Bolivia: la venganza de la Media Luna

Estamos ante la respuesta viril y torpona de aquellos que temen perder sus privilegios. Estamos ante una ofensiva oligárquica, frustrada por la imposibilidad de derrotar al MAS en las urnas. Estamos, en definitiva, ante la venganza de la Media Luna.

Movilización Bolivia año 2000
Anouk Garrigues Desde el año 2000, el movimiento indígena sacudió los cimientos del Estado boliviano.

La imagen es grotesca. Dos mujeres sosteniendo la Biblia en alto, flanqueadas por militares. Señores de facciones impertérritas junto a políticos opositores que estiran todos y cada uno de los músculos de su rostro en un alarde de impostada solemnidad. Hombres y mujeres impecablemente disfrazados blandiendo un libro exageradamente grande, algo zarrapastroso y poco cuidado, como si se quisiese destacar su sacrosanta utilidad. ¿Quién puede sostener semejante mamotreto?, me pregunto. Golpistas, vaya.

“Sí se puede”, se llega a escuchar en la procesión previa que avanza por las calles de La Paz hasta la Asamblea Legislativa Plurinacional, como si de una secta ultracatólica deseosa de evangelizar a la mayoría indígena se tratase. En realidad, algo de eso está presente.

La nueva tendencia que asola América Latina: la autoproclamación de presidentes ilegítimos, figuras dantescas cuya parafernalia y proclamas están lejos de ser inocuas

¿Sí se puede, el qué? Dar un golpe de Estado, eso se pudo. O al menos se está pudiendo, en parte por la inacción de la comunidad internacional y la connivencia de la administración estadounidense. La imagen anteriormente descrita es grotesca, sí, pero no tanto como la nueva tendencia que asola América Latina: la autoproclamación de presidentes ilegítimos, figuras dantescas cuya parafernalia y proclamas están lejos de ser inocuas. Se dan discursos rimbombantes, apelaciones grandilocuentes a significantes de pueblo o patria; retahílas de palabros sobre la libertad y la paz e irresponsables incitaciones a la violencia indiscriminada. El desorbitado tamaño de su Biblia es inversamente proporcional a la fuerza de sus razones.

El golpe de Estado en Bolivia es una evidencia incontestable, más allá de las simpatías ideológicas que cada uno profese —y más allá, por supuesto, de la tibieza mostrada por algunos académicos y medios de comunicación—. Al putsch político-cívico rápidamente se sumaron los cuerpos de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas del país.

La mayoría de análisis de emergencia han hecho hincapié en el aspecto socioeconómico y racial de la insurgencia de la derecha boliviana, pero se ha dejado de lado un tercer elemento que aborda los otros dos, y que en buena manera los explica y resume: el clivaje territorial.

Bolivia era ya un país fracturado antes de que algunos osasen en llevar la violencia —y la Biblia— al Palacio de Gobierno: por un lado, el oeste andino y pobre; por otro, un flanco oriental blanco y rico

Bolivia era ya un país fracturado antes de que algunos osasen en llevar la violencia —y la Biblia— al Palacio de Gobierno en La Paz, ya que la mayor brecha del país se adaptaba al propio territorio boliviano. Por un lado, el Oeste andino y pobre; por otro, un flanco oriental blanco y rico. A un lado, la identidad colla; al otro, la camba. La geografía tiene mucho que ver con la triste actualidad boliviana.

La parte oriental del país coincide con los departamentos ubicados en la región de los llanos: el Departamento de Tarija y los departamentos del Oriente boliviano, que incluye a Beni, Pando y Santa Cruz. A esta macrorregión se le conoce popularmente como la Media Luna y ha desempeñado un rol clave en la política interna de Bolivia, especialmente tras la llegada de Evo Morales a la presidencia en el año 2005. Esta zona, cuya relevancia económica es crucial, supone casi la mitad del PIB boliviano a pesar de tener poco más de un tercio de la población total del país. Así, el PBI per cápita es muy superior al del resto del territorio, y su índice de desarrollo humano (IDH) está por encima de la media latinoamericana.

