Opinión
Nova Kakhovka, Montero, NextGenerationEU, Díaz, Gentiloni (III)

Análisis de la coyuntura política y de las posibilidades de acción antisistémica.
Vox-Marx
Foto tomada por Sonia Camara Pereña en la Semana Santa de 2023 en el Delta del Ebro (Els Muntells).

Es editor de la New Left Review en español.

10 jul 2023 11:01

3. La arquitectura teórico-práctica planteada por estos principios propicia algunas preguntas susceptibles de ser planteadas para comprender la lógica del comportamiento político tanto de Podemos/UP como de Sumar y a fortiori del resto de actores menores incluidos en el proyecto de este último sujeto político en esta coyuntura y para dilucidar qué concepto de lo político y qué modelo de práctica política operan en su episteme política, cómo estos han afectado y afectan tanto a los menús de opciones construidas y a los procesos de toma de decisiones efectivas de estos dos actores políticos han efectuado mediante procesos muy concentrados en los vértices de sus respectivas organizaciones, y cómo a fortiori todo ello ha afectado al campo político de la izquierda y a la consistencia o inconsistencia de sus protocolos y procesos de organización y comportamiento en términos de (1) su eficacia material transformadora de la relaciones de poder microfísicas y microestructurales, de (2) sus rangos de impacto sobre la estructura de poder y dominación imperante sobre las clases trabajadoras y pobres y de (3) la calidad de su lucha contra los sujetos y actores prosistémicos y de la desarticulación de sus estrategias políticas, los cuales pretenden profundizar e intensificar las actuales tendencias reaccionarias y autoritarias en la formación social española y europea, las cuales objetivamente crean un ritmo de reproducción social local y planetariamente articulado en torno a la guerra y la destrucción bélica, la crisis ecosistémica catastrófica y mortífera, la degradación irreversible del constitucionalismo democrático y la abyección moral de una desigualdad corrosiva e insostenible en sociedades dotadas de una mínima sustancia democrática.


Las cuestiones planteadas a continuación postulan individual o selectivamente agrupadas, más allá de su forma interrogativa, tesis y diagnósticos que merecería la pena profundizar sobre el campo político de la izquierda activa en la formación social española durante esta última década, sobre la lógica de construcción organizativa de sus sujetos políticos y sobre la forma partido apta para pensar lo político y estructurar la práctica política al hilo de las luchas y el antagonismo de clase inherente e inmanente a todo ciclo eficaz de transformación antisistémica. En estos momentos resulta crucial para el campo político de la izquierda, que en la formación social española se sitúa a la izquierda del PSOE, (1) comprender cómo los sujetos políticos de la izquierda, que actúan en él con una tasa de relación baja con los sujetos sociales y con las clases trabajadoras y pobres, se han ubicado en este como actores con vocación exclusiva de representación y colonización del mismo; y (2) entender cómo estos sujetos políticos de la izquierda han comprendido su configuración y funcionamiento –o cuál es su comprensión subyacente de ambos deducible de su comportamiento– y cómo conciben, tras diez años de importantes transformaciones microestructurales del campo político español y tras tres décadas de enormes cambios sistémicos macroestructurales aceleradas exponencialmente desde 2020, la práctica política posible a partir de su autopercepción como sujetos políticos de izquierda, de su conceptualización del sistema político y de su concepción de lo que puede ser hoy un proceso o una red articulada de procesos de transformación o de reversión y destrucción de las peligrosísimas tendencias y situaciones estructurales en la que nos encontramos en la tercera década del largo siglo XXI. Y ello es crucial no por ajustar cuentas o imputar culpas, tareas ambas dotadas de escasa sustancia intelectual, sino para comprender cuáles son los parámetros, las condiciones y las restricciones que los sujetos políticos de la izquierda y su campo político deberían cumplir para que su forma organización suponga una radical novedad sociopolítica y la actividad desplegada por los mismos pueda tener un elevado impacto antisistémico sobre las condiciones brutales y catastróficas de reproducción impuestas por las clases dominantes básicamente, pero no solo, occidentales durante las últimas cuatro décadas.


