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El escenario surgido de las elecciones generales del pasado 23 de julio es endiablado, producto de un contexto de polarización política y social. Todo indica que “el contigo” o “contra mí” ha venido para quedarse una temporada y así tenemos, tanto a las derechas como a las múltiples izquierdas llamando a la “derogación del sanchismo” las primeras y a “frenar la ola reaccionaria” las segundas.
El hecho es que el resultado electoral ha permitido atajar la amenaza de involución y quedarnos a la espera de saber si habrá investidura de Pedro Sánchez o nuevas elecciones para finales de año. En esta ocasión no solo se ha votado en “contra de” más que a “favor de”, sino que también ha habido trasvase de votos dentro de cada bloque, lo que ha facilitado la recuperación del PSOE y a su vez, el resultado de los integrantes del llamado bloque de investidura saliente.
De los datos y su distribución geográfica se aprecia la decisiva aportación de los territorios periféricos: Catalunya, Navarra y Euskadi. Los 19 escaños del Partido Socialista de Catalunya (PSC) con 1.200.000 votos fueron decisivos por que si tenemos en cuenta que esta Comunidad elige prácticamente a uno de cada siete diputadas/os, se puede concluir que no hay camino a la Moncloa que no pase por Catalunya. Sumar con En Común Podem quedó en segundo lugar con siete escaños, lo que le ha permitido salvar los muebles. En Navarra, también ganó el PSN-PSOE con dos diputadas/os. Destaca el escaño de EH Bildu por delante del PP y UPN con uno respectivamente. Sumar perdió el que tenía Podemos En Euskadi, también quedó primero el PSE seguido del PNV y pisándole los talones EH Bildu. Las tres formaciones con cinco escaños cada uno y seguido el PP con dos diputados. La última fuerza con representación es Sumar sin conseguir reeditar los resultados electorales de Podemos Euskadi (tenía tres diputados), de hecho ha bajado más de cuatro puntos su porcentaje de votos por lo que se queda con un diputado. El PNV ha dejado por el camino 100.000 votos respecto a las generales de 2019 lo que confirma que continúa su pérdida de fuelle mientras que EH Bildu no abandona su línea ascendente que le ha llevado a superar al PNV con seis diputados/as en la Cámara Baja. El PSE ha ganado en Euskadi con el mejor resultado desde 2008, favorecido por la polarización. Hay voto del PNV que ha ido a los socialistas aunque es probable que en las elecciones autonómicas del año que viene retorne a la órbita jeltzale, pero le toca reflexionar sobre esa reiterada pérdida de votos y hacerlo más allá de lo coyuntural.
El voto de Podemos Euskadi que ha recalado en el PSE ha tenido que ver con el hecho de que Sumar ha sido percibido como una socialdemocracia líquida y meliflua, subsidiaria del PSOE, por lo que habrán pensado que para eso, mejor votar al original
Que EH Bildu, que venía crecido de las elecciones municipales y Juntas Generales del pasado 28 de mayo por el buen resultado obtenido, recibiera votos de Podemos Euskadi en estas generales, no ha sorprendido. Sumar ha repelido voto en vez de atraerlo, de tal forma que es el territorio del Estado donde peor le ha ido. El voto de Podemos Euskadi que ha recalado en el PSE ha tenido que ver con el hecho de que Sumar ha sido percibido como una socialdemocracia líquida y meliflua, subsidiaria del PSOE, por lo que habrán pensado que para eso, mejor votar al original.
De las 18 diputadas/os vascos, 16 son los que se incorporarán (si llega el momento) al bloque de investidura progresista y a respaldar la formación de un Gobierno, progresista por supuesto, presumiblemente de Coalición, salvo que haya nuevas elecciones. La palabra “progreso” se emplea como antónimo de “retroceso”. Por lo tanto, ser progresista lleva implícita una connotación positiva, mientras que lo que se encuentra fuera de ese margen, en términos políticos, adquiere carácter conservador incluso reaccionario. Quienes se denominan así tienen que asumir y llevar a la práctica política, en sus respectivos territorios, que el progreso social pasa por el desarrollo de los derechos sociales de todas las personas ya que solo así será posible garantizar su dignidad y el libre desarrollo de su personalidad —fundamentos del orden político y de la paz social, según el art. 10.1 de la Constitución—. No promover las condiciones para ello supone poner en riesgo de regresión y conflicto a la sociedad.
