Industria armamentística
Puerto de Bilbao: armas saudíes y redadas contra migrantes

España permite la exportación de armas a Arabia Saudí mientras la policía desmantela el campamento de Zierbena, donde personas migrantes intentan acceder a los ferris con destino al Reino Unido

Greenpeace Puerto de Bilbao
Protesta de Greenpeace en el puerto de Bilbao contra la exportación de armas el 22 de septiembre de 2017. Greenpeace
Bilbao
25 sep 2017 17:30

El puerto de Bilbao es hoy el dinámico escenario de una paradoja europea. Dentro del perímetro vallado, se envían varios contenedores cargados con material militar a Arabia Saudí, pese a las reclamaciones y advertencias del Parlamento Europeo. Al otro lado de la valla, se deshilacha un campamento de migrantes llegados tras el desalojo y la destrucción de los asentamientos en Calais.

Las armas viajan hasta la lejana Jeddah. Los migrantes hasta el cercano Portsmouth. Las primeras llegan sin problema; los segundos, no. Las plataformas sociales denuncian graves irregularidades en los buques que cargan armamento y la Autoridad Portuaria declina hacer declaraciones sobre el tema. 

Comercio de armas y buques invisibles


Arabia Saudí es uno de sus principales clientes de la industria militar española. Según el Ministerio de Economía, entre 2014 y 2016 los saudíes han desembolsado en nuestro país 955 millones de euros en material de defensa y tecnologías de doble uso. La mayor parte de ese importe —545,9 millones de euros— corresponde al año 2015 y coincide con el inicio de su intervención bélica en Yemen.

Parte de esta mercadería, que abarca desde repuestos para aviones y sistemas de vigilancia hasta munición de artillería y granadas de mortero, se envía en contenedores desde el puerto de Bilbao. Viaja en buques como el Bahri Tabuk, un coloso de 225 metros de eslora que la semana pasada estuvo atracado cuatro días en el muelle A2. La escala, sin embargo, no consta en su carta de navegación: el buque, de bandera saudí, entró en el puerto de Bilbao el martes 19 con el Sistema de Identificación Automática (AIS) desconectado y no volvió a encenderlo hasta el día 23, cuando se encontraba nuevamente navegando rumbo a Jeddah.
El buque saudí, rumbo a Bilbao, el 18 de septiembre.

"Navegar con el AIS apagado es una irregularidad castigada por la legislación internacional", señala Luis Arbide, un comprometido activista que vigila desde hace tiempo los movimientos de esta nave; de su gemela, el Bahri Jeddah; y del barco C-Star, alquilado por el movimiento xenófobo Defend Europe. Arbide explica que el AIS permite conocer la ubicación de las embarcaciones y seguir sus trayectos en tiempo real desde el ordenador de casa o el móvil, y subraya que es obligatorio para los buques de esta envergadura. "Apagarlo implica falsear los datos. Es como si nunca hubieran pasado por el puerto de Bilbao", denuncia. Pero pasaron. Los registros del puerto confirman que la embarcación sí hizo escala en la costa vizcaína.

El Bahri Tabuk en el registro del puerto de Bilbao.

Denuncias públicas por actividad ilegal


El viernes 22, en plena actividad de carga, varios miembros de Greenpeace se montaron en los contenedores y desplegaron una gran pancarta con el mensaje "No queremos ser cómplices". Denunciaban, entre otras cosas, el incumplimiento de la ley 53/2007 sobre comercio de armas, que establece que se deben denegar las autorizaciones de exportación "cuando existan indicios racionales de que las armas puedan ser empleadas en acciones que perturben la paz, la estabilidad o la seguridad en un ámbito mundial o regional".

Yemen se ajusta a esta descripción desde los ataques de Arabia Saudí. La ONU califica la situación de este país como una "catástrofe humanitaria", una expresión que se desglosa en más de 8.500 civiles muertos, casi 50.000 heridos y alrededor de 19 millones de personas con necesidades humanitarias.