3.1. ¿Cuál ha sido, pues, la lógica compositiva de Sumar desde marzo de 2021 y cuál ha sido su metodología para crear un nuevo sujeto activo en el campo político de la izquierda tras el logro histórico de introducir de la mano de Podemos a un partido no prosistémico en el gobierno de España? ¿Cuáles han sido las dificultades de este nuevo sujeto político, que se acumulan a las experimentadas por Podemos desde 2014, de dotarse de una organización adecuada a la complejidad y especificidad de las relaciones de poder y de los modelos de dominación vigentes en la formación social española producto de la historia particular del bloque de poder histórico activo en la misma y, sobre todo, producto articulado por la sobredeterminación que introduce en la coyuntura política la crisis sistémica tanto del ciclo sistémico de acumulación de capital estadounidense como del capitalismo concebido como sistema histórico? ¿Qué horizonte de constitución ha manejado el proyecto político de Sumar para mantener un perfil de actividad absolutamente bajo de innovación política y de oferta sustantiva y organizativa durante estos dos últimos años decisivos y por qué sus opciones han pasado por la decisión muy temprana de eliminar a Podemos, que en sí mismo era un proyecto todavía en fase de rearticulación y expansión tras unos inicios explosivos y altamente exitosos, pero igualmente totalmente insuficientes y torpes en cuanto a la condensación, proyección y articulación como sujeto político capaz de medirse mediante su complejidad organizativa interna con la complejidad de las relaciones de dominación y explotación impuestas por las actuales clases y elites dominantes occidentales europeas y globales y con las restricciones que ello impone al concepto de lo político, a la práctica política y a la constitución del campo político de la izquierda? ¿Cómo ha leído Sumar esta dialéctica ineluctable entre la teorización de la complejidad de la actual estructura1 de estructuras de poder, en la concreción coyuntural de las nuevas formas y protocolos de dominación de clase, y el impacto de ambas sobre la formación social española y por ende sobre la tipología y la metodología de la producción de conocimiento aptas para comprender estas, así como sobre la especificidad política de las mismas en relación con el comportamiento del campo político de la (extrema)derecha española y de sus sujetos políticos (PP, Vox) a la hora de efectuar su propuesta política, que supuestamente desea trascender el ciclo político abierto tras 2014 y reinventar un proyecto a medio plazo factible y viable tras eliminar a Podemos de la ecuación política de la formación social española y por ende europea? ¿Qué relación tiene esta conceptualización o la ausencia de la misma con la decisión de eliminar al actor político que a pesar de todos los gruesos errores cometidos en la construcción de organización había desencadenado un proceso de ruptura del campo político español inasequible tanto a la izquierda situada a la izquierda del PSOE, como a los movimientos sociales activos en la formación social española y a fortiori en Europa? ¿Cómo es posible que dos años de enorme intensidad política en los cuales Yolanda Díaz ha disfrutado de un capital político enorme se hayan desperdiciado de un modo tan flagrante como despilfarrador para alumbrar bajo la constricción violenta de los hechos consumados una coalición electoral de fuerzas políticas ya existentes ninguna de las cuales presenta un historial de innovación política digno de tal nombre y algunas de las cuales han mostrado una miopía y una falta de estrategia simplemente catastróficas y otras una endeblez local simplemente inoperativa para leer la coyuntura y mucho menos para intervenir sobre ella? ¿Cómo es que Yolanda Díaz y Sumar no han efectuado durante estos larguísimos últimos dos años, masivamente percibidos como decisivos, un esfuerzo consistente y robusto para imponer mayéuticamente una lógica diversa al conjunto de organizaciones incluidas ahora bajo su paraguas ninguna de las cuales ha mostrado ni muestra el más repajolero indicio de cambiar su lógica constructiva, su horizonte constitutivo y su comportamiento político-electoral, aferradas todas ellas al perímetro local e histórico de sus protocolos tradicionales de acción y a su exclusividad organizativa y por ende a la relación imaginaria con un campo político a la postre inexistente en términos de relaciones de fuerza y de posibilidad de intervención mínimamente transformadora por su parte sobre el mismo –por no hablar de la creación de una lógica política ofensiva y constituyente– en el cual sueñan con reproducirse sine die bajo la restricción de una (extrema)derecha y un extremo centro cada vez más intratables? ¿No había posibilidad alguna de abordar la crisis de Podemos, ya evidente en 2021, desde la posición de fuerza de la que partía Yolanda Díaz para intentar desencadenar un proceso de recomposición realmente constituyente fruto en un primer momento, dadas las circunstancias, de una evaluación exhaustiva de Podemos/UP y de sus innumerables fisuras e inconsistencias organizativas, proyectuales y territoriales en las que estaban y están implicadas las fuerzas que ahora concurren inalteradas a la apuesta de Sumar sin haber cambiado un ápice ni su lógica compositiva, ni su prospectiva política, ni su diagnóstico teórico de la coyuntura de las relaciones de poder realmente existentes conceptualizadas en toda la riqueza de su fenomenología específica y en toda la ambición de su análisis sistémico? ¿Cómo es posible que se siga esta vía hasta el punto de desear el estrangulamiento de Podemos/UP en las elecciones municipales y autonómicas para así negociar mejor su desaparición aun a costa, siguiendo el ejemplo de lo hecho por el PSOE en 2015 y 2016, de entregar entonces a la (extrema)derecha el gobierno de España hasta 2018 y que ahora, presos todos los actores de un furor de incompatibilidad realmente psicótico, se salda no con solo con la pérdida del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, por traer a colación un caso paradigmático y no hablar de Barcelona, Aragón, Baleares, Murcia o Valencia, sino con la entrega a (extrema)derecha más corrupta e incompetente de Europa sendas mayorías absolutas en ambas instituciones madrileñas y cosechar una pérdida territorial histórica para los actores integrantes del gobierno de coalición, esto es, para el campo político de la izquierda comprendido en sentido lato?

¿Qué nos dice esta absoluta falta de crítica de la senda conducente y de los resultados del 28M de la dialéctica negativa puesta en marcha por estas fuerzas políticas?

