Opinión
Mundiales, invasiones y desigualdad

Puede que la televisión nos muestre la magia del fútbol, pero no podemos ignorar lo que ha supuesto que una competición como esta pueda llevarse a cabo en ese ejemplo de geografía de la desigualdad que supone la Península Arábiga.
Qatar estadio
Presidente de la República, Jair Bolsonaro durante la visita al estadio de fútbol de Al Janoub.Palácio do Planalto (CC BY-SA)

Observatori d'Antropologia del Conflicte Urbà (OACU)

@antroperplejo


23 nov 2022 06:00

En su libro, Llega el monstruo: COVID19, gripe aviar y las plagas del capitalismo el recientemente fallecido sociólogo norteamericano Mike Davis advertía de la existente relación entre la aparición de una pandemia de alcance mundial y el modelo productivo de la globalización. La visión de Davis partía de su formación como académico marxista: la vocación del capitalismo es totalizadora, ningún aspecto o esfera de la sociedad puede quedar exento de su alcance. Así pues, factores aparentemente ajenos como la tala de bosques, la extensión de la ganadería intensiva a nivel planetario, el crecimiento de las periferias marginales a las afueras de las grandes ciudades, el empleo informal o el diseño del entramado público-privado que se encuentra tras la industria farmacéutica serían elementos de central interés a la hora de realizar una aproximación completa a un fenómeno como el de la pandemia del coronavirus.

Pero esta no es solo una relación ex-ante, es decir, de los factores que juegan a favor de la generación de un evento de estas características, sino que su efecto se siente sobremanera con posterioridad. Así, en las primeras páginas de La pandemia de la desigualdad: Una antropología desde el confinamiento ya señalaba cómo las medidas de control puestas en marcha por los distintos gobiernos a nivel mundial habían alterado la vida de las personas, familias y comunidades de forma muy diferente. No fue lo mismo tener una amplia casa en una zona rural, con patio o terraza, que compartir piso en el extrarradio de una gran ciudad; no afectó igualmente a la migración con estatus irregular y trabajos precarios a jornal, que a las clases medias y medias-altas que pudieron teletrabajar; no se aplaudió con la misma intensidad a enfermeras y médicos, que a dependientas y empleadas de supermercados o tiendas de comestibles, etc. Como si un gran autobús hubiera realizado un frenazo en seco, cogiendo a unos viajeros sujetos a la barra o cómodamente sentados y a otros simplemente en pie esperando su parada, la pandemia supuso la detención instantánea de la vida de muchas personas: unas pudieron seguir trayecto, otras cayeron bruscamente al suelo.  

La pandemia supuso la detención instantánea de la vida de muchas personas: unas pudieron seguir trayecto, otras cayeron bruscamente al suelo
Globalización
Mundial de fútbol Todo el mundo en manos de Qatar
Omnipresente en los mercados y multimillonaria por el gas, la dinastía Al Thani celebra una Copa del Mundo para su mayor gloria y acepta cambios cosméticos para sortear las críticas por la homofobia de sus leyes, su sistema patriarcal y las prácticas laborales de semiesclavitud que sirvieron para construir las infraestructuras del Mundial.

Pues bien, esto no es nuevo, de hecho, es constante, aunque no nos encontremos directamente inmersos en los efectos de un virus asiático. La celebración de un mega evento deportivo, como el Mundial de Fútbol de Catar, ha evidenciado la situación en la que miles, cientos de miles, de personas viven en países como los enclavados en el Golfo Pérsico. La muerte de trabajadores migrantes en situación de semi-esclavitud, la represión contra la diversidad sexual, la falta total de derechos de las mujeres, el control sobre las expresiones políticas y sociales de disidencia en el espacio público, etc., son un indicio de la lotería que supone nacer en un país como Catar. Puede que la televisión nos muestre la magia del fútbol, pero no podemos ignorar lo que ha supuesto que una competición como esta pueda llevarse a cabo en ese ejemplo de geografía de la desigualdad que supone la Península Arábiga.

