Palestina
Oh, Jerusalén: réquiem por la solución de los dos Estados

El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Donald Trump ha significado de hecho el final de cualquier esperanza para una solución de los dos Estados negociada.

Trump reconoce Jerusalén capital de Israel
El presidente estadounidense, Donald Trump, durante la declaración en que reconoce Jerusalén como capital de Israel. Foto: Casa Blanca
The Electronic Intifada
13 dic 2017 07:36

Puede que el presidente de Estados Unidos tenga manos pequeñas, pero parece tener pies grandes. Y con su decisión de reconocer Jerusalén como capital de Israel los ha usado para pisotear la parte que nunca ve el sol de la diplomacia convencional de pacificación en Oriente Medio. Dicho así sin más suena bastante bien, ya que décadas de esfuerzo internacional hacia el establecimiento de la paz en la zona han fracasado, tal y como señalaba Trump en su declaración. Lo que no dijo es que estos esfuerzos de pacificación han, en gran medida, proporcionado la tapadera bajo la cual Israel ha continuado la colonización del territorio palestino ocupado, y en ningún otro lugar lo ha hecho de manera tan descarada como en Jerusalén.

Hace mucho que el principal aliado en esta hazaña es Estados Unidos. A pesar de haber afirmado prácticamente desde el principio que los asentamientos eran considerados ilegales bajo la ley internacional, las administraciones en el poder desde entonces han apoyado a lo largo de más de 40 años la ampliación de los asentamientos, premiando su construcción con ayuda financiera y militar que solo va en aumento. Por lo tanto, ¿por qué no terminar con esta farsa que le hace flaco favor a la justicia para los damnificados y al establecimiento de la paz?

Pensar solo en términos de finalización de una farsa sería malinterpretar el arte de la negociación de Trump y su Administración, que incluso meses antes de instalarse en la Casa Blanca estaban presionando vigorosamente a terceros países en favor de Israel.

La decisión del ahora presidente de Estados Unidos tiene poco que ver con acabar con farsas y aún menos con la justicia para los desamparados. Basta con leer su discurso dirigiéndose al AIPAC (Comité Estadounidense-Israelí de Asuntos Públicos, por sus siglas en inglés) antes de ser elegido presidente. La decisión de reconocer Jerusalén como la capital de Israel es un guiño para su base proisraelí y sus seguidores evangélicos. Se trata también de una reafirmación de la primacía de Estados Unidos por encima de la legitimidad internacional. Puede tener consecuencias durante generaciones. Es la culminación de décadas de presión ejercida desde los lobbies en Washington D.C. que ha hecho que el debate inteligible sobre Palestina se haga imposible, ha logrado culpabilizar a la víctima y ha atrapado a la mayor parte de los legisladores de Estados Unidos.

Entre Oscuros Molinos Satánicos

Jesuralén, una ciudad milenaria poblada desde hace cientos de siglos, es crucial en la resolución del conflicto palestino-israelí. Ocupa el centro del nacionalismo palestino y del nacionalismo judío. La ciudad alberga algunos de los lugares más sagrados de las tres principales religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam. Para los musulmanes, Jerusalén fue la primera dirección del rezo y forma parte del camino de peregrinación de sus fieles. La mayor parte de su historia moderna ha sido musulmana. De hecho, quitando los aproximadamente cien años que duró la irrupción de las Cruzadas cristianas en la zona, la ciudad estuvo bajo dirección musulmana desde el año 637 hasta la llegada del Impero británico, que expulsó a los otomanos en 1917 solo para crear el Mandato Británico de Palestina, que pronto sería prometido a los judíos europeos como el hogar de su nación.

Esos cerca de mil años de su historia moderna y su relevancia para los musulmanes de todo el mundo han sido completamente ignorados por la fórmula que presenta la Administración de Trump, que contempla Jerusalén simplemente como “la capital que el pueblo judío estableció en tiempos antiguos”, así como la sede actual del Gobierno israelí. 

Y así lo ha hecho también la ley internacional. 

La única fórmula acordada internacionalmente fue el Plan de Partición de 1947 que consideraba la ciudad como un territorio separado del resto bajo administración internacional que no pertenecería ni a un Estado israelí ni a un Estado palestino. Por ello incluso Estados Unidos no había reconocido, hasta hoy, los reclamos de Israel de soberanía sobre la ciudad ni sobre una parte de ella.

