Nuevas formas de acoger y permanecer en el interior de Calabria

Ecoturismo, producción de hortalizas y quesos para refugiados y jóvenes calabreses que deciden no abandonar el territorio.
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Alice Pistolesi ilmon Tesfalem junto a dos empleados de la cooperativa Jungi Mundu que se ocupan del cultivo de algunas parcelas de tierra y de la granja didáctica.
18 oct 2025 15:00

En el interior de Locride y en la llanura de Gioia Tauro, en el sur de Italia, se están probando nuevas formas de permanecer. Caminos que involucran a jóvenes locales y refugiados que han elegido este territorio como su nuevo hogar. Se produce queso, se cultivan hortalizas ecológicas y se invierte en ecoturismo. Para ello, se han creado dos cooperativas: una agro-quesera y otra que desarrollará una vía cicloturística en la región de Calabria, entre Camini y San Ferdinando. Será una ruta de más de 70 kilómetros que conectará el mar Tirreno y el mar Jónico.

El proyecto que ha llevado a la creación de las dos cooperativas está financiado por Mediterranean Hope y cuenta con la participación de la cooperativa social Eurocoop Servizi Jungi Mundu y los municipios de Camini y Cinquefrondi. “La idea es combinar la acogida, el trabajo digno, el turismo sostenible y la reurbanización de las zonas interiores despobladas”, explica Francesco Piobbichi, responsable del proyecto. 

Trabajar las tierras abandonadas

Uno de los objetivos del proyecto es recuperar los terrenos abandonados para utilizarlos en la producción de hortalizas para la nueva cooperativa agrícola. Filmon Tesfalem, de 35 años y origen eritreo, será uno de los protagonistas de la futura Jungi Terra. Llegó a Camini en 2014 y fue el primer refugiado en comprar una casa en el pueblo, donde vive con su mujer y sus tres hijos; se dedica al cultivo de las tierras de la cooperativa y de una pequeña parcela de su propiedad. “Me encanta trabajar la tierra y cuidar de los animales. Desde hace algún tiempo, produzco miel y me he formado en la elaboración de quesos”.

Filmon heredó de su padre la pasión por la agricultura y la ganadería, que en Eritrea poseía varias parcelas, abandonadas cuando se vio obligado a huir junto con sus hermanos.“La cooperativa agrícola —continúa Piobbichi— suministrará productos ecológicos que los visitantes podrán comprar en verano, pero también en invierno, a través de una red solidaria de compra activa durante todo el año”.

Una vía ciclista que unirá dos mares con el objetivo de impulsar el turismo en el interior

La segunda cooperativa se encargará de la definición de una ruta ciclista que conectará varios pueblos de Locride: Camini, Cinquefrondi, Riace, pasando por Mongiana y Rosarno y que llegará hasta San Ferdinando. A lo largo del recorrido, que discurre por carreteras ya existentes y poco transitadas, se instalarán varios puntos de recarga para bicicletas eléctricas, que se pondrán a disposición de los ciclistas-viajeros.

Cinquefrondi será uno de los ejes centrales. “Uno de los problemas más graves de nuestros municipios —explica Michele Conia, alcalde de esta localidad— es la despoblación. La mayoría de los jóvenes dan por sentado que tienen que marcharse, ni siquiera lo cuestionan”. Los territorios de Locride y Piana di Gioia Tauro se encuentran entre los más afectados por la despoblación y han perdido aproximadamente un tercio de sus habitantes desde la Segunda Guerra Mundial hasta la actualidad.Según el alcalde, que ha sufrido cuatro amenazas por parte de la mafia, la última de ellas en el mes de septiembre, “al conectarnos con otros municipios y con las distintas instituciones, conseguiremos dar motivos a los jóvenes para que se queden y romperemos también el esquema de la criminalidad organizada, que pretende dejar nuestros territorios aislados y con servicios deficientes”.

