Opinión
Boicot a Eurovisión: porque las canciones no tapan genocidios

El próximo 11 de mayo se celebra el clásico Festival de Eurovisión, esta vez en la ciudad sueca de Malmö, en el que participa un país investigado actualmente por genocidio y que desde hace décadas comete crímenes contra la humanidad.
Acampada Palestina Complutense - 23
David F. Sabadell Panfletos en la acampada por Palestina en la Complutense.

Integrante Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (RESCOP).



9 may 2024 05:00

Israel es el país que más resoluciones de Naciones Unidas (ONU) sobre derechos humanos ha provocado e ignorado. Su política de apartheid contra la población palestina ha sido calificada por las principales organizaciones internacionales y expertas como un cruel sistema de dominación y crimen contra la humanidad. Ante la actual ