Antiespecismo
Las plantas no sufren

Como la tesis antiespecista se hace cada vez más convincente, los consumidores de carne más fervientes se ponen nerviosos y se obstinan en querer demolerla. Hasta ahora, sus objeciones claramente no han logrado desmantelar el antiespecismo. Según una de las más comunes, las plantas también son sensibles y por lo tanto sufren.

¿Las plantas sufren?
¿Las plantas sufren? Foto Fran Hogan
Malou Amselek Jaquet
24 sep 2020 21:11

Si los vegetales tienen esta característica, en virtud de la cual los antiespecistas atribuyen derechos a los animales, entonces ya no deberíamos comer carne ni verduras. En realidad, esta objeción sólo muestra una cosa: sus autores no comprenden uno de los conceptos más básicos del antiespecismo, el de la sintiencia.


SINTIENCIA Y SENSIBILIDAD

Seamos caritativas. El término sensibilidad es vago y ambiguo. Se refiere tanto a la capacidad de reaccionar ante estímulos como a la capacidad de sentir cosas positivas o negativas. Por tanto, los animales no tienen el monopolio de la sensibilidad. Los termómetros también son sensibles. Cuando hace calor, su mercurio se expande. Las pantallas táctiles son sensibles. Están programadas para reaccionar al contacto con nuestros dedos. Los girasoles son sensibles. Se orientan según el sol. Específicamente, una fitohormona, la auxina, que favorece la multiplicación y la elongación celular, tiende a migrar hacia el lado opuesto al expuesto al sol. El crecimiento celular es entonces más efectivo en el lado sombreado del tallo. Esto tiene el efecto de inclinar la planta hacia el sol.

Claramente, si la sensibilidad, en el sentido de reactividad ante un estímulo, fuera un criterio para la posesión de derechos morales, sería inmoral apagar un teléfono en contra de su voluntad y decapitar los girasoles. Los termómetros rectales, por su parte, serían víctimas de abuso sexual. Obviamente, esto no es en absoluto lo que afirman los antiespecistas.

Termómetro de mercurio
Los termómetros de mercurio son sensibles a la temperatura y experimentan reacciones físicas

La sintiencia se refiere a la capacidad de experimentar subjetivamente cosas agradables o desagradables. Un individuo sintiente tiene experiencias conscientes agradables o desagradables. Siente dolor, placer, miedo, alegría y varias otras emociones; le importa lo que le pase. Debido a que las entidades sintientes tienen intereses, en el sentido de que ciertas cosas son buenas para ellas (por ejemplo, el placer) y otras malas (por ejemplo, el sufrimiento), también tienen derechos (como mínimo, a una cierta consideración de los intereses en cuestión). El criterio para la posesión de los derechos morales es, por tanto, la sintiencia y no la sensibilidad, no teniendo el sujeto sensible necesariamente intereses que se puedan tener en cuenta o que se refieren a la ética.

El término sintiencia es, por tanto, un neologismo útil, porque tiene el mérito de evitar esta ambigüedad. Sin embargo, alguna gente prefiere hablar de sensibilidad. El término “sensible” es ciertamente polisémico, pero, en uno de sus sentidos, designa precisamente la capacidad de sentir cosas agradables o desagradables, es decir, la sintiencia. ¿Por qué, entonces, introducir un neologismo? Aunque la palabra “sintiente” no está todavía incluida en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), aparece en la cuarta acepción de la entrada «sentir» del Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD) de la Real Academia Española. No es que las Academias tengan autoridad en la materia. Pero esta adición da fe de que las lenguas evolucionan de tal manera que ahora tienen dos términos que designan la característica que nos interesa. Uno de estos términos es polisémico; el otro monosémico. Así que mejor usar el segundo.

Entonces, ¿quiénes son los seres sintientes? Uno de los criterios de la sintiencia es la posesión de un sistema nervioso. Esto es lo que los defensores de los vegetales no saben o pretenden ignorar. Sin el sistema nervioso central, no hay experiencias agradables o desagradables. Pero ojo:  aunque esta condición es necesaria, no es suficiente. Todos los seres sintientes están dotados de un sistema nervioso central. Pero no todos los seres con tal sistema nervioso son sintientes. De hecho, para poder sentir dolor es necesario tener una anatomía particular.