Es por ello también que el consenso internacional en el contexto de la solución de los dos Estados ha sido la división de la ciudad en dos capitales, una en la zona oeste para Israel, y otra en la zona este para Palestina, pero solo en el contexto de una resolución final del conflicto acordada mutuamente. El hecho de que Trump esté dispuesto a poner todo esto de lado es una muestra no solo del éxito del lobby proisraelí de Estados Unidos –las palabras de Trump que se refirieron a Israel como “una de las democracias más exitosas del mundo” salen directamente del manual de AIPAC–, sino también de su apuesta por un tipo de nacionalismo que ve el poder y la construcción de consenso tan solo como instrumentos en beneficio de intereses particulares. Y cuanto más poder se tiene, menos necesidad hay de consenso.

Pactos históricos

El estatus de Jerusalén es una de las llamadas constantes palestinas –junto al retorno de los refugiados y la consecución de un Estado– que invocó el líder de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP) Yasser Arafat tras firmar en 1993 lo que consideraba como el pacto final, los Acuerdos de Oslo. Aquellos acuerdos hicieron que las reivindicaciones de los palestinos se redujeran meramente al 22% del territorio de la Palestina histórica, reclamando que Israel se retirara tan solo del territorio ocupado en 1967, incluyendo sin lugar a dudas la retirada de Jerusalén Este.

Israel siempre ha tenido una posición de máximos en relación a Jerusalén. Anexionó la ciudad en su totalidad de manera unilateral inmediatamente tras haber conquistado la zona Este en 1967, y desde entonces se ha referido al territorio como su capital “eterna e indivisible”. Israel nunca consideró los Acuerdos de Oslo como un compromiso por parte de los palestinos y por ello no aprovechó la oportunidad de firmar la paz con Arafat.

Pero hasta Abbas debería ser capaz de reconocer que estas últimas acciones de Trump han significado de hecho el final de cualquier esperanza para una solución de los dos Estados negociada

En el presente esa oportunidad está más que desvanecida. Incluso un líder tan maleable como Mahmoud Abbas lo tendría difícil para defender un proceso de paz donde uno de los tres pilares que él mismo planteó ya ha sido suprimido y donde el que se refiere a los refugiados es ampliamente considerado como efectivamente amputado.

Habrá cierto margen de maniobra. Trump no ha especificado ninguna parte geográfica específica de Jerusalén como capital de Israel. No ha descartado una futura división de la ciudad. Continuará firmando la exención que previene que la Embajada de los Estados Unidos se mude a Jerusalén al menos en los próximos nueve meses, y, en la práctica, es posible que durante un tiempo nada cambie, quizá incluso hasta que acabe su presidencia.

Abbas ha apostado todo su liderazgo por un proceso de paz y bien puede aferrarse, con sus manos sangrando, a estos fragmentos de esperanza rotos, esperando que Trump pueda ahora sacar lo que en Washington se conoce como “concesiones” por parte de Israel, y que en el resto del mundo es más conocido como adhesión a la legislación internacional.

Pero hasta Abbas debería ser capaz de reconocer que estas últimas acciones de Trump han significado de hecho el final de cualquier esperanza para una solución de los dos Estados negociada. Aunque se tratara tan solo de una estrategia para despertar apoyo en casa y Trump no tuviera intención alguna de mover la embajada, sino tan solo de cumplir una promesa realizada en campaña, el daño ya se ha hecho.

Un límite ha sido traspasado. A partir de ahora ningún presidente de los Estados Unidos podrá dar marcha atrás en el paso que se ha dado; desde luego no en el contexto en el que el lobby proisraelí del país es tan influyente que el pasado junio el Senado aprobó una resolución celebrando el aniversario de la ocupación Israelí de Jerusalén con 90 votos a favor y ninguno en contra.

