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Consumo de setas
Las setas que contienen psilocibina producen efectos alucinógenos o psicodélicos que suelen durar entre cuatro y seis horas. Durante ese tiempo, conviene evitar objetos y situaciones que puedan dar lugar a riesgos físicos.

PREGUNTA: Me han traído unas setas de Holanda. Querría saber cuál es la forma más adecuada de consumirlas.
Algunas setas que contienen psilocibina, incluidas en los géneros Psylocibes spp. y Panaeolus spp., producen efectos de tipo alucinógeno o psicodélico. Éstas pueden comprarse de forma legal en algunos estados, como Países Bajos. Al ingerir los hongos, se produce un cambio profundo en el estado habitual de conciencia, de la percepción a través de los sentidos (sobre todo vista y oído), así como de la idea de uno mismo y del mundo que nos rodea.
La duración de estos efectos oscila entre cuatro y seis horas. La dosis adecuada dependerá del tipo de seta (la potencia varía según la variedad), de si se presenta en fresco o deshidratada (seca), y de otros factores, como el peso o la experiencia previa del usuario.
Para tomarlas es importante elegir un ambiente tranquilo y agradable. El campo, la playa o los espacios abiertos son entornos escogidos por muchos psiconautas que, en general, no consideran que los hongos sean muy adecuados para ‘salir de marcha’, al menos en las dosis habituales. Conviene evitar los objetos y situaciones que puedan dar lugar a riesgos físicos, ya que la percepción a través de los sentidos puede modificarse de forma notable.
También es aconsejable que la compañía sea la adecuada (amigos, conocidos o personas con las que nos sintamos a gusto), así como encontrarse con un estado de ánimo conveniente, sin malos rollos, angustia, ansiedad o preocupaciones excesivas. La experiencia con psicodélicos es muy sensible a todos estos factores y casi siempre presenta algún matiz imprevisible. Si se guardan las mínimas precauciones, el resultado suele ser favorable.
Según el contexto y las expectativas, algunas personas refieren experiencias con contenidos místicos o trascendentales, mientras que para otras supone sólo un rato divertido. Sin embargo, algunos individuos pueden tener dificultades para manejarse en este estado alterado de conciencia, lo que se traduce en reacciones de miedo, ansiedad o angustia, en ocasiones muy intensos. Se trata de lo que suele conocerse como un ‘mal viaje’. En estos casos, lo mejor es calmar a la persona, hablándole con tranquilidad y de forma empática, recordándole que está bajo los efectos pasajeros de una droga y que no se va a volver loca. En el caso poco probable de que estos síntomas se prolonguen durante muchas horas, de que sean muy intensos o aparezca agresividad, sería adecuado buscar ayuda profesional especializada.
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