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En un pequeño estudio de grabación en las entrañas de Villa de Vallecas hablamos con Jarfaiter, rapero piedralaveño criado en las calles de Tetuán, Madrid. Lleva desde 2012 tomándose en serio la música aunque empezó a escribir desde muy pequeño. De sus letras lo que quizá pueda llamar más la atención es que abunda más el nosotros que el yo. La camaradería y el compañerismo brillan frente al individualismo que profesan los superventas del trap y el rap.
Acabas de estrenar El Auténtico Cabrón, has hablado de influencias del drill londinense, un estilo que surge en Chicago, recogiendo el sonido del trap y dándole un toque más oscuro. Se populariza en escuelas de secundaria de Chicago a través de redes sociales, habla de violencia, no abunda en metáforas, refleja la vida de las calles de barrios pobres, ¿cuánto de esto hay en tu nuevo disco?
Realmente no diría que todo el disco sigue la linea del drill londinense. Es un estilo que estoy escuchando mucho y sí que hay algunos temas en este estilo. Pero también hay trap, 808, hay un poco de bombo y caja de toda la vida. Sí he decido separar el reguetón de todo lo demás. Seguiré haciéndolo pero aparte.
También se habla del nihilismo de este estilo, ¿te enmarcas en esta idea?
No sé si me definiría como nihilista. Pero, para mí, el nihilismo es no obedecer a ningún tipo de autoridad, ni política ni religiosa. Una persona que está aparte de todo.
Por otro lado, en algunas letras te definías abiertamente antifascista.
No me gusta encasillarme, ni casarme, ni pertenecer a grupos concretos. Pero cuando era más chaval andaba metido en esos rollos. Ahora considero que tengo mis propios ideales, independientes de los grupos antifascistas. Valoro más los actos de las personas, no lo que me digan que son. Lógicamente, una persona racista conmigo nunca se va a entender.
Vamos al disco. El tema principal, sin duda, es la violencia, que lo cruza de arriba a abajo. ¿La violencia de la que hablas existe de verdad en las calles de Madrid? ¿hablas de cosas que ves o has vivido?
Cuando yo tenía 15 años a un colega mío lo apuñalaron. Desde entonces he visto muchísimas peleas. He visto de todo en los diez años que llevo viviendo en Madrid. Soy consciente de que hay mucha gente que no se mueve en los mismos círculos o que no lleva la misma vida y que puede pensar “este está flipado”. Pero dile que no existe la violencia a chavales que se han cargado. A un colega mío le pegaron un tiro hace dos años. La violencia es algo que existe.
En este disco hay menos referencias políticas, aunque le das muchos cates a la idea de democracia, a Carmena y a Almeida por igual, en el disco Antihéroe hablas de ir a tirar piedras a las manifestaciones, ¿crees que la violencia puede llegar a ser un camino para conseguir cambios sociales?
No hay más que mirar la historia para verlo. A lo largo de toda la historia ha sido así. La violencia consigue cambios.
Tienes expresiones machistas en este y otros discos. Además, hay lugares donde no has podido tocar debido a ello, ¿no te has planteado revisarlas o no te sientes a veces incómodo con ellas cuando las dices?
Yo entiendo que hay expresiones que son machistas, pero al fin y al cabo son expresiones. El que viene a escucharme ya sabe que tengo un mensaje muy directo, un poco crudo. La gente puede ofenderse por algunos términos que use en vez de llegar a mi mensaje de verdad, que cada cual lo vea como quiera. Las élites se están apropiando un poco también de estas luchas, cambiándolas y llevándolas por caminos que no van a ningún lado, creo yo. Es dar importancia a cosas que para mí no la tienen. Lógicamente sí hay violaciones y violencia de género, eso hay que erradicarlo.
Hemos podido ver que la canaria Sara Socas, que explotó en méxico en una batalla de gallos contra su compañero cuando este le dijo “yo soy el violador”, luego lo ha defendido como parte del show en las entrevistas. ¿Qué te dicen las chicas y mujeres de tu alrededor, familia y amigas, de esta parte de tus letras?
Sí, mujeres de mi familia, mis amigas, e incluso parejas que he tenido están muy comprometidas con la lucha feminista, me han dicho que está feo decir cosas así. Pero los actos son más importantes que las palabras. Por mucho que yo use esos términos en las canciones, ellas ven que en mi día a día yo trato bien a las mujeres. Entienden que soy una buena persona y no lo ven tan importante.
Otro tema recurrente en tu obra, no solo en este disco, es la cárcel. ¿Qué ha supuesto la cárcel para ti durante tu vida?
Desde pequeño he tenido familia en la cárcel, durante la adolescencia muchos amigos míos han entrado en centros de menores y más tarde presos también. Yo no he estado preso pero lo he sufrido en cierto modo. Está demostrado que no existe reinserción en la cárcel. No funciona y es una cosa que habría que plantearse cambiar.
¿Qué le dirías a la gente que nunca se plantea estas realidades? Ahora mismo hay una huelga de hambre por los derechos de los presos que lleva meses y la gente no tiene ni idea o no le importa.