3.2. ¿Es posible tras el 28M que nadie en la órbita de los partidos implicados en el campo político madrileño o a fortiori en Sumar haya hecho la más mínima autocrítica de tal desastre y que el proceso de integración, ¡oh, casualidad!, haya proseguido su lánguido y triste curso tan solo para ser automatizado por la astuta decisión de Sánchez de convocar elecciones generales el propio 29M? ¿No había durante estos dos últimos largos años por parte de Podemos/UP y de Sumar, así como del resto de organizaciones ligadas al primer proyecto y ahora integradas en el segundo, capacidad alguna de anticipar lo que corría por las calles y ahora ha sucedido en términos de derrota sin paliativos del campo político de la izquierda en la primera consulta electoral seria tras el envite y el embate del gobierno de coalición y de sus realidades territoriales más sólidas –entre todas ellas por radicalidad, honestidad y sofisticación BeC y Ada Colau– mediante la refundación de un proyecto político a partir de la crítica severa de los errores e insuficiencias cometidas por la primera organización mencionada y por el resto de las activas durante este periodo para que todo ello no se reprodujera en la inevitable invención de la segunda? ¿Qué nos dice esto de las clases dirigentes que dirigen estas fuerzas políticas, qué sociología política o qué indagación antropológica puede derivarse de su comportamiento, qué nos dice esto de la institucionalidad de estas organizaciones y de su capacidad de articular la enorme riqueza social existente entre los sujetos productivos en búsqueda desesperada de una forma política que permita la expresión inmanente de la misma? ¿Y qué nos dice negativamente de lo no hecho por las fuerzas políticas implicadas en Sumar, Podemos incluido obviamente, para pensar lo que en un momento u otro la actual composición de clase deberá afrontar para constituirse políticamente como sujeto político constituyente dotado de una enorme potencia antisistémica ante la constelación de desastres que el orden actual está produciendo exponencialmente demostrando la alta capacidad productiva del capitalismo y de su institucionalidad política para destruir lo que el trabajo vivo y el sistema-tierra producen y generan contra la destructividad de este sistema histórico? ¿Qué nos dice esta absoluta falta de crítica de la senda conducente y de los resultados del 28M de la dialéctica negativa puesta en marcha por estas fuerzas políticas y de la cortedad de miras de Sumar, que es el nuevo sujeto menos débil de la totalidad de las mismas, que abandona toda pretensión de refundar sustantivamente el campo político de la izquierda y que autocercena y autolimita el rango de su imaginación política al apuntalamiento de un bloque electoral tan necesario como insuficiente en términos político histórico-estructurales? ¿Cómo es posible que tras la elusión de esta vía de construcción Sumar pueda regocijarse en el magro resultado presentado con ribetes de hito histórico de haber reunido a veinte organizaciones dispares e inconexas sometidas a los propios demonios de su narcisismo abúlico que se reúnen sin aportar hasta la fecha un ápice de innovación organizativa, proyectual, prospectiva o constituyente respecto al ciclo en el que han nacido o han readquirido una sustancia política perdida hace muchos, muchos años? ¿Qué dialéctica negativa aflora y qué respeto evidencia respecto a las clases trabajadoras y pobres de este país la metodología constructiva empleada por Sumar y la falta de voluntad de Podemos de construir un partido organizativamente innovador, por no hablar del enroque particularista, localista o sectorial del resto de fuerzas políticas felices de celebrar su existencia aun a costa de derrochar ineficacia transformadora? ¿Qué respeto demuestra por estas clases trabajadoras y pobres que entre otros factores votan a la derecha ante la ausencia de una coherencia mínima operativa en el campo de la izquierda, incluyendo en esta ocasión por razones del argumento al PSOE, y sobre todo en el campo de la izquierda constituido por los sujetos políticos surgidos después de 2014? ¿Cómo puede entregarse Madrid a una derecha brutal y desquiciada por las supuestas inconmensurables incompatibilidades subjetivas, de tono, afectivas, de organización, de supremo protagonismo entre organizaciones, personas y programas, hecho que habría llevado a Freud a revisar su aproximación al narcisismo de las pequeñas diferencias? ¿No cabía una pedagogía inteligente por parte de Sumar en estos dilatadísimos dos años para corregir el despeñamiento hacia lo inevitable, no podría Pablo Iglesias haberse lanzado a la construcción de un partido de tipo nuevo puesto a prueba en el laboratorio de la derecha que es la Comunidad de Madrid tras la derrota de 2021 para fabricar el prototipo preliminar producido bajo licencia Creative Commons para el conjunto del campo político de la izquierda de la formación social española articulado mediante un diálogo incansable, chispeante y constante con el resto de sujetos y actores activos en el campo político de la izquierda y acompañado por Sumar a escala de la forma Estado y susceptible de ser reproducido, reprogramado, rehecho y perfeccionado en el curso de tal discusión a partir, por ejemplo, de la elaboración de hipótesis comunes con BeC al frente del Ayuntamiento de Barcelona, ciudad que es igualmente otro laboratorio neoliberal total objeto de desprogramación por Ada Colau al hilo de estos ochos años de gestión municipal valiente, original y ejemplar? ¿No podrían haberse cruzado el protoproyecto de Sumar, la presencia de MM en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y la situación de desastre en ambas instituciones desde 2019 con la vigorosa experiencia de los Comunes en el Ayuntamiento de Barcelona para intentar producir un prototipo más perfeccionado que el generado por la situación de autismo que ha llevado al desastre del 28M? ¿Nadie en estos grupos dirigentes ha sido capaz de anticipar el tiempo político que maduraba sórdidamente durante estos dos últimos años y que se despeñaba por una amplia y vistosa pendiente reaccionaria, ante su más absoluta indiferencia, hacia el 28M? ¿Nadie en estos grupos dirigentes ha sido capaz de psicoanalizar los obstáculos epistemológicos, afectivos y políticos, que invitaban desesperadamente a encontrar soluciones de unidad estratégica, que no fueran la no solución presentada en bandeja a la (extrema)derecha para concurrir a la cita electoral del pasado 28M?

¿No podía ver Podemos que su estupenda y contundente presencia el gobierno con UP, más allá de todos los avatares, no podía de modo alguno ocultar ni postergar sus enormes déficits organizativos?

