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Partidos políticos
Sánchez regresa al futuro en un discurso de investidura que no aclara el pacto con Unidas Podemos
El presidente en funciones enarbola un discurso de Estado sin apenas referencias a sus futuros socios y sin mencionar la fórmula de Gobierno de Coalición.
Discurso sin réplica en el Congreso de los Diputados. El presidente en funciones Pedro Sánchez ha dado comienzo a la sesión de su investidura con un viaje en el tiempo. La economía digital, o transformación digital, ha sido el reclamo para la promesa de una España feliz frente al gris del ayer. Un discurso con tintes utópicos que ha servido al secretario general del PSOE para presentar la que será su acción de Gobierno si, tras el debate que comienza a las cuatro de la tarde, recaba los apoyos necesarios. Un discurso de Estado sin agarre material. Las cuentas siguen sin cuadrar, el reloj sigue corriendo y en Madrid el aire quema.Poco antes de las 14 de la tarde, Sánchez se ha dirigido por primera vez al que apunta como su socio de Gobierno de cara al jueves, cuando tendrá lugar la votación definitiva de la sesión. Un minuto después, terminaba la referencia. Apenas un suspiro en el que Sánchez ha medido una invitación a caminar juntos por el camino de Sánchez. Si se trataba de ser generoso, no era esta mañana. Si se trataba de aclarar cómo comenzaba a calentarse la mezcla del Gobierno de coalición, la respuesta ha sido fría.En Unidas Podemos se marcan distancias. La insumisión de Sánchez, que aun no ha hablado de Gobierno de Coalición, preocupa a los que serán los cómplices necesarios para que Sánchez sea investido. Algunas lagunas del discurso preocupan tanto como la nomenclatura. El presidente se niega a hablar de la derogación de la reforma laboral de 2012 y tampoco se ha referido a la eliminación del factor de sostenibilidad de las pensiones. El acuerdo se hace esperar.
Segunda gran transformación
El comienzo del relato, antes de las 12:10, proponía al personal un viaje en el tiempo. Errático a nivel histórico —Sánchez ha defendido que el país sufrió una transformación colosal desde 1975, lo que incluiría al Gobierno de Carlos Arias Navarro en el relato de la Transición—, los tonos de la paleta quedaban claros: una nueva transición o, en palabras del candidato, la “segunda gran transformación de nuestro país”. Las referencias a la situación política española han sido secundarias en la primer parte de un discurso que ha carecido de brillo. La agenda europea ha estado en primer plano, quizá como salvaguarda ante los ataques que comenzarán a partir de las cuatro de la tarde con la alocución de Pablo Casado.Las referencias a la situación política española han sido secundarias en la primer parte de un discurso que ha carecido de brilloPoco brillante pero insertado en la retórica europeísta al uso, Sánchez ha hablado de retos y desafíos antes que de la complicada situación del continente, que solo ha mencionado en relación al Brexit. Ante la crisis de productividad europea, la precariedad de sus distintas bancas nacionales y la subalternidad respecto a Estados Unidos en la agenda del libre comercio, Sánchez ha propuesto innovación, emprendimiento, y ponerse a la cabeza de la revolución digital. Como se había anticipado, el feminismo y la alerta climática han sido los otros protagonistas, junto con la digitalización de la economía, del primer discurso de Sánchez. “Leer lo que los tiempos nos están diciendo”, ha defendido Sánchez. Leer la política española con lentes europeas para afrontar el tema de Catalunya, Sánchez ha adoptado la fórmula utilizada por Pablo Iglesias al referirse, poco y mediante elipsis, al conflicto soberanista de Catalunya: “soberanías compartidas” como mínimo común múltiplo frente a una búsqueda de una soberanía “pequeña e inútil”, en palabras del candidato.Pocos anuncios y algún compromiso. El primer pacto de Estado propuesto, no obstante, solo se entiende en la clave coyuntural de las dificultades para ser investido. El candidato ha pedido una reforma del artículo 99 de la Constitución, el que establece los sistemas de mayorías para la investidura. También explícitos han sido los anuncios en materia de educación —el presidente propone blindar que los presupuestos destinen el 5% del PIB, un porcentaje que no se alcanza desde 2009—, en materia laboral, con la actualización del Estatuto de los Trabajadores, y el anuncio de que su Gobierno, si es elegido, derogará la Ley Mordaza (o de seguridad ciudadana 4/2015).
El primer pacto de Estado propuesto, solo se entiende en la clave coyuntural de las dificultades para ser investido. El candidato ha pedido una reforma del artículo 99Mucho más difuso, hasta el punto de que ha sido casi inexistente, ha sido el capítulo de fiscalidad. Sánchez no ha aludido a ninguna previsión de ingresos. Más allá de una referencia, sin nombrarla, a la tributación por el impuesto de Sociedades de Netflix, algo más de 3.000 (tres mil) euros el año pasado, el presidente no ha abordado otro de los puntos claves para el ejercicio de un Gobierno con los retos para los que dice tener respuesta.
Marear la perdiz
Tras el debate, las incógnitas se mantienen como estaban a primera hora de la mañana. El tiempo se ha parado para asistir a la propuesta de Sánchez, tan medida y europea que aun no abre ninguna línea de trabajo que aclare cuándo y cómo se va a dar luz verde a la investidura. Se mantiene un juego de posiciones con solo un punto claro, el PSOE ya no confía en su capacidad para doblar el brazo de Ciudadanos y la posibilidad de que eche a andar el ejecutivo se disputará en la capacidad de Unidas Podemos de despertar a Sánchez del que ha sido su sueño europeo de la sesión de la mañana. Sánchez solo no puede por una razón de aritmética básica: le faltan votos.En una hora y media se reanuda la sesión, con la airada respuesta de los dos principales partidos de la oposición, PP y Ciudadanos. Tras la previsible catarata de referencias apocalípticas, llegará el turno de Pablo Iglesias y del resto de integrantes del grupo confederal de Unidas Podemos. En sus caras de póker se podrá comprobar si tras el discurso aséptico y futurista de Sánchez de esta mañana había alguna señal de que el acuerdo está al caer.Relacionadas
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… pero sí que se acordó de hablar de su gran obsesión: Franco
Ahora es Franco, en esta época del año el Franco queda bien con todo. Se lleva lo retro, lo viejuno. En noviembre se llevará el Venezuela. Pero en cualquier caso si hay algo que siempre combina bien en toda la época del año son los nacionalismos.