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Opinión
¿Qué quiere Alemania de los palestinos y los árabes?
Numerosos sitios web árabes e internacionales han publicado vídeos e informes sobre las crecientes campañas de represión sistemática por parte del aparato estatal alemán contra los refugiados palestinos y árabes en Berlín. El Estado europeo más fuerte continúa con su papel tradicional como uno de los patrocinadores del proyecto colonial en la Palestina ocupada, y también confisca la voz y los derechos de los palestinos y árabes en el territorio alemán. Y si el nombre de Alemania se ha asociado con el nazismo, las masacres, las guerras y el odio a los judíos y otros en el siglo pasado, ahora quiere deshacerse de esta carga histórica y ponerla enteramente sobre los hombros de los árabes, musulmanes e inmigrantes víctimas del colonialismo. Así, si sus compatriotas (blancos) escuchan o leen frases como “odio a los judíos”, se imaginarán rostros árabes y orientales con el ceño fruncido, en vez de una imagen de Adolf Hitler, la esvástica, los eslóganes y las banderas de los viejos y nuevos nazis.
Parece que los servicios de seguridad alemanes ven que pueden domesticar los eslabones más débiles de las nuevas sociedades que emergen dentro de Alemania a las que el gobierno mira con recelo, suspicacia y aprensión. Especialmente el “Gran Campamento de Berlín”, donde viven unos 80.000 refugiados palestinos, según estimaciones de varias fuentes no oficiales.
Preguntas legítimas como: ¿Por qué la policía de Berlín prohíbe el derecho a manifestarse cuando se trata de la lucha de hombres y mujeres prisioneros dentro de las prisiones de ocupación, suprime la voz de los refugiados palestinos y su derecho a la libertad y el retorno? ¿Por qué los árabes son tratados en Berlín como una amenaza a la seguridad? ¿Cómo se ve afectada la “seguridad de Alemania” y la “existencia de Israel” por una marcha popular que aboga por los derechos de los presos políticos en Alemania? ¿Por qué el gobierno alemán se opone a recordar a la opinión pública los dolores del pueblo palestino en el exilio y bajo la ocupación y el asedio? ¿Por qué el Estado no preserva los acuerdos y convenios internacionales que firmó Alemania y afirma respetarlos? Todas estas preguntas no tienen valor en la balanza de Alemania cuando se trata del “Santo Israel”.
¿Por qué el gobierno alemán se opone a recordar a la opinión pública los dolores del pueblo palestino en el exilio y bajo la ocupación y el asedio?
El embajador de la entidad sionista en Berlín, Ron Prosor, dijo en un incitante tuit contra los árabes el 7 de junio de 2023: “Cuando llegué a Berlín hace aproximadamente un año no esperaba que las calles de Neukölln se parecieran a las calles de Gaza”. Esta incitación practicada por su embajada, en secreto y en público, contra la actividad palestina y árabe no es un secreto para nadie, pero el embajador de la entidad escribe estas palabras a modo de “espantapájaros” con el objetivo de sembrar el miedo a la presencia árabe en Berlín y lo escribe en vísperas del aniversario de la agresión sionista de junio de 1967 y a pesar de que su entidad racista continúa ocupando tierras árabes por la fuerza de las armas en contra de todas las resoluciones y pactos internacionales.
La policía de Berlín confiscó el derecho a organizarse y manifestarse en el “Día del Prisionero Palestino”, el “Día de la Nakba”, el “Día Internacional de Jerusalén” y en otras ocasiones. La política de excluir la voz árabe en muchos medios de comunicación alemanes y expulsar todas aquellas que apoyen a Palestina o intentes ser “equilibradas” y “objetivas” es un comportamiento sistemático, apoyado por la mayoría de los principales partidos alemanes. La policía criminaliza incluso el canto de “Palestina será liberada del río al mar” considerándolo una “evidencia de odio a los judíos”. Decide sobre cuestiones políticas (cuando se trata de palestinos, árabes y refugiados) y criminaliza al mismo tiempo a la víctima y sus derechos. Toda posición que apele a la liberación y al retorno debe ser prevenida, prohibida por la fuerza y considerada “fuera de la ley”.
Alemania tiene una parte esencial de la responsabilidad histórica y política por apoyar y perpetuar la entidad sionista en Palestina y por justificar el crimen de desarraigar al pueblo palestino de su patria. La Nakba que continúa desde hace 75 años, las masacres, desplazamientos, arrestos, demoliciones de viviendas palestinas, confiscación de tierras y otros crímenes cotidianos israelíes expresan el carácter racista y agresivo de la entidad sionista. Estos y otros crímenes son considerados por el Estado alemán como “legítima defensa”, mientras que la resistencia palestina y árabe es categorizada como “odio a los judíos”, incluida la resistencia popular con sus cánticos y consignas que piden la liberación y apoyan los derechos de los palestinos y el derecho legítimo a resistir el colonialismo sionista.
