Opinión
Abrázame hasta que Pablo Casado deje de decir gilipolleces

La propuesta de Ley de Maternidad anunciada hoy por el líder del Partido Popular no debería ni ser propuesta porque es terrorismo contra los derechos fundamentales de las personas.

Pablo Casado Rueda de prensa
14 mar 2019 16:12

“Abrázame hasta que Pablo Casado deje de decir gilipolleces”. Una pintada esclarecedora que me acosa desde hace semanas. Me persigue en lo doméstico y se apodera de mi monólogo interior. Un acto, tan hermoso, tan costumbrista y diario como escuchar la radio se ha convertido en una tortura emocional por culpa de Pablo Casado y su séquito. Cada vez que oigo una declaración de “este nuestro visionario neofascista favorito”, mi pulso se arrebata y busco a tientas una presencia que me abrace y a la que abrazar.

Vivo volitivamente sola y feliz, y, por fortuna, no en todos mis ratos existe la posibilidad del abrazo compartido. Por mucho que la esperanza en el sentido común, más del común que nunca, me abrace de cuando en cuando, no resulta una solución efectiva a medio plazo.

Las palabras de Casado han dejado de ser gilipolleces para devenir propuestas de ley, y las gilipolleces han dejado de ser palabras para devenir intenciones

Las gilipolleces constantes y totalitarias del Señor Casado atentan contra mi espacio íntimo, más fuerte, incluso, que el rosa social de mi género o que el romanticismo de todas las princesas de Disney juntas. Sus gilipolleces me hacen sentir pequeña y temerosa, igual que cuando vuelvo a casa de noche o cuando me piropean por la calle. Sería sencillo, desde el conductismo social, sentirme mejor; bastaría con apagar la radio y encender Telecinco, volver a casa de día e ir a trabajar encogida y con ropa cuatro tallas más grande. Pequeñas renuncias a mis derechos fundamentales resultarían suficientes para que las gilipolleces fascistas de Pablo Casado no hicieran mella en mi intimidad. Al fin y al cabo, son solo ínfimos sacrificios cotidianos que me permitirán sostener un status de “mujer liberada, sumisa y apta para el sistema” en un espacio de seguridad y confort garantizados, como no, por señoros Abascales, Riveras o Casados, que saben a ciencia cierta lo que me conviene. Esas concesiones nimias que me regalarían paz a corto plazo, son, a medio plazo, cómplices de este germen totalitario. Las palabras de Casado han dejado de ser gilipolleces para devenir propuestas de ley, y las gilipolleces han dejado de ser palabras para devenir intenciones. Su conservadurismo soslayado ahora es fascismo público e impúdico y sus convicciones ideológicas son el germen de El Cuento de la Criada.

Esta propuesta de ley no debería ni ser propuesta, porque es terrorismo contra los derechos fundamentales de las personas

Pablo Casado y todo lo que él representa son un atentado a la libertad del común y a la mía propia. La propuesta de Ley de maternidad que ha voceado Pablo Casado en nombre del PP esta misma semana es, simplemente, violencia. Bajo un sesgo paternalista y bienechor, el PP se compromete a no expulsar de España a mujeres migrantes embarazadas en situación irregular si dan a sus hijos en adopción. Una vez estas mujeres hayan cumplido su cometido reproductor, podrán ser de nuevo expulsadas. Según este líder neofascista, la propuesta garantiza el derecho reproductivo de las mujeres y ayuda a las “madres”. Según la lógica más elemental, esta propuesta es un mecanismo de chantaje a mujeres en situación de clara vulnerabilidad. Supone un alarde de misoginia porque reduce a las mujeres a simples incubadoras de fuerza de trabajo al servicio de un Estado totalitario.

Esta propuesta de ley no debería ni ser propuesta, porque es terrorismo contra los derechos fundamentales de las personas. Y esto, todavía, es ilegal en un Estado de derecho. Tal vez estemos perdiendo ya los derechos en un Gilead cada vez más rojigualda. No lo permitamos. Abracémonos mientras nos rebelamos ante El Cuento de la Criada.

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