En el otro costado del país se encuentran los departamentos de Cochabamba, Potosí, Oruro y La Paz. A pesar de contar con el peso de La Paz como centro político, cultural y financiero de Bolivia, la influencia económica de la región es considerablemente menor a la de la Media Luna. Además, la zona occidental de Bolivia cuenta con una amplia mayoría de población indígena, principalmente provenientes de las etnias quechua y aymara: mientras que en el departamento de Santa Cruz tan solo un quinto de la población en indígena, en el de Potosí roza el 70%.

Esta confrontación se puede comprobar en cómo el establishment político y económico de la Media Luna observó con pavor las transformaciones que acometió el Movimiento al Socialismo

La Media Luna tiene en Santa Cruz de la Sierra a su ciudad más grande y al centro neurálgico de sus tensiones políticas. En sus tierras también se encuentran importantes yacimientos de gas y enormes llanuras agroganaderas, y esto les ha servido a sus élites para chantajear constantemente a la nueva institucionalidad del MAS, siempre bajo la amenaza de declarar la autonomía regional y desatar los disturbios en las calles. El establishment cruceño ha intentado proyectar una imagen de sí mismo como defensor de los sectores progresistas y productivos, a diferencia de las tierras altas occidentales, continuamente bloqueadas por las movilizaciones populares y los cortes de carreteras.

Esta confrontación se puede comprobar en cómo el establishment político y económico de la Media Luna observó con pavor las transformaciones que acometió el Movimiento al Socialismo. La Constitución del año 2008, la declaración de la plurinacionalidad del Estado y la dignificación del indigenismo supusieron un enorme golpe de efecto positivo en el ánimo general del país, así como, en paralelo, un golpe muy duro para los ánimos racistas del Oriente boliviano.

El proyecto de estas élites históricas se refuerza con un aparataje ideológico que identifica la identidad camba, similar a la ladina en Guatemala, con la noción de una nación diferenciada de la idea andina que proyecta el otro flanco del país. Aunque en un principio se asociaba lo camba al mestizaje, en los últimos años esta identidad se ha transformado y adaptado para referirse a aquellos con la piel más blanca y a su proyecto de patrimonialización de Bolivia.

El nacionalismo camba, de corte reaccionario, ha abrazado la vía armada en numerosas ocasiones, además de agotar la vía de la crispación en cada disputa con La Paz en aras de su “propiedad inalienable” de los recursos naturales cruceños. Asimismo, se ha creado un antagonismo constitutivo con las poblaciones de origen aymara y quechua de la región oriental. Luis Fernando Camacho, el Bolsonaro boliviano y figura central del golpe, representa el producto perfecto de esta lógica.

Para ilustrar esta delimitación de las “dos Bolivias”, sirva la siguiente polémica protagonizada por la ganadora nacional del certamen de belleza del año 2004, al ser preguntada por los prejuicios acerca de su país:
“Desafortunadamente, la gente que no sabe mucho sobre Bolivia piensa que todos somos indios del lado oeste del país, es La Paz la que refleja esa imagen, esa gente pobre y gente baja y gente india y... Yo soy del otro lado del país, del lado este, que no es frío, es muy caliente; nosotros somos altos y somos gente blanca, y sabemos inglés así que este concepto erróneo de que Bolivia es sólo un país «andino» está equivocado. Bolivia tiene mucho que ofrecer y ése es mi trabajo como embajadora de mi país, dejar saber a la gente la diversidad que tenemos”.

En esta misma línea, el panfleto fundacional de la Nación Camba, un grupo de corte ultraderechista, destaca que se conoce a Bolivia como “una especie de Tíbet Sudamericano constituido por las etnias aymara-quechua, atrasado y miserable, donde prevalece la cultura del conflicto, comunalista, pre-republicana, iliberal, sindicalista y conservadora”. En esta retorsión racista, el panfleto va más allá y se victimiza como “colonia interna”, aludiendo a la defensa de sus excedentes económicos.

Para finalizar, los cambas emplean la lógica del desarrollo para hacer frente al centralismo burocrático de La Paz: nosotros, el progreso; ellos, la cultura del subdesarrollo. En ocasiones se ha llegado a hacer uso de comparaciones caricaturescas, tomando como ejemplo movimientos de liberación nacional como el de Timor Oriental o el Kurdistán, que contrasta con la equivalencia de la cruceñidad con los valores empresariales y la “audacia pionera”. Un relato nacional siervo del ventajismo económico.

