Consumo
La revolución del consumo

Tú también puedes poner contra las cuerdas a esa empresa que te atormenta con cada factura.

Con$umo
SOCIÓLOGO EN CIERNES. COLUMNISTA Y COORDINADOR EN NUEVA REVOLUCIÓN
11 ene 2018 11:00

Por Daniel Seijo

“El símbolo sería ese ciudadano medio cargado de paquetes que está dispuesto a tragar con cualquier bajeza política o moral con tal de seguir consumiendo hasta el final de sus días.”
Manuel Vicent

“De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.”
Facundo Cabral


Comienza 2018 con una pírrica subida del 4% en el Salario Mínimo y del 0,25% en las pensiones, mientras las subidas en la tarifa de gas natural, internet, los sellos, los peajes de las autopistas -no esperen descuentos por la incompetencia de las concesionarias- y una revisión catastral en cerca de 1.800 municipios nos preparan para una nueva derrota proletaria en lo que es ya sin duda una encarnizada lucha de clases librada particularmente en el terreno del consumo.

Atrapados entre los numerosos oligopolios aparentemente invisibles para nuestros gobernantes, las progresivas y numerosas privatizaciones de servicios hasta ahora públicos y la continua precarización de nuestros puestos de trabajo, la mayoría de los españoles de a pie como usted y como yo, nos lanzamos inconscientemente a la búsqueda de un nuevo estimulo que de sentido a nuestras vidas entre las llamativas luces y los sonidos siempre atrayentes de los comercios o los faraónicos centros comerciales que pueblan nuestras ciudades. Cual perro pavloviano, el moderno homo consumus encuentra en el estimulo de la compra continua su particular sustento emocional, nos encontramos cada día más inmersos en una sociedad despersonalizada, encerrada entre las pantallas de nuestros terminales y las apariencias estéticas, unas zapatillas Nike, un nuevo televisor ultraligero, ediciones de La conquista del pan con camiseta protesta incluida o cualquier otro bien de usar y tirar suponen para nosotros pequeñas dosis de felicidad más accesibles y menos problemáticas que la realización personal a través de la lucha social o el completo abandono a las drogas, esta última opción únicamente legal con una prescripción médica que preferiblemente no nos inhabilite para nuestra tarea como consumidores y que suele quedar definida en las sociedades occidentales bajo esa nueva pandemia que es ya la depresión crónica.

Aprendamos a obligar a las empresas a proporcionar mejores servicios y mejores tarifas para ganarse nuestro escaso salario

Como si la explotación bajo la apropiación del trabajo ajeno por medio del salario no fuese suficiente, esos abstractos entes que rigen el sistema y nuestro destino bajo las premisas de este sistema depredador que es el capitalismo, decidieron en su momento que debían estrujarnos un poco más, extraer hasta la última gota de nuestra savia utilizando para ello un mecanismo de apropiación del trabajo ajeno más complejo y adictivo, después de todo pocos son los individuos que sonríen tras una dura jornada de trabajo produciendo beneficios para sus patronos, pero son legión los españoles y españolas que cada día soportan stoicamente largas colas incluso de horas para depositar directamente gran parte de sus escasas ganancias en los bolsillos de los dueños de las grandes multinacionales, a cambio de productos producidos en su inmensa mayoría en países del Sudeste Asiático en donde el proletariado permanece cruelmente explotado entre vagas esperanzas de un futuro mejor en el que poder acceder a días libres en los que acudir al McDonald's y un salario digno con el que dar la señal para comprar un coche propio que les ahorre las largas travesías en el deficiente transporte público de sus ciudades.

Lo onírico le ha ganado definitivamente la batalla a la razón, vivimos inmersos en un sistema basado en la obvia falacia de la viabilidad de un crecimiento continuo en un planeta con recursos finitos, quemamos recursos extremadamente valiosos para producir bienes de consumo que no necesitamos: desodorantes para el culo, aparatos para hacer abdominales sin movernos del sillón, guantes pelapatatas...Cuando nos extingamos -con toda probabilidad tarde o temprano llegará el momento- tan solo espero que las especies futuras que investiguen nuestros yacimientos, engañados por la obra de Franklin Schaffner, lleguen a la conclusión de que fuimos una raza inferior sometida por los simios, al menos de ese modo conservaremos parte de nuestra dignidad como especie.

