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"El reformismo es una manera que la burguesía tiene de engañar a los obreros, que seguirán siendo esclavos asalariados, pese a algunas mejoras aisladas, mientras subsista el dominio del capital."
V. I. Lenin
De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno, nos advertía un antiguo refrán castellano. Democracia interna, precios justos, desarrollo integral de las personas, control de la economía y la conformación de un mercado a favor de las personas… En fin, la Economía Popular y Solidaria (EPS) en principio, parte de una serie de fundamentos −no muy bien definidos realmente− que hipotéticamente plantearían una alternativa viable al régimen económico dominante. Pero… ¿Cuánto de verdad hay en esta afirmación? A lo largo de estas líneas se intentará argumentar que la EPS no es una alternativa al capitalismo, sino más bien una vuelta de tuerca más al recurrente y acomodaticio reformismo pequeño-burgués.
A principios del siglo XIX, Charles Fourier, uno de los principales representantes del socialismo utópico y el cooperativismo, realizó una de sus principales contribuciones sociales, materializándose en la teorización y aplicación empírica de los falansterios, entendidos como comunidades de producción, consumo y convivencia en base a un sistema social igualitarista. Pues bien, como es bien conocido, este tipo de experiencias históricas −comunidades hippies y kibutz−, o bien han fracasado estrepitosamente o bien solo representan experiencias pintorescas dentro de un mundo capitalista. En este sentido, abrumadoramente las propuestas de la EPS ni siquiera llegan a la radicalidad de los planteamientos del utópico socialista francés … Socialismo utópico, sin socialismo, en definitiva.
La clase burguesa no teme para nada simpáticos experimentos “populares y solidarios”
Así pues, no cabe ninguna extrañeza al comprobar que desde esta perspectiva las clases sociales desaparecen de escena y el proceso de acumulación capitalista a escala internacional se ningunea casi por completo. Si la lucha de clases se ignora, si la propiedad de los medios de producción es secundaria, si las condiciones de apropiación de la plusvalía no importan… ¿Qué es lo nos queda? Lo que nos queda, como no podía ser de otra manera, son elementos secundarios como el poder cultural y político de las corporaciones transnacionales y los patrones de consumo opulento de masas. Éstos son la clave de bóveda de la EPS. En definitiva, a partir de estos planteamientos es sencillo llegar a inferir que el problema capital es el comportamiento (auto)destructivo del ser humano −en abstracto−, y no el sistema capitalista en el que se desarrolla, socializa e interactúa.
Desde esta visión, y siguiendo un recorrido lógico, las propuestas de la EPS pasan por el consumo responsable, la búsqueda de precios justos, la implementación de circuitos cortos, el sistema de doble calidad productor-cooperativista y consumidor-asociado… Ninguna de ellas supone ningún tipo de ruptura mínima con el (des)orden social actual. Más aun, las iniciativas de la EPS, así, pueden llegar a ser un excelente maquillaje campechano del capitalismo; las cuales sosieguen en el terreno ideológico el espíritu reivindicativo y lucha de las clases oprimidas y vean con buenos ojos las dádivas cortoplacistas y desarticuladas que ofrece el sistema −con el beneplácito de una izquierda que hace tiempo se olvidó de los principios más básicos del marxismo y el materialismo histórico−. La metamorfosis de trabajadores explotados por la burguesía a ciudadanos-consumidores estafados por las grandes empresas tiene éxito. El pensamiento liberal ya nos señalaba que el mercado es una democracia en la que cada centavo da derecho a voto1 , los partidarios de la EPS defienden este postulado también.
Desaparecida la clase obrera, o mejor dicho, obligada a desaparecer, uno se pregunta: ¿Quién es el sujeto transformador? Pues bien, la respuesta es simple, no hay sujeto transformador. El voluntarismo; la resistencia personal; y el individualismo pequeño-burgués −mayoritariamente cosmopolita−; las acciones pluralistas, diversas y locales son las señas de identidad de este tipo de planteamientos. Indudablemente, los hábitos individuales pueden constituir significativas herramientas de presión en el mercado que envíe señales a las compañías y les “obliguen” a modificar ciertos comportamiento menos responsables o más escandalosos ante sus potenciales clientes, no obstante, el ámbito mercantil solamente es una parte del sistema, y, por tanto, las acciones y demandas de los consumidores como sujeto social activo, pero individualizado, muy poco afectan al resto de dimensiones del capitalismo, es decir, la producción y distribución de mercancías. Resultaría quimérico pensar que, sin una estrategia socialista auténtica, el consumo responsable −como propuesta estrella de la EPS− desembocaría inevitablemente en una producción responsable, una distribución responsable y una financiación responsable.
De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno
En resumen, la clase burguesa no teme para nada simpáticos experimentos “populares y solidarios” llevados a cabo mayoritariamente por activistas empoderados e hiperconcienciados −de hecho, muchos son espacios en los que la burguesía puede ampliar sus negocios2 −, esto siempre y cuando no se cuestione la propiedad de los medios de producción y la apropiación privada de la plusvalía. Hace un par de siglos el barbudo de Tréveris ya nos advertía que la lucha de clases es el motor de la historia. Buscar atajos bienintencionados para sortear el conflicto, la confrontación y la radicalidad son solo árboles que no nos dejan ver el bosque de la auténtica emancipación.