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El centro de Cinquefrondi con uno de los murales inaugurados en 2025. Alice Pistolesi

Entre los que han decidido quedarse o volver al terminar sus estudios, se encuentra Iolanda Talotta, una joven de 27 años que se acercó al proyecto después de la asamblea pública de presentación. Después de terminar sus estudios en la Facultad de Letras, primero en Messina y luego en Roma, la joven decidió volver a casa. “Creo que mis raíces son demasiado profundas; y nunca he sido capaz de marcharme de verdad. Creo que Calabria tiene un gran potencial y que es tarea de los jóvenes crear trabajar en nuevas oportunidades para quedarnos”. En la nueva cooperativa Junji Mare, formada por una decena de jóvenes de la zona y refugiados, Iolanda se ocupará principalmente de la promoción y la comunicación. “Estamos terminando el periodo de formación; y durante el invierno pondremos a punto el resto para estar operativos y empezar a recibir turistas y visitantes a partir del próximo verano”. Entre las personas involucradas en el proyecto se encuentra también Asib Bukari, de 21 años, de origen pakistaní, que vive con sus padres y sus cuatro hermanos en Camini. “Estoy entusiasmado —explica— por formar parte de esta nueva aventura. Siento que estamos creando algo grande”.

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Asib Bukari, de 21 años y origen pakistaní, es mediador de la cooperativa Jungi Mundu y formará parte del proyecto de ecoturismo. Alice Pistolesi

En Cinquefrondi, al igual que en otros pequeños municipios del interior de Locride y la llanura de Gioia Tauro, la experiencia turística es prácticamente una novedad: de hecho, aquí el turismo no llega debido a la falta sustancial de transporte público y a la escasez de servicios ofrecidos.El turismo, en cambio, no es una novedad para Camini donde, a través de la cooperativa Eurocoop Servizi Jungi Mundu (que en dialecto local significa “une el mundo) y desde el 1998, se están experimentando diversas formas de turismo ético y sostenible al tiempo que se proporcionan nuevas forma de acoger a las personas que llegan al territorio.

 Una acogida en diferentes direcciones

La familia de Asib es una de las muchas que decidió establecerse en este pequeño pueblo ya hace algún tiempo. “A lo largo de los años, he visto cómo Camini ha cambiado”, cuenta Asib, ahora mediador de la cooperativa Junji Mundu. Su padre dirige el taller de sastrería, mientras que su hermano menor trabaja en la emisora online del pueblo, que se puso en marcha en verano. “Cada uno aporta su granito de arena a un proyecto colectivo”, explica.

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Adi y Fatima en la radio web inaugurada en verano en Camini, que da voz a los refugiados y a la población local. Alice Pistolesi

Aquí, son muchos los refugiados que han decidido quedarse, y que han conseugido traer a sus familias o que han formado otras nuevas. Muchas personas trabajan en los once talleres artesanales activos en el pueblo, en la recepción turística y, en breve, también en las dos nuevas cooperativas que tendrán su sede en Camini, pero que involucrarán también a personas de los municipios de la zona. Se han recuperado cientos de casas y estructuras, que se utilizan tanto para la acogida como para turistas y viajeros.“A lo largo de los años —cuenta Cosmano, albañil de 63 años, originario de Camini— hemos rehabilitado decenas de casas abandonadas y en ruinas, dándoles una nueva vida. Cuando Junji Mundu comenzó a trabajar, la escuela estaba cerrando por falta de alumnos. En pocos años hemos pasado de 200 a unos 800 habitantes. Estoy orgulloso de ver cómo mi pueblo se está transformando”.

Algunas de las casas rehabilitadas en Camini y las que se están renovando en Cinquefrondi se utilizarán en el nuevo proyecto turístico, pero no solo eso. De hecho, varias se convertirán en alojamientos para proyectos de acogida de refugiados o residencias para los jornaleros que trabajan en los campos, en particular en Rosarno, durante varios meses al año. Mediterranean Hope lleva trabajando en el llamado “asentamiento digno” desde 2021, cuando se inauguró en Rosarno el albergue Dambe So, que acoge cada año a unos 70 jornaleros dedicados a la recolección de naranjas. “Hoy en día —explica Francesco Piobbichi— disponemos de 17 apartamentos, con un total de 80-90 plazas. Los alojamientos permiten a las personas obtener la residencia y, por lo tanto, renovar el permiso de estancia, además de vivir en un lugar saludable y digno”.

Estos asentamientos están vinculados a la tierra, pero también al turismo. “Nuestra intención es unir el desarrollo de las zonas interiores con el derecho a permanecer de los jóvenes de estas zonas, y proporcionar la acogida generalizada de los trabajadores temporeros y los refugiados que han decidido quedarse tras la fase de acogida. Para que tengan sentido en su conjunto, todas estas acciones deberán estar conectadas y funcionar en sinergia”, explica para El Salto. Una idea a largo plazo que combina varios planes y proyecta nuevos futuros.

El artículo también se publicó en el medio italiano Altreconomia.

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