Jeanine Áñez, la segunda vicepresidenta del Senado que ha usurpado la presidencia, dijo en el inicio de legislatura que su gran miedo era que Bolivia se convirtiera en el Kollasuyu que tuviera como enseña la whipala, la bandera indígena

Esta retórica nativista y emprendedora, una suerte de patraña intelectual que da barniz al egoísmo y miedo de la oligarquía boliviana, ha encontrado su contrapeso en el discurso del nacionalismo aymara promovido por una parte del sindicalismo indígena, que opone a los indios contra las clases altas blancas —el q’ara o los “sin pelo”— y reivindica una reconstrucción de Kollasuyu, una región del Imperio Inca. Este no es en ningún caso el sentir mayoritario de las poblaciones indígenas, pero sí refleja el problema sistémico que resulta de intentar otorgar sentido a la maltrecha identidad boliviana. Es más, Jeanine Áñez, la segunda vicepresidenta del Senado que ha usurpado la presidencia, dijo en el inicio de legislatura su gran miedo era que Bolivia se convirtiera en el Kollasuyu que tuviera como enseña la whipala, la bandera indígena. Nada más lejos de la realidad: la apuesta más respaldada por la población indígena es la de abrazar la whipala como la insignia que vertebre un proyecto plurinacional inclusivo, el boliviano, que mantenga el rojo, amarillo y verde del emblema estatal. La misma whipala multicolor que es agraviada, quemada y vejada por los golpistas.

El regionalismo cruceño y sus constantes amenazas de secesión representan la cobardía histórica de unas élites incapaces de procesar el proyecto de transformación social, política y económica emprendido por Evo Morales desde el poder. “Mi gran delito es ser indígena”, ha sentenciado desde su exilio mexicano. El golpe de Estado supone la reformulación de una ofensiva estructural contra la mayoría de la población, cruzada por intereses económicos, clivajes geográficos y retóricas racistas. Estamos inmersos en un nuevo capítulo de esa misma huida hacia delante, aunque esta vez parece que la oligarquía ha tomado la delantera por la vía de la fuerza y con la connivencia de la comunidad internacional, impasible ante un golpe de estado que devuelve a América Latina a sus tiempos más oscuros. Estamos ante la respuesta viril y torpona de aquellos que temen perder sus privilegios. Estamos ante una ofensiva oligárquica, frustrada por la imposibilidad de derrotar al MAS en las urnas. Estamos, en definitiva, ante la venganza de la Media Luna.

Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 9
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. Un espacio abierto a la participación. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en los blogs.
Ver listado completo

Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Diversos fondos de origen israelí están presentes en proyectos urbanísticos de Málaga influyendo en la turistificación de la provincia mientras se enriquecen con la ocupación de Palestina
Región de Murcia
Belinda Ntutumu
“La violencia racista no parará mientras Vox pueda presentarse a elecciones”
La cofundadora de Afromurcia señala a los discursos de Vox como causantes de la violencia racista de Torre Pacheco y califica de “laxa” la respuesta institucional: “Deberían haber impedido que los disturbios continuaran durante tres días”.
Palestina
La coordinadora europea contra el antisemitismo dice que los informes sobre la hambruna en Gaza “son rumores”
Katharina von Schnurbein es la encargada de proteger a Israel en las discusiones que esta semana tienen lugar sobre el acuerdo preferencial que la UE tiene con el Estado sionista.
Palestina
Más de mil caras conocidas de la cultura exigen al Gobierno que cese la venta de armas a Israel
Una carta dirigida al presidente del Gobierno por más de mil profesionales de la cultura considera que “mantener los negocios armamentísticos con Israel es complicidad activa con el genocidio”.
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
El jueves 17 de julio os esperamos en el CS “A Nubeira” de Vigo para presentar el último número de la revista El Salto.
Castellón
El BDS Castelló pide al FIB que facilite la devolución de entradas por su vinculación con KKR
El BDS y la Plataforma Castelló per Palestina piden al festival que se desvincule del fondo y que adopte un compromiso público para incluir el respeto por los derechos humanos palestinos en sus protocolos éticos.
Opinión
Torre Pacheco: el síntoma de un sistema agroexportador podrido
Se podría hacer un mapa de la llamada conflictividad social migrante y coincidiría, casi matemáticamente, con el de los polos agroexportadores.
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Después de un año de trabajo, lanzamos en julio la nueva web de El Salto, con un nuevo diseño, pero, sobre todo, con una nueva Zona Socias llena de ventajas para las personas que hacen posible El Salto con su apoyo.
Violencia machista
El 30% de los feminicidios íntimos se producen en verano pero no es el calor, es el patriarcado
El Ministerio de Igualdad convocó la semana pasada un comité de crisis tras los nueve asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas en junio. ¿Qué pistas da este dato sobre cómo orientar las políticas públicas?

