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Música
La banda sonora de la clase trabajadora: canciones de hoy y ayer
Una huelga necesita una banda sonora. Los días se hacen largos, los meses eternos. Las 13 trabajadoras de la limpieza del Museo Guggenheim de Bilbao estuvieron nueve meses en huelga para conseguir un convenio propio y acortar la brecha salarial, con una subida del 20% y el fin de las jornadas parciales. Pusieron fin a la huelga bailando El vals del obrero de Skap, una canción lanzada en 1996 cuya música pegadiza enseguida convirtió la letra en himno. Los 90 —y los 80— dejaron grandes canciones que se almacenan en las neuronas de aquellas personas que ya han cumplido 40 años. Pero antes de llegar a la insuperable A currar, de Ostia puta, ¿qué escucha la juventud que ha evitado la alienación y desclasarse en un mundo en que cada rincón algo te dice ¡ama el capitalismo!?
La cantante Maio firma y borda la canción Precari-eté, juego de palabras entre precariedad y verano en francés. Sobre la precariedad interseccional dice en catalán y castellano:
Un dia lliure a la setmana i ens pensem que ja estem bé
jo que sé, res a fer, tampoc cal desperdiciar
sempre queden les bolleres que currem a l’Empordà
i sí, sí que és blanca la violència salarial
que yo cobro más del doble que el compa de Senegal
Quién está delante? Quién está detrás?
Quien fríe patatas y sirve el agua con gas
(un día libre a la semana y ya pensamos que estamos bien
yo que sé, nada a hacer, tampoco hace falta desperdiciar
siempre quedan las bolleras que curramos en el Empordà)
Con la misma energía, el mismo tema y otras playas, los gallegos Ezetaerre proponen un gulag en Benidorm y recuerdan que, en verano, Sanxeixo se pronuncia “con aires de Castellana”. Maravillosa en cada uno de sus versos y las emociones que recoge, Non é verán de Estrella Damm podría sonar eternamente en bucle —y es tan buena como Pólovora e Tormenta, ¿mamá es comunista?—:
Non é verán de Estrella Damm
É o verán da working class
Collimos forzas todo o ano
para expropiarlles o verán
(No es el verano de Estrella Damm,
es el verano de la clase obrera
Juntamos fuerzas todo el año
para expropiarles su verano)
Desde el País Valencià, desde la comarca de la Safor, Zoo lo petó en 2014 con su disco Tempestes venen del sud. De sus canciones, Corbelles y El carrer de l’amargura han hecho cantar y bailar a miles de jóvenes cada año —tot el dolor de la vinya als rinyons, todo el dolor de la viña a los riñones—:
La gente de Ladilla rusa dice de Todos los días lo mismo que es “un himno obrero-rumbero para la clase trabajadora. Una historia sobre un sentir vulgar y corriente, pero universal: el verse puteado por un trabajo precario, rutinario y alienante”. Una canción de 2021 con el punto justo de ironía y rumba:
De fregar suelos, precariedad, alienación y tristeza habla la cantante Albany en Loyalty, pero las kellys de las islas Baleares hicieron su propia canción, Housekeeping!:
Que toma toma, toma tú la fregona, toma
yo no quiero dejar mi trabajo
pero así nos van a reventar
ay, no me pises lo fregao!
que si se planta las kellys este cuento se ha acabado
Sobre clase obrera pero también sobre ser racializado canta Morad en Seguimos, un músico que corre por los auriculares de los chavales:
Soy de la clase, la clase obrera
Los que odian porque suben por más que no quieran
Los que no quieren que se queden con to' lo nuevo
Los que no dependemo' del dinero de la cartera
Y sobre los trabajos considerados históricamente reproductivos —como si no fueran productivos también—, Roba Estesa compuso Les criades —no cusirem mai més els vostres botons, no coseremos nunca más vuestros botones—.
Momento punki
Ha llegado el momento de empezar a rascar en el baúl de los recuerdos. Antes de llegar a la mítica Forjarien kanta del grupo vasco Oskorri, Hechos contra el decoro hicieron mover las caderas hace más de veinte años con Qué te voy a contar, de su disco Danza de los nadie, donde cada pieza es un tesoro.
Qué sabes de mi vida,
y qué te voy a contar
no te he visto nunca
y te conozco bien
como la moneda esto tiene dos caras
por un lado el obrero
y por otro el burgués
Pero si buscamos un clásico, es este: “Escuchas el despertador, el odio entra ya en acción, te vas a despertar para ir a trabajar”, A currar, de Ostia Puta. Probablemente nadie superó —ni La Polla— esta obra maestra de la música punki del Estado.
Hay otras canciones, claro: la versión de A la huelga! de los vallisoletanos Puagh, que tocaron en cada centro social y ateneo libertario de los años 90 —la canción original la compuso Chicho Sánchez Ferlosio en 1963—. La clase obrera de Potato, El parado y la cocina sin pagar de Maniática, Terrorismo laboral de Kuero, Perra vida de Sociedad Alkoholika y Amigo, si quieres currar, de La Polla.
Pero hoy es el día de resaltar Héroes de la clase obrera, de Lendakaris muertos, cuya moraleja recuerda que no todo es oro lo que reluce —afíliate bien, lucha con compañerismo—.
Trabajo en la Volskwagen
pa comprarme un Mercedes
He pedido un crédito
para irme de vacaciones
Hoy he tenido un sueño
seré del sindicato
la vanguardia de la lucha
currar menos que un funcionario
Pisaré al camarada
pa llegar a lo más alto
Llegaré a liberado
liberado de currar
Somos héroes!
Héroes de la clase obrera
Luchamos por el derecho a meter más horas extras
Somos héroes de la clase obrera
En el día 1 de Mayo nos quedamos en la cama
Aunque si buscamos un poco de tralla actual de la buena, no hace falta más que echar un vistazo a The Baboon Show: Nothing to lose, we all got to die (nada que perder, vamos a morir todos), en Work, work, work.
Bonus track para las personas que trabajan en el arte, que son autónomas, y que, aunque esta canción no hable de sus tristes condiciones materiales de vida, trata del proceso de creación y es preciosa. Katedral bat, de los enormes y ya extintos Berri Txarrak, que seguro que tocarían La Internacional (Eugène Pottier, 1871) con la misma pasión que han compuesto su música.
Como dijo el valenciano Ovidi Montllor en 1974 sobre las clases, Va com va. Pero este artículo terminará con esta canción de Nacho Vegas, Vinu, cantares y amor, de la cual la cantante Anari hizo el pasado año una versión en euskera para despedir el gaztetxe de Zarautz. Porque ya está todo dicho, y porque como dice Vegas:
Si nun hai vinu, cantares y amor
Esta nun ye la mío revolución
Si no hay sangre bombeando en nuestros corazones
Tan rojos como un Cabernet Sauvignon
Si no hay miles de voces cantando a un tiempo
Y que juntas retumben igual que un cañón
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Despedido siendo sindicalista de CNT en su trabajo, ha seguido con la musica desde entonces e incluso ha realizado una pelicula. Os dejo un tema: https://youtu.be/pdSK983EHGo