En los seres sintientes, el sistema nervioso central está formado por el cerebro (que actúa como una torre de control) y una vasta red de nervios esparcidos por todo el cuerpo. La sensación táctil surge en receptores especializados ubicados debajo de la piel. Estos mecanorreceptores son sensibles (en el sentido de que responden a estímulos) a presiones mecánicas de bajas a moderadas; envían mensajes nerviosos a través de neurotransmisores al cerebro, que los interpreta como sensaciones táctiles. Cuando estos estímulos superan un cierto umbral y se vuelven susceptibles de dañar nuestros tejidos, por ejemplo, después de un mordisco, pellizco, rasguño o golpe, los nociceptores, estos receptores del dolor, se hacen cargo. Por tanto, es el cerebro el que interpreta los mensajes nerviosos como dolor.

HIDDEN - 6

Muchos animales cumplen las condiciones necesarias para la sintiencia, especialmente aquellos que explotamos para nuestro consumo. En 2012, trece neurocientíficos firmaron la Declaración de Cambridge, que estipula que muchos animales no humanos tienen una conciencia similar a la de los humanos (incluyendo experiencias agradables o desagradables). Las plantas, por otro lado, no tienen un sistema nervioso central. No son sintientes y, por lo tanto, no pueden ser objetos de prejuicios que sufrirían conscientemente. No tenemos deberes hacia los vegetales.

Las plantas no tienen un sistema nervioso central. No son sintientes y, por lo tanto, no pueden ser objetos de prejuicios que sufrirían conscientemente. No tenemos deberes hacia los vegetales.

EN CUANTO A LA INTELIGENCIA

Las plantas son capaces de reaccionar, de responder a ciertos estímulos, tales como sustancias químicas, la gravedad, la luz, la humedad, la temperatura, los niveles de oxígeno y dióxido de carbono, las alteraciones físicas, las ondas y el tacto. En su entorno, detectan la presencia de herbívoros y ajustan su morfología, fisiología y fenotipo en consecuencia. De forma todavía más impresionante, serían capaces de comunicarse. Se transmitirían información entre sí en forma de compuestos químicos, señales eléctricas, sonoras o hidráulicas.

Los amigos de las plantas suelen mencionar el caso de la acacia y el kudú. Recordemos los hechos. El kudú es una especie de antílope que se alimenta principalmente de acacias. En respuesta a sus atacantes, estas últimas aumentan su concentración de taninos en pocos minutos, sustancia que los vuelve ásperas en la boca, o incluso incomibles. El animal, asqueado, pasa a otro árbol, cuya concentración de taninos todavía es tolerable, o, más raramente, muere de hambre cerca de las acacias, el estómago lleno de hojas cuyo alto contenido en taninos habrá inhibido su digestión.

La acacia y el kudú
La acacia y el kudú

Las acacias modificadas bioquímicamente también secretan etileno, un compuesto volátil que luego es difundido por el viento a unos pocos metros. Las otras acacias ubicadas cerca captan el químico y, a su vez, comienzan a sintetizar taninos. Esto tiene el efecto de disuadir a los antílopes de comer las hojas de las acacias vecinas.

A la luz de estas observaciones, es tentador atribuir a las plantas capacidades mentales hasta ahora reservadas a los animales. Algunos botánicos llegan a hablar de su inteligencia. Pero si las plantas son inteligentes, nos decimos, tienen intenciones. Y, si tienen intenciones, es porque son sintientes, que sienten satisfacción cuando sus intenciones se satisfacen y frustración cuando sus intenciones se frustran.

No vayamos tan rápido. Como bien saben los especialistas, la explicación, en el marco de la teoría de la evolución, de la supuesta inteligencia de las plantas no presupone que tengan intenciones. La evolución de las plantas se basa en el mismo principio muy simple que el de los animales. Cuando un fenómeno promueve el éxito reproductivo, se generaliza.

Mutaciones genéticas ocurren esporádicamente en todos los seres vivos. Son el resultado de cambios en la secuencia del ADN que, aunque su frecuencia puede aumentar en presencia de mutágenos (químicos, rayos ionizantes, etc.), son aleatorios. Estas modificaciones conducen a cambios fenotípicos, que pueden afectar la apariencia física o la bioquímica de un individuo. Las mutaciones genéticas pueden ser perjudiciales, neutrales o beneficiosas según el entorno. En los dos primeros casos, la mutación desaparece después de unas pocas generaciones como máximo. En el tercero, debido a que proporciona a sus portadores una ventaja adaptativa, se transmite a la siguiente generación y se extiende gradualmente entre la población, hasta que se convierte en la norma.