Transformación de las Reglas del Juego

Seis meses antes de ser elegido presidente, Trump dio un discurso ante el lobby pro-Israel, AIPAC. Fue un discurso de campaña, cuya intención era hacerse con el apoyo de una demografía específica. Pero desde entonces ha sido fiel a su palabra. Prometió destrozar el pacto nuclear con Irán. Y en eso está.
¿Y entonces? ¿Recurrir a Europa? No parece que vaya a servir de mucho. ¿Al mundo árabe? Lo mismo

Prometió trasladar la embajada de Estados Unidos y ya ha dado el primer paso, tal y como señalaba el miércoles pasado. También ha afirmado que los palestinos “deben acercarse a la mesa de negociación sabiendo que el vínculo entre Estados Unidos e Israel es absoluta y completamente inquebrantable”. Aunque pocos palestinos lo dudaban, es cierto que había quien todavía mantenía cierta esperanza en que, aunque fuera por la fuerza de la persuasión moral, la empatía por el desamparado, la legalidad y en interés del orden internacional, alguien, en algún lugar de Washington, los escucharía, quizás, algún día.

Eso ya no está sobre la mesa. Nadie, ni Abbas ni ninguno de aquellos líderes y políticos palestinos que genuinamente defienden o simplemente tienen intereses ocultos en un proceso de paz, puede seriamente creer o pretender creer que Washington vaya a proveernos con otra cosa que no sea dinero para silenciarnos.

¿Y entonces? ¿Recurrir a Europa? No parece que vaya a servir de mucho. ¿Al mundo árabe? Lo mismo. La unidad con Hamas, por otro lado, parece tomar una urgencia añadida, pero, ¿qué supondría para la estrategia palestina?

Si ya no hay esperanza para la solución de los dos Estados, ¿qué rol tiene la Autoridad Palestina?, ¿para qué mantenerla?

Habrá rabia. Habrá dolor. Y habrá cambio; cambio profundo y de base de la lógica que ha dominado el conflicto entero durante cerca de un cuarto de siglo.

Eso al menos debería ser una bendición, pero, mientras tanto, ¿a qué precio?


Artículo publicado originalmente en inglés en The Electronic Intifada y republicado con su permiso. 
Traducción del inglés por Sara Carrasco Granger

 


Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Genocidio
Genocidio Israel se felicita por armar a sus ciudadanos, mientras ataca por cuarta vez el hospital de Al Shifa
Mientras el ministro de Seguridad Nacional Ben Gvir celebraba en el parlamento israelí un récord en la concesión de licencias de armas, las tropas sionistas invadían Al Shifa, donde se refugian unas 30.000 personas.
Genocidio
Ocupación israelí Oxfam acusa a Israel de no adoptar todas las medidas a su alcance para impedir el genocidio
La ONG acusa al Estado sionista de desobedecer el mandato de la Corte Internacional de Justicia al bloquear sistemáticamente la respuesta humanitaria.
Palestina
Protesta Miles de personas denuncian el genocidio de Israel en Gaza en una manifestación en Donostia
La movilización tenía por lema 'Genocidio Stop' y la han convocado agentes de la cultura vasca, que la han acompañado con actuaciones musicales, bertsos, bailes o ilustraciones
#4405
13/12/2017 13:49

Esa solución nunca existió en primer lugar. Los genociadas nunca lo aceptarían.

