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Nicaragua
Daniel Rodríguez Moya: “La gente ha visto cuáles son las consecuencias reales de alzar la voz en Nicaragua”
Daniel Rodríguez Moya (Granada, 1976), poeta, periodista y catedrático de la Universidad de Almería, ha estrenado esta semana en La Casa Encendida de Madrid Nicaragua: patria libre para vivir, una película sobre la insurrección popular en Nicaragua de abril de 2018. Rodríguez se infiltró en el país para grabar de forma clandestina unas protestas sin precedentes en el país desde que Daniel Ortega es presidente. Dice que lo hizo por amor a una tierra en la que lleva más de 16 años de ida y vuelta, pero la película, a pesar de las pocas esperanzas del director, podría influir, si llega a estrenarse en el país, en los comicios del 7 de noviembre para derrocar a Daniel Ortega, presidente y líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), o al menos cambiar el curso de las elecciones tras más de 14 años de régimen totalitario en un país que de sandinista tan solo le queda ya el rojo y el negro.
La oligarquía de la familia Ortega ha llegado al punto de controlar más del 90% de los medios de comunicación del país, pero durante la revuelta popular de abril de 2018 no sirvió de mucho: todo el mundo tenía un móvil en el bolsillo con el que documentar aquello que Daniel y su círculo negaban. El hecho de que sería Rosario Murillo quien relevaría a Daniel Ortega en caso de que se viera incapacitado para gobernar, junto con la falta de transparencia y oposición de las últimas elecciones y del progresivo poder de los círculos intrafamiliares, hace verosímil lo que muchos piensan: la estrategia de Ortega de convertir Nicaragua, de manera gradual e inexorable, en un estado totalitario.
Director del Festival Internacional de Poesía Ciudad de Granada, premio Federico García Lorca de poesía en 2001 y premio de poesía Vicente Núñez en 2007, Daniel Rodríguez realizó una tesis doctoral sobre la influencia de la poesía durante las cruzadas alfabetizadoras de campesinos de la Revolución Sandinista, que le llevó diez años de trabajo y con la que obtuvo una matrícula Cum Laude. La película Nicaragua: patria libre para vivir pretende, según palabras del autor, “recuperar el espíritu de abril de 2018”, el cual parece haber caído en el olvido tras la brutal represión policial y paramilitar hacia los civiles durante las protestas, con cifras de más de 300 asesinados, 2.000 heridos, 100.000 exiliados y cientos de presos, entre los que se encuentran periodistas, activistas, feministas, líderes campesinos y opositores al régimen. Aunque más que el olvido, lo que se ha impuesto es el miedo: “La gente ha visto cuales son las consecuencias reales de alzar la voz en Nicaragua”, cuenta el autor. Esta es la conversación minutos antes del estreno de la película en España, cuya gira continuará por ciudades como Madrid, Bilbao, Zaragoza y Cádiz.
Empecemos por el principio. ¿Por qué estallan las protestas?
Ortega siguió tensando el arco, como siempre, esperando que nada pasara, pero esta vez fue diferente. La quema intencionada (y constatada) de la Reserva Biológica Indio Maíz en marzo de 2018, una de las joyas naturales del país, y la prohibición del Gobierno de recibir ayuda de Costa Rica, hizo que los jóvenes salieran a las calles a defender su patrimonio natural. Pero la gota que colmó el vaso fue la reforma de las pensiones de la Seguridad Social, que ahogaría aún más a los pensionistas en el país centroamericano. Esas medidas, que afectaban a toda la población, provocaron que muchos sectores que hasta el momento habían permanecido distanciados, se unieran para protestar por una causa común: acabar con el régimen de Daniel Ortega.
La represión ha sido un paso más de un régimen autoritario que ha llegado a cometer crímenes de lesa humanidad. Hay cientos de presos políticos, casi 100.000 exiliados (35.000 en España) y más de 300 muertos
El presidente se apoya en un discurso facilón para legitimar la subida de impuestos: rescatar la economía del país debido a la crisis ocasionada por los golpistas.