Sobre las desigualdades
Las múltiples desigualdades constituyen un reto que urge abordar. Cualquier proyecto tanto de país como a nivel europeo o mundial se tiene que examinar desde la perspectiva de que las desigualdades corroen los cimientos de la sociedad. Estos 15 años de sucesivas crisis —la crisis financiera de 2008, el covid-19, la invasión de Ucrania, un cambio climático realmente existente— no ha afectado a todas/os por igual. El bienestar social se reserva a quienes teniendo recursos propios adquieren los productos y servicios que ofrece el Sistema en un Mercado garantizado por el Estado. Los diferentes servicios —educación, sanidad, protección social, pensiones públicas, dependencia— van adquiriendo un precio y transformándose en mercancías.
El mercado no tiende a satisfacer las necesidades humanas sino solo aquellas que están respaldadas con dinero, por lo tanto no puede proporcionar bienes públicos sino privados. No solo cae la renta desde hace años sino que el reparto de la misma ha empeorado sustancialmente con las crisis.
En el malestar social se instalan aquellos colectivos de ingresos bajos al ver el abismo que les separa del resto. Aquí están los jóvenes, los inmigrantes, las mujeres, familias monoparentales, los de contratos temporales (a tiempo parcial pero involuntarios), trabajadores con empleo pero pobres… Hablo de desigualdad de acceso al empleo y los salarios, la generacional, la de género, la fiscal con ingresos y gastos poco redistributivos y todo esto hace que la inequidad social siga asentada en Euskadi. La verdadera igualdad no implica tratar del mismo modo a todo el mundo, sino ocuparse por igual de las necesidades diferentes de todas y todos.
Se intuye cierto hartazgo, hasta que decidan exteriorizar su sentir en las calles. Me imagino, con permiso del viñetista El Roto, una pancarta con su texto: “Por una desigualdad igual para todas/os”
Es importante advertir que estas desigualdades tienen su reflejo en el plano político, lo que hace necesario atender esa dimensión ya que sesga la representación política hacia los segmentos más movilizados, es decir los que tienen voz y votan. Esta diferencia en la movilización política entre los que se sitúan en el Bienestar Social y votan con quienes se encuentran en el Malestar Social y aportan niveles relevantes de absentismo electoral, tiene consecuencias. De entrada se hace más difícil lograr la visibilidad política suficiente para lograr cambios en esa situación de desventaja social. Lo que sí se hace es atender la pobreza, entendida como manifestación extrema de la desigualdad, con sus carencias más apremiantes y urgentes mediante transferencias monetarias (subsidios) destinados a cubrir esas situaciones. Esta protección asistencial y paliativa goza de un amplio respaldo político pero falta incidir en las causas y no solo atender las consecuencias. Las políticas sociales deben incorporar un verdadero compromiso con la igualdad.
Se intuye cierto hartazgo, hasta que decidan exteriorizar su sentir en las calles. Me imagino, con permiso del viñetista El Roto, una pancarta con su texto: “Por una desigualdad igual para todas/os”. Otra podría ser: “Sin curro y sin casa, a la calle a dar la brasa”. A este nutrido grupo sin enganche social tiene que ofrecerse una organización política convencida consciente y convincente cuya base afiliativa con enganche social tenga un claro compromiso por la igualdad y anteponga el reducir la desigualdad frente al enfoque corporativo. Las políticas públicas lo que ponen en el centro es el bienestar de sectores concretos de influencia. El malestar se va a los márgenes. ¿Qué Partido dará el paso? Esto si sería un cambio y no un Plan Renove.