"No queremos ser cómplices". La pancarta ondeó también en la vecina localidad de Getxo, cuando diversas ONG y plataformas ciudadanas se concentraron junto a la ría para denunciar la venta y el tráfico de armas. "Hemos decidido protestar aquí porque a tan solo unos pocos kilómetros, en el puerto de Bilbao, se han cargado reiteradamente contenedores llenos de bombas y armas con destino a Arabia Saudí", explicaban los miembros de Greenpeace, apoyados por Oxfam Intermón, Amnistía Internacional, el Colectivo Gasteizkoak, la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak Bizkaia, FundiPau y KEM-MOC.

Durante esa protesta, que tuvo lugar el domingo 17, la organización lanzó un mensaje al Gobierno español: "Exigimos que se suspenda de forma inmediata la exportación de armas a países que puedan estar violando el derecho internacional y humanitario, como Arabia Saudí". Un pedido idéntico al del Parlamento Europeo, que este mes ha vuelto a reclamar el embargo en la venta de material militar a los saudíes por su implicación en la guerra de Yemen.

El Gobierno ha hecho oídos sordos. El martes 19 —el mismo día que el Bahri Tabuk entraba en el puerto con el AIS desconectado—, la Comisión de Defensa del Congreso rechazó vetar la venta de armas a Arabia Saudí, con los votos del PP, PSOE y Ciudadanos.

Un bombero, miles de bombas


El comercio de armas entre España y Arabia Saudí no es nuevo, como tampoco lo es la salida de esta mercancía por el puerto de Bilbao. Las organizaciones sociales tenían sospechas de la ruta desde hacía tiempo, aunque las confirmaron en marzo de este año, cuando el bombero vizcaíno Ignacio Robles se negó a participar en un retén de seguridad declarándose objetor de conciencia. El bombero rehusó continuar con sus labores al enterarse de que la carga era material militar con destino a Jeddah. Al cabo de dos semanas, fue expedientado por ello.

"Cuando hay una carga de mercancía peligrosa en el puerto, los bomberos vamos a hacer labores de prevención", explica Robles, que ha participado en este tipo de retenes muchas veces. "Nunca he tenido problemas, pero ese día me dijeron que los contenedores tenían bombas y que iban a Arabia Saudí. Igual hay gente que no sabe lo que está pasando en Yemen, que no lee la prensa, pero yo sí. Así que ni lo pensé: dije que no iba a participar. Informé a mis superiores, llamaron a otra persona para que estuviera en mi lugar y yo volví al parque. Sin más".

El episodio duró "15 minutos en total", pero fueron suficientes para cambiar la vida de Robles. Un par de semanas después, la Administración le abrió un expediente disciplinario. "En el expediente se recogía que yo había cometido una 'falta muy grave', lo que se traduce en una sanción de entre 3 y 6 años sin sueldo", relata el bombero, que se enteró del asunto por la prensa. "Imagínate. Lo leí en el periódico un domingo, y a mí la notificación me llegó el viernes siguiente. Yo no entendía nada".

Hoy, seis meses después, el expediente sigue su curso administrativo e Ignacio Robles está tranquilo. "La instrucción está siendo muy seria y profesional, y en breve se resolverá", asegura el bombero, cuya actitud antibelicista ha despertado simpatías y apoyos en diversos sectores de la sociedad. "La verdad es que el expediente no tendría que haberse abierto nunca porque no hice nada malo —reflexiona—. No sé; cada uno tiene el límite en un sitio. Para mí, esto es como que te pongan una pistola en la mano y te digan que tienes que matar a la persona que tienes delante. No puedes. Y ya está. No piensas en que vas a perder tu trabajo".

