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Hagamos la prueba. Es sencillo y apenas dura seis minutos, pues la plataforma ya se encarga de recordar la urgencia en terminar la compra o te quedarás sin entrada. La banda británica Massive Attack actuará en Madrid el domingo 17 de febrero. Agotados los billetes de pista (a 64 euros la unidad) en los puntos de venta oficiales, la búsqueda en internet arroja un primer resultado en el que una empresa que se autodefine como la “mayor plataforma secundaria de compra-venta de entradas para espectáculos en directo” ofrece esos boletos por 69 euros. Probemos. En el último paso justo antes de introducir los 16 dígitos de la tarjeta de crédito para confirmar la compra, Viagogo —empresa fundada en Londres en 2006 y actualmente con sede central en Suiza— informa de que la operación ya está por los 101 euros. Y avisa con insistencia de que solo queda un minuto para que la entrada sea nuestra o perderemos la reserva.
La reventa de entradas para conciertos o festivales de música por vía telemática se ha extendido en los últimos años, dando lugar a un fenómeno en el que la desprotección del comprador, la falta de garantías y el aumento escandaloso del precio comparten espacio con una legislación anticuada que permite el vacío por el que varias empresas se han colado para obtener cuantiosos beneficios: junto a Viagogo, aparecen nombres como Stubhub (fundada y establecida en San Francisco, Estados Unidos), Monoticket (constituida en Madrid en 2016), ForYouTicket (que se define como mercado online de intercambio de entradas), Ticketswap (creada en 2012 en Países Bajos) o el caso particular de Seatwave, perteneciente al emporio Live Nation. La presentación en sus páginas web es confusa y en pocas ocasiones aclaran si se trata de canales oficiales de venta telemática de entradas o si lo que hacen es reventa, distribución secundaria o poner una alfombra entre vendedor y posibles compradores.
Contactado el departamento de prensa de Viagogo por El Salto, su respuesta llega a través de un manido formulario de preguntas frecuentes en el que explican que ellos no venden las entradas y que se limitan a poner en relación a compradores y vendedores. Tampoco se responsabilizan del establecimiento de los precios —“cuando hay mucha demanda y pocas entradas, el precio sube”— y lanzan balones fuera en caso de que la organización del concierto no permita el acceso a quienes acudan con las entradas compradas en esta plataforma: “Esas restricciones son muy injustas, inviables e ilegales, en nuestra opinión”.
“La reventa de entradas es una práctica ilegal, prohibida”, contesta Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción
La adquisición online de entradas para espectáculos es un nicho pujante que presenta balances con varios ceros. Según datos del Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la Información (ONTSI), en 2016 los sectores que lideraban el comercio por internet eran los relacionados con el turismo —billetes de transporte y reservas de alojamiento—, la compra de ropa y artículos deportivos y las entradas para espectáculos. Esto en las cifras oficiales, las que se pueden contabilizar. La reventa no entra en esos números y cuantificar su facturación se antoja misión imposible.
“La reventa de entradas es una práctica ilegal, prohibida”, contesta tajante Rubén Sánchez, portavoz de Facua-Consumidores en Acción, quien apoya su afirmación en los textos reguladores de las normativas autonómicas en materia de espectáculos públicos. “Incluso hay alguna norma, como por ejemplo la madrileña —especifica—, que dice que para que la reventa fuera legal no solamente el organizador del evento sino la propia administración autonómica debería autorizarla expresamente, a través del sistema que se eligiera”.
Sánchez lamenta —y lo sabe por propia experiencia: Facua ha interpuesto numerosas denuncias por abusos de las plataformas digitales de reventa de entradas— que “no se sanciona a nadie: ni a los revendedores particulares ni a las empresas revendedoras ni a las plataformas de intermediación con ánimo de lucro”.
Albert Salmerón es el presidente de la Asociación de Promotores Musicales (APM), que se presenta como “la principal representante de la industria de la música en vivo en España” y que en 2017 obtuvo una facturación neta cercana a los 270 millones de euros en un total de 86.348 conciertos. Él considera que los promotores son los afectados principales por la reventa de entradas, “junto al público, que lo sufre en sus carnes, y los artistas”.
Su posición es “totalmente contraria” a la reventa y recuerda que una de sus reclamaciones históricas como patronal ha sido la regulación para adecuar este negocio subterráneo. “Tenemos una ley obsoleta, que se hizo exprés en el 82 pensando en el Mundial de fútbol que se disputó en España, que prohíbe la reventa de entradas en la calle pero que no tiene en cuenta lo que ocurre hoy en día”.
