Palestina
Santiago González: “El riesgo que asumimos en la Flotilla es infinitamente menor que el que sufren los palestinos”
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Apenas un mes después del asalto israelí al buque Madleen, un nuevo navío de la Coalición de la Flotilla de la Libertad, el Handala, ya navega rumbo a Gaza. Se trata de otro intento por romper el bloqueo israelí y transportar ayuda humanitaria a los dos millones de gazatíes que sobreviven en la Franja.
Este viejo barco pesquero noruego, reconvertido en un “barco de ayuda civil”, partió del puerto italiano de Siracusa el pasado domingo 13 de julio. A bordo, una veintena de activistas de diversas nacionalidades: noruegos, italianos, la eurodiputada francesa Emma Fourreau (del partido Francia Insumisa), y una nutrida delegación estadounidense que incluye a judíos antisionistas.
Entre ellos se encuentra el activista español Santiago González Vallejo, quien atiende a El Salto desde el puerto de Gallipoli, última parada del Handala antes de recorrer los 1.800 kilómetros que separan la costa italiana de Gaza. Economista ya jubilado, González Vallejo cofundó el Comité de Solidaridad con la Causa Árabe (CSCA) y se ha destacado por investigar y denunciar a varias empresas españolas, como la vasca Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), por su mantener negocios con la ocupación israelí.
El activista se declara “tranquilo” y “animado”: “Veo esto como una obligación. Somos voluntarios y sabemos que existe un riesgo, pero es infinitamente menor al que sufren los palestinos. Merece la pena si logramos llevar un hilo de esperanza al pueblo palestino y desenmascarar la complicidad de los gobiernos”, asegura.
Desde Gallipoli, ¿qué sensaciones tenéis, sois optimistas con poder llegar a Gaza tras el secuestro del Madleen?
Aquí todos somos voluntarios y voluntarias internacionalistas y defensores del derecho internacional y de los derechos humanos. Nos mueve nuestro compromiso. Independientemente de lo que ocurra, de qué podamos llegar a Gaza o no, después del Handala va a haber otro barco. Estamos haciendo lo que los gobiernos deberían hacer. Tenemos que reclamar a nuestros gobiernos que cumplan sus obligaciones de defensa del derecho internacional frente al poder de la fuerza. Palestina es el termómetro entre un mundo civilizado o la barbarie del imperialismo y de los matones que actúan impunemente.
Mientras dure la ocupación seguirá habiendo barcos de la flotilla.
Así es, de hecho, si no hay más barcos no es por un problema de voluntarios. Voluntarios sobramos. Nuestro cuello de botella siempre ha sido económico. Aun así, con nuestros recursos limitados hemos conseguido que zarpen tres barcos este 2025 contando el Madleen en junio y ahora el Handala.
¿Está en contacto con el Gobierno de España?
Sí, a través de la organización española Rumbo a Gaza estamos en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores.
¿Cómo valora la respuesta de las autoridades españolas tras el asalto del Madleen y ahora con el Handala? Ellos insisten en que sus servicios consulares están siempre listos, pero señaláis que eso no es suficiente.
Que ofrezcan sus servicios consulares es lo mínimo, es su obligación ponerlos a nuestra disposición cuando somos detenidos. Pero la verdadera pregunta es por qué deja que seamos detenidos ilegalmente. Queremos que el Gobierno formalice el fin del comercio de armas y que sancione a las empresas cómplices españolas, como CAF y las demás mencionadas en el Informe de Francesca Albanese [en referencia al último informe publicado por la Relatora de las Naciones Unidas]. Todo eso está al alcance del gobierno español, pero se justifica para no hacerlo en un imposible consenso europeo. Es un doble rasero.
Desde 2008, la Flotilla ha lanzado decenas de iniciativas como esta, la inmensa mayoría no consiguieron llegar a Gaza. En 2010 el ejército israelí asesinó a 10 activistas turcos y hace solo un mes asaltaron el barco Madleen. ¿Cómo os estáis preparando para un posible abordaje por parte de Israel?
Estamos haciendo ejercicios colectivos para consolidar el grupo. Venimos de diferentes países y muchos no nos conocíamos de antes. Hemos tenido charlas con las experiencias de anteriores misiones y sus desenlaces. Por último, desarrollaremos ejercicios de simulación de comportamiento no violento en caso de abordaje. Tenemos abogados que nos representarían en caso de secuestro israelí. Tenemos moral y convicción de hacer lo correcto. La desgracia es que nuestros gobiernos saben que vamos en un barco pacífico y su trazado y aun así va a dejar que Israel nos aborde. Es posible que esta expedición sea aprehendida por los piratas israelíes, pero es una gota más para que algún día se acabe el cinismo de nuestros gobiernos.
Transportáis ayuda humanitaria que cualquier caso es insuficiente para paliar la situación crítica que vive la población gazatí. ¿Qué tipo de ayuda transporta el Handala?
La ayuda es testimonial ante las necesidades que los palestinos tienen. Nuestro objetivo es fundamentalmente visibilizar lo que está ocurriendo. Llevamos alimentación infantil, alimentos y elementos ortopédicos. Que es también una forma de denunciar el siniestro balance de amputaciones que los israelíes provocan a la población palestina desde hace años.
¿Cómo han sido los primeros días de travesía antes de llegar a Gallipoli, vuestra última parada antes de Gaza?
Los colectivos locales de Augusta, Catania o Gallipoli que nos han recibido han sido extraordinarios. Allí donde hemos parado nos hemos sentido acogidos. Hay una comunión con ellos. Todos rechazamos la política militarista y de despilfarro del 5% de la OTAN; creemos que nuestra obligación es estar y apoyar los derechos humanos, de todos, de las personas vulnerables, de los inmigrantes y contra los discursos del odio. También está muy presente la solidaridad con Francesca Albanese, la Relatora de las Naciones Unidas que ha dibujado la responsabilidad de las empresas en la ocupación y el genocidio.
¿Qué mensaje específico quiere transmitir al gobierno y al pueblo español?
Queremos que se pase de declaraciones valientes a hechos y al BOE. Ya vamos tarde en impedir el comercio de armas, el comercio con los asentamientos, o la prohibición de la importación agrícola dado que Israel se dopa con el agua Palestina. También exigimos que el gobierno forme parte del Grupo de La Haya que está denunciando internacionalmente a Israel. Pero, sobre todo, la flotilla no tendría razón de ser si los gobiernos cumpliesen con sus obligaciones; con el derecho internacional y con el derecho humanitario. Nosotros si estamos defendiendo y ejerciendo esos derechos.
De lograr llegar a Gaza, ¿qué planes tenéis para la entrega de la ayuda y su comunicación al mundo?
Los voluntarios nos abrazaríamos a los palestinos. Sería el mensaje de que no están solos. Nuestro barco, antiguo pesquero, estaría a su disposición con toda la ayuda. La Flotilla no acepta que Israel, con la complicidad occidental y de otros países cercanos, imponga el cuándo, cómo, dónde y a quién se puede ayudar.
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