La polilla del abedul de Manchester ilustra perfectamente esta idea. Esta mariposa de color claro vive en bosques de abedules, estos árboles de troncos claros ideales para camuflarse. Sin embargo, sucede que, tras una mutación genética aleatoria, un individuo porta un nuevo rasgo fenotípico: el color negro. Hablamos de melanismo. Este rasgo fenotípico no es beneficioso para nuestra mariposa, que, posada sobre su tronco blanco, se vuelve visible para los depredadores. A partir del siglo XIX, debido a la contaminación del aire por los residuos de la combustión del carbón, los troncos de abedules se volvieron más oscuros cerca de las ciudades. Colocadas sobre troncos negros, las mariposas mutantes estaban mejor camufladas que sus congéneres blancas. Debido a que su color ahora contrastaba con el de los troncos, estas últimas estaban a merced de los depredadores. Muy rápidamente, el 98% de las polillas se volvieron negras. Se había seleccionado el nuevo gen.

Este ejemplo muestra la ausencia de inteligencia o, al menos, de intención en este proceso. Las polillas de abedul individuales no tienen la intención de ser negras, y la especie de polillas de abedul no tiene la intención de evolucionar. Todo ocurre mecánicamente: primero una mutación aleatoria, que resulta adaptativa dado el entorno del insecto, luego la eliminación gradual de los individuos portadores del gen antiguo. Con la excepción de las especies resultantes de la domesticación humana, todas las especies actuales, incluidas las plantas, son el resultado de una selección aleatoria y no intencionada.

La reacción de las acacias ante al kudú sigue la misma lógica. En una fase inicial, las acacias no produjeron ni tanino ni etileno. Como resultado de un conjunto de mutaciones genéticas aleatorias, algunos árboles han adquirido un nuevo rasgo fenotípico: la disposición de producir etileno en contacto con la saliva del kudús. Incidentalmente,  este gas volátil provoca una modificación en la bioquímica de las hojas, que luego producen tanino. Dado que a los antílopes no les gusta el tanino, los árboles mutantes escapan a sus depredadores. Poco a poco, reemplazan a los árboles que no portan los genes mutados.

Al igual que con la polilla del abedul, el proceso no implica ni inteligencia ni intención. Es estrictamente mecánico. Las acacias individuales no tienen la intención de producir etileno, y la especie de las acacia no tiene la intención de evolucionar para producir etileno. Simplemente, se produjo una combinación de mutaciones aleatorias, que resultó ser adaptativa dado el entorno de la planta, de modo que los individuos portadores de los genes antiguos desaparecieron gradualmente. Las especies están sometidas a presiones selectivas de la misma manera que el agua está sometida a la gravedad.

¿Realmente podemos hablar de comunicación? Si la comunicación supone intención, entonces las acacias obviamente no se comunican. Sin embargo, tal vez se comuniquen en un sentido más flexible, donde la comunicación se reduce a un simple intercambio de información. Ésta es básicamente una cuestión estrictamente terminológica. Pero una cosa es cierta: en este segundo sentido, la comunicación no presupone intención, ni por tanto sintiencia. No más que la supuesta inteligencia de las plantas, sus habilidades comunicativas no pueden conferirles el menor estatus moral.

CONCLUSION

A pesar de toda la buena voluntad del mundo, no es fácil evitar errores de juicio, malas interpretaciones. Valoramos fácilmente nuestras intuiciones y percepciones. En sí mismo, no hay nada de malo en eso. La mayoría de las veces, resultan ser correctas. Sin embargo, es preciso recordar el origen evolutivo de muchas de nuestras intuiciones. La evolución ha fomentado en los animales (incluido en los defensores de las plantas) un sistema de pensamiento rápido, automático y emocional que les permitían satisfacer sus necesidades inmediatas (comer, protegerse y procrear). Nuestro funcionamiento cerebral, moldeado a lo largo de millones de años, opta, por tanto, por atajos mentales que fueron útiles en su tiempo. Sin embargo, nuestra forma de vida ha cambiado mucho y nuestro sistema de pensamiento ya no es adecuado en algunos aspectos. Los sesgos cognitivos resultantes contaminan nuestros juicios.

El sesgo de intencionalidad, conocido también como la ilusión de agencia externa es un ejemplo de sesgo cognitivo bien conocido. Consiste en encontrar causas intencionales a los eventos naturales. Concretamente, tendemos a ver agentes detrás de los fenómenos que escapan a nuestra comprensión. Por ejemplo, podemos ver rostros en las formas de nubes perfectamente difusas. Este fenómeno psicológico, conocido como “pareidolias”, explica la aparición del pensamiento religioso. La tormenta fue precedida por la presencia de una nube que parecía un rostro humano. Así que debe haber sido causado por una criatura humanoide. ¿Por qué no un dios?