Salmerón marca diferencias entre la tradicional reventa en la puerta de los eventos —“ha existido siempre pero mucho más reducida, restringida”— y la que se da ahora en estas plataformas online: “Estamos ante una reventa masificada, que es lo que ha permitido la nueva tecnología, con grandes empresas que se dedican a esto con costes mínimos, a expensas de promotores y artistas”.
Entre las características de estas plataformas, destaca que “no son empresas transparentes sino que están en un terreno en el que se aprovechan de ese vacío legal para, en el fondo, cometer delitos”. En su opinión, Viagogo es el “ejemplo más claro, el que ha invertido más dinero y el que probablemente ha ganado más dinero con este negocio especulativo y fraudulento”.
El portavoz de Facua también señala esas distancias —“no tiene nada que ver con la reventa a pie de calle o de particular a particular, que es poco dañina y a una escala mucho menor”— pero recuerda el denominador común a ambas prácticas, independientemente del método: “Quien compra en régimen de reventa no tiene ninguna protección ni garantía”.
Una ley “insuficiente y confusa”
El 30 de octubre del año pasado, el ministro de Cultura y Deporte, José Guirao, presidió el Pleno de la Conferencia Sectorial de Cultura en el que se aprobó que se dicte una legislación estatal —que pudiera ser ley o decreto— de carácter general sobre la reventa telemática de entradas para espectáculos. La decisión se basó en un informe realizado durante el año anterior que contó con una consulta a los diferentes actores implicados en este negocio: abogados, plataformas de venta y de reventa de entradas, asociaciones de empresas de tecnologías de la información, de publicidad, de comunicación, de economía digital, fabricantes de software de venta de entradas, del sector de exhibición cinematográfica, autoridades municipales de investigación en materia de consumo y prestadores de servicios de la sociedad de la información.El ministro de Cultura, José Guirao, manifestó el 30 de octubre su voluntad de que “no se tomen medidas radicales” como sería la prohibición de la reventa
El informe concluyó que es necesario dictar una disposición de carácter general para tutelar los intereses públicos que se estiman afectados y que presentan relevancia constitucional, como son la defensa de consumidores y usuarios (artículo 51 de la Constitución Española), el acceso a la cultura (artículo 44) y la seguridad ciudadana (artículo 104), puesto que durante la elaboración se detectaron cuatro grandes problemas causados por la reventa: la insuficiente información antes de comprar, los elevados precios que alcanzan las entradas —hasta el triple del original—, fraudes como la reventa de entradas que no existen o falsificadas, y la dificultad de garantizar la seguridad de los asistentes. La normativa vigente, según se lee en el documento, es “insuficiente, fragmentaria y confusa” y no está concebida para un contexto telemático.
Guirao aseguró al término del Pleno que lo que “cabe ahora es proponer un desarrollo legislativo” y manifestó su voluntad de que “no se tomen medidas radicales” como sería la prohibición de la reventa.
Facua participó en la consulta, pero Sánchez se muestra escéptico con lo que pueda deparar la acción ministerial y apunta otras salidas: “Si se aprueba una ley que vuelve a decir lo mismo que las normas autonómicas, a lo mejor se acaba con la reventa pero esto se podría atajar sencillamente si unas cuantas administraciones autonómicas anuncian multas contundentes contra grandes plataformas de reventa. Si no se hace es porque no se quiere o no se sabe, pero esto último sonaría a ineptitud de los políticos que están al frente de las comunidades autónomas”. Y lanza una pregunta al aire: “¿Por qué no se persigue cuando tenemos instrumentos legales para hacerlo y organismos con competencias para ello?”.
La APM fue otra de las instancias escuchadas. Su presidente recuerda que el objetivo en su ponencia fue informar del “carácter fraudulento de las prácticas de las plataformas de reventa online, entre otras cosas porque emiten publicidad engañosa” y hacer constar que es “necesaria” la regulación, no tanto la prohibición, puesto que consideran que puede existir una reventa “ética, para que el público que no puede asistir a un concierto pueda revender su entrada por el mismo precio”. Asimismo, plantearon la problemática relativa a Google, ya que, como indica Salmerón, “de alguna manera, es un colaborador necesario para que esto se produzca porque esta reventa no se realiza en la calle sino en internet”. En su opinión, la solución pasaría por la aplicación del Código Penal en los casos de fraude, la exigencia a Google para que no acepte publicidad engañosa, y la puesta en marcha de campañas con apoyo de la administración pública sobre dónde y cómo comprar entradas.