Los poderes públicos deben tener presente principios fundamentales como la igualdad y no discriminación, la universalidad, individualidad e interdependencia de todos los derechos y la participación activa con el acceso a la información. Así que la igualdad, entendida como la autonomía y capacidad de cada persona, debe estar en la base de cualquier política pública dado que cualquier decisión política, institucional, parlamentaria e incluso sindical impacta en la vida de las personas y por lo tanto en el incremento de la igualdad o de la desigualdad.
¿La práctica progresista incrementa la igualdad o la desigualdad?
Queda menos de un año para que se celebren las elecciones autonómicas y el Gobierno Vasco (GV) tiene medidas, pendientes de sacar adelante, entre las que destaca: la Ley Vasca de la Educación y la Ley de Transición Energética y Cambio Climático de Euskadi. En septiembre de 2021 EH Bildu tras considerar que el sistema educativo vasco era un sistema dual, de dos velocidades que genera desigualdad y falta de equidad dijo que había llegado el momento de dar un salto cualitativo y propuso una transformación radical del actual Sistema para lo que había que superar la dicotomía público-privada. En seguida Koldo Tellitu, en calidad de portavoz de la patronal de Ikastolen Elkartea, reclamó el 100% de la financiación pública con independencia de la titularidad de los centros por que hay que considerarlos de interés social. Donde esté la escuela nacional vasca que se quite la escuela autonómica. Hay que acelerar la construcción nacional. Lo que sigue sin entenderse es que la libre elección de centro escolar debería verse como una manifestación de preferencia particular y de renuncia expresa a una plaza pública, no como un pretendido derecho que el Estado debe garantizar a cargo de los recursos públicos. En definitiva, la Pública subsidiaria de la Privada-Concertada. Las afinidades entre EH Bildu y el PNV quedan evidenciadas con un proyecto de ley presentado por el GV que blinda la privada, no recoge pasos concretos para acabar con el modelo segregador, fomenta la competición entre centros y la escuela pública deja de ser el eje vertebrador del Sistema Educativo y cohesionador de la sociedad. Introduce la lógica del Mercado y contempla la posibilidad de cerrar centros y aulas con poca demanda (caída de la natalidad), la mayoría públicos. PNV y EH Bildu tienen mayoría suficiente para sacar adelante la Ley, y no dudaran en hacerlo si se presenta en esta legislatura.
La Ley de Transición Energética y Cambio Climático concreta como objetivos para el año 2050 que no haya emisiones netas de gases de efecto invernadero, impulsar el proceso de descarbonización en todos los sectores socio económicos, aprovechar el proceso de transición energética para impulsar las capacidades de desarrollo tecnológico y empresarial. La pregunta es ¿cómo se garantiza una transición justa? El carbón, el petróleo y el gas natural se siguen beneficiando de importantes ayudas públicas y son los principales responsables del cambio climático que provoca el calor extremo, grandes incendios… El tiempo no está loco, lo hemos vuelto loco. Queda claro que el continuo crecimiento actual, en especial el basado en el consumo de combustibles fósiles está provocando un calentamiento global con todo tipo de catástrofes. La búsqueda permanente del crecimiento lleva al agotamiento de los recursos naturales, la destrucción de la biodiversidad y la acumulación de desechos y contaminación. Esto supone riesgos evidentes para la salud, la economía, etc.