7
0
Genocidio
Genocidio Israel se felicita por armar a sus ciudadanos, mientras ataca por cuarta vez el hospital de Al Shifa
Mientras el ministro de Seguridad Nacional Ben Gvir celebraba en el parlamento israelí un récord en la concesión de licencias de armas, las tropas sionistas invadían Al Shifa, donde se refugian unas 30.000 personas.
Análisis
Genocidio Armas y recursos para los palestinos y sus aliados
Es imposible escuchar ninguna petición de ayuda material, militar y económica para la resistencia armada palestina, o para sus aliados regionales, por parte de la izquierda global.
Música
Música “Stand by your man”: cómo el country posicionó el conservadurismo y la segunda ola feminista en Estados Unidos
A pesar de la imagen conservadora que tiene la música country, artistas como Tammy Wynette, Dolly Parton o Loreta Lynn cantaron y compusieron a finales de los años 60 sobre temas feministas.
Opinión
Opinión Hombre blanco busca negro no violento
'La próxima vez el fuego' supone una declaración de principios e intenciones, además de una denuncia del racismo de la sociedad norteamericana que a James Baldwin le tocó vivir, pero que abarca en sus propuestas, por igual, a blancos y negros.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda El Ayuntamiento del Partido Popular de Logroño desahucia a la PAH
Saltándose los protocolos, sin levantar acta ni expediente, el Gobierno del PP del Ayuntamiento de Logroño arrebata el local a la PAH de La Rioja y se lo concede irregularmente a la asociación de Familias Numerosas.
Crisis climática
Crisis climática El maremoto ignorado: la temperatura de los océanos alcanza registros nunca vistos
Los mares del planeta llevan un año batiendo récords de temperatura. Las consecuencias de este fenómeno van desde un incremento de las anomalías meteorológicas a una desestabilización de las corrientes marinas y los patrones climáticos globales.
Crisis climática
Crowdfunding 350.000 euros por denunciar la inacción climática
Un total de 16 integrantes de Rebelión Científica se enfrentan a importantes multas por sus acciones no violentas para denunciar la inacción ante la crisis climática. Activistas medioambientales denuncian un “efecto dominó represivo” en toda Europa.
Palestina
Protesta Miles de personas denuncian el genocidio de Israel en Gaza en una manifestación en Donostia
La movilización tenía por lema 'Genocidio Stop' y la han convocado agentes de la cultura vasca, que la han acompañado con actuaciones musicales, bertsos, bailes o ilustraciones

Últimas

Ocupación israelí
Palestina El Salto te ofrece una camiseta para apoyar económicamente a la UNRWA
No cesamos de buscar nuevas vías para visibilizar un mayoritario clamor social que pide un alto el fuego al que apenas se da cabida en el discurso mediático convencional. Todos los beneficios de esta campaña irán destinados a la UNRWA.
Opinión
Opinión Un marzo entre memorias, antídoto frente a ‘la neolengua’
‘El Gran Hermano’ continua con la peligrosa deformación y banalización de las realidades encerradas en la palabra ‘terrorismo’.
Más noticias
Formación El Salto
Formación El Salto Política por todos los medios: periodismo de análisis en la era de la aceleración
Entre el 10 y el 30 de abril, la Escuela de Periodismo Crítico de El Salto desarrolla un curso para aprender a leer y escribir la información política.
Análisis
Lobby bancario Sacrificar el euro digital para que nada cambie
Ante una adopción masiva del euro digital sin límites, los bancos dejarían de ser esenciales y verían disminuida su capacidad para seguir creando dinero.
Antitaurinos
Maltrato animal Un nuevo paso hacia la derogación de la tauromaquia
“El marco legislativo debe cambiar en base a una sociedad con mayor sensibilidad”, argumenta David Calvo, miembro de la Comisión Promotora de #NoEsMiCultura.
Antimilitarismo
Financiación de Israel Una sede del BBVA, “bañada en sangre” por los vínculos del banco con el genocidio palestino
Activistas de Alternativa Antimilitarista-Movimiento de Objeción de Conciencia rocían con pintura roja una sede del BBVA para denunciar el apoyo financiero de la entidad a las compañías que suministran armamento al ejército sionista.

Recomendadas

Inteligencia artificial
Inteligencia artificial La Unión Europea abraza la ley del algoritmo más fuerte
La inteligencia artificial ya tiene quién la regule. El Parlamento Europeo ha aprobado una ley que no mitiga las preocupaciones por los efectos que puede tener el modelaje algoritmo sobre los derechos fundamentales.
Cómic
François Schuiten “Viví la desaparición de mi perro con tanta violencia que dibujé guiado por la intuición”
Ven la luz las dos últimas obras del autor de cómic belga François Schuiten: ‘Jim’, elegía por su perro fallecido, y ‘El regreso del capitán Nemo’, nueva entrega de la imaginativa serie que desarrolla desde 1983 junto al guionista Benoît Peeters.
Rojava
Pueblo kurdo Alina Sánchez o Legerin: huellas para quien busca
El 17 de marzo de 2018, la internacionalista argentina Alina Sánchez perdía la vida en Rojava.
Análisis
América Latina Bukele, sin contrapesos e internacionalizado
El presidente de El Salvador ha ganado peso como referente de la derecha radical hispanohablante. Su “método”, una combinación de represión, punitivismo y propaganda digital, ha calado en otras experiencias regionales e internacionales.