Pero el sesgo de intencionalidad también explica por qué la gente atribuye intenciones a las plantas. Así como los humanos antiguos no sabían nada sobre meteorología, a veces tenemos dificultades para integrar las explicaciones evolucionarias de los fenómenos naturales - y mucho menos las explicaciones evolucionarias de la psicología humana. No es de extrañar, entonces, que percibamos intenciones donde, de hecho, solo hay reacciones bioquímicas resultantes de la selección natural.


L'AMORCE
El artículo fue publicado originalmente en L'AMORCE, revista antiespecista francesa.
Traducido por la autora para Infoanimal.


Sobre este blog
INFOANIMAL es una revista #antiespecista cuyos contenidos están encaminados a difundir de la forma más rigurosa que nos sea posible noticias, información, datos e imágenes para ayudar a las personas a autocuestionar sus hábitos #especistas. El objetivo de INFOANIMAL magazine es cuestionar la utilización y explotación de los animales por parte del ser humano. Ofrecemos artículos, reportajes e imágenes de calidad sobre la explotación animal con el objetivo de crear un debate en la sociedad que ponga fin a la discriminación arbitraria contra los animales no humanos.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Océanos
Activismo marino Dinamarca extiende la detención de Paul Watson
Se extiende la detención de Paul Watson en Groenlandia hasta el 2 de octubre. Enfrenta cargos que podrían llevarlo a Japón y una condena de hasta 15 años si es extraditado.
Veganismo
Veganismo Nace el Rivas Vegan Fest, el primer festival vegano del sureste de Madrid
El evento solidario, que tendrá lugar este sábado en la Casa de las Asociaciones de Rivas Vaciamadrid, busca recaudar fondos para distintos santuarios de animales en la Comunidad de Madrid.
#76805
11/12/2020 16:13

Entonces cuando una planta reacciona a un estímulo es una cuestión quimico-mecanica pero cuando nosotros sentimos dolor es algo más elevado que una corriente eléctrica que genera cambios en redes neuronales? Si es que si, es por qué tenemos alma o algo así? Y si es que no, porque las cuestiones mecanico-quimicas son consideradas menos importantes que las neuro-electricas? Los girasoles se giran hacia el sol por lo mismo que nosotros quitamos la mano de una llama, para sobrevivir.

1
0
#70820
26/9/2020 21:15

No se usted, pero yo me pongo delante de una encina centenaria, una secuoya, un olivo o cualquier otro portentoso árbol y lo único que se me pasa por la cabeza es respeto, por otra parte, sin plantas nos resultaría difícil el esencial ejercicio de respirar. No es una cuestión de si sufren o no, sino de RESPETO A TODOS LOS SERES VIVOS. Para comer, las plantas con fruto y algunas otras para curar o aliviar males terrenales. Matar animales es una cuestión de ética y en un mundo (humano) tan alienado,malvado y corrupto, incluso con sus atisbos de luz es una utopía infinita, pero no por ello imposible de llevar a cabo, por lo menos en el plano más personal. Quizás nos extingamos antes de autodestruirnos.

0
3
#71079
30/9/2020 14:23

iHola!
Podemos distinguir el valor intrínseco con el extrínseco. Los árboles no tienen un valor intrínseco en el sentido de que no son relevantes para la ética pues no son individuos sintientes: por lo tanto, no pueden sufrir ningún daño que sufrirían conscientemente. No tenemos ningún deber con ellos directamente.
Por otro lado, los árboles tienen un valor extrínseco en el sentido de que sirven de refugio a los animales, son fuente de oxígeno y almacenan dióxido de carbono. Son útiles para los animales sintientes

En el campo de la filosofía, los árboles no interesan a la ética, pero pueden interesar a lo que se llama "estética".