Robles opina que las autoridades "quisieron dar un ejemplo fuerte de disciplina" para evitar que otros compañeros hagan lo mismo que él, pero que "se les fue de las manos". La dureza de la sanción que se pidió para él fue, precisamente, lo que ayudó a difundir la información de que España envía armas a Arabia Saudí a través del puerto de Bilbao. Hoy, más de 170.000 personas han firmado una petición en la plataforma change.org para anular el expediente; las organizaciones sociales y humanitarias denuncian el tráfico de armas, y él se ha implicado aún más en la defensa de los derechos humanos.

"Lo que sucede en el puerto es ilegal —subraya—. Negarse ya no es solo una cuestión de ética o de principios. Si ayudas en esos cargamentos, estás participando en una violación de derechos humanos y condenas a miles de personas de manera cruel y brutal. Después nos sorprendemos con los atentados, o llegan refugiados y personas desesperadas y no queremos saber nada de ellas. Estamos haciendo un mundo mucho más peligroso porque se ha priorizado el beneficio económico sobre los derechos humanos", lamenta. Y las cifras lo respaldan: en menos de diez años, la industria militar española ha cuadruplicado su facturación en exportaciones.

Un nuevo Calais para un viejo problema


Entre tanto, alrededor del puerto, comenzó a levantarse un campamento de migrantes junto a la valla perimetral. Empezó poco a poco, en 2015, con la llegada de algunas personas que venían por su cuenta e intentaban cruzar al Reino Unido en los ferris que parten regularmente desde Bilbao. La afluencia aumentó en 2016, tras el desmantelamiento de Calais, aunque todavía eran grupos pequeños que pasaban desapercibidos.

La situación se volvió relevante este verano, cuando a finales de julio se instaló un grupo más grande de personas. Lo conformaban, en su mayoría, jóvenes ciudadanos de Albania que se sumaron a los migrantes de otras nacionalidades, como iraquíes, paquistaníes, sirios o afganos. "Empezamos a atenderles hace un año, más o menos, porque estaban en unas condiciones muy precarias y sin ningún tipo de servicio mínimo", describe Ana Elena Altuna, que forma parte de la plataforma Ongi Etorri Errefuxiatuak Bizkaia.

El campamento, montado en la localidad de Zierbena, empezó a llamar la atención. Y los intentos de abordaje a los ferris —más de 1.800 este año, según las cifras oficiales— comenzaron a suponer un problema para las navieras, para el puerto y para el municipio donde se habían asentado. El 10 de septiembre intervino la Policía. "Fue una redada bastante importante. Detuvieron a más de 30 personas y les abrieron expedientes de expulsión", detalla Altuna, y añade que continuó la presión para disolver el campamento: "El próximo fin de semana habrá una actividad importante en Zierbena [el Kantauri Fest], con embarcaciones tradicionales. Parece que las tiendas de campaña afean el paisaje", critica.

El sábado pasado, el campamento amaneció vacío. "Pero eso no significa que la gente haya desaparecido —matiza Altuna—, sino que buscará otras rutas o que volverá a intentarlo más adelante. El objetivo de estas personas sigue siendo el mismo, las trabas siguen siendo las mismas y también se mantiene la dualidad: para la gente que migra solo hay riesgos y trabas; para las mercancías y las armas todo son seguridades y apoyos".

Exportación de material de defensa y tecnologías de doble uso, en cifras
(Fuente: Secretaría de Espado de Comercio, Ministerio de Economía, Industria y Competitividad)

2008 - 934,4 millones de euros
2009 - 1.346,5 millones de euros
2010 - 1.128,3 millones de euros
2011 - 2.431,2 millones de euros
2012 - 1.953,5 millones de euros
2013 - 3.907,9 millones de euros
2014 – 3.203,2 millones de euros [Arabia Saudí: 292,9 millones de euros]
2015 – 3.720,3 millones de euros [Arabia Saudí: 545,9 millones de euros]
2016 – 4.051,8 millones de euros [Arabia Saudí: 116,2 millones de euros]

 


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