Texto: Christian Orozco
1Ludwig Von Mises.
2Silva, Diana. (2008). “El empoderamiento: entre la participación en el desarrollo y la economía social”, FLACSO ECUADOR, Quito.
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Keynes ha hecho más por la clase obrera que Marx, del mismo modo que la economía social/popular y solidaria y el Estado del Bienestar le hace más bien a la clase obrera que el comunismo, yo le estoy más agradecido a los reformistas que a los revolucionarios, especialmente a los que nos trajeron la sanidad y educación públicas que entre otras cosas me permiten leer, pensar y dejar este comentario, en cualquier caso un saludo camarada.
Te recomiendo leer este artículo: https://nuevarevolucion.es/la-izquierda-fetichismo-del-capitalismo-posguerra/
Creo que lo más interesante de los espacios de la economía alternativa y solidaria es su carácter integrador, acogedor... siendo en muchas ocasiones espacios de encuentro en los que se tejen redes, se conoce gente interesante, se conspira contra el poder y se visualizan y comparten visiones utópicas de nuevos mundos. Y eso es muy interesante.
Lo peor es que en demasiadas ocasiones en nombre de la Economía Alternativa y Solidaria nos autoexplotamos a nosotras mismas más si cabe que en las empresas normales, porque molan más... y es guay ir de alternativos...
Salud, lucha y alegría
No estoy en absoluto de acuerdo con la tesis central del artículo.
La Economía Popular y Solidaria o Economía Social y Solidaria, con todas sus limitaciones, es una alternativa sólida al actual sistema económico, de propuestas variadas y que ofrece una salida a la eterna confrontación entre capitalismo (economía de mercado) y socialismo (economía de planificación estatal). En todo caso, creo que merece una crítica algo más desarrollada. Pongo un par de comentarios sobre lo que más me ha chirriado del texto.
-Se habla de los fracasos de las "experiencias históricas" -cooperativistas, comunitarias, etc.- como si el socialismo no hubiese colapsado en medio mundo protagonizando un enorme fracaso a finales del siglo XX -dicho se de paso, también supuso enormes avances sociales, dentro y fuera de la URSS-. Se critíca la marginalidad de este tipo de prácticas como si el socialismo o el marxismo fuesen masivamente apoyados por la población. Basta con ver que son pocos los gobiernos afines al socialismo y, al menos en lo que a Europa se refiere, los partidos comunistas tampoco atraviesan su mejor momento. Mientras tanto, miles experiencias de la ESS se empeñan en crear y mantener espacios que le son arrebatados al gran capital. Me refiero a cooperativas de consumo, vivienda, etc., monedas sociales, circuitos de comercialización cortos, cooperativas integrales, ... En fin, que más vale pájaro en mano que ciento volando.
- Se insiste en que la ESS ha abandonado la realidad de la lucha de clases para apostar por una suerte de "buenrollismo" ciudadano que habla de comercio justo, consumo responsable, etc. Estas cuestiones no son baladí, cada vez es más evidente que debemos transformar radicalmente nuestros hábitos de consumo, los límites biológicos del planeta así lo imponen. Además, es falso que la EPS no responda a una situación de lucha de clases, algunas de sus propuestas incluso apelan directamente a los "sujetos transformadores". Es el caso de la soberanía alimentaria, movimiento fundamentalmente campesino, que exige la propiedad de la tierra, el reparto de la riqueza y el empleo, la toma de decisiones por parte de las campesinas, etc., es decir, una subversión del orden económico, por lo pronto en el entorno rural. Igualmente, en contextos donde la economía informal está muy extendida -países en desarrollo- la formación de cooperativas y asociaciones de trabajadores empodera precisamente a ese sujeto transformador.
En fin, espero que sirva para debatir! En mi opinión, hay cierta soberbia marxista que pierde mucho el tiempo en reclamar las aportaciones de la "izquierda clásica" -que hay que reconocer! por que fueron, somos y todo ese rollo- y se niega a adaptarse a los nuevos contextos, nuevos lenguajes, etc. Hace falta más pericia! Saber escuchar y creo que las propuestas de la EPS o ESS, algunas nuevas, otras centenarias o milenarias, muchas vienen del Sur!, son estimulantes en la práctica y en la teoría. Salud!
De antemano te agradezco el cometario, el debate desde el respeto siempre es enriquecedor.
Ahora, yo discrepo en los siguientes puntos:
1. “La Economía Popular y Solidaria o Economía Social y Solidaria, con todas sus limitaciones, es una alternativa sólida al actual sistema económico, de propuestas variadas y que ofrece una salida a la eterna confrontación entre capitalismo (economía de mercado) y socialismo (economía de planificación estatal).”
Un sistema es capitalista si se cumple las siguientes condiciones: a) la propiedad privada de la mayoría de los medios de producción; b) el carácter mercantil de la producción, de modo que se produce para vender en el mercado y con ello lograr un beneficio; y c) la apropiación privada de la producción y el beneficio. Y yo me pregunto: ¿La EPS invalida o cuestiona estos elementos esenciales del capitalismo? Yo creo que no… Y en todo caso, la EPS olvida que todo “emprendimiento” por más popular y solidario que sea tiene que ser rentable y someterse a las leyes del mercado.