3.3. ¿No podía compensarse la presencia de Podemos/UP en el gobierno –dato político macroscópico y relevante donde los haya– con la necesidad imperiosa de encontrar un nuevo principio compositivo para el proyecto que abrió esta fuerza política alimentado por un cambio de ciclo organizativo construido por la legitimidad de Yolanda Díaz ante las debilidades estructurales evidentes de la mencionada fuerza política y de todas y cada una sin excepción de las fuerzas políticas activas en el campo político de la izquierda del sistema político español, incluidos los subsistemas políticos vasco y catalán y su supuesta especificidad, dado el capital político detentado por ella durante los dos últimos años? ¿No podía ver Podemos que su estupenda y contundente presencia el gobierno con UP, más allá de todos los avatares, no podía de modo alguno ocultar ni postergar sus enormes déficits organizativos, la debilidad que ello acarreaba a su organización y a su proyecto político y a fortiori la disgregación que producía e inducía sobre los potenciales procesos de recomposición, reinvención y constitución de un nuevo campo político de la izquierda, necesarios y urgentes desde al menos 2019, así como la perentoria necesidad de iniciar un proceso organizativo constituyente totalmente diverso en lógica agregadora, protocolos organizativos y metodología compositiva a la empleada en la práctica desde 2014? ¿No podía entender Podemos y el propio Pablo Iglesias que su salida, con independencia de la calidad y la valía de la nueva dirección, traía aparejas líneas de fractura y fisuras proyectuales de una enorme envergadura, dada la violencia del bloque social dominante, la catadura moral del PP/Vox y de su bloque de poder y el juego esquizoide del PSOE respecto a la presencia de Iglesias y Podemos/UP en su fisiología política, que le hacía comportarse con la necesaria mínima cooperación con su socio de gobierno, mientras una otra y vez se mostraba preso de la pulsión permanente de destruirlo, que operaba con el automatismo de un proceso biológico, y que ahora ha sido facilitada por Sumar y una parte sustancial de sus organizaciones constituyentes? ¿No podían comprender Podemos, Sumar y el resto de actores menores implicados que todo ello exigía un autodiagnóstico serio e inclemente de cómo habían funcionado sus respectivas formas partido, cuya líneas de crisis ya se había hecho más que evidentes desde, digamos, 2017, por no hablar de sus respectivas genealogías antes de 2014, y de modo estrepitoso desde el año electoral de 2019, aun cuando ello coincidiera con la magnífica irrupción de Podemos/UP en el gobierno de España? ¿Por qué no efectuó Podemos la crítica de su forma partido (1) como máquina organizativa de enunciación de la coyuntura y de cartografía de la estructura social y de la coyuntura sistémica y de producción de antagonismo microcapilar y macroestructural, (2) como matriz procesual capaz de dotar de materialidad a esos enunciados, a esas constructos cartográficos y a esas líneas antagonistas en prácticas antagonistas capaces de converger mediante el consabido trabajo político en su acción de gobierno, y (3) como fuerza motriz de la panoplia de procesos posibles de politización integral de las relaciones sociales, jurídico-administrativas y electorales en esta coyuntura? ¿Cómo es posible que un proyecto como Sumar, que se erige en punto de partida y línea de fuga de un nuevo proyecto de la izquierda en la severa coyuntura global en la que incluso estalla una guerra en el corazón de Europa, lo cual supone el vector máximo de poder de clase y por ende de dominación y crisis sistémica, pueda llegar a unas elecciones cruciales como el 28M con el gran plan de llegar a las misma sin plan alguno y sin haber logrado desencadenar procesos de tal intensidad capaces de haber provocado el cambio de la lógica compositiva de las organizaciones confederadas ahora en su seno y provocando un desgaste y fricción continuo con Podemos (y UP) en una especie de autocanibalismo extrañísimo –que a su vez ha dado lugar a comportamientos éticos, morales e intelectuales todavía más chocantes e infames como ha sucedido con el veto de Irene Montero y Pablo Echenique– que no podía zanjarse sino con los pésimos resultados cosechados en las mimas por todos y cada uno sin excepción de los actores políticos del campo de la izquierda en todas y cada uno de los ámbitos político-constitucionales de la forma Estado española, con la excepción de EH-Bildu, que de todas formas no logra romper la hegemonía pluridecenal de la derecha vasca del PNV, y del BNG, cuyo crecimiento es directamente proporcional al hundimiento de Podemos y sus órbita activa o reactiva de influencia en Galicia y cuyo historial electoral presenta una trayectoria realmente muy desigual durante las últimas décadas?

