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Israel lleva bombardeando de manera indiscriminada a la población de la Franja de Gaza desde el pasado 7 de octubre, sometida a un bloqueo asfixiante e ilegal desde hace más de 16 años. La crueldad de estos últimos ataques no tiene precedentes y numerosos juristas están denunciando un genocidio en la Franja de Gaza.
La población civil no tiene dónde refugiarse, no existen lugares seguros en una de las zonas más densamente pobladas del planeta, Israel ha cortado el suministro eléctrico, no hay agua ni alimentos, ni gasolina, el sistema sanitario está colapsado y se está impidiendo la entrada de la ayuda humanitaria de forma segura, suficiente y sostenida.
El 17 de octubre Israel bombardeó un hospital causando más de 500 víctimas mortales. Tan solo el domingo 22 de octubre, más de 400 personas murieron en una sola noche, la mitad niños. Dos días después, en solo una noche murieron 700. Todos civiles. Hasta la fecha, hay más de 8.000 personas asesinadas, más de 3.000 son niños, incluyendo bebés.
Save the Children calcula que hay más de 1.000 niños entre los escombros, pero no se espera que nadie vaya a rescatarlos. Dice que muchos están muriendo de forma lenta y agónica. Esta misma organización apunta a que hay más de 5.000 mujeres embarazadas que no van a poder dar a luz en un lugar seguro e higiénico.
Israel dijo que Hamás era Daesh, pero lo que sí sabemos es que ha sido Israel el que ha bombardeado iglesias, hospitales, escuelas y el que está privando a la gente de Gaza de comida, de agua y de salud
Hay que recordar que el castigo colectivo, la denegación del refugio y por supuesto, el genocidio, son crímenes contra la humanidad y que la comunidad internacional tiene la obligación legal de no proporcionar ningún tipo de ayuda a hechos internacionalmente ilícitos. Hay cerca de 1,5 millones de desplazados, la mayoría refugiados. No hay capacidad para atenderlos a todos. Es una catástrofe humanitaria de proporciones dantescas impulsada por Israel, Estados Unidos y Europa y nosotros somos cómplices de esto.
La primera víctima de una guerra es la verdad. Y en esta masacre Israel ha impuesto una guerra informativa de primer orden. Como decía el activista Malcom X “Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, os harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Por eso es fundamental abordar el contexto que, en un lugar como Palestina, lo es todo. La actual masacre de la población civil de Gaza por parte de Israel no solo es la respuesta a los ataques de Hamás contra Israel, tal y como recordaba recientemente el secretario general de la ONU António Guterres, sino que es consecuencia de la ocupación, la colonización, la expulsión de la población palestina, la imposición de un sistema de apartheid y el asedio a Gaza durante los últimos 16 años.
Una situación que surge en 1948 con la Nakba y que continúa, agravada, hasta nuestros días.Dijeron que Hamás había decapitado a bebés, y resultó que los que han matados bebés son ellos. Dijeron que los de Hamás habían torturado a su gente, y resulta que los que han torturado durante décadas en las cárceles israelíes a los palestinos son ellos. Dijeron que era imprescindible soltar a sus rehenes, pero nunca van a hablarte de los 10.000 prisioneros palestinos, prisioneros políticos que han reportado torturas y malos tratos durante décadas o de los 170 niños que tiene Israel secuestrados en sus cárceles. Israel dijo que Hamás era Daesh, pero lo que sí sabemos es que ha sido Israel el que ha bombardeado iglesias, hospitales, escuelas y el que está privando a la gente de Gaza de comida, de agua y de salud. Israel ha dicho que no hay civiles en Gaza y que éstos son animales-humanos. Y es precisamente esta deshumanización del otro lo que no podemos dejar que ocurra. Porque si dejamos que pase, estaremos convirtiendo a los palestinos en los siguientes judíos a exterminar.
Embargo de armas
La sociedad civil está gritando por un alto el fuego y un embargo de armas a Israel. El tratado sobre comercio de armas es muy claro y la legislación española también. En 2014, con apenas 1.000 personas asesinadas por Israel en Gaza, el gobierno de Mariano Rajoy suspendió la venta de armas a Israel. La pregunta es a qué espera Pedro Sánchez para suspender la venta de armas a quien está cometiendo y presumiendo de esos crímenes. La pregunta que nos hacemos todos es a cuántos muertos cotiza la suspensión de la venta de armas a Israel para Sánchez y qué le impide tomar esa decisión.
El gobierno de España ha dicho que Israel tiene derecho a defenderse. Y lo sigue repitiendo convertido en un mantra. Y lo hace, no por ignorancia del marco internacional, sino por seguidismo a la narrativa israelí y la posición común de la Unión. Israel no tiene derecho a defenderse bajo el paraguas internacional. En cambio, sí tiene obligaciones de proteger a la población civil bajo ocupación y de proveerles de los servicios fundamentales para su bienestar y protección. No existe ningún marco del derecho internacional que asigne a la potencia ocupante de un derecho a la defensa. Sin embargo, ese derecho a defenderse sí que lo tiene Palestina.
Seguir abanderando el derecho a la defensa de Israel es desproporcionado, desequilibrado y muy, muy peligroso. Es echar gasolina al fuego de Gaza
La población ocupada sí tiene derecho a defenderse ante el ocupante, ante el colono, ante el agresor, ante su verdugo. Para Netanyahu esto ha supuesto una carta blanca para, no solo responder a Hamás, sino para sembrar la barbarie en Gaza en una operación planificada de exterminio de la población civil, limpieza étnica y genocidio. Ningún país tiene derecho a asesinar a más de 8.000 civiles y llamarlo “defenderse”.
Seguir abanderando el derecho a la defensa de Israel es desproporcionado, desequilibrado y muy, muy peligroso. Es echar gasolina al fuego de Gaza. Una masacre no justifica a otra y lo que está haciendo Israel es cumplir su venganza. La pausa humanitaria que propone Europa ante un genocidio de estas dimensiones no solo es insuficiente, sino que contribuye a los deseos de limpieza étnica de Israel. Y lo hace sin que nadie, absolutamente nadie en el plano internacional condene las masacres y en esto España tampoco es una excepción. Los palestinos están siendo asesinados en directo y con ellos, también los valores y la democracia en Europa.
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Yo no creo en el derecho a la defensa. Si no hay derecho al ataque, no hace falta derecho a la defensa. Y, sobre todo: la mejor defensa es un buen ataque. Todos los estados que deciden atacar, se escudan en que se están defendiendo. Lo que hay que prohibir es la guerra, como se prohíbe el homicidio en el Estado de Derecho.