Ocupación israelí
Ayuso y Elon Musk visitan Auschwitz mientras las bombas, las enfermedades y el hambre se ceban con Gaza

Un paseo con cámaras por el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, transformado en museo de la memoria, se ha convertido en estos días en una de las actividades predilectas de todo tipo de personalidades, empresarios y políticos que no quieren dejar dudas sobre su posición en la guerra abierta entre Israel y la población palestina.
Este 21 de enero era el turno de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que paseaba por este campo de concentración cuando faltan unos días para que se celebren los 79 años de su liberación por tropas soviéticas. Por el complejo Auschwitz-Birkenau, situado a una hora de Cracovia (Polonia), pasaron 1,3 millones de personas y fueron asesinadas por el régimen nazi un millón de judíos. “Es algo que no debemos olvidar, que no fue hace tanto tiempo ni tan lejos, en un lugar como este se perdió la dignidad”, dijo Díaz Ayuso.
Un día después le tocaba el turno al hombre más rico del planeta, Elon Musk, que visitaba las instalaciones respondiendo, al igual que Ayuso, a la invitación de la Asociación Judía Europea para poner en el centro del debate lo que llaman un aumento del antisemitismo en el continente. Musk había estado en el centro de las críticas del lobby sionista y del propio Israel después de unos cuantos deslices: no solo respondió "Has dicho la verdad” a un comentario en Twitter en el que un usuario acusaba a los judíos de odiar a los blancos sino que llegó a ofrecer Starlink para proveer internet a la Gaza bloqueada. No tardó en desdecirse. Definió aquel comentario como “el más tonto de su vida” e hizo unos cuantos ajustes en su propuesta inicial de romper el bloqueo israelí en Gaza: después de reunirse con Benjamín Netanyahu firmó un acuerdo para que Starlink provea internet en Israel y Gaza, eso sí, bajo la rígida supervisión del Estado israelí.
En Alemania, las autoridades y muchas de las organizaciones convocantes prohibieron a manifestantes propalestinos participar en la marcha que reunió el 21 de enero a más de un millón de personas para protestar contra el racismo
La confusión entre antisemitismo y antisionismo, alentada por el lobby sionista y Tel Aviv, vivió un nuevo episodio en Alemania, donde las autoridades y muchas de las organizaciones convocantes prohibieron a manifestantes propalestinos participar en la marcha que reunió el 21 de enero a más de un millón de personas para protestar contra el racismo y las propuestas anti inmigración de la extrema derecha. “Es puro racismo y discriminación”, decía uno de los integrantes de Palestinians and Allies, un colectivo de palestinos y alemanes de Berlín solidarios con la causa palestina que denunció su exclusión de la marcha.
Mientras tanto, continúan las deliberaciones entre los jueces de la Corte Internacional de Justicia de La Haya, el máximo tribunal vinculado con Naciones Unidas, para dilucidar si hay suficientes indicios de genocidio como para exigir un alto el fuego cautelar. Entre estos indicios de genocidio recogidos, la acusación sudafricana apuntaba a “la violencia reproductiva infligida por Israel a las mujeres palestinas, los recién nacidos, los bebés y los niños”. Y no se trata solo del número de menores gazatíes asesinados por las fuerzas israelíes, que ya superan los 11.000 según fuentes palestinas. Ni el número de amputaciones que sufren diez niños al día en operaciones realizadas en muchas ocasiones sin anestesia ni antibióticos, según Save the Children.
Según reportan trabajadores de la salud en Gaza, los abortos espontáneos y muertes de recién nacidos han experimentado un aumento del 300% desde que comenzaron los ataques israelíes. La falta de suministros médicos y condiciones higiénicas, una alimentación deficiente, la falta de sueño y el estrés causado por los bombardeos ha hecho que los abortos y las muertes de recién nacidos se multipliquen. La falta de medios llega al punto de que muchas cesáreas se deben realizar sin material esterilizado, sin anestesia ni medicamentos para prevenir infecciones. La recuperación se realiza en ambientes hacinados, peligrosamente expuestos a todo tipo de complicaciones postparto.
Según reportan trabajadores de la salud en Gaza, los abortos espontáneos y muertes de recién nacidos han experimentado un aumento del 300% desde que comenzaron los ataques israelíes
Una realidad confirmada por Médicos sin Fronteras, organización que narraba algunas de las historias de mujeres que han perdido sus hijos entre las bombas israelíes y un sistema sanitario devastado. Maha acudió a un hospital cuando comenzaron las contracciones, pero todas las salas estaban llenas y tuvo que volver a su tienda. Dio a luz en las letrinas más cercanas. Pero su hijo no sobrevivió.
En toda la mitad norte de Gaza, detallan desde Médicos Sin Fronteras, los hospitales “apenas funcionan o no funcionan en absoluto”. En el sur, el 11 de enero todavía había nueve instalaciones “parcialmente funcionales”, entre ellos los dos grandes hospitales generales, situados en Khan Younis, ciudad actualmente bajo asedio israelí. El hacinamiento, la falta de agua potable, la deficiente gestión de la basura y la ausencia de condiciones de higiene está generando el crecimiento de enfermedades graves, como la Hepatitis A o la ictericia, según esta organización humanitaria.
Mientras, las Fuerzas de Defensa Israelíes concentran sus ataques en el sur de la Franja de Gaza, avanzando por la ciudad de Khan Younis con reportes de ataques a hospitales, ambulancias y escuelas, donde se refugian miles de civiles. Una ofensiva que ha causado más de 200 muertos en las últimas 24 horas y que ha venido acompañada del corte de comunicaciones más largo desde que comenzaron los ataques contra la Franja. Según denuncia la agencia de refugiados de la ONU —que ya suma 151 integrantes asesinados—, Israel sigue impidiendo “la respuesta humanitaria y restringe el acceso a la información que salva vidas”.
Según cifras de esta organización, más de 25.000 palestinos han sido asesinados en Gaza desde el 7 de octubre y 62.108 han resultado heridos desde el 7 de octubre. En Cisjordania, la cifra alcanza los 355, entre ellos 90 menores de edad.
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