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Criticar las políticas israelíes en la prensa alemana es un tema que no es posible y puede hacer que el escritor sea castigado (si es que la crítica llega a publicarse). Esto se aplica a los parlamentarios, académicos, intelectuales y artistas alemanes que, al parecer, aprendieron y memorizaron la lección bien y se dieron cuenta de que criticar a “Israel” les cuesta sus trabajos y su reputación. Muchas voces árabes y judías fueron objeto de represión e intimidación por defender a los palestinos y sus derechos.
Los neonazis en Alemania establecen una alianza sagrada con el movimiento sionista contra los árabes y los inmigrantes en Alemania y en Europa en general. Las fuerzas racistas de derecha defienden más al “Estado judío de Israel” de lo que el propio Partido Likud, defiende el “Reino de David”. En cuanto a la hostilidad y la hostigación hacia la resistencia y a los refugiados, se ha convertido en un denominador común de “las dos partes” contra un enemigo, lo que aclara la esencia de la relación entre el imperialismo y el sionismo y revela, no solo el apoyo de las fuerzas imperialistas a la entidad sionista, sino también las políticas de Europa en los países centrales, dentro de las capitales y de las ciudades del viejo continente.
Un periodista sionista puede “rechazar” las prácticas de la ocupación en un periódico liberal sionista publicado en Tel Aviv, pero esto es imposible para un escritor o periodista alemán en Frankfurt y Hamburgo
La entidad de ocupación sionista no puede impedir una manifestación palestina en el aniversario de la Nakba, como hizo Alemania cuando impidió las marchas de la Nakba en Berlín en mayo de 2022 y 2023. Un periodista sionista puede “rechazar” las prácticas de la ocupación en un periódico liberal sionista publicado en Tel Aviv, pero esto es imposible para un escritor o periodista alemán en Frankfurt y Hamburgo, por ejemplo. La intención de lo dicho anteriormente no es comparar un régimen de colonos racista y un régimen fascista que patrocina al primero, sino más bien revelar los esfuerzos de Alemania y sus intentos implacables de transferir el legado histórico de lo que se llama “antisemitismo” para echarlo sobre los hombros de los palestinos, los árabes, los musulmanes y sus seguidores.
La versión oficial se basa en “verdades alemanas” que no aceptan discusión ni controversia y son impermeables a la realidad y la historia. Lo que sucedió en el año 1947-1948 desde la perspectiva de Alemania (policía e inteligencia) no fue un desplazamiento de árabes palestinos de su patria. Para ellos el derecho al retorno de los refugiados equivale a una negación del “derecho de Israel a existir” y, así, convierten la voz de los refugiados y de su derecho al retorno en un crimen. Por tanto, la propia Nakba debe ser negada y el refugiado que exige el derecho a regresar a Palestina debe ser amenazado y considerado un “antisemita que necesariamente odia a los judíos”.
David Ben-Gurion había anticipado “relaciones especiales con Alemania”, defendió la visión de la “otra Alemania”, cooperó con su amigo el canciller Konrad Adenauer para desarrollar las relaciones germano-israelíes, que consideró “excepcionales”. Ben Gurion pensó que Alemania sería un “aliado estratégico” después de que las dos partes acordaran el programa de “pago de compensación” en 1952 y los acuerdos de apoyo económico, militar, político y científico, así como la continuación y multiplicación de este apoyo a lo largo del tiempo independientemente del nombre del partido o coalición “gobernante” en Berlín o Tel Aviv.
Alemania proporcionó a la entidad sionista unos 30.000 millones de dólares en compensación por las víctimas del holocausto nazi —y esta cifra es sólo lo publicado— además de decenas de miles de millones de dólares en apoyo directo. Habría que añadir lo que el movimiento sionista cosecha a través de sus muchas organizaciones en Alemania al transferir cientos de millones de dólares anualmente en nombre de proyectos de “desarrollo” y “asociación”, ya sea en la industria o a nivel de universidades e Institutos científicos. Las organizaciones sionistas disfrutan de ventajas especiales en términos de exención de impuestos y de facilidades que obtienen del gobierno.
El 20 de enero de 2022, el Ministerio de Guerra sionista firmó un contrato con la empresa alemana “ThyssenKrupp” para construir tres submarinos de un nuevo tipo, la clase Dakar, que permite el disparo vertical de misiles. El precio de los tres submarinos que funcionan con diésel y electricidad es de 3.500 millones de dólares. El gobierno alemán financia un tercio del costo, según un acuerdo firmado entre los dos países en 2007.