3.4. ¿Cuál era la lógica de no construir durante los dos últimos años una nueva organización introduciendo un nuevo orden compositivo y una nueva lógica de comportamiento radicalmente nuevos en el campo político de la izquierda, que presenta una fragmentación enorme disipadora de la eficacia de un proyecto político que no acaba de perfilarse en su dispersión y que, como era obvio al menos desde los resultados electorales de abril y noviembre de 2019, ha pasado una factura amarga el 28M y puede mermar los resultados del 23J en tanto que esa máquina no ha sido puesta a prueba en las elecciones municipales y autonómicas pasadas al hilo de la instilación de esa nueva lógica política en este campo de la izquierda regionalizado, particularista y huérfano de una organización política lo suficientemente sofisticada como para destruir la lógica del proyecto de poder y dominación de las clases y elites dominantes atlánticas y europeas dictado por la actual potencia hegemónica global y por ende del régimen de posverdad que lo acompaña introducido de modo muy agresivo por el campo político de la (extrema)derecha alumbrado parcialmente de la mano del extremo centro? ¿Qué sentido tenía ir a perder las elecciones del 28M, dada la nula innovación política sustantiva introducida por Sumar desde marzo de 2021 y la fricción y disipación creadas en la cuenca socioelectoral de la izquierda, esto es, primordialmente entre las clases trabajadoras y pobres, dicho de modo estilizado pero conceptualmente preciso, cuando ya todos los problemas del campo políticos de la izquierda eran obvios y patentes, para improvisar una acuerdo inmediatamente el 29M, cuya improvisación radica, más allá la constricción electoral inapelable que lo endereza, en la nula transformación de ninguna de las organizaciones políticas implicadas, que no han cambiado un ápice su metodología de trabajo, su lógica compositiva, sus protocolos de acción respecto a la nueva fórmula política ni respecto al nuevo proyecto político y a su interacción con el campo político de la izquierda al que todas ellas nominalmente se remiten, dados los enormes cambios estructurales registrados en la lógica de la dominación de clase puestos en evidencia no ya desde 2008, sino al menos desde 2020 y 2022? ¿Cómo ha sido posible que los grupos dirigentes de todas estas organizaciones, cuya responsabilidad se mide en proporción directa a su presencia electoral de la mano de sus máximos y máximas dirigentes, no hayan logrado sentarse y diseñar de modo constructivo e innovador un curso de acción capaz de no generar estos subproductos de discusión política y organizativa y no transmitir una realidad de fricción, desencuentro y resentimiento permanentes, que genera no el banal ruido de nulo contenido conceptual, sino el estruendo de un proceso que no logra movilizar las energías intelectuales y la creatividad política necesarias para pensar e implementar el problema decisivo por definición que es el modelo organizativo del sujeto político de la izquierda respecto al cual la cuestión programática tiene una importancia absolutamente secundaria, porque el primero es conditio sine qua non de la profundidad, del rango de impacto y de la eficacia política de la segunda, porque el primero define la capacidad de penetración social y por ende la capacidad de construir la segunda mediante la creación de protocolos de hegemonía política producida por el campo político de la izquierda sobre un cuerpo electoral preso de relaciones de dominación, explotación, desdemocratización y desconstitucionalización de la vida política y de la reproducción social muy intensas y cada vez más arrolladoras y a la postre ininteligibles por las clases trabajadoras y pobres y por el conjunto del electorado, para expresar este hecho con otro registro conceptual, a falta de contrafuerzas y contrapoderes que las doten de principios de inteligibilidad intelectual, ideológica, cultural, afectiva y a fortiori política y electoral mediante el funcionamiento vibrante de nuevas máquinas organizativas socialmente percibidas como absolutamente originales, en proceso de vigoroso crecimiento y capaces de generar una riqueza continua de contenidos, de recursos prácticos, de capacidad de intervención multiescalar, porque logran poner en el mismo plano de inmanencia la realidad diversísima de las relaciones de explotación y dominación que pueblan los mundos de vida de la reproducción social y las repuestas posibles que reciben desde el campo político de la izquierda y de sus sujetos constituyentes? ¿Tan difícil es percibir por estos sujetos políticos que la imagen proyectada durante estos años por el campo político de la izquierda desde 2017 y desde luego desde marzo de 2021 se asemeja más a un paisaje político triste poblado por sujetos políticos mal encarados entre sí e incapaces de comunicarse ágil, rápida y vigorosamente por puro deseo político de convergencia estratégica y comunidad proyectual, privado de vigor político realmente transformador, absolutamente autorreferencial en sus discursos, perfiles y contenidos públicos, incapaz de producir continuamente descripciones, imágenes, contenidos y pautas interpretativas y relacionales originales sobre lo que está ocurriendo en los procesos de reproducción social local, regional y global, y carente de la mínima comunicabilidad espontánea entre los sujetos políticos que pueblan el campo político de la izquierda realmente existentes en absoluto percibidos como nodos ansiosos por colaborar entre sí, por comunicarse, por hibridarse a partir de su propia posicionalidad, de sus propias organizaciones y experiencias de gobierno y de sus propias pautas y experiencia de lucha, deseosos de aprender recíprocamente, de enriquecer constantemente sus protocolos de acción, de desregionalizar las supuestamente inconmensurables diferencias de sus territorios, de sus problemáticas y de sus proyectos particulares, de poner en red las situaciones, las responsabilidades institucionales, las posiciones de poder y de antagonismo para reprocesar todo ello colectivamente a niveles superiores de complejidad intelectual y analítica, de pertinencia teórica y de construcción cultural e ideológica capaces de generar discursos, narrativas y descripciones atractivas por lo pertinente de su elaboración de la realidad social para desplegar procesos originales de producción de hegemonía dispuestos a experimentar continuamente con nuevos protocolos de relación con las clases trabajadoras y pobres, con la ciudadanía, que se establecen a escala de la forma Estado española para agrandar esta metodología a escala de la forma Estado Unión Europea ante la constatación de la existencia de problemas sistémicos comunes de la envergadura de la guerra y la destrucción bélica, de la catástrofe ecosistémica y de la destrucción del constitucionalismo democrático, problemas todos ellos continuamente agravados por el campo político del extremo centro y la (extrema)derecha?

