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Actualidad
"¡Antes muertos que humillados!". Un año de lucha en el Rif
Un año después de que Mouhcine Fikri fuese triturado por un camión de la basura, el Movimiento Popular de Alhucemas continúa con las protestas. Las reivindicaciones de asistencia sanitaria y educativa y del fin de abandono sistemático de la región se encuentran con un gobierno instalado en una política represiva, que ha encarcelado a cientos de activistas y prohibido las manifestaciones previstas para el aniversario.
Hace justo un año, el 28 de octubre de 2016, Mouhcine Fikri moría triturado por un camión de basura en Alhucemas. Fikri era un vendedor ambulante, aquella mañana había ido al puerto y había comprado media tonelada de pez espada en el mercado negro. La pesca de esa especie está prohibida entre octubre y noviembre, y Fikri no tuvo suerte aquel día. En un control rutinario, la policía le requisó la mercancía y ordenó al camión de basura que la destruyese. Normalmente, los alimentos requisados en el puerto son enviados a orfanatos y residencias de ancianos, pero aquel día la policía quiso dar una lección en plena calle, a la vista de todo el mundo. Desesperado por la pérdida de sus ingresos, Fikri se subió al camión para intentar recuperar la mercancía, pero la trituradora no se detuvo.
El vídeo en el que se oyen los gritos de Fikri circuló por todo Alhucemas. En él no queda claro si la policía dio la orden al conductor sabiendo que Fikri estaba dentro o si podía haber detenido el proceso en algún momento, pero la historia de los abusos policiales en el Rif no es nada nuevo. La muerte parecía una más en una larga lista. Sin embargo, consiguió despertar una rabia y una indignación que llevaban demasiado tiempo acumuladas. Aquel día comenzó una oleada de protestas que se ha mantenido durante todo este año y que ha ido creciendo en número de participantes. El mantenimiento en el tiempo de las protestas ha dado lugar a la creación de un Movimiento Popular carente de líderes y de estructuras formales, que ha conseguido articular la indignación en forma de huelgas y manifestaciones dirigidas contra el gobierno, al que responsabilizan de la situación actual que se vive en Alhucemas.
Este levantamiento popular no puede entenderse sin tener en cuenta esa larga historia de represión y abandono que se ha vivido en el Rif, pero también su larga historia de resistencia. Al contrario que el sultán de Marruecos, Moulay Yúsuf, la población rifeña se negó a aceptar la colonización española de la región a principios del siglo XIX. Liderados por Mohammed Abd El Krim El Jattabi, los rifeños opusieron resistencia a las tropas españolas, logrando una victoria definitiva en Annual en 1921. En venganza, Alfonso XIII decidió enviar a la aviación a bombardear el Rif con gases tóxicos, entre ellos gas mostaza. España se convertía así en la primera potencia en bombardear a población civil con este tipo de gas, que empleó de forma sistemática entre 1924 y 1927, a pesar de estar expresamente prohibido por el Procolo de Ginebra. Las consecuencias fueron devastadoras. La inhalación del gas provocó miles de muertos y heridos en aquel momento, pero además, la contaminación de la tierra y los acuíferos ha hecho que esas consecuencias se prolonguen en el tiempo. En la actualidad, la región del Rif posee una tasa de cáncer anormalmente alta, muy superior al resto de Marruecos. Una investigación realizada en Rabat hace dos años revelaba que el 80% de los adultos y el 50% de los niños tratados por cáncer en el hospital de esa ciudad procedían de la zona del Rif bombardeada por la aviación española. De ahí viene una de las exigencias que el Movimiento Popular reclama con más insistencia: la construcción de un hospital oncológico en Alhucemas.
La historia de represión y guerra sucia en el Rif tuvo otro punto importante en 1958, dos años después de la independencia de Marruecos, cuando la población de la zona se sublevó contra el monarca Mohamed V. Para acabar con la revuelta, el gobierno roció a la población civil con napalm, causando más de 8.000 muertes. El bombardeo estuvo dirigido desde el helicóptero por el entonces príncipe Hassam, padre del actual rey. Una vez convertido en rey, Hassam II tuvo nuevas ocasiones de demostrar su odio a la población rifeña, a la que públicamente calificó de “escoria”. En 1984 desató una nueva oleada de represión en la zona, encarcelando a más de 500 jóvenes que protestaban contra el gobierno. A esta larga historia de fechas marcadas por la represión y la violencia, hay que sumar la Primavera Árabe de 2011. El 20 de febrero de ese año, cinco jóvenes murieron calcinados en el interior de un cajero, en circunstancias todavía no aclaradas. Las únicas víctimas marroquís de la revuelta eran, de nuevo, habitantes de Alhucemas.
Esta historia de represión, brutalidad y abandono explica en gran medida las reivindicaciones del Movimiento. Nasser Zafzafi, una de las cabezas visibles, las detallaba en febrero en una entrevista concedida a El País: “Nuestras reivindicaciones son claras: sociales, económicas y culturales. [En el Rif] hay una política de marginación, discriminación y vulneración sistemática de los derechos humanos. Nuestro movimiento surgió para decir basta ya. Queremos que nuestros hijos tengan asistencia sanitaria, que nuestras niñas reciban una educación en aulas de 25 compañeros y no 50, como ahora. Queremos que la mujer rifeña crezca y viva en igualdad de género. Queremos la abolición del decreto de 1958 por el cual se considera Alhucemas una zona militarizada. La gente quiere universidades y un hospital especializado para hacer frente al cáncer, ya que en el Rif tenemos el índice más elevado del país en casos de cáncer”.
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las luchas en el medio oriente no no han terminado, a pesar del aplastamiento de las primaveras arabes, siempre habra gente que se levante contra la opresion.
¿ por qué se incluye dentro de "Observatorio Árabe" una lucha de un territorio amazigh que lucha por su identidad precisamente frente a la arabización ?
Qué magnifico artículo, felicidades. Yo estuve visitando la zona este verano y pude conocer de primera mano la situación. La zona es un polvorín a punto de reventar, y a medida que te acercas a la valla de Melilla, te vas dando cuenta de la conexión enfermiza entre la política fronteriza de UE y la situación en el norte de África. Lo dicho, felicidades.
Yo estuve en la manifestación del día 20 de julio fue mi primera manifestachones en Alhucemas y me puse al llorar al pensar que toda esa gente estaba allí por un solo motivo.