El vende un discurso a nivel internacional que lo que pasó en abril fue un intento de golpe de Estado, pero no se sostiene por ninguna parte. No hay ni un solo organismo de derechos humanos, ni Amnistía Internacional, ni Human Rights Watch que constate ese golpe. De hecho, la represión ha sido un paso más de un régimen autoritario que ha llegado a cometer crímenes de lesa humanidad. Hay documentación de sobra. Algunos de los responsables de esos organismos han sido expulsados del país y perseguidos en Nicaragua. Hay cientos de presos políticos, casi 100.000 exiliados (35.000 en España) y más de 300 muertos.
Las protestas y el falso intento de golpe de Estado son los pretextos que utiliza Daniel Ortega para iniciar una caza a todo el que se oponga al régimen, a todo el que piense diferente.
Claro, muerto el perro se acabó la rabia. Es el momento en que Ortega dice: ¡vamos con todo! Aprovechan las circunstancias de guerra abierta contra la sociedad civil (no había armas del bando civil) y se produce una cacería brutal. El contexto del documental es la operación casa por casa, en la que los paramilitares, que no son más que militares y excombatientes sandinistas vestidos de civil, inician un hostigamiento y persecución a toda persona contraria al régimen. La operación casa por casa produce miles de exiliados que, por miedo a ser encarcelados, torturados o asesinados, abandonan el país. Algunos, los que se quedaron, no lograron contarlo, como por ejemplo el caso de Álvaro Conrado, un joven de 15 años que iba a llevar agua a unos estudiantes que protestaban y al que una bala disparada por un fusil de francotirador Dragunov le perforó la tráquea, provocándole la muerte. Al principio Daniel niega la existencia de fuerzas paramilitares ante el mundo. Después, cuando las evidencias documentales son tales que no puede negarlo, dice que son policías voluntarios. No conozco ningún conflicto donde haya prohibiciones expresas por parte del Gobierno de no atender a los heridos de bala, excepto el de Nicaragua.
¿Qué se va a encontrar el espectador en Nicaragua, patria libre para vivir?
Se va a encontrar una historia coral en la que participan muchas voces en circunstancias de represión. Se graba en un contexto que están escondidos, en casas de seguridad, aislados, etc. Se trata de dar una visión en conjunto de lo que pasa. La visión de que por una vez en el país se apartan las diferencias políticas, ideológicas. Hay más de 40 voces distintas, entre ellas la poeta Gioconda Belli, el sacerdote Ernesto Cardenal o el líder estudiantil Lesther Alemán.
En la película haces varios paralelismos entre el triunfo de la Revolución Sandinista en 1979 y la insurrección popular de abril de 2018. ¿Qué las diferencia y qué las une?
Las diferencia algo fundamental: la apuesta por la vía cívica, sin contemplar la lucha armada bajo ninguna circunstancia. En los 70, la vía de la lucha armada forma parte del contexto histórico. La gran diferencia es que cambia el concepto de Patria libre o morir (lema de la revolución sandinista) hacia Patria libre para vivir. ¿De qué sirve una patria libre si estás muerto? La principal diferencia es el hecho de dejar a un lado las vías armadas y violentas para apostar por luchas cívicas. A pesar de la violencia del Estado, no es contestado con guerrillas o más violencia. Esa brecha la marca la juventud actual: eso nunca más.
El contexto del documental es la operación casa por casa, en la que los paramilitares inician un hostigamiento y persecución a toda persona contraria al régimen. La operación casa por casa produce miles de exiliados que, por miedo a ser encarcelados, torturados o asesinados, abandonan el país
Lo que une ambas luchas es la necesidad de cambio y sobre todo la convergencia de sectores muy distintos entre sí. Hay un momento en que la revolución sandinista aglutina en torno a sí a muchos sectores más allá del Frente Sandinista. Ese consenso permitió dejar a un lado las diferencias políticas e ideologías y ser capaces de sumar para derrocar a Somoza. Eso ha pasado también en la insurrección de abril 2018. El sector más joven es decisivo. Se convirtió en una lucha cívica que no era exclusiva de ningún sector: campesinos, feministas, incluso la iglesia. Esa iglesia que es capaz de ponerse de acuerdo incluso con las feministas. Que Sofia Montenegro, activista feminista, diga que ‘ahorita los obispos están en la posición correcta’, dice mucho.