3.5. ¿Realmente ha pesado en el nuevo proyecto de Sumar la hipótesis de provocar el fiasco del 28M para debilitar a Podemos y así negociar desde una supuesta posición de fuerza ante el vacío creado con la actual propuesta de coalición electoral que ahora es presentada como el producto estrella elaborado desde marzo de 2021? ¿Puede taparse el frío de este vacío con la convocatoria de treinta y cinco mesas de discusión, cuyo funcionamiento y resultados son baladíes, si los comparamos con el nulo esfuerzo y los magrísimos resultados obtenidos en el haber de la innovación política y organizativa durante estos dos últimos años de pasión reaccionaria, brutalidad moral y crisis sistémica cortesía de las actuales clases y elites dominantes hegemónicas globales? ¿Y cómo mediremos a partir del desenlace del 23J la corrección de esta apuesta del actual modelo de Sumar desde la pura cuantificación electoral de los resultados? ¿Únicamente atendiendo a si ha servido para frenar el asalto de la (extrema)derecha al gobierno de España con un PSOE siempre trastabillando fatalmente hacia el extremo centro o deberían introducirse otros criterios cualitativos para medir el cuadro dejado por el doble resultado del 28M y del 23J y lo que tal adición dice sobre la transformación de la constitución material española, sobre su modelo constitucional y sobre el funcionamiento de su forma Estado por no hablar de cómo se traduce todo ellos en las relaciones de poder y dominación que sobresaturan la estructura social y sus condiciones de reproducción? ¿Tampoco pudo hacerse nada desde la dirección de Podemos antes de marzo de 2021, sobre todo, y desde entonces ante el enorme cambio del juego político que la salida del gobierno de Pablo Iglesias desencadenaba por definición en el campo político de la izquierda –y de facto en el campo político tout court– y el cambio de liderazgo propuesto por él mismo y aceptado inequívocamente por Yolanda Díaz para haber intentado romper las espirales narcisistas de exclusión, vetos recíprocos, incompatibilidades inconmensurables y venganzas cainitas presentes en todos y cada uno de los sujetos político-electorales de la izquierda, que iban a aflorar inevitablemente en esa complicada transición? ¿Cómo es posible que la resolución estratégica de tal fragmentación ineficaz, que no han dejado de causar pasmo, estupor y rabia entre las clases trabajadoras y pobres potenciales votantes de la izquierda, que luego han de pagar estas virguerías en el deterioro de sus condiciones de vida, aunque acaben votando a la (extrema)derecha entre otras razones por la falta de sofisticación, potencia y eficacia de las máquinas políticas endebles que estos sujetos han creado y hecho funcionar con los resultados indicados del deterioro electoral de Podemos desde 2016, la falta de innovación sustantiva de Sumar durante los dos últimos años y el perímetro de eficacia cada vez más monádico en que se mueve el conjunto de actores del campo político de la izquierda, más allá todo ello de la implacable y absorbente gestión de las respectivas responsabilidades ministeriales y públicas atendidas durante los últimos años por estas organizaciones? ¿Cómo es que estos sujetos políticos con una regularidad realmente desconcertante ponen a prueba al menos, digamos, de mayo-junio de 2018 fórmulas políticas constituidas al margen de toda consideración racional de la agresividad exponencial del entorno económico, político, ecosistémico e ideológico provocado por la crisis del ciclo sistémico de acumulación estadounidense y del propio capitalismo histórico e igualmente al margen del perfil que adquiere la (extrema)derecha y el extremo centro en los sistemas políticos actuales tanto en la formación social española como a escala de la Unión Europea y del bloque atlántico por circunscribirnos a nuestro hinterland más inmediato?

3.6. Teorizar la correlación tendencial de la forma partido, de la forma organizativa y de la forma política del sujeto político de la izquierda respecto a la lógica de la estructura de poder de clase derivada de la crisis sistémica ciclo sistémico de acumulación de capital estadounidense, de su correlato geopolítico en los albores del largo siglo XXI y de la crisis sistémica del propio capitalismo comprendido como sistema histórico, así como teorizar esa correlación tendencial respecto al comportamiento de las clases y elites dominantes globales y locales y respecto al comportamiento de los sujetos políticos de la (extrema)derecha y del extremo centro activos en el campo político doméstico y europeo y a fortiori teorizar esas formas respecto al impacto que la totalidad de estos vectores tiene sobre el campo político tout court en el que se constituye y actúa el sujeto político de la izquierda es crucial para dotarse de modelos organizativos, de lógicas compositivas y de proyectos y estrategias políticas capaces de alcanzar cotas de eficacia transformadora mínimas y por ende susceptibles de incidir en la tendencialidad de los procesos que definen los parámetros sistémicos actuales de reproducción social, que en nuestro caso supone el impacto de sus efectos en la formación social española y por ende en las formaciones sociales europeas, en su forma Estado local subordinada (española) y, sobre todo, en la forma Estado Unión Europea predominante, cuya interrelación constitutiva es en esta coyuntura primordial políticamente hablando para pensar la política posible del sujeto político de la izquierda. ¿Qué análisis han hecho, comenzado por Podemos, y hacen de estas correlaciones los actuales partidos políticos del campo político de la izquierda y en concreto el grupo promotor de Sumar con Yolanda Díaz a la cabeza a la hora de conformar sus decisiones de generar formas políticas organizativas nuevas capaces de medirse de modo coherente y no insignificante (1) con este conjunto de lógicas sistémicas y con su capacidad de estructuración de las formaciones sociales europeas entre las que se halla inserta la propia, así como con (2) sus enemigos y adversarios políticos a fin de ser capaces de constituir un bloque social hegemónico susceptible de conformar una visión coherente de las opciones y bifurcaciones en juego y de generar simultáneamente una contundente presencia en el gobierno del país avalada electoralmente y dotada de un programa tan ambicioso como coherente en su contenido transformador y simultáneamente una corriente militante y activista de alta calidad práctica, intelectual, cognitiva y antagonista ligada a la mencionada acción de gobierno y dotada no obstante de autonomía estratégica y de una masa crítica decisiva para producir en ambos circuitos de acción política procesos políticos antagonistas convergentes de movilización social y política de alta intensidad? ¿Podría concebirse por el nuevo sujeto político de la izquierda y ser elaborada minuciosa y sofisticadamente en el campo político de la izquierda esta doble corriente convergente de movilización electoral y de acción de gobierno a todas las escalas de la organización constitucional de la forma Estado española y de movilización social, sindical, feminista, medioambiental y antirracista en todos y cada uno de los circuitos de la estructura social para desencadenar a escala doméstica y europea una situación de conflicto permanente sobre los efectos de la totalidad de las líneas de crisis sistémica indicadas y en torno a la gestión de las mismas por la forma Estado española, por la forma Estado Unión Europea y por sus respectivas Administraciones Públicas para cambiar así totalmente la lógica de los objetos políticos y de las situaciones de conflicto que caracterizan hoy por hoy los campos políticos realmente existentes a escala europea? ¿Podría fundamentarse esta doble movilización en (1) el análisis de la coyuntura sistémica provocada por la crisis del ciclo sistémico de acumulación de capital liderado por la potencia hegemónica estadounidense y de su impacto sobre la formación social española y europea, en (2) el conocimiento y la crítica de la forma Estado española y europea concebidos y efectuados para ser utilizados de modo inteligente a fin de provocar procesos de conflicto capaces de destruir sus procesos de captura y gestión privatizadora, desreguladora y probélica y en (3) la cartografía de los planes y proyectos confeccionados por la Unión Europea y por el bloque atlántico para reestructurar las formaciones sociales europeas y la polity europea en su conjunto al hilo de sus diseños geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos concebidos supuestamente para asegurar el sedicente new american century y la oligarquización definitiva de nuestras formaciones sociales y de sus sistemas políticos ya en avanzado curso de imposición (dejando momentáneamente de lado el impacto regional extraeuropeo de tal diseño)?