Por otro lado, la invasión por parte de Rusia de territorio ucraniano y las posteriores secuelas debidas tanto a las alteraciones producidas por tal envite como por las medidas adoptadas por Gobiernos e instituciones, como el Banco Central Europeo (BCE), han vuelto a generar un parón en seco de la vida de muchas personas. Pese a las disposiciones tomadas por gobiernos de todo el mundo, en nuestro caso el famoso escudo social, los precios de los combustibles han alcanzado cotas nunca conocidas, algo de vital importancia para esa parte de la población que depende de su automóvil para los desplazamientos diarios más allá de la utopía de la ciudad de los 15 minutos; la factura del gas y la electricidad se ha elevado, también, considerablemente de forma que, a la espera de un invierno ciertamente benévolo debido al cambio climático, muchas familias ya sufren las consecuencias de las abultadas facturas vinculadas a la energía; las hipotecas de muchos hogares, aquellas hace poco constituidas, pero también, y sobre todo, las que escaparon de la Crisis del Ladrillo de 2007-2008, se han visto incrementadas debido a las medidas tomadas por el BCE como forma de luchar contra la inflación, por no hablar de las inquilinas a las que les tocaba renovar su contrato de alquiler y que, pese a las regulaciones dispuestas, han sido testigo de las triquiñuelas usadas por propietarios y caseros para llevar a cabo subidas más allá de lo regulado, etc. Todo esto también supone una pandemia, aunque no vírica, sino ocasionada por la imperante desigualdad que impera a consecuencia de un modelo social y productivo que se sustenta en ella para su funcionamiento. 

El antropólogo David Graeber señalaba que “durante mucho tiempo pareció haber un consenso general de que ya no podíamos formularnos grandes preguntas. Cada vez más, parece que no tenemos otra opción”

En el último capítulo de La pandemia de la desigualdad hacía una referencia a ese sesgo que nos acompañó durante aquellos meses. El que parecía predecir un futuro de amor y concordia basado en el rechazo a las penurias del confinamiento y las restricciones sociales. Entonces, como ahora, no se trata de mantener la ilusión de una vida mejor cuando el Mundial acabe, la guerra entre Rusia y Ucrania llegue a una tregua, cuando las instituciones comiencen a dar pasos atrás en la lucha contra la inflación, o cuando las empresas energéticas, alimentarias y entidades bancarias tengan a bien comenzar a estipular rebajar en sus beneficios para no acabar con sus presentes y futuros clientes, sino de estar preparados y organizados para eso sea así cuantos antes. 

El también fallecido antropólogo David Graeber en su libro En deuda: Una historia alternativa de la economía señalaba que “durante mucho tiempo pareció haber un consenso general de que ya no podíamos formularnos grandes preguntas. Cada vez más, parece que no tenemos otra opción”. De esta manera, quizás sea una oportunidad, seguro que no la última, de plantearnos, finalmente, cómo acabar de una vez por todas con la pandemia de la desigualdad.

Archivado en: Mundial Qatar Opinión
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Fútbol a este lado
Héroes del yo
Precisamente porque nos gusta —y eso es difícil de cambiar—, debería dolernos dónde está este deporte. Cómo nos obliga a comulgar con ruedas de molino. A hacer de tripas corazón.
Qatar
País Vasco Las empresas vascas que construyen las ciudades del futuro de la dictadura qatarí
El sector empresarial por el que pasean, puertas giratorias mediante, importantes nombres de la casta política del oasis vasco, guarda estrechos lazos con las autoridades qataríes desde hace más de una década. Varias firmas y representantes vascos se han convertido en corresponsables del torneo de fútbol que se recordará por todo aquello que no tiene nada que ver con un balón.
Mundial Qatar
Cuando el fútbol se lo comió todo, Qatar descansó y celebró
Mientras la FIFA trataba de contrarrestar las críticas, Qatar seguía con la misma estrategia que utilizó desde el momento en que se confirmó que sería anfitrión de este Mundial: le bastaba con paliar las críticas a base de dinero, cambiar alguna ley para decirle al mundo que estaban en el buen camino y resistir. Resistir porque sabían que, cuando la pelota echara a rodar, se callarían las críticas.
Catalunya
Catalunya Pere Aragonès, de presidente a segundo plato de Illa o Puigdemont
Las encuestas y el tirón de Pedro Sánchez acompañan a Salvador Illa, quien probablemente volverá a ganar las elecciones catalanas, como ya ocurrió en 2021. Esta vez, tiene más probabilidades de gobernar.
Pueblo gitano
Pueblo gitano Silvia Agüero y Nicolás Jiménez: “Hay que gitanizar a los anarquistas que se han burocratizado”
Son pareja en la vida, en la divulgación y en la tarea de gitanizar el mundo. Silvia Agüero y Nicolás Jiménez acaban de publicar '¿Anarquismo gitano?' para romper estereotipos y profundizar en la realidad de su pueblo.
Migración
Migración Maternidades migrantes: criar entre la precariedad laboral y la ley de extranjería
Sin redes familiares en las que sostenerse y en un contexto laboral enfrentado con la conciliación, las madres migrantes se ven especialmente expuestas a la precariedad.
Memoria histórica
Memoria Olvidadas por la historia: las mujeres del Patronato
Durante más de cuarenta años, la libertad de miles de mujeres fue arrebatada por el Patronato de Protección a la Mujer. Siguen invisibilizadas por una Ley de Memoria Democrática
República Democrática del Congo
República Democrática del Congo Chikuru quiere para la República Democrática del Congo esa paz que nunca ha conocido
La vida de Chikuru ha transcurrido en una República Democrática del Congo siempre en guerra, desde su organización FoBeWorld, aspira a ayudar a la infancia y juventud a construir un futuro mejor, frente al expolio que devora su presente.
Literatura
Literatura Mallorca, el refugi de Vicent Andrés Estellés
El poeta trobà a l’illa la serenitat necessària per enfrontar-se a l’entorn sempre tens de València, a la vegada que publicà diversos volums i travà sòlides amistats.
La vida y ya
La vida y ya Futuros laborales
Lo que está claro es que para mí pensar en mi futuro laboral tiene que ir acompañado de pensar qué puedo hacer para que el mundo sea un poco diferente.