El pensamiento neoliberal impone, desde hace años, el dogma que sin un PIB vigoroso no hay futuro, la economía se frena, aumenta el paro… Al menos cada vez hay más gente que se pregunta si lo que necesita el mundo es un mejor reparto de la riqueza. El modelo actual está contribuyendo a la desigualdad y no se traduce en una distribución equitativa de la riqueza social, necesitamos un sistema económico que priorice el bienestar humano y la sostenibilidad ecológica sobre el crecimiento, tenemos que ver ¿dónde estamos? ¿hacia dónde queremos ir? y ¿con qué medios contamos para alcanzar el objetivo? Un elemento importante es analizar el empleo. Por ejemplo, en los próximos años en Euskadi se va a necesitar población inmigrante en el sector industrial y no solo en este sector. De aquí al año 2050 se calcula que serán necesarias 400.000 personas. Estamos en un cambio de época y habrá que abordarla atendiendo al decrecentismo que apunta la imposibilidad de una economía de crecimiento continuo y exponencial en un planeta con recursos finitos, desvincula el bienestar social del crecimiento y propone “vivir mejor con menos”. Así mismo sugiere disminuir de manera controlada el consumo y la producción para producir valor y bienestar, al mismo tiempo que se facilita la regeneración del planeta.
Fiscalidad y fiscalizar
Combatir la desigualdad pasa entre otras cosas por una reforma fiscal profunda y que sirva para 10-15 años, que responda a necesidades estructurales y no coyunturales y que aporte de manera continuada los recursos suficientes para que la ciudadanía la perciba como justa y progresiva. Hay dos cuestiones previas: cerrar y perseguir el fraude (evasión fiscal) que es delito y el gasto fiscal que viene a ser los ingresos que la Hacienda deja de percibir debido a los diferentes tratamientos que aplican a la hora de recaudar los tributos y que se denomina elusión fiscal y es legal. No dejan de ser dos vías injustas de la fiscalidad vasca. Esta última tiene letra pequeña y no veo que se reclame retirar los incentivos y beneficios fiscales —planes de pensiones privados (EPSV), mutualidades, la desgravación por el acceso a la propiedad de la vivienda habitual— por ser regresivos, elitistas y evidenciar la inequidad fiscal. Hay tres premisas a considerar:
a) El gasto público tiene que ser eficiente, por lo que la ciudadanía tiene que conocer en profundidad si el dinero público es gestionado con rigor y eficacia.
b) La gestión pública tiene que ser transparente. Tienen que explicar como y en que se utilizan los recursos públicos.
c) El diseño fiscal tiene que ser percibido como justo, es decir que grave la capacidad de pago. Se trata de fortalecer los impuestos directos no solamente sobre las rentas del trabajo sino también y sobre todo sobre las rentas del capital, del patrimonio, sucesiones y donaciones.
Se trata de fortalecer los impuestos directos, no solamente sobre las rentas del trabajo sino también y sobre todo, sobre las rentas del capital, del patrimonio, sucesiones y donaciones. De aquí que sea necesario “fiscalizar”, que nos dice si lo que se gasta se ajusta a la ley y “evaluar”, que nos dice si gastamos bien. Para ello deben planificarse las prioridades con evaluaciones ex ante y ex post de los programas. La evaluación no la puede hacer quien decide el gasto, ni quien lo ejecuta. Tiene que ser una institución independiente. Hay que promover la idea de que no es posible medir el éxito de un Gobierno por el crecimiento que haya experimentado el PIB durante su gestión (aunque sea un indicador necesario) sino por otro tipo de índices: sobre desigualdad, calidad de vida, sostenibilidad medio ambiental.
El PNV impulsó el modelo liberal con el que introdujo el mercado en la Protección Social para abastecer de pensiones privadas (EPSV) mientras la Protección Social Pública se debilitaba
De tal manera que cualquier reforma o ley aprobada se pueda evaluar para ver el impacto de lo aprobado en esos índices. Por ejemplo, sino reduce la desigualdad hay que retirarla o modificarla. Se trataría de índices que reflejen hasta qué punto la gestión del Gobierno satisface las necesidades de la ciudadanía. Hay que asentar una cultura evaluatoria de las políticas públicas en condiciones y con un mejor uso del gasto público. Mientras el progresismo vasco decide si tomar en consideración o no la propuesta sugiero que le den una “pensada” a ese Fondo Social que cubre, a las trabajadoras/es públicos, con prestaciones(prótesis oculares, auditivas, dentales, de fonación) que no están recogidas en la cartera de servicios de Osakidetza (Servicio Vasco de Salud) y que acredita que el acceso a la Sanidad Pública no se da con equidad. Sugiero permanecer ojo avizor.