¿Qué supone para el nuevo sujeto político de la izquierda de Sumar a Podemos y para su campo político el colofón de estas deficiencias invalidantes de estas elites políticas y de estas clases dominantes europeas (y atlánticas)?

¿Es posible, pues, que el nuevo sujeto(s) político(s) de la izquierda cree una situación ideal de conflicto permanente institucional y extrainstitucional a escala europea acompañada de la correspondiente situación ideal de habla crítica y antagonista respecto al comportamiento real de estas tendencias sistémicas y de estos comportamientos políticos de las clases y elites dominantes europeas, dada la gravedad de la coyuntura en la que el campo político de la izquierda tiene que inventar volens nolens su proyecto político para este siglo decisivo? ¿Es posible comenzar a pensar la forma política del sujeto político de la izquierda, las líneas básicas de construcción de su proyecto político y el bosquejo preliminar de su estrategia de producción de hegemonía a partir de situaciones puntuales en las que precipitan las deficiencias estructurales de los sistemas políticos actuales y por ende de este orden social inaceptable al hilo del entrelazamiento de las tendencias señaladas de crisis sistémica evacuadas como objetos políticos de los campos políticos actuales de las formaciones sociales europeas y del rango de comportamiento de su forma Estado Unión Europea y por ende de las formas Estados dichas nacionales? ¿Es posible efectuar una primera aproximación epistémica a la forma política y al modelo organizativo del sujeto político de la izquierda a partir del dato objetivo impuesto inter alia por el naufragio de Steccato di Cutro (Calabria) el 25-26 de febrero pasado, el naufragio en el mar Jónico (Fosa de Calipso) el 14 de junio y en el sur de Canarias el 22 del mismo, todo ello a un año justo de la infame matanza de Melilla/Nador, que constituyen masacres de Estado perpetradas por estas las clases dirigentes europeas? ¿O es posible igualmente partir del dato objetivo del ecocidio de Estado que está propiciando durante estas décadas la destrucción ecosistémica del territorio europeo, pero no solo obviamente, que se verifica en medio de la total indiferencia de estas elites políticas en los propios territorios que representan y gobiernan de modo cada vez más oligárquico como atestiguan las últimas catástrofes antropocénicas, que ilustrativamente van de la Emilia Romagna en mayo de 2023 a la Gironde en agosto de 2022 o a Europa central en julio de 2021, pasando por Doñana, el Mar Menor y la desertificación diferencial de la península ibérica y el sur de Europa, de Italia a Grecia, asoladas año tras año por incendios forestales cada vez más intensos y devastadores, que se propagan sin solución de continuidad desde el corazón de Rusia hasta el Mediterráneo? ¿O es posible efectuar esa primera aproximación epistémica a la forma política y al modelo organizativo del sujeto político de la izquierda a partir del dato objetivo de la situación de crisis social imparable que recorre una de las regiones más ricas del sistema-mundo capitalista, que contempla estadísticas en mano cómo se deterioran todos y cada uno de los indicadores sociales que miden la extensión, la calidad, la sostenibilidad y la viabilidad presupuestaria de los derechos constitucionales fundamentales, deterioro provocado no solo por una asignación sesgada y perniciosa de los recursos públicos, sino por políticas de inversión públicas y privadas que conforman un sistema productivo absolutamente despilfarrador de los recursos invertidos, dado que este opera en virtud de criterios (1) absolutamente despreocupados de las condiciones sistémicas de producción de valor no negativo en el entorno económico, ecosistémico y demográfico del sistema-mundo capitalista y del sistema-tierra en este momento de comportamiento sistémico de ambos sistemas complejos e igualmente (2) absolutamente despreocupado de los criterios racionales, éticos, macroeconómicos, monetarios y financieros aplicables a tales procesos de inversión para que sean meramente viables y no absolutamente destructivos en términos de la entropía exponencial de sus efectos acumulativos?

