We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Hay que reconocer que España es un país atípico. Mientras en otros lugares se impone la cordura, el sosiego y la negociación, en España se impone la fuerza. Mientras la inmensa mayoría de los países de nuestro entorno construyeron su democracia en base a las resistencias antifascistas, en España fue un pacto con los vencedores franquistas de la Guerra Civil. Mientras en otros lugares los resistentes contra el nazi-fascismo son reconocidos como luchadores por la libertad, en España los resistentes antifranquistas siguen siendo culpables, a todos los efectos, de sus condenas en tribunales especiales que estaban en total desacuerdo con cualquier Estado de Derecho. Mientras en muchos lugares se honra la memoria de combatientes por la libertad, en España las calles siguen engalanadas con nombres y apellidos de criminales de lesa humanidad bajo el paraguas de que “es nuestra historia y que no hay que remover el pasado”.
No hay que olvidar que nosotros tenemos a la Fundación Francisco Franco diciendo en las televisiones que “Franco no fusiló a nadie”. Y aquí no pasa nada. El franquismo es legal. Y eso sirve para que determinados 'historiadores' justifiquen el golpe de Estado, la Guerra Civil y la propia dictadura.
Mientras nuestro país vecino, Francia, se bate el cobre por sus derechos laborales en contra las políticas liberales de Macron, en España el debate candente es "la cuestión nacional". Cuando en otros países si se descubre que un ministro o ministra ha evadido impuestos o ha plagiado una tesis es motivo suficiente para dimitir, en España esos evasores y estafadores gozan de libertad gracias a las fianzas que pagan con el dinero que han robado.
Incluso el mantra “yo también lo haría si pudiese” está muy extendido. No olvidemos que el partido gobernante no solo proviene de una tradición franquista, sino que en algunas regiones del país ha sido declarado organización criminal por escándalos de corrupción. Que es un gobierno con dos ministros reprobados por el Congreso que no solo no han dimitido, sino que cuentan con el apoyo del propio presidente. Un país que mira con buenos y malos ojos un movimiento que encabeza un grupo de personajes que en Catalunya fueron protagonistas de los mayores recortes contra los derechos sociales de los trabajadores y que, de acuerdo con el gobierno español, aceleraron procesos de despido, recorte de salarios, de sanidad o desahucios.
Fuerza bruta
Y es que en España siempre que ha habido un problema social, político o de otra índole se ha utilizado la fuerza bruta. Ha sucedido en todo momento, en toda época y en todo régimen.
Hace cien años la situación de los trabajadores españoles estaba en una situación límite y posibilitó el primer gran pacto obrero entre la UGT y la CNT, convocando una huelga general revolucionaria en agosto de 1917 que acabó con una dura represión y la declaración del Estado de Guerra, la detención de los sindicalistas y penas de cárcel contra los mismos. Una eclosión social que, lejos de buscar una salida que mirase a las mejoras de los trabajadores, el régimen decidió reprimir por medio de la mano dura. Primero con el pistolerismo que asesinó a cientos de sindicalistas y luego con una dictadura con el beneplácito del bisabuelo de nuestro actual Rey, que se dedicó a la guerra y a reprimir al movimiento obrero.
Cuando años después al pueblo español le dieron a elegir, eligió lo contrario que había hecho el rey en 1923: frente a la monarquía sin democracia una democracia sin monarquía.
La República, cúmulo de esperanzas, de buenas intenciones y de avances para la población, recibió también la protesta obrera con fuerzas de orden público: los sucesos del Parque de María Luisa, Arnedo, Castilblanco, Alto Llobregat, Casas Viejas, etc.
Cuando la derecha llega al poder en 1933, comenzó a emular a regímenes antidemocráticos de nuestro entorno y los obreros se levantaron por sus libertades. La respuesta fue desplazar al ejército de África, reprimir a los trabajadores, suspender el Estatuto de Autonomía catalán y llenar de gente la cárcel.
Cuando ganaron las izquierdas en 1936 se proclamó la amnistía, se restablecieron las libertades y se volvió a poner en práctica un programa reformista. La derecha no lo podía soportar y montó un golpe de Estado que provocó una Guerra Civil, miles de muertos y una dictadura inquisitorial que llevó al paredón a miles de personas por sus ideas y al exilio a otras.