Nuestro papel en la sociedad capitalista hace ya tiempo que ha pasado de ser el de trabajadores para convertirse principalmente en el de meros y zombificados consumidores, a ningún gobierno le importa un carajo si la industria del carbón, los astilleros, los bomberos, los farmacéuticos o los taxistas se tienen que ir masivamente a la calle en un momento dado, siempre que la rueda del consumo siga girando sin detenerse. Echemos un vistazo a la reciente crisis global que ha afectado a toda la eurozona y muy especialmente a países como Portugal, Grecia o España, lo que ha sucedido es una reestructuración de las prioridades de consumo de los estados que amparados bajo una supuesta crisis estructural del sistema capitalista que amenazaba con el Apocalipsis total si no reaccionábamos a tiempo -por lo cual no hubo tiempo para el debate racional- han implementado nuevas políticas neoliberales de privatización devolviendo de ese modo al sector privado los escasos espacios de consumo garantizados por el Estado de Bienestar europeo surgido el pasado siglo como contraposición al comunismo presente al otro lado del muro. Estados y sector privado han derivado recursos sociales al pago de una deuda externa a todas luces ilegítima, ficticia e inasumible, gobiernos como el español con un superávit presupuestario antes de 2007 y 2008, se encontraron de golpe inmersos en una espiral de deuda y amenazas especulativas globales que suponían la ofensiva final de una crisis que en palabras de Alan Greenspan, quien fuera presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, “se ha producido porque se ha dejado que la banca cometa un fraude generalizado”.

Durante años, empresarios, banqueros, publicistas y políticos nos han bombardeado con estímulos continuos para que aumentásemos nuestro nivel de consumo: Just Do It, Think Different, Every Little Helps...Cualquier slogan valía para colarnos pulpo como animal de compañía y de ese modo hacernos caer víctimas de las hipotecas modelo, los créditos rápidos encadenados unos tras otro y las tarjetas de crédito como solución para todo. No lo vamos a negar, claro que muchos españoles vivieron por encima de sus posibilidades, pero lo hicieron guiados por un sistema que todavía hoy lo hace, así que si tenemos que caer, arrastremos a todos esos falsos profetas con nosotros.

Las posibilidades son enormes, y aunque no lo parezca, en nuestro consumo los pies de este gigante que es el sistema capitalista comienzan a transformarse en barro

El ámbito vinculado al consumo se dibuja hoy como un campo en donde es posible desarrollar importantes resistencias, luchas sociales y una vez alcanzadas mayores cuotas de poder, políticas contrarias a un modelo capitalista a todas luces insostenible durante mucho más tiempo. Basta ya de quejas en estúpidos foros en los que volcar nuestra frustración o consolarnos mutuamente, basta de esa ira pasajera cada vez que en nuestro buzón encontramos una factura en la que la empresa en cuestión ha logrado hallar una nueva excusa para subir la tarifa sin que el gobierno haga nada. Organicémonos como lo que realmente somos para este sistema, consumidores. Hoy solo tenemos importancia para el capitalista como minúsculos puntos en sus gráficas de consumo, esas a las que solo prestan verdadera atención cuando aglutinados logramos arrastrar sus previsiones hasta el fondo de la línea que separa unos suculosos beneficios de las tan temidas perdidas. Utilicemos nuestra fuerza como consumidores, hagamos de nuestro consumo también nuestra principal arma, una herramienta profundamente desigual, pero que utilizada conjuntamente puede tener un mayor efecto sobre nuestras vidas que cualquier reivindicación salarial de los viejos sindicatos o las etéreas promesas políticas cada cuatro años. Admitamos de una vez por todas que nuestros gobiernos tienen las manos atadas ante sectores tan poderosos como los medios de comunicación, la industria de la energía, las telecomunicaciones, la banca o los cientos de lobby's más que han convertido nuestros sistemas políticos en auténticas plutocracias en donde la única vía para la supervivencia obrera se dibuja en la unidad y coordinación en torno a acciones de resistencia no convencionales.