Últimas

Genocidio
Genocidio La ONU advierte de que un ataque sobre Rafah colapsaría la distribución de ayuda en Gaza
Turquía suspende todo el comercio con Israel. El fiscal del Tribunal Penal Internacional advierte de que no admitirá “amenazas” después de que trascendiera que imputará a Netanyahu y los suyos.
El Salto n.74
Revista 74 Cuando los algoritmos te explotan: no te pierdas el número de primavera de la revista de El Salto
De cómo los algoritmos y la IA gestionan el trabajo de cientos de millones de personas con ritmos y condiciones del siglo XIX, y de mucho más, hablamos en nuestro número de primavera. Ya disponible para socias y en los puntos de venta habituales.
Religión
Opinión Semana Santa y Ramadán
En el Sindicato de Vivienda de la Red de Apoyo Mutuo se celebró un desayuno con motivo del Ramadán, lo cual generó un debate interno interesante por ser una organización laica
Palestina
Palestina Bicicletada contra el genocidio palestino en Alicante
El núcleo local del BDS País Valencià ha realizado un recorrido reivindicativo para exigir el fin del genocidio contra Palestina por las principales calles de las tres capitales valencianas.
Que no te lo cuenten
Que no te lo cuenten De estrategias y misiones incumplidas
VV.AA.
La no dimisión de Pedro Sánchez y la imposibilidad de la Flotilla de la Libertad de llevar ayuda a Gaza marcan unas semanas intensas.
Más noticias
Fútbol
Fútbol Vicente del Bosque como respuesta a las presiones de FIFA y UEFA
El nombramiento del exseleccionador como presidente de la Comisión de Normalización, Representación y Supervisión busca alejar los fantasmas de una intervención política de la RFEF.
Cine
Cine 'Civil War', estética geopolítica en tierra de nadie
La sensación es que Civil War se queda en algunas ocasiones en una peligrosa tierra de nadie, tanto en sus cambios de estilo como en su contenido.
Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: Una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Eventos
Evento Un Salto al periodismo del futuro: súmate a nuestro primer evento para estudiantes y jóvenes profesionales
El viernes 10 de mayo, El Salto organiza una jornada de periodismo joven para profundizar en temas clave, nuevos lenguajes y formatos, desde un enfoque eminentemente práctico.
Comunidad El Salto
Palestina La campaña de apoyo a Gaza de El Salto recauda más de diez mil euros para la UNRWA
El pasado 26 de febrero, tras más de cuatro meses de ofensiva militar de castigo por parte Israel sobre la Franja de Gaza, desde El Salto decidimos ir más allá del periodismo ante la gravedad de los hechos.

Recomendadas

Colombia
Colombia Sostener la vida en un ETCR
En la vereda colombiana La Plancha, la convivencia entre excombatientes y población civil es una realidad marcada por necesidades comunes.
Rap
Rap Viaje a los orígenes del hip hop en España: “Nadie esperaba ganar dinero con el rap”
El historiador Nicolás Buckley y el periodista Jaime Valero, exredactor jefe de HipHop Life, publican Maestro de ceremonias, un libro sobre la historia de la cultura hip hop en España.