El festival Primavera Sound está en contra de la reventa “si no se da la seguridad al comprador de que podrá entrar al evento y si no hay una regulación de precios”
Precisamente, la posibilidad de una “reventa ética” y la exigencia de responsabilidades a Google son dos de las cuestiones que también pone sobre la mesa Marc Peidró, responsable de ticketing (la venta de entradas) en el festival Primavera Sound, uno de los mayores eventos musicales que se celebran en España, si se atiende al número de asistentes y la repercusión mediática. Para su edición de 2019, que tendrá lugar entre el 30 de mayo y el 1 de junio en Barcelona, los abonos se venden a 195 euros y las entradas de día a 80. Todo ello en los canales oficiales y sin incluir gastos de distribución.
Peidró explica a El Salto que el festival está en contra de la reventa “si no se da la seguridad al comprador de que podrá entrar al evento y si no hay una regulación de precios”. Pero Primavera Sound dispone de una plataforma en la que se revenden sus entradas, aunque resulte contradictorio y se pueda entender que el festival incurre en menoscabo de los derechos de los compradores. “No hay conflicto de intereses —aclara Peidró—, el Safe Marketplace de RedTKT solo se activa una vez se agota un producto del festival, abono o entrada de día, o un concierto cualquiera. A partir de aquí ofrece la posibilidad de una transacción segura para comprador y vendedor. El comprador recibe una entrada nueva con un código único nuevo, por tanto se le garantiza al 100% que podrá acceder al recinto pagando como mucho un 15% más que el precio nominal real de la entrada que está comprando”.
Para atajar las prácticas irregulares de las empresas dedicadas a la reventa telemática de entradas, Peidró asegura que lo más preocupante para el festival es la cantidad de dinero que estas plataformas dedican a “posicionar palabras clave como ‘tickets Primavera Sound’ en Google Ads para aparecer en primera posición en el buscador. De esta forma es muy fácil que el comprador acabe adquiriendo una entrada a través de uno de estos canales no oficiales pagando más de la cuenta aunque el festival no esté sold out [agotado], con la posibilidad añadida de que su entrada sea falsa y no pueda entrar al recinto”.
Por eso, concluye que Google debería tomar partido y “dar la potestad a las empresas promotoras para banear la utilización no autorizada del nombre comercial por parte de terceros si se comprueba que se hace para vender entradas en su nombre. Y, por supuesto, una regulación y mayor control de la práctica ayudaría a minimizar las consecuencias del problema”.
El 18 de enero se presentó en sociedad la Alianza Europea para el Ticketing a su valor nominal (FEAT, por sus siglas en inglés), una organización de empresas promotoras de música en directo que tiene el objetivo de impulsar la reventa de entradas al valor nominal en todo el continente. Su intención, según el comunicado que lanzaron, es promover la acción de los gobiernos europeos para que garanticen un mercado de venta de entradas “justo y seguro”. Neo Sala, promotor del festival Doctor Music y uno de los integrantes de FEAT, afirmó que los gobiernos “deben entender” que la reventa especulativa de entradas es una práctica “abusiva” y poco “ética” que perjudica a las personas, y se deben aprobar leyes que la conviertan en “prácticamente imposible”.
Prosellers y bots
El informe elaborado por la Conferencia Sectorial de Cultura describe minuciosamente el proceso de la puesta a la venta de entradas para conciertos y los agentes que intervienen en él. Las entradas y abonos para festivales o grandes conciertos son ofertadas inicialmente por el organizador del espectáculo público, que fija el precio de las diferentes localidades de forma que le permita hacer frente a los costes de organización y a la demanda estimada. También se encarga de distribuirlas, en primera instancia, a través de diferentes canales, como la preventa, la venta comisionada, la venta directa al público, y, en ocasiones, los acuerdos directos con empresas de reventa telemática.Una vez que se produce esta distribución inicial, los adquirentes de las entradas pueden ponerlas a su vez a la venta a través de plataformas de reventa telemática, que se presentan como prestadores de servicios de la sociedad de la información que actúan como intermediarios en la relación entre comprador y vendedor.
El 75% de las entradas ofertadas a través de las empresas de reventa proviene de los catálogos de los prosellers, que pueden mantener relaciones contractuales con las empresas de reventa o incluso trabajar en sus departamentos
En este punto aparece una figura denominada proseller o bróker. Se trata de un vendedor habitual que se aprovisiona a través de las empresas de venta telemática y obtiene ingentes beneficios cuando consigue ofertar un inventario de entradas para conciertos. El 75% de las entradas ofertadas a través de las empresas de reventa proviene de los catálogos de estos vendedores habituales, que pueden mantener relaciones contractuales con las empresas de reventa o incluso trabajar en sus departamentos.