Hoy la mayor parte de los servicios necesarios en el día a día de un español y en su futuro desarrollo vital, ya no se encuentran en manos del estado, nuestros gobiernos, sin que sepamos muy bien el motivo, han renunciado a gestionar la energía, la vivienda, el transporte, las comunicaciones... y comienzan también progresivamente a hacerlo con sectores tan vitales para nosotros como la sanidad o la educación. Hoy para reclamar una bajada en el recibo de la luz o para exigir un servicio más justo cuando continuamente las compañías intentan estafarte con los vaivenes de sus tarifas, resulta inútil acudir al gobierno, normalmente debido a la tibia reacción de nuestros políticos a las empresas les compensa cometer la trampa, nuestra principal arma es nuestro consumo. La próxima vez que una compañía telefónica, eléctrica etc suba sus tarifas o empeore drásticamente las condiciones de su servicio sin una explicación plausible, utilicemos esos foros de internet únicamente para comunicarnos y a continuación procedamos a darnos masivamente de baja en dicha compañía para contratar el mismo servicio en cualquier otra que nos proporcione un mejor servicio. A las compañías les importas más bien poco, no eres parte de Movistar, ni de Abanca, Nike o Apple, pero estoy seguro de que todas ellas atenderán con mayor celeridad a razones tras una baja masiva de usuarios que tras cualquier reprimenda del presidente del gobierno.

Aprendamos a obligar a las empresas a proporcionar mejores servicios y mejores tarifas para ganarse nuestro escaso salario, juguemos con su codicia y sus ansias de beneficios en un mercado saturado y en cinco meses cambiemos en masa todos y todas nuestros contratos a las compañías que durante ese tiempo nos hayan garantizado el mejor servicio posible a un precio razonable. Nuestro banco, luz, internet, seguro del coche, el seguro de la casa....Estoy seguro de que organizaciones como FACUA nos ayudarán a identificar claramente a las que más se hayan esforzado por satisfacer nuestras necesidades durante este proceso. Hagamos la primera revolución desde el consumo en España y pongamos fin a la dictadura de las grandes compañías.

Nuestro papel en la sociedad capitalista hace ya tiempo que ha pasado de ser el de trabajadores a convertirse principalmente en el de meros y zombificados consumidores

Comencemos por lo más simple, exijamos los mejores servicios posibles al menor coste posible, tras esto quizás logremos en un futuro pedir a esas mismas empresas mejores condiciones laborales para sus trabajadores, transparencia en sus cuentas, la total y comprobable erradicación de trabajo esclavo en terceros países -¿Acaso algo te hace penar que en un futuro cuando los recursos escaseen también en Occidente tú no ocuparas su lugar?- , igualdad total entre hombres y mujeres...Las posibilidades son enormes y aunque no lo parezca, en nuestro consumo los pies de este gigante que es el sistema capitalista comienzan a transformarse en barro. Comencemos a derrotar al capitalismo y su injusta distribución de las riquezas globales desde dentro de su propia lógica, utilicemos sus contradicciones para golpearlo y obliguemos a todos sus fanáticos defensores a hacer efectiva de una vez por todas su tan cacareada competencia para servir a quien siempre debieron hacerlo, al conjunto de los ciudadanos.

46 millones de españoles dispuestos a abandonar una compañía ante la mínima subida injustificada, ante un peor servicio, ante un comportamiento insolidario con el conjunto de la sociedad, es una realidad ciertamente temible para cualquier empresario de nuestro país. Puede que llegados a este punto, para ser un ser humano realmente concienciado, para ser un trabajador concienciado, debamos comenzar a identificarnos y a ser también consumidores concienciados. Si al terminar de leer este artículo tu disposición va a ser la misma que antes de hacerlo, al menos ten la decencia de dejar de dar el coñazo en los numerosos foros de consumidores.

