente a la sede autonómica en apoyo a Ripa y los sancionados, y a la candidata Covadonga Tomé, cuya cabeza, denuncian, es la que la dirección persigue realmente. Ante casi un centenar de simpatizantes y los principales medios de comunicación asturianos, Ripa advertía que la dirección quiere alterar el resultado de las primarias, sacando fuera de juego al equipo de Tomé a través de la interposición de figuras independientes. Si pueden, señaló Ripa, irán también a por la propia candidata, algo, solo esto último, que la dirección ha negado. El exsecretario reclamó en el acto una asamblea extraordinaria para abordar la crisis interna del partido. Un llamamiento contestado por la dirección con una carta colectiva firmada por 200 militantes en apoyo a la línea política de Palacios y Taboada y a las expulsiones decididas por la Comisión de Garantías estatal.
En el manifiesto prodirección los firmantes acusan a la corriente de Ripa de organizar un show para desprestigiar al partido y de recurrir a las “coacciones, insultos y calumnias” y de hacerse pasar por “víctimas de persecución política”. Sin embargo, en los últimos días el exsecretario y todavía diputado autonómico ha recibido dos apoyos importantes de personas que no vienen precisamente de su cuerda. Tanto la diputada autonómica Nuria Rodríguez como el escritor y parlamentario Ricardo Menéndez Salmón, han advertido en las páginas de La Nueva España, principal medio escrito asturiano, que con su firma no se expulsará a Ripa del grupo parlamentario de Podemos, tal y como quieren Palacios y Taboada, que han pedido su acta por “estar fuera del partido”. Ripa les ha contestado que ha recurrido su expulsión y que en todo caso debe ser la militancia la que hable. Palacios se ha reafirmado en que Ripa entregará el acta, y le ha acusado de ser el representante de un “errejonismo residual que parasita la organización para destruirla desde dentro”.
IU descongela a Llamazares
Mientras Podemos Asturies arde, IU Asturies acaba de firmar la paz interna, previa a una confluencia con el errejonismo, no “residual”, sino oficial. El partido de izquierdas, tercera fuerza municipal en el Principado, busca aderezar su oferta para mayo con las siglas de Más País-Más Asturies y la presencia de Iñigo Errejón en la campaña autonómica y municipal. La otra novedad es la recuperación de Gaspar Llamazares como candidato a la alcaldía de Oviedo/Uviéu, una apuesta fuerte por recuperar representación en la capital del Principado.
Todo el mundo da por hecho una nueva victoria de Adrián Barbón a pesar de que la legislatura 2019-2023 vaya a quedar para la historia autonómica como una de las más fallidas y átonas
Aunque desde Podemos Asturies se ha pedido una confluencia a IU, a día de hoy juntarse con una organización sumida en plena guerra interna parece un plan tan poco sugerente como irse a un largo viaje de vacaciones con una pareja inmersa en un divorcio conflictivo. Por otro lado, en IU saben que por inercia parte de los votos de Podemos se irán en mayo a su cesta. Tal y como BNG, Bildu o Compromís se han beneficiado de la crisis de los morados en sus respectivos territorios, IU Asturies puede ser esa fuerza política aburrida y predecible, pero fiable y estable, que capitalice en parte el desgaste podemita. Saben que no van a electrizar a las multitudes, pero que una parte del electorado de izquierdas les elegirá por fidelidad o porque, gusten más o menos, son lo que hay.
El objetivo de IU es en el corto plazo mejorar sus resultados autonómicos (tiene solo dos diputados) para entrar en un Gobierno asturiano de coalición, revalidar sus alcaldías, y volver al Ayuntamiento de Oviedo/Uviéu, donde la formación pasó de cogobernar con Podemos e IU a desaparecer en 2019. Con Llamazares de nuevo en campaña dan esto último por hecho.
¿Gobierno de izquierdas?
Los viejos debates sobre la participación o no en los gobiernos autonómicos del PSOE han desaparecido en la izquierda asturiana, que con la boca más grande o más pequeña asume que ahora la cosa va de gobernar con unos socialistas imbatibles y que se proclaman, al estilo del PNV, como “el partido de Asturias”.