Es un tema que no interesa que suene mucho porque al Estado le interesa que pensemos en ellos como violadores o asesinos, pero la realidad es que la mayoría están por delitos contra la propiedad privada, por agresiones o tráfico de estupefacientes. No son delitos de sangre. La gente se tiene que plantear que somos seres humanos.
¿De qué te arrepientes en lo que llevas de carrera?
Me arrepiento de algunas colaboraciones que he hecho con alguna gente que admiraba musicalmente pero que luego no se han comportado bien conmigo. También de haber dado conciertos sin cobrar o cobrando menos para algunas causas de gente que luego me ha demostrado que no lo merecían.
Otro proyecto, no muy conocido, es Paliza, donde te juntas con Giuseppe de Kaos Urbano para hacer un disco de Oi, ¿cómo surgió aquello? ¿vais a dar conciertos?
Es un género de música que siempre me ha gustado. Siempre quise hacer algo así y sobre todo ahora que el movimiento punk y skin está perdiendo esa actitud que tenía antes y se está volviendo más políticamente correcto. Cada vez más suave. Quería hacer algo que sonase nuevo pero con actitud de macarreo. Nos gustaría formar una banda para poder dar conciertos, pero con calma.
Dices abiertamente en el disco que no quieres ser un ejemplo a seguir, pero tus letras las escuchan muchos chavales. ¿Qué les dirías a quienes piensan que eres un modelo para ellos?
Que se busquen otro modelo distinto. Les puede gustar mucho mi música. Yo puedo pasarlo muy bien y echarme muchas risas, pero al final del día, por lo que llevo en mi cabeza y la vida que he llevado no diría que soy una persona feliz. No es un buen camino a tomar.
¿Qué opinas de los beefs y la competi del mundo del rap?
La competi está bien si es sana. Los beefs es que práticamente no existen aquí. Son tonterías. En otros países hay beefs muy serios y la gente se anda matando. Eso da que pensar.
Aquí lo que sí se estila más es el beef de YouTube.
Tampoco quiero dar nombres, pero eso en general es todo marketing más que nada.
¿Tú también utilizas estas plataformas para ganar dinero?
La mayoría de dinero de la música lo saco de los conciertos, y el resto de YouTube.
¿Cuál es tu relación con esta plataforma?
Estoy contento porque es una parte más de lo que me sirve para mantenerme. Pero ahora están con las políticas de restricción y tengo la mitad de los videos sin cobrarlos y eso no mola.
También has mostrado interés por el mundo del boxeo, que ha servido para dar una salida o un quehacer a mucha gente de barrio en situaciones de marginalidad, como es el caso de la gente de Hortaleza Boxing Crew. ¿Qué te gusta del boxeo?, ¿lo practicas?
Del boxeo me gusta que es un deporte de contacto y lo veo más noble que otros. No es solo pegarse. Tiene mucha historia y es un mundo muy bonito. Ayuda en muchos casos a gente que vive en la marginalidad a tener una salida. Yo llevo haciendo artes marciales desde que soy muy chaval, pero no profesionalmente.
¿Dónde te pones más nervioso, en un ring o en un escenario?
En un ring, lógicamente. En el escenario no me dan ni nervios ya pero en un ring te juegas salir con la cara reventada, que te noqueen o cualquier cosa.
Llevas a gala haberte separado de la industria musical y autoproducirte tú todo, ¿por qué no quieres entrar en esa industria?, ¿qué ves de malo ahí?
La industria musical se está cargando la música, es como cualquier otra industria. Hace que la música se vuelva una basura. Ahora todos los chavales necesitan que la música lleve vídeo. Este disco entero seguramente vaya a tener menos visitas que un solo video mío. Los chavales necesitan lo visual, la industria se está encargando de que se fijen mucho en la ropa, los tatuajes y en lo estético, en lugar de en la música en sí. O tener que sacar música todos los meses porque lo están esperando. No son barras de pan, son canciones. Al imponer ese ritmo se están cargando la música.
¿Te han obligado a meter algo de marca en algún videoclip?
Tengo tres videoclips patrocinados por una marca de gafas de sol.
¿Cómo ves al Olmo de dentro de 20 años?, ¿piensas en él?
¿Cómo le veo o cómo le quiero ver? [Risas] Voy a decirte solo cómo le quiero ver. Espero que con un techo donde dormir, con comida y tranquilo. Habiendo viajado mucho, leído mucho y siendo feliz.
¿Tienes miedo a hacerte mayor y seguir siendo rapero?, ¿tiene fecha de caducidad tu proyecto?
Miedo no, pero sí me lo planteo muchas veces. El tipo de música que yo hago sí que puede tener fecha de caducidad. Con 40 años o por ahí pues sí me gustaría hacer música pero no vivir de ello porque ya me parece que es forzar la maquinaria. Por eso he empezado en el mundo del tatuaje, para tener otras cosas. Pero la música la seguiré haciendo, aunque espero no estar tan pendiente.