Las competencias para beneficiar ¿a quién?
Tras recibir la transferencia de la Previsión Social Complementaria (PSC) en 1982 se aprobó al año siguiente, la Ley de Entidades de Previsión Social Voluntaria (EPSV). El PNV impulsó el modelo liberal con el que introdujo el mercado en la Protección Social para abastecer de pensiones privadas (EPSV) mientras la Protección Social Pública —Sistema Público de Pensiones (SPP) de la Seguridad Social— se debilitaba en su objetivo de garantizar rentas con suficiencia en la jubilación/vejez. Estas EPSV tanto individuales como las de empleo (pactadas en convenio colectivo) arraigan allá donde hay capacidad de ahorro finalista y se ven facilitadas por los beneficios fiscales que se les diseñan. Ese tratamiento fiscal es utilizar el gasto público como “termitas fiscales”, que hace que no se pague lo que legalmente correspondería y corroe las bases del sistema tributario. Su implantación en el sector privado es cuestionable pero en el sector público es inaceptable. Los llamados “recursos públicos” se conforman con los tributos de la ciudadanía contribuyente. De aquí sale la masa salarial de los empleados públicos y así debe ser. La cosa cambia cuando el empleador público utiliza esos recursos para aportar a las EPSV —Itzarri y Elkarkidetza— de sus 140.000 trabajadoras/es como reconocimiento de un supuesto derecho a “complementar” su pensión pública con lo que evidencia una redistribución de abajo (aquí esta una mayoría social sin capacidad de ahorro) a arriba (aquí están los trabajadores que son privilegiados con esta hiperprotección). El copyright lo tiene el PNV y no duda en compartir su preciada criatura, así que las Administraciones Vascas promueven el modelo privatizador, generador de desigualdades y lo avalan sin pestañear: partidos, instituciones, empresarios y sindicatos. No parecen o no quieren entender ese principio básico de Montesquieu “una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley por que es justa” y así tenemos a los progresistas unidos susurrando al capitalismo rentista vasco.
La expresión política de una voluntad de cambio se manifestó en el Parlamento Vasco el 5 de mayo de 2022 por parte de Elkarrekin Podemos mediante una Proposición No de Ley (PNL) para que el Pleno del mismo se comprometiera con el modelo de Seguridad Social basado en un SPP de reparto y rechazara la utilización de los dineros públicos junto con los incentivos fiscales por parte de las Administraciones para impulsar el modelo de capitalización. El primer partido de la oposición, EH Bildu, rechazó la proposición junto con el resto de grupos. Podemos Euskadi acreditó su disposición a concretar su agenda transformadora y confrontar con quienes convierten los derechos sociales en contratos privados con entidades financieras. Lo frustrante es que duró un día, enseguida se dio por amortizada porque faltó decisión para socializarla. En Junio de ese mismo año en el Congreso, la abstención de EH Bildu facilitó la aprobación de la Ley de Regulación para el Impulso de los Planes de Pensiones de Empleo con el argumento de que había pactado con el Ministerio el aumento del 15% de las Pensiones no Contributivas (PNC). Aquí Unidas Podemos votó a favor de forma sorprendente. EH Bildu subraya su perfil social y logra colocarlo en términos mediáticos en Madrid pero en Euskadi ¿qué perfil marca? El hecho es que mientras se podemiza en la capital del reino, en Euskadi se peneuviza. Dijeron que sus votos antifascistas los llevarían a Madrid y en su tierra no activan sus proclamados votos anticapitalistas. Tantas exposiciones y documentos prolijos con el ecosocialismo, ecofeminismo, etc. se compadece mal con esa práctica reforzadora de la lógica rentista y del capital. El dato mata el relato. Da la impresión de que las políticas públicas que generan desigualdades son consideradas efectos colaterales que se corregirán con el cambio de marco: en la República Vasca de iguales.