¿Qué supone para la lógica compositiva y organizativa del sujeto político y del campo de la izquierda, de Podemos a Sumar y más allá, constatar la incompetencia, la corrupción y la venalidad de estas clases dirigentes europeas, absolutamente incapaces de conceptualizar este cuadro sistémico, de teorizar sus efectos, de explicar las razones de su peligro e inaceptabilidad a sus ciudadanías, de introducir la complejidad de su gestión en los respectivos sistemas políticos nacionales y europeos, de abordar institucionalmente sus diversas áreas de problematicidad de acuerdo con criterios rotundamente democráticos mediante la enorme capacidad de gestión público-administrativa y jurídico-normativa nacional y supranacional realmente existente y, menos aun, de resolver estos dilemas en horizontes temporales serios, razonables y viables de acción? ¿Qué supone igualmente para la lógica compositiva y organizativa del sujeto político y del campo de la izquierda de Podemos a Sumar la incompetencia mostrada por estas clases dominantes y por estas clases dirigentes nacionales y europeas a la hora de traducir democráticamente esta complejidad en principios de solución (a) jurídico-constitucionales, reguladores y político-administrativas, (b) en políticas macroeconómicas, presupuestarias, tributarias, financieras y monetarias, y (c) en escenarios geopolíticos, geoeconómicos y geoestratégicos transformadoras lanzados a escala global desde la Unión Europea y presentados y agitados por el conjunto de los movimientos antisistémicos construidos por el campo político de la izquierda a escala continental? ¿Qué supondría para el sujeto y el campo político de la izquierda y para la sustancia democrática de los sistemas políticos actuales la imposición como objeto político de esta traducción jurídico-constitucional, económico-financiera, monetaria, tributaria y geoestratégica de las posibles estrategias de salida de los puntos muertos sistémicos en los que se encuentran atrapados las formaciones sociales europeas (pero no solo ellas) actuales? ¿Qué función podría tener el sujeto político de izquierda en este enorme efecto pedagógico necesario para la traducción mesoestructural de las vías de salida de los grandes bloqueos macroestructurales en los que las clases y elites dominantes actuales han impuesto al sistema-mundo capitalista y al sistema tierra y por ende a todos sus habitantes y formas no humanas de vida? ¿Cómo se articularía el campo político de la izquierda con las situaciones de conflicto que racionalizarían la constitucionalización de esta panoplia de procesos de salida de los atolladeros sistémicos actuales, cómo contribuiría a dotar de contenido y sustancia democráticos su discusión y debate sociales, que serían susceptibles de tener un elevadísimo impacto transformador de la situación actual ante el mencionado agravamiento exponencial de las condiciones sistémicas de reproducción en primer lugar de las clases trabajadoras y pobres y ante todo para evitar el escenario catastrófico en curso de colisión en el que se encuentran las formaciones sociales europeas (y no solo)? ¿Qué supone para el nuevo sujeto político de la izquierda de Sumar a Podemos y para su campo político el colofón de estas deficiencias invalidantes de estas elites políticas y de estas clases dominantes europeas (y atlánticas), así como de su propuesta política y de su propia competencia y honestidad políticas, que estas se hayan convertido en 2022 en adalides absolutamente irresponsables de la actual guerra estadounidense en Ucrania con una premura, una resolución de ánimo y una determinación conductual no vista para resolver ninguno de los problemas sistémicos a los que se enfrentan tanto las clases trabajadores y pobres europeas, esto es, la inmensa mayoría de la población, como la viabilidad democrática de sus formaciones sociales? ¿Se halla esta barbarie de las clases dominantes occidentales, pero no solo, y de las actuales elites políticas españolas y europeas situada en un planeta incognoscible e inasequible a la propia racionalidad de estas? ¿Se halla esta barbarie ubicada más allá de la decisiva acción política del sujeto político de la izquierda y por ende intangible a su originalidad organizativa? ¿Sucede esta barbarie en un mundo alejado años luz de aquel en el que se llevan las negociaciones políticas del maltrecho campo político de la izquierda de la formación social española desde marzo de 2021 o desde enero de 2015 o la misma constituye el contenido epistémico y teórico básico de cualquier proceso de constitución de un nuevo sujeto político de la izquierda, de todo proceso de constitución de nuevos movimientos antisistémicos y de sus grupos dirigentes? La cuestión es obviamente crucial, porque la ola desdemocratizadora y desconstitucionalizadora, la ola de barbarie bélica y de incompetencia y brutalidad administrativa, legislativa y ejecutiva es abismal en todos los ámbitos de la reproducción social, mientras nuestro campo político parece habitar tranquilamente en el planeta Marte de la guerra, cómodamente instalado en una atmósfera privada de oxígeno antagonista, generosidad estratégica y competencia intelectual para pensar la coyuntura.

¿Es posible, pues, establecer correlaciones epistémicas y lógicas fuertes entre la heurística y la resolución de estas cuestiones y las formas organizativas realmente existentes o posibles de los sujetos políticos activos en el campo político de la izquierda hoy en el sistema político español y a fortiori europeo? ¿O la ausencia de facto de innovación material mostrada a la postre por Podemos desde 2014 y por Sumar durante los dos últimos años a la hora de crear organización, partido y procesos organizativos exuberantes y asombrosos, que ha puesto al campo político de la izquierda en la posición en la que ha concurrido al 28M y en la que se halla en el momento presente a pocas semanas del 23J, es el grado máximo de innovación que cabe prever de la actual composición de clase y de su potencial sujeto político? ¿Cabe aun con todo pensar que puede perderse ni un solo voto el 23J ante estas deficiencias de bulto, mientras dilucidamos con toda la lucidez y la ambición antisistémica y revolucionaria posibles la política y la potencia del sujeto político de la izquierda apto para actuar contundentemente durante la próxima década, que tenemos ya delante de nuestros cerebros subversivos y constituyentes y que es simplemente crucial para el presente de la calidad democrática y ética de nuestras formaciones sociales, esto es, para nuestra propia supervivencia?

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