Frente a las visiones de Transición idílica, a partir de 1975 se empieza a vislumbrar, por los numerosos trabajos de investigación y por los testimonios aún vivos de la época, que la actitud de las fuerzas del Estado contra el movimiento obrero, político y vecinal que querían otro rumbo fue igual de contundente que en otras épocas.
1-O: la historia se repite
Hace unos días la Guardia Civil irrumpía en sedes y departamentos del gobierno catalán para impedir el referéndum del 1-O. Un gobierno catalán que en otros momento había utilizado la fuerza de orden público –los Mossos– para reprimir las protestas ciudadanas, dejando tuerta a más de una persona. Un gobierno que aprobó hace unas semanas una Ley de Transitoriedad para la independencia de Catalunya de dudosa (por no decir nula) competencia democrática.
El gobierno central, lejos de establecer un diálogo para solucionar la situación, prefiere utilizar la fuerza bruta como es tradición en este país. Frente a una bravuconada sin ninguna base jurídica el gobierno prefiere reprimir y no negociar.
A veces da la sensación que todo esto se puede resumir de forma muy sencilla. Nacionalistas de distinto cuño enfrentados, “tontos” útiles en ambas parte que completan el panorama (algunos incluso hasta con buenos puestos de trabajo en la academia) y los problemas reales ocultados por una realidad que nadie quiere ver. Se demuestran unas bases de cultura democrática muy pobres, debido a la tradición de la que venimos y de la que proceden algunos actores de esta historia.
El inmovilismo siempre fue muy amigo de la política española. No se puede tocar nada. ¿Reformar una Constitución que se firmó hace 40 años? Para el artículo 135 sí, para otro mejor no, que es nuestro “marco de consenso”. Si yo pienso una cosa, ¿para qué la voy cambiar en un debate y en un diálogo? Lentejas: las tomas o las dejas. Aunque cierto político en el gobierno catalán y, según él, muy de izquierdas (de ERC y, por cierto, doctor en Historia), hablaba en unos artículos hace unos años de la “biología de lo catalán” frente a los español y lo francés (miedo me da cuando en la política entra la biología), me parece que el tronco políticocultural del que hemos bebido es muy similar y se parecen más unos y otros de lo que se piensan. Los nacionalismos y su “biología” vienen siendo un problema desde el siglo XIX. Y esto lo digo porque la xenofobia y el racismo son cosas bastantes feas.
PEDAGOGÍA NECESARIA
Llevo muchos años pensando lo mismo y será, quizá, por mi labor docente. A este país le hace falta mucha pedagogía. Cuando nuestros políticos, de cualquier color, toman la historia como bandera para justificar determinadas cosas no hacen sino incurrir en un ridículo supino, demostrando su ignorancia ante nuestros acontecimientos y nuestra historia.Mientras en países como Canadá o Reino Unido, problemas similares se llevaron de distinta manera, aquí todo tiene que ser por la fuerza bruta. Por “la razón de Estado”. Todos apelando al pueblo, a los valores y a la democracia que parecen no entender. Y esto es sintomático. Todos apelando a la ley. Curioso término cuando los mismos gobiernos están violentando las ley que ellos mismos dicen defender.
Mientras España tiene las tasas más altas de paro de Europa, el paro juvenil supera el 45%, existen bolsas de miseria importantísimas y de exclusión social, el gobierno dice que esto va muy bien, que nos estamos recuperando y que hay que obedecer a la ley. Es un poquito indignante.
Quede clara una cosa. Soy partidario de que todo el mundo se tiene que expresar. Estoy de acuerdo con eso que ahora llaman “derecho a decidir”. Que se haga un referéndum. Pero que se haga bien. Con censo, con campaña y que cada uno exprese lo que considere conveniente (el sí, el no y la abstención).
Detesto la represión por cuestiones de ideas. Ya tuvimos suficiente en España con los cuarenta años de dictadura. Pero para todas las facetas de la vida. Me parece bastante triste que, en pleno siglo XXI, los debates sean si tenemos que formar nuevos Estados-nación donde se impone la frontera y el hecho diferencial. Donde “yo” soy mejor que “tú” solo por el lugar donde he nacido.