Todo el mundo da por hecho una nueva victoria de Adrián Barbón a pesar de que la legislatura 2019-2023 vaya a quedar para la historia autonómica como una de las más fallidas y átonas. Casi todos los grandes anuncios del presidente Barbón se han desvanecido en el aire, y mientras la ambiciosa reforma del Estatuto de Autonomía moría de inanición, el Gobierno ha cuidado los plazos para que antes de que se acabe la legislatura vea la luz, con los votos del PSOE y las derechas, una Ley de Calidad Medioambiental inspirada por el poder empresarial, y contestada por las izquierdas, CC OO y las organizaciones ecologistas.
En 2015 la suma de los votos obtenidos por Podemos e IU en las elecciones autonómicas superó a un desgastado PSOE lastrado por su papel en la crisis económica y por diferentes casos de corrupción. Un hito sin precedentes que en la práctica no sirvió de nada. Las diferentes apuestas estratégicas de uno y otro partido, su antagónica visión del PSOE, enemigo irreconciliable para unos, socio preferente para otros, impidieron articular un bloque conjunto de la izquierda alternativa asturiana. La política de nichos se impuso a la política de alianzas, y sin una sólida alternativa a su izquierda, el PSOE pudo renovarse a través del sanchismo y de un nuevo liderazgo, el de Adrián Barbón, que marcó distancia con su predecesor, Javier Fernández, envolviéndose con habilidad en la bandera de un asturianismo amable y para todos los públicos.
El periodo 2019-2023, marcado por el reflujo, la división en Podemos y la pacificación en IU, tampoco ha servido para realizar la confluencia pendiente: la articulación de un sujeto político que aúne las diferentes sensibilidades y matices de la izquierda asturiana. Sin esa confluencia, que tal vez nunca lleguemos a ver, ambos partidos tendrán serios problemas a la hora de negociar desde posiciones de fuerza con un PSOE que sigue repartiendo el juego en la política asturiana.
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No me deja de sorprender la capacidad que IU Asturias ha tenido para hacer olvidar a todo el mundo:
1. Que estaba en contra de entrar en el Gobierno de España y prefería un acuerdo desde fuera. El mayor hito en 80 años de la izquierda y condición de posibilidad de Sumar.
2. Que ha mostrado su apoyo a la candidatura crítica con la gestión de Alberto Garzón en IU Federal, obteniéndo esta un 15% del apoyo. Cargos intermedios de la corriente Llamazarista iban en la lista alternativa pero los pesos pesados de esta prefirieron quedar a cubierto para que no verse salpicados.
3. Que ha mostrado su apoyo a la corriente de Cubero contra el Secretario del PCE Enrique Santiago, con mejores resultados que en el caso anterior pero sin duda con una derrota sonada.
4. Que ha sido obligada a la repetición de las Primarias a la Coordinadora de Asturias por saltarse los Estatutos y que sólo la histéresis de las alianzas entre familias que no pudieron romperse en un mes (pero que se rompieron posteriormente en las Primarias Federales) les salvó de un cataclismo donde la opción favorable a la confluencia se hiciera con la Coordinación.
5. Que ha evitado realizar una consulta como acostumbró en todos los procesos electorales anteriores sobre la confluencia con Podemos a sabiendas de que comparte con los morados el hecho de que una minoría reina sobre una mayoría.
Bonus: Se obvia también que la minoría que controla la dirección en Podemos procede de IU y de la larga guerra que dos corrientes protagonizaron en el transcurso de toda la década de los años 00s y la entrada de la segunda década del presente siglo. Que terminó abruptamente con la entrada de esta corriente en Podemos y que es precisamente este asunto el que hace ver el problema como una disputa entre dos corrientes de IU que llegó a ganarle la tostada en Oviedo a IU a través de Podemos y que ahora tras la llegada de Llamazares se da la vuelta a la tortilla.
Tesis: La diferencia entre las dos minorías que gobiernan IU y Podemos en Asturies está en que los primeros han sabido integrar y los segundos han preferido machacar.
Antítesis: La diferencia entre las dos corrientes mayoritarias de Podemos e IU en Asturies es que la segunda ha sabido callar y la primera ha decidido batallar.
Síntesis: Unos por exceso y otros por defecto consiguen que los más queden subyugados a los menos. Regreso al pasado...por eso el 15M pegó aquí tan fuerte.