La existencia de brókers o prosellers es habitual en ordenamientos que no regulan de forma específica las actividades de reventa. Tomando como referencia la investigación realizada por el Fiscal del Estado de Nueva York, el documento de la Conferencia Sectorial de Cultura señala que en algunas ocasiones estos vendedores habituales se valen de bots, en otras utilizan múltiples tarjetas de crédito y, finalmente, en otros casos disponen de información que les permite acceder a las entradas disponibles en las preventas. Los beneficios que pueden obtener en Estados Unidos llegan a alcanzar los 16 millones de dólares, de acuerdo con la investigación citada.
La señalada Viagogo contribuyó a la consulta aportando información similar a la que facilitó a El Salto: que quien fija el precio de las entradas es quien las vende y que si es más alto que el de taquilla es por la gran demanda y escasa oferta. También indicaron que el 25% de las entradas revendidas en su plataforma lo hacen a un precio inferior al original.
Ticketmaster: a los platos y a las tajadas
El 13 de agosto de 2018 Ticketmaster lanzó un comunicado en el que, con un tono cercano al cinismo, anunciaba una importante decisión empresarial: el cierre de Seatwave, su división dedicada a la reventa de entradas. “Hemos oído vuestras peticiones y os hemos escuchado: las webs de mercado secundario ya no os convencen y sabemos que estáis cansados de ver cómo otras personas compran entradas solo para venderlas y obtener un beneficio económico”, señalaba el texto, que también anunciaba la creación para principios de 2019 de una nueva plataforma de intercambio de entradas entre fans dentro de Ticketmaster, “donde fácilmente puedas comprar o vender las entradas que no puedas utilizar, al precio que originalmente pagaste o menor”.Ticketmaster es una empresa perteneciente a Live Nation Entertainment, el gigante mundial de la industria de los eventos en directo que opera en régimen casi monopolístico. Ticketmaster se encarga del ticketing, mientras otras divisiones de la compañía llevan a cabo la organización, promoción y representación de artistas. En los nueve primeros meses de 2018, Live Nation ganó más de 1.090 millones de dólares solo con el ticketing. Y sí, hasta el anuncio de agosto, Ticketmaster disponía de un departamento propio de reventa de entradas. Cuadrando el círculo.
El 56% de las entradas vendidas en 2017 por Seatwave España, la división de reventa de Ticketmaster, lo fue a un precio superior al valor nominal, con un incremento medio del 49%
En 2016, los tres conciertos que Bruce Springsteen ofreció en España supusieron una de las giras más exitosas del año, con unas 160.000 entradas vendidas. El primero se celebró el 14 de mayo y las entradas se pusieron a la venta el 1 de marzo. A las dos horas, Ticketmaster, vendedor oficial, colgó el cartel de todo vendido mientras al mismo tiempo ofrecía la posibilidad de comprar entradas en otra web perteneciente al mismo grupo dedicada a la reventa: Seatwave. Un protocolo que incluso la propia promotora del concierto, Doctor Music, calificó como ilegal.
Facua denunció este proceder, ya que, como recuerda Sánchez, “el día que se ponen a la venta entradas oficialmente, todas desaparecen misteriosamente, como ha ocurrido en más de una ocasión con Ticketmaster, que luego te decía que las tenías a tu disposición en reventa a través de su propia plataforma de intermediación. Esto huele muy mal pero nunca se le ha metido mano”. La asociación indicó asimismo que Ticketmaster había repetido esa práctica en los conciertos de Bruno Mars y Red Hot Chili Peppers ese mismo año.
Pese al anuncio de agosto, Ticketmaster-Seatwave también estuvo presente en la consulta que dio pie al informe de la Sectorial de Cultura. Sin que se les torciera el gesto, los representantes de la compañía fueron capaces de defender que, en el mercado secundario, los vendedores deciden a qué precio desean ofrecer las entradas y los compradores eligen a qué precio desean comprarlas. También señalaron que, en 2017, el 56% de las entradas vendidas en Seatwave España lo fue a un precio superior al valor nominal y que ese año la media del incremento del precio de reventa sobre el original fue del 49% .
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Problemas del primer mundo.... jilipollas comprando entradas desde sus aifons.
me afectó el año pasado intentando sacar entrada para el concierto de Pearl Jam en Barcelona, en un segundo agotadas y a los pocos minutos se podían ver en multitud de páginas de reventa, es un negocio redondo.