¿Hay esperanzas en los comicios del 7 de noviembre?
El 7 de noviembre no va a haber unas elecciones limpias, bajo ningún concepto. Ningún dictador entrega el poder en unas elecciones, eso no ha pasado en ningún sitio y no va a pasar en Nicaragua. Ortega no va a entregar el poder. Las elecciones de noviembre van a ser una farsa más como las que llevamos viendo todos estos años. Los grupos de víctimas, exiliados, asociaciones reclaman a la oposición que si no se cumplen las exigencias de Naciones Unidas de hacer una reforma electoral profunda y real que garantice unas elecciones limpias, no se vaya a estas elecciones porque sería legitimar un sistema que parte de la propia trampa. Ir a unas elecciones en esas condiciones es legitimar al régimen. Y si legitimas al régimen frente a la comunidad internacional, se pierde todo el trabajo de los 3 últimos años. Da rabia el ver que la oposición, muy fragmentada, se está tomando estas elecciones como unas elecciones normales y corrientes, como si no existiese ese pasado que no es pasado sino presente continuo desde abril de 2018, y como si estuvieran en un país en el que se pudiera competir electoralmente de forma normal, presentando propuestas, etc. En Nicaragua no pasa esto.
Tienes una visión muy pesimista acerca de los resultados electorales de noviembre… ¿podría el documental ser una pieza clave?
El documental quiere influir en la recuperación del espíritu de abril. Ese espíritu es el único posible para producir un cambio. No tengo ninguna esperanza, ninguna, en las elecciones. Ojalá se dé un elemento de última hora que nadie espere y eso provoque que el régimen tenga que recular y hacer una reforma electoral en profundidad y que se pueda ir a unas elecciones libres.
El 7 de noviembre no va a haber unas elecciones limpias, bajo ningún concepto. Ningún dictador entrega el poder en unas elecciones, eso no ha pasado en ningún sitio y no va a pasar en Nicaragua. Ortega no va a entregar el poder
¿Ese elemento de última hora podría ser el lanzamiento de la película en Nicaragua?
Sería muy pretencioso pensar algo así pero creo que sí puede ayudar a muchos sectores que lo puedan ver a repensarse el recorrido de estos tres últimos años. Lo que pienso del trabajo documental es un poco lo que pienso sobre la poesía: un poema no puede cambiar el mundo, pero si puede cambiar a las personas que tienen que cambiar el mundo. Creo que el periodismo en ese sentido puede provocar ese tipo de incidencias. Mucha gente que lo ha visto y que estuvo en las protestas de abril de 2018 me ha dicho que ese sentimiento es el que hay que recuperar.
Hablas de recuperar. ¿Significa eso que desde entonces ya se ha olvidado?
Sin ninguna duda. Han pasado tres años y pareciera que han pasado tres lustros. Se habla demasiado en pasado. “La crisis que vivió Nicaragua”, he escuchado en los medios. No. La crisis que se sigue viviendo. La crisis de libertad sigue existiendo, igual o peor.
Puede que ese olvido no sea tanto olvido sino silencio, miedo, tras la violencia y represión de las autoridades en 2018…
Sin ninguna duda la violencia ha cumplido su papel: reprimir. La gente ha visto cuales son las consecuencias reales de alzar la voz: cientos de familias con muertos, miles de familias en el exilio. Hubo un momento en abril que la gente creyó que Daniel iba a caer, porque se había conseguido algo tan grande como la unidad, y que eso iba a provocar el cambio. Ver que pasaba el tiempo y que, lejos de eso, la represión era mayor, que las consecuencias las pagaban los de siempre, generó cansancio, agotamiento. Cuando uno tiene la ilusión de que después de tanto tiempo se va a conseguir un cambio en el país y de repente todo está yendo por el mismo sendero de siempre y que el esfuerzo que ha costado tantísimo, no solo vidas en el sentido de muertes, sino vidas destrozadas, vidas abandonadas... eso provoca abulia en la población. Muchos estudiantes, por ejemplo, han sido expulsados de las universidades, anulados sus expedientes, y obligados a empezar de cero.
¿Te planteas lanzar la película antes de los comicios de noviembre?
