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Música
Muere Morfi Grei, el último curriqui del rock de barrio
Morfi Grei, Miguel Ángel Sánchez Tenedor (Melilla, 1959), un tío molante, un menda canelo, un curriqui de barrio y el carismático y provocador líder de La Banda Trapera del Río, ha fallecido el 4 enero de 2024 a los 64 años de edad debido a complicaciones surgidas después de un trasplante de hígado, según ha informado la familia en un comunicado. Con su desaparición se cierra un capítulo importante de la música más visceral grabada en España, ese rock hecho desde el hartazgo de vivir en las cloacas sin otra cosa mejor que hacer que ruido.
La Banda Trapera del Río se formó a mediados de los años 70 en el barrio de Sant Ildefons de Cornellá, conocido como Ciudad Satélite, uno de los símbolos del cinturón rojo barcelonés, donde se hacinaban miles de inmigrantes procedentes de la España rural en bloques-colmenas construidos en tiempo récord. Los bloques verdes a los que el grupo cantó en “Venid a las cloacas”, el primer single de La Banda Trapera del Río, publicado en la primavera de 1978 como anticipo del álbum de estreno del grupo.
Lanzado por la discográfica Belter, que acabaría mal con el grupo, el contenido del disco emitía radiación en estado puro, vitriolo expulsado desde las entrañas contra una sociedad que condena la diferencia o la disidencia
Lanzado por la discográfica Belter, que acabaría mal con el grupo, el contenido del disco emitía radiación en estado puro, vitriolo expulsado desde las entrañas contra una sociedad que condena la diferencia o la disidencia. Rock duro, macerado en los odres de bandas míticas como Black Sabbath, Led Zeppelin o Deep Purple, y maneras punk herederas de los Stooges de Iggy Pop o los Sex Pistols que dieron forma a canciones directas que Morfi Grei aullaba: “Curriqui de barrio”, “La regla”, “Nos gusta cagarnos en la sociedad”, “Meditación del Pelos en su paja matinera”, “Nacido del polvo de un borracho y del coño de una puta” o una particular revisión del “Padre Nuestro”. Títulos, todos ellos, que ampliaron el léxico del rock grabado en este país, de lo que está permitido cantar.
“Debido a las presiones, políticas tal vez o de asociaciones religiosas, la vida del disco fue corta”, reconocía Morfi Grei en el libro Escupidos de la boca de dios, la biografía del grupo firmada por el periodista Jaime Gonzalo y publicada en 2007. El músico recordaba que “no se hicieron reediciones, aunque la tirada se vendió toda, y es cuando empezaron a circular las famosas cintas de casete y quedó como un LP mítico porque mucha gente no pudo comprarlo”. Ese mismo año 2007, Morfi Grei decía en una entrevista en Diagonal que “no es que fuéramos genios por escribir en castellano letras del entorno urbano, mezclarlas con hard rock y acelerarlo. Creo recordar que en la época no había ningún grupo que tratara tanto el tema urbano o social y de vivencias con el lenguaje normal de la calle. Ser de los primeros quizá marcó un poco”.
Viviendo en tensión, con barro en el pantalón
“Ciutat podrida”, la única canción en catalán del disco, se convirtió en himno de extrarradio, uno de esos temas dedicados a una urbe y sus miserias personales y colectivas que acaban trascendiendo a sus autores. Dedicada a Barcelona, se puede decir que retrata las realidades de muchas otras ciudades, de una forma casi atemporal. También de la propia Cornellá en la que el grupo había crecido. “Allí había gente trabajadora y de clase obrera. Siempre fue polémico porque era uno de esos experimentos sociales, una ciudad dormitorio donde hacinar la inmigración. Para nosotros era como Detroit, haciendo una analogía con los Stooges. Aunque no tuvieran mucho que ver musicalmente, la sensación que teníamos todos en aquella época era que La Trapera eran nuestros Stooges o MC5. Tampoco es que la carga ideológica fuera especialmente política; era su actitud en general y el contorno periférico suburbano. Por eso salió algo así, porque Cornellá era un laboratorio único”, explicaba Jaime Gonzalo en la entrevista citada.
“Cierto oficial del ejército español declaró allá por los años 70 en plenas huelgas obreras del Baix Llobregat —vísperas de la Transición a la democracia— y una incipiente escalada del terrorismo de ETA, que España tenía dos graves problemas: ETA y Cornellá”, escribió en un artículo publicado en Diagonal en 2010 Jesús Sánchez Tenedor, hermano de Morfi Grei. Para él, ya fuese cierta o no, la frase transmitía “el espíritu salvaje de la periferia, de la lucha de una clase trabajadora inmersa ya en lo que sería una cercana crisis en todos los niveles: social, laboral, económica y política”.
Según Sánchez Tenedor, La Banda Trapera del Río era una expresión de “lo maldito, sin concesiones, sin padrinos culturales (¿para qué?) y ante cuya biografía no resisten comparaciones movidas madrileñas, ramoncines, autodestrucciones esponsorizadas por la industria musical y al que sólo los Ramones se les podría acercar”.
En una entrevista en 2007, Morfi Grei aclaraba los objetivos que se marcaron con La Banda Trapera del Río: “Había que escapar de la realidad o del futuro que se nos venía encima”
En aquella entrevista de 2007, Morfi Grei aclaraba los objetivos que se marcaron con La Banda Trapera del Río: “Había que escapar de la realidad o del futuro que se nos venía encima”. El cantante desarrollaba esa necesidad, comparándola con la que afrontaron las bandas posteriores: “Hace años solo había una tele, hoy día hay teles, radios y circuito de conciertos. Sin embargo, para los grupos que empiezan hoy, hay tanto de todo, está tan trillado y es todo tan fácil, que el poder salir adelante debe costar un poco más, precisamente por todo lo que hay. Antes no había nada, pero lo que hacías podía tener cierta repercusión si era interesante. Aunque no podías entrar en la tele, y en la radio apenas”.
Grei también destacaba otro aspecto importante en el grupo, más allá de lo lírico y de las composiciones del guitarra, el Tío Modes: “Luego estaba el aderezo de mi actitud un poco egocentrista y de ‘estrella’ venida a menos, que cuaja toda la historia, pero creo que la provocación es un componente más, que ayuda. La provocación es importante: si no quieres provocar nada, ¿para qué haces las cosas?”.
En los años 90, y tras la reedición de su primer álbum y del inédito Guante de guillotina —grabado en 1982, con el grupo separado un año antes, y que nunca se publicó con la banda activa—, La Trapera regresó con una gira —registrada en Directo a los cojones en 1994— y un nuevo disco de estudio, Mentemblanco, publicado por Munster en 1995. Morfi recordaba aquellos momentos del grupo: “Se produce un boom de ventas con la reedición del primer disco. Te animas, se te sube el ego: ‘por fin se ha hecho justicia’ y demás. Nos reunimos con Juan, hacemos cuatro conciertos... pero el fallo fue que acabamos haciendo 60. Mentemblanco es una obra que está ahí, y en la que puede haber algún tema aprovechable, pero yo creo que ya estábamos desinflados a nivel creativo”. En 2019, con una renovada formación, La Banda Trapera del Río grabaría un último disco, Quemando el futuro.
Con el fallecimiento de Morfi Grei, de La Trapera original queda poco más que la música. En 2004 murió Tío Modes, pocas semanas después también falleció el que fue guitarrista Emilio ‘Rockhita’, y en abril de 2010 lo hizo Juan ‘Raf’ Pulido, batería y letrista del grupo.