Texto: Daniel Seijo  



Archivado en: Consumo
Sobre este blog
Periodismo alternativo, opinión política y concienciación social.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Madrid
Opinión ¿Qué cambia el nuevo Real Decreto de comedores escolares en Madrid?
El RD 315/2025 aporta algunas mejoras nutricionales a los criterios que (sobre el papel) establece la normativa madrileña. En cambio, no contempla reformas imprescindibles en materia de equidad, educación alimentaria o transición ecológica.
Materias primas
Consumo España entra en déficit ecológico este 23 de mayo
El país ya ha consumido, a fecha de este viernes, todos los recursos naturales por año que le corresponderían en un reparto justo que permitiera al planeta regenerarse.
Airbnb
Airbnb Consumo exige el bloqueo de 65.000 anuncios de pisos ilegales en Airbnb
El Ministerio que dirige Pablo Bustinduy toma la decisión después de que la empresa haya ignorado el envío de tres resoluciones ordenando la retirada de los anuncios.
Angel
15/1/2018 13:31

La herramienta del consumo para promover cambios ecónomicos y sociales ha de pasar, a mi juicio, por la creación de asociaciones de consumidores y cooperativas de consumo, con fuerza para negociar con las empresas y obligarlas a comercializar productos de cercanía, cuando sea posible, para beneficiar a la economía local y nacional, y productos de comercio justo, para evitar la explotación laboral. Las redes sociales y las app tienen su utilidad, pero no hay nada como tratar a las personas cara a cara, porque fomenta la cooperación. Una asociación a nivel de barrio puede ser suficiente, si hay un porcentaje suficiente de vecinos concienciados, para presionar a los centros comerciales a hacer esos cambios.

2
0
Cambio a cambio
12/1/2018 18:00

http://www.mecambio.net/

5
0
#6350
12/1/2018 16:06

Propongo que alguien cree una app para coordinar el boicot a empresas y productos por razones como precariedad de sus trabajadores, trabajo infantil, demasiados beneficios, etc. La gente podría subir su propuesta con su argumento y estas propuestas serían votadas como en "Meneame.net". El usuario tendría acceso rápido a una lista de productos que se recomienda no comprar en señal de protesta. Esta app podría mejorarse incorporando incluso la lectura de códigos de barras con la cámara, para saber si un producto está en alguna propuesta de boicot.

12
0
Daniel Seijo
12/1/2018 16:24

Sinceramente me parece una idea increíble

9
0
#6362
12/1/2018 17:11

La idea es genial. Propongo un boicot que se llame BDS, contra el genocidio Palestino.

7
0
Daniel Seijo
12/1/2018 17:32

Generalizar ideas como el BDS es la idea, utilizar también el consumo como un arma, sin perder de vista que la propia dinámica de consumo capitalista debería ser el objetivo final a eliminar.

7
0
#6334
12/1/2018 12:53

La revolución debería ser exigir mejores condiciones para los trabajadores y el medio en el que el bien o el servicio se produce. Exigir mejores precios y servicios/bienes está bien pero no cambia las cosas. Las cosas se cambian comprando a cooperativas, a pequeños productores, siempre que exista la alternativa. Si jugamos contra la banca de tú a tú, esta siempre gana, así que la mejora del servicio o la bajada del precio la pagarán sus empleados, que somos nosotros. La solución es salirse de la rueda del consumismo y salirse de la batalla con los oligopolios. Que nuestro dinero circule entre los productores de la igualdad, no de unos poderosos a otros.

14
0
Daniel Seijo
12/1/2018 14:05

Por supuesto, el objetivo final siempre debe ser el de salir de una rueda de consumo insostenible fomentada por el capitalismo y que a día de hoy esclaviza a la clase trabajadora impidiendo cualquier tipo de reacción organizada por la mayoría de la sociedad, pero el crear una quinta columna dentro de la sociedad de consumo que quizás pueda tensionar las propias dinámicas del capitalismo, considero debería ser una táctica a tener en cuenta por quienes queremos cambiar el sistema. Hoy resulta complicado conectar con sectores sociales demasiado alienados con el mecanismo capitalista, pero las herramientas de lucha no convencionales podrían lograr que esos sectores comenzasen a aportar su granito de arena contra este sistema. Pero coincido plenamente en tu reflexión, especialmente en las cooperativas y pequeños productores como alternativas inmediatas al gran empresariado. Un saludo y gracias por tu lectura.