El diputado de EH Bildu, Oscar Matute, en una entrevista en El País del pasado 21 de Agosto decía que “la política es la toma de decisiones ante proyectos concretos y habrá que ver qué medidas podemos impulsar” (sic). Me pregunto si podrá explicar al 25% de las trabajadoras/es de Euskadi que cobran menos de 19.000€ (informe de Zederriak) que tendrán que ahorrar —lo que no tienen— para complementar su pensión pública por que su Coalición Política “impulsó un proyecto” consistente en extender el modelo de capitalización frente a nuestro modelo de reparto. Impulso, por cierto, que lo renuevan cada día mediante un silencio vergonzante. En Euskadi no veo que llegue la secesión territorial pero sí ha llegado la secesión de los ganadores. Este neoliberalismo ha calado en el tejido social y extendido una mirada darwinista de la vida. La salida individual gana terreno y cada cual la busca sin excesivos escrúpulos.
Conclusión
Parece que hay consenso en afirmar que estamos en un cambio de época, llena de incertidumbre y que no existe un nombre para lo que viene, a lo más que se llega es a llamarle “postcapitalismo”. Hace falta una mirada transformadora para construir una nueva realidad que avale un proyecto compartido y active los mecanismos que garanticen a la ciudadanía el acceso a los recursos necesarios para llevar una vida digna. Hablo de impulsar pautas de comportamiento y prácticas solidarias en línea con la construcción de una nueva sociedad vasca que reclame un nuevo modelo socio-económico como político y de producción vinculado al Bienestar Común. En definitiva, pautas que ayuden a fraguar una nueva hegemonía basada en valores que empujen la transformación social y cultural necesaria. No se trata de abolir el capitalismo sino de superarlo e ir a algo mejor.
Es legítimo que EH Bildu aspire al Gobierno Autonómico pero no oferta “cambio”. Es más bien, un recambio, quítate tú para ponerme yo
Podemos Euskadi mostró coraje democrático y ético con la defensa de la PNL, citada más arriba, en el Parlamento Vasco. Dejó de lado la política como teología —un enfrentamiento de dogmas— y optó por una propuesta que pedía revertir una política pública que, entre otras cosas, generaba vascos/as de primera y de segunda. En su agenda política y en su radar estaban los desiguales y desposeídos. Planteó un cambio que servía además, para enfrentar la hegemonía cultural capitalista por que lo que no se replica se convalida como vimos en las votaciones de los grupos parlamentarios. En Euskadi hace falta el Podemos del 5 de mayo para trabajar por una nueva cultura política, que piense más en dar la batalla de las ideas para lograr un cambio de mentalidad. Es legítimo que EH Bildu aspire al Gobierno Autonómico pero no oferta “cambio”. Es más bien, un recambio, quítate tú para ponerme yo. Si Podemos Euskadi da el paso y profundiza en ese cambio transformador, sin demagogias ni maximalismos, sin pensar en réditos electorales y priorizando los procesos igualitaristas, hasta podríamos ver ese poso de izquierda de EH Bildu hacerse visible en la práctica política e incluso no es descartable que otros, desde el humanismo o la socialdemocracia meliflua, se animen a aportar.
Por que somos responsables de lo que vemos, rechacemos el cuadro que tenemos y pintemos, entre todas/os, uno nuevo.
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Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Me gusta porque tiene en cuenta los factores necesarios para poder vivir con mayor dignidad.
La mar esta como un plato"
Con un campo de regateo así, ganan la embarcaciones favoritas
La situación no esta como para que la situación en los tajos" este en calma
La desigualdad sigue en aumento, la censura y el control siguen aumentando
Y la desfachatez de las grandes corporaciones sigue campando a sus anchas mientras sus partidos ponen la discrepancia y la movilización a la altura de la subversión"
Esta situación no es como para que la Mar" este como un plato
Aurrera 💪🏾