Si eso tuviera alguna posibilidad de incidencia, lo haría. Pero claro, antes del 7 de noviembre y si hubiese unas elecciones libres y con garantías. Si no, obviamente la película tendría menor trascendencia. El objetivo es que la película sea la excusa para posicionar a Nicaragua en la agenda mediática y política.
¿Estás de acuerdo cuando se dice que Daniel estará en el poder hasta que se muera?
Me arriesgo a decirte lo que pienso: salvo elementos sorpresivos de última hora, lamento pensar que eso es más que una posibilidad. También pienso que, si se produce, sería un elemento definitivo ya que al ser un régimen tan personalista y un partido tan dividido como el FSLN, la sucesión de Ortega haría que el régimen cayera desde dentro. Quisiera pensar que caerá antes y que Ortega va a poder responder de sus crímenes ante un tribunal. Pero siendo pesimista y realista, hay muchas posibilidades de que muera en el poder. Ojalá haya un elemento sorpresa, un cisne negro, que haga que la perspectiva cambie.
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Por lo que digas tú en tu película, documental sólo tu sabes que no habrá elecciones limpias en Nicaragua o que no va entregar
Fácil es escribir o comentar cuando no se vive la realidad, ejemplo claro elecciones 2016 elecciones limpias vivimos los nicaragüenses depositamos nuestro voto, Nicaragua estaba en pleno avance ahhh, que dice tu película antes y después de destruir en primer lugar las vidas humanas!!!!! No solo es ver como dictadura y es más qué beneficios han obtenido los pobres que van de cabeza por partidos contrarios de servidumbre y los ricachones tranquilos en estados unidos disfrutando con dinero en ese tiempo que les ofreció el sr. Trump que mira la película que armó ahhh ni siquiera dio la cara entregar el poder !!! Que tal ????
Habría que preguntarle al autor del documental, vinculado a una minoría intelectual progresista de ex-sandinistas a través del festival de poesía de Granada, por qué no filmó las barbaridades que hicieron grupos opositores (no todos) en contra de la militancia sandinista. ¿Eres consciente Daniel que tu documental es solo de medias verdades para brindar pleitesía tus broderes nicas y que al igual que hace Vox pretende polarizar aún mas la situación?. Es como si Jiménez Losantos hiciera un documental de lo que pasó en Catalunya en octubre 2017.
adelantando acontecimientos: las elecciones no van a ser limpias porque las encuestas dan apoyo a Ortega y las elecciones son válidas solo cuando ganan los "buenos".
Dice el poeta, que hoy día la violencia ya no sirve para derrocar al poder.
Lo que es evidente es que el FSLN derrocó a un tirano con la lucha armada, y ahora mismo Ortega se afianza en el poder deteniendo a todo aquel que se oponga a su gobierno.
No parece que por la via pacífica haya cambiado nada...
Un anarquista me dijo una vez: "no confíes en nadie, confía en ti mismo".
Y eso me marcó tanto que ya no quise que nadie me gobernara, que dejé de confiar en los gobernantes, que empecé a confiar en mí mismo.
Hoy en día con muchísimos títulos universitarios, siendo entre otras cosas Juez de Tribunal; he de decir que ese consejo funcionó. Que me pude gobernar a mí mismo.
No necesito nada. No necesito a nadie. No soy como yo. Soy yo. Y, si siento, es por mí; no por los demás.
Anarquista Anónimo.
Es una lástima, en cualquier caso, el autor del artículo, no profundiza, sin la revolución sandinista, el no habría tenido la posibilidad de estudiar o incluso comer, el tenía 2 añitos cuando se derrotó a Somoza, el analfabetismo y el hambre era tremendo. La deriva del frente Sandinista a partir de la piñata fue nefasto, eso no quiere decir que en Nicaragua haya una dictadura, cuidado, las dictaduras tienen otras características. En cuanto a las Organizaciones que cita (en mi opinión de dudosa credibilidad) han demostrado a lo largo del tiempo a quien sirven. El autor, en mi opinión comete el error de personalizar en los Ortega la carga, muy de estos tiempos, sería más correcto y formativo hablar del Frente Sandinista y otros partidos.