Últimas

Opinión
Cuando una huertana llora: saquen sus racistas manos de nuestra región
Me aterra pensar que lo que ha sucedido en Torre Pacheco es el comienzo de algo peor, que es el primer síntoma de una enfermedad que hemos permitido que campe a sus anchas por nuestras regiones.
Análisis
La crisis por el ‘caso Cerdán’ empuja al PP y Vox por encima de los 200 escaños
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) señala una caída del PSOE, que apenas aprovechan los partidos a su izquierda, y un aumento de votos en la mayoría de PP y Vox
Cómic
Gotham como estado mental
Que Batman es el personaje del cómic de superhéroes más icónico del último medio siglo es algo a lo que también contribuye una iconografía del mal como forma urbana a la que responde la ciudad de Gotham, un estado mental en sí mismo.
Opinión
Día Internacional de las Personas No Binarias: no pedimos nuevos derechos, exigimos los que tenemos
Varios tratados internacionales permiten una interpretación favorable a reconocer a las personas no binarias. El Estado español incumple su deber de protección de estas personas.
Estados Unidos
Donald Trump amenaza a la Unión Europea con aranceles del 30% a sus productos a partir de agosto
Ursula von der Leyen ha respondido al anuncio de Trump insistiendo en la vía del diálogo pero anunciando que “tomarán todas las medidas necesarias para salvaguardar" sus intereses
Más noticias
Murcia
Colectivos antirracistas denuncian la impunidad de la ultraderecha en Torre Pacheco, donde sigue la violencia
En la localidad murciana se ha producido una segunda jornada de violencia racista, ultraderechistas de otros territorios se han unido a las “patrullas” para “limpiar España”.
Economía social y solidaria
¿Dónde está la juventud en la Economía Social y Solidaria? Un relevo que se teje entre retos y oportunidades
Cada vez más jóvenes se acercan buscando formas de vida y empleos coherentes con sus valores. Sin embargo, su participación sigue enfrentando barreras: precariedad, estructuras poco flexibles y falta de relevo real.
Río Arriba
Javier Guzmán: “Desde la izquierda falta la visión de que el derecho a la alimentación es un tema básico”
Nueva entrevista de Río Arriba en formato podcast donde hablamos de soberanía alimentaria, políticas públicas relacionadas con la alimentación, tratados de libre comercio y sus efectos sobre la agricultura, ganadería y alimentación.

Recomendadas

Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
Patricia Reguero Ríos, redactora de El Salto, presenta ‘Todo lo que pasó el día que me mordió mi hija’ (La Imprenta, 2025), un conjunto de relatos que desde lo individual apelan a lo colectivo y que se devoran con una mezcla entre ansiedad y placer.
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
La autora y psicóloga argentina pone en valor la amistad frente a los modelos relacionales centrados en la pareja y la familia. Tampoco le interesa la familia elegida: “Marca una línea muy clara entre lo que pertenece y lo que no”.
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
La red de reciclaje en Barcelona es de una complejidad casi hermética, más aún si hablamos de los recicladores informales, más conocidos como chatarreros. Salimos a la calle a entender una economía sumergida que está a la vista de todos.
Medios de comunicación
El futuro del periodismo no lo está escribiendo una máquina
El periodista Pablo Mancini, estratega dentro de The Washington Post, defiende una profesión aquejada de múltiples problemas. El primero, y más crucial, la deserción de miles de personas que ya no quieren estar informadas.
Comentarios 9

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...