2. “Se habla de los fracasos de las "experiencias históricas" -cooperativistas, comunitarias, etc.- como si el socialismo no hubiese colapsado en medio mundo protagonizando un enorme fracaso a finales del siglo XX -dicho se de paso, también supuso enormes avances sociales, dentro y fuera de la URSS-.”
Depende como definamos socialismo y fracaso. Para muchos las experiencias emancipatorias de la clase obrera del siglo XX fueron proyectos socialistas regidos y determinados por un doble proceso: la acumulación socialista y la acumulación capitalista. Esta última fue la más determinante, y desembocó en el derrumbe de estas experiencias, pero no del Socialismo, el cual tiene que ser a nivel mundial para definirse como tal.
3. “Se critíca la marginalidad de este tipo de prácticas como si el socialismo o el marxismo fuesen masivamente apoyados por la población. Basta con ver que son pocos los gobiernos afines al socialismo y, al menos en lo que a Europa se refiere, los partidos comunistas tampoco atraviesan su mejor momento.”
El socialismo y el marxismo no son apoyados −y lastimosamente en muchos casos, entendidos− masivamente por la población, de eso no hay duda, el bueno de Marx diría que “las ideas dominantes en cualquier época no han sido nunca más que las ideas de la clase dominante”. Ahora bien, ¿eso significa que el camino hacia la emancipación es apoyar ideologías pequeño-burguesas como la EPS que solo buscan pequeñas reformas pero olvidan la contradicción medular del capitalismo: el conflicto interclasista y la explotación?
4. “Mientras tanto, miles experiencias de la ESS se empeñan en crear y mantener espacios que le son arrebatados al gran capital. Me refiero a cooperativas de consumo, vivienda, etc., monedas sociales, circuitos de comercialización cortos, cooperativas integrales, ... En fin, que más vale pájaro en mano que ciento volando.”
Si todo eso está muy bien, pero discrepo en dos cosas. Primera, esos espacios no son arrebatados al gran capital, en general, son espacios marginales que el gran capital simplemente desecha o tiene poco interés. Segundo, por más popular y solidario que sea, y lo repito, estos experimentos se subordinan a la ley del valor y la rentabilidad. Y además, ninguno de ellos cuestiona en lo más mínimo el capitalismo sino que se adapta a él.
5. “Estas cuestiones no son baladí, cada vez es más evidente que debemos transformar radicalmente nuestros hábitos de consumo, los límites biológicos del planeta así lo imponen.”
Yo no cuestiono para nada que haya que modificar nuestros hábitos de consumo (especialmente occidente) sino que señalo que las propuestas de la EPS son insuficientes, limitadas y acomodaticias con el sistema. La tarea de salvar el planeta es una empresa tan importante que solo se podrá hacer si se avanza hacia el socialismo, donde todos los aspectos del sistema económico (producción, distribución y consumo) estén orientados a la satisfacción humana y la conservación del planeta. No se puede curar un cáncer (el capitalismo) con aspirinas (la EPS).
6. “En mi opinión, hay cierta soberbia marxista que pierde mucho el tiempo en reclamar las aportaciones de la "izquierda clásica" -que hay que reconocer! por que fueron, somos y todo ese rollo- y se niega a adaptarse a los nuevos contextos, nuevos lenguajes, etc.”
Lo reconozco, soy marxista ortodoxo −marxiamo diría−, y sí, me niego a sumir ese eclecticismo posmoderno que asume que no se puede cambiar el mundo y solo se puede maquillar el capitalismo con reformas “buenrrollistas”. ¿Nuevos contextos, nuevos lenguajes..? Para nada, la barbarie capitalista actual no está para andarse con paños calientes de significantes vacíos, “ciudadanismo” y candidez progre.
Seguro que me he dejado varias cuestiones por el camino, pero bueno.
Un saludo.
Puedes aportar una solución o soluciones a las críticas que haces?
Seguro que sí! Y tantas otras que nos dejaremos, ¡gracias por responder! Te animo a que sigas pensando sobre ello, no pienso que la EPS se reduzca a una "ideología pequeño-burguesa" o "buenrollismo". De hecho, al tratarse de un enfoque amplio une proyectos profundamente radicales y otros más asimilables -y asimilados- por el sistema. ¡Para nada evade la cuestión de la lucha de clases! De hecho, plantea la contradicción sostenibilidad de la vida-capital, en esencia, es la misma lucha. Otra forma de luchar, que no es antagónica del socialismo, ¡y para nada inútil!. Aquí dejo el link de un libro: http://www.socioeco.org/bdf_fiche-document-652_es.html
Claro que la ess cuestiona la propiedad privada de los medios de producción... o acaso en una cooperativa bien entendida hay propiedad privada y explotación del asalariado? Entiendo que muchas de esas iniciativas no van ligadas a una lucha ideológica pero aún así, se las puede considerar experiencias socialistas en pequeña escala