10
0
#6684
15/1/2018 13:37

Tienes razón. Probablemente son dos "luchas" que se deben complementar. La lucha por la mejora del servicio y las condiciones encontrará más adeptos. En la lucha por "sacar" el poco dinero que ingresamos /gastamos del círculo del poder y pasarlo al círculo del respeto por las personas y el entorno seremos menos, pero no por eso vamos a dejar de intentarlo.Qué gran idea la app del consumo que proponen otros lectores. A lo mejor El Salto podría coordinar un pequeño crowdfunding para ello. Lectores comprometidos está claro que tiene.

1
0
Sobre este blog
Periodismo alternativo, opinión política y concienciación social.
Ver todas las entradas
Baleares
Un modelo insostenible El rechazo a la turistificación se expande en Canarias, Baleares y Barcelona
Tras la masiva manifestación en las Islas Canarias del pasado mayo, Palma de Mallorca, Barcelona y San Sebastián salen este 15 de junio a la calle contra un modelo de turismo desmedido insostenible para el territorio y sus habitantes.
Oriente Medio
Oriente Medio Decenas de muertos en una noche de sirenas e intercambio de misiles entre Israel e Irán
Después del ataque israelí contra la infraestructura energética y militar iraní, cientos de misiles iraníes atraviesan el cielo israelí e impactan en Tel Aviv, Bat Yam, Tamra y Haifa.
Rap
Rap Los Chikos del Maíz: “La música urbana está llena de fachas y votantes de Vox”
Tras un fin de gira accidentado, Toni y Nega dan una tregua indefinida a su proyecto con dos conciertos en Madrid. Horas antes de llenar la sala en la primera cita, visitan la redacción de El Salto.
Violencia machista
El Estado que revictimiza Violencia institucional: “Si lo hubiera sabido antes, no hubiera denunciado nunca”
Rocío ha sufrido violencia psicológica, física y sexual por parte de su expareja. Y también violencia institucional en todas las puertas de la red de recursos institucionales que ha ido atravesando.
Crónica
Justicia En la sala de un juicio a una madre protectora
Esta es una crónica de un juicio a una mujer que pidió medidas por sospechar de abusos sexuales a su hija en el domicilio paterno sin que ninguna institución moviera un dedo y, un mes después, cogió un vuelo a su país para intentar protegerla.
Editorial
Editorial Justicia irracional
Por acción o por omisión, las instituciones violentan a las mujeres. Se llama violencia institucional.
Río Arriba
Río Arriba Luis González Reyes: “Vivimos en un mundo en la que la escasez es un elemento central”
Primera entrevista del programa Río Arriba en formato podcast y vídeo donde hablamos de las nuevas guerras neocoloniales por recursos en la era de Trump y Putin, de la escasez, del decrecimiento y el colapsismo.
La vida y ya
La vida y ya Un rato de cada lunes
Pero, lo más coincidente ha sido, expresado de distintas maneras, su agradecimiento hacia ese lugar. Su lugar elegido.
Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.

Últimas

Que no te lo cuenten
El Salto Radio De océanos y detenciones
VV.AA.
La acidificación del agua marina supera sus límites mientras Israel aborda la Flotilla por la Libertad.
Relato
Relato Rendirse
A mi pesar me tocaba compartir mesa con aquellos documentos y, como estaba de los primeros (no lo habría imaginado al llegar), ya no conseguía quedar por encima, con lo que me gusta.
Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Más noticias
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.
Estados Unidos
Estados Unidos “No Kings”: más de 2.000 manifestaciones en EEUU para protestar contra la deriva autoritaria de Trump
Con el nombre de movimiento No Kings (sin reyes), millones de personas están convocadas a manifestarse en todo el país este sábado y enfrentar el desfile militar organizado por Trump el día de su 79 cumpleaños.

Recomendadas

Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.