Mientras el mundo se invade de una ola de nacionalismo y de neoliberalismo sin fin, me sigo quedando con una frase de una de esas personas que son imprescindibles en cualquier momento. Me refiero a Salvador Seguí, 'el noi del Sucre', sindicalista de la CNT, libertario y unas de las mentes más claras que ha tenido este país para abordar los problemas que acució a su tiempo y que, ¡oh, sorpresa!, fue asesinado por pistoleros de la patronal catalana. Seguí dijo: “El problema que hay en Catalunya es el mismo que hay en Madrid. El capitalismo”.
Pues eso. Más Seguí, menos represión y menos milongas.
Relacionadas
Opinión
14 - D 14D: Por el derecho a la vivienda y contra la mercantilización de nuestras vidas
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando no Álvaro Cunqueiro
Comparto y agradezco esta visión preclara. Algo de luz en medio de la oscuridad. La realidad es que ciudadanos que hasta hace unos días conviviamos en concordia, hoy nos han separado y parece ser que somos extraños y hasta enemigos.
Pensamientos más altos tienen que eliminar pensamientos excluyentes.... Para cuando la federación Ibérica ( España y Portugal ). No seria ridiculo separarse de España si España no existe?. Todos ganaríamos....
Tienes razón en el tema del 78. Pero solo una cuestión respecto al 34. Se proclamó el Estado Catalán dentro de la República Federal española. Y en la Guerra Civil la retaguardia catalana era de la República española. Solo este apunte. No quería hacer un artículo de historia.
El resto se puede debatir todo, claro está. Nadie tenemos la verdad absoluta
Creo que reduces bastante la situación. El conflicto catalán pone en cuestión la continuidad del Régimen del 78, que se sustenta fundamentalmente en monarquía y unidad territorial como eje discursivo y simbólico. El reconocimiento del derecho a decidir puede quebrar aún más el ya golpeado pacto del 78 y abre ventanas de oportunidad para decidir y cambiar otras cuestiones que afecten a otros territorios en diversos ámbitos. No es de extrañar que el Estado acuda a la fuerza y la represión para mantener la posición de poder hegemónica. Tampoco que el POSE como partido de régimen no se esté pronunciando con respecto a la violación de derechos fundamentales. En mi opinión, es tremendamente difícil, al menos en un tiempo relativamente largo, que cualquiera de estos dos partidos, así como gran parte del entramado de poder, pacte un referéndum. Sería hacer un voladura del Régimen del 78. Impensable, creo.
Por otra parte, la construcción de la identidad en un lugar, territorio, nación, etc., no tiene porque chocar con la identidad de clase. De echo, la CUP ha forzado en buena medida, o al menos han contribuido, en la deriva del Procés.
En cuanto al recorrido histórico, hubiera estado bien que refirieras la autoproclamación de la república catalana en 1934, las tesis de Pi i Margall, así como la resistencia de Cataluña en la Guerra Civil. Son ejemplos históricos de las demandas, idiosincrasia y deseo de este pueblo, que no creo que se pueda banalizar con un: "yo" soy mejor que "tú" o con querer "levantar fronteras"
Y, por último, en relación a la pedagogía, entiendo que la pedagogía hay que hacerla a los más de 7 millones de votantes del PP que les preocupa más la sagrada Unidad Española, a pesar de que eso no les da de comer, que quedarse sin trabajo o que echen jubilados de sus casas, y que además premien la sinrazón y la fuerza para el mantenimiento de esa sagrada unidad con su voto.
En definitiva, este país es muy complejo y creo el escenario que dibuja la cuestión catalana, para entenderlo, hay que tener en cuenta el teatro en el que se representa. No se trata solamente de referéndum, legalidades, legitimidades, que también, se trata de cómo los partidos e instituciones del Régimen del 78 van actuar para mantener sus posiciones de poder y cómo nos va afectar al resto de ciudadanos, trabajadores y trabajadoras.
En mi opinión, claro. Igual me equivoco.
Totalmente de acuerdo. Cuánta falta nos hace que haya personas así: Razonables, sosegadas, cabales. Este país es una tristeza.