El ex primer ministro enemigo Naftali Bennett dice: “Estos submarinos mejorarán en gran medida la seguridad nacional de Israel y garantizarán nuestra superioridad estratégica en los próximos años” y esta no es la primera vez que Alemania proporciona tecnologías militares avanzadas a la entidad. La lista es larga y escandalosa, habiendo comenzado hace casi 70 años.
La Alianza Revolucionaria frente a la opresión y el racismo
La “Coalición de Solidaridad Revolucionaria” se estableció con el apoyo de unas 160 organizaciones, asociaciones y partidos frente a la represión cuando la policía impidió las manifestaciones del Día de la Nakba de 2022. Una portavoz de la coalición señala que “la prohibición de este año 2023 forma parte de una larga serie de medidas represivas del Estado Alemán, que busca aplastar a todas las fuerzas progresistas y revolucionarias”.
Alrededor de 80.000 palestinos viven en Berlín, como mencionamos anteriormente. La declaración de fundación de la coalición decía lo siguiente: “Aunque muchos palestinos han vivido en Alemania durante muchos años, muchos de ellos no han obtenido permisos de residencia y están constantemente sujetos al racismo y al acoso del Estado. Cualquier protesta contra la guerra sionista continua contra los palestinos es criminalizada. Además, Alemania trata de disuadirlos de que recuperen su papel en la lucha por la liberación de su patria Palestina y el regreso a sus hogares.
La “Coalición de Solidaridad Revolucionaria” se estableció con el apoyo de unas 160 organizaciones, asociaciones y partidos frente a la represión cuando la policía impidió las manifestaciones del Día de la Nakba de 2022
La “coalición” cree que estos ataques también tienen como objetivo a millones de palestinos, árabes y simpatizantes de la causa palestina que se manifestaron en toda Alemania en 2021 en apoyo de Palestina y su pueblo al estallar el “levantamiento de unidad - la Batalla de Saif al- Quds”. Piensan que las medidas represivas adoptadas por el Estado alemán “no se pueden ver de forma aislada de su permanente apoyo diplomático, económico y militar a la ocupación sionista a nivel internacional, puesto que su apoyo a la colonia sionista en Palestina revela, sin duda, que el Estado alemán no es una parte neutral, sino un cómplice real en la guerra de exterminio contra el pueblo palestino.
Así como por un lado las autoridades en Alemania y las organizaciones del movimiento sionista están trabajando para liquidar los derechos de los palestinos y árabes, falsificando la historia y justificando los crímenes del colonialismo; por otro lado hacen pagar a los árabes y sus partidarios el precio de los crímenes de la Alemania nazi. Los servicios de seguridad pueden prohibir una manifestación aquí e impedir una marcha allá, pero el “nuevo campamento de Berlín” al que llegaron decenas de miles de refugiados palestinos durante los últimos diez años seguirá creciendo y creciendo cada día en las entrañas de Alemania. Este es un hecho que asusta al movimiento sionista y sus partidarios en Berlín. La represión sistemática revela la brutalidad y la estrechez de miras de la autoridad, pero también demuestra su miedo y ansiedad ante el cambio revolucionario que depara el futuro.
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Sidecar Fantasías de Israel. ¿Puede sobrevivir el proyecto sionista?
El Estado alemán viola los derechos de los palestinos y árabes en Berlín, donde hay 20 embajadas árabes y 50 embajadas de países islámicos, pero estos se tragan la lengua, al igual que lo hace el autodenominado “único representante legítimo del pueblo palestino”. No hay organismos palestinos, árabes, nacionales e islámicos dispuestos a confrontar el racismo alemán, a exponer sus crímenes contra los palestinos, árabes y musulmanes y abordar el papel de Alemania en el apoyo a la entidad sionista.
La situación de la “Conferencia Islámica” y la “Liga Árabe” no es muy diferente de la realidad de la Organización para la Liberación de Palestina, que se doblega ante Occidente. Más bien, las embajadas de la Autoridad Palestina se han convertido en una carga para el pueblo palestino y su actividad de liberación nacional en la Diáspora.
Las preguntas que atormentan a los que toman las decisiones en Alemania siguen siendo: ¿Qué pasaría si los refugiados palestinos y árabes, así como quienes los apoyan pudieran organizarse en movimientos, sindicatos y organizaciones políticas, sociales y culturales efectivas? ¿Qué pasaría si se aliaran con las masas de inmigrantes de África, Asia y América Latina y tuvieran una mayor capacidad de influir en las instituciones judiciales, políticas, legislativas y en los programas educativos de escuelas y universidades? La visión racista hacia los palestinos como una “bomba demográfica” ha ido más allá de la colonia de la entidad sionista en la Palestina ocupada, pues ahora se extiende por todo el continente donde se fundó el movimiento sionista al servicio del colonialismo y los proyectos de dominación imperialista sobre la región y el mundo.