https://es.wikipedia.org/wiki/Est%C3%A9tica

1
0
#71058
30/9/2020 11:53

Cierto, los grandes árboles merecen un respeto. Es tremendo lo que está ocurriendo en la Amazonia con la deforestación, producida en su mayor parte para cultivar grano destinado a alimentar el ganado, es decir para producir carne. Poco podemos hacer, más allá de no comer carne. El realidad, la mejor forma de respetar a los vegetales es no comer carne ya que se consumen muchísimos vegetales para la producción de carne que tomándolos directamente. Por otra parte, el respeto a todos los seres vivos es claramente incompatible con criarlos artificialmente, encerrarlos en granjas y en jaulas, rodeados de excrementos y hormigón, para finalmente acabar con su vida a temprana edad, cuando no han tenido tiempo ni oportunidad de disfrutarla. Merecen respeto todos los seres vivos. Y merecen derechos solo aquellos seres vivos que tienen interés en dichos derechos. Un animal tiene interés en no sufrir, en no ser dañado, en no perder su vida, en disfrutar de su existencia, etc. Ya sabemos que los animales tienen la capacidad de experimentar tanto el sufrimiento como el placer, y también sabemos que desean conservar sus vidas. Causarles sufrimiento y acabar con su vida es por tanto vulnerar sus derechos y más aún si lo hacemos por el mero hecho de ser de una especie diferente. Los vegetales no son autoconscientes, no tienen un sistema nervioso capaz de transmitir los estimulos externos al cerebro, y además ni siquiera tienen cerebro. El dolor solo puede existir cuando se posee cerebro, ya que el dolor no es algo que exista por si mismo, sino que es una interpretación que hace un cerebro a partir de un estímulo. No cerebro = no dolor. Las plantas por tanto no sufren.

0
0
#87274
14/4/2021 19:45

¿No es acaso esto precisamente un poco especista de tu parte? Supongo que entonces estaría bien comerse una medusa o un mejillón, puesto que no tienen cerebro, por lo tanto no son inteligentes y no sienten dolor y por ende no le debemos nada, ¿cierto?

Además, ¿cómo se puede comprobar que las plantas no tienen interés en conservar su vida y no sufrir? Me parece que se está cayendo en lógicas especistas sin estarse dando cuenta. Que no se pueda ver o comprender lo que una planta experimenta no la exime de estar experimentando eso, incluso si no son emociones similares a las animales.

0
0
Sobre este blog
INFOANIMAL es una revista #antiespecista cuyos contenidos están encaminados a difundir de la forma más rigurosa que nos sea posible noticias, información, datos e imágenes para ayudar a las personas a autocuestionar sus hábitos #especistas. El objetivo de INFOANIMAL magazine es cuestionar la utilización y explotación de los animales por parte del ser humano. Ofrecemos artículos, reportajes e imágenes de calidad sobre la explotación animal con el objetivo de crear un debate en la sociedad que ponga fin a la discriminación arbitraria contra los animales no humanos.
Ver todas las entradas
Oriente Próximo
Oriente próximo La diáspora kurda ante la caída de Bashar al-Assad
Siria enfrenta el fin de un régimen que durante décadas pareció inquebrantable. Desde la diáspora, la esperanza contenida de quien ha vivido demasiadas traiciones y promesas incumplidas.
Análisis
Análisis Rojava en peligro
Las intenciones de Turquía en Siria ponen en peligro no solo la Administración Democrática Autónoma del Norte y Este de Siria (AADNES) sino también la convivencia del resto de minorías presentes en el país.
Amazonía
Caso Chevron Pablo Fajardo: “Sacrificaron la Amazonía y la vida de la gente por racismo y por la ganancia económica”
El activista y abogado Pablo Fajardo fue elegido hace casi 20 años por la Unión de Afectados por Texaco para el juicio más importante contra la petrolera Chevron. Dos décadas después sigue luchando por la justicia ambiental y social en Ecuador.
Especulación inmobiliaria
Especulación en Madrid Las vecinas de Tribulete, 7 denuncian la especulación de Élix Rental Housing con una acción musical “fúnebre”
30 inquilinas de este bloque resisten en sus hogares pese a que este fondo buitre ya ha adquirido la totalidad del edificio para convertir los pisos en apartamentos turísticos. Este sábado, han vuelto denunciar el proceso de gentrificación del barrio
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
La vida y ya
La vida y ya Ya no sé quién vive en el primero
El barrio se ha transformado tanto que pueden pasar semanas sin ver por la calle una sola cara conocida porque los vecinos han sido sustituidos por turistas.

Últimas

Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Opinión
Opinión La oportunista invasión israelí de Siria
Desde la caída de Bashar al-Assad, Israel ha llevado a cabo una invasión de Siria sin provocación previa y con el apoyo de Estados Unidos. Los objetivos son claros.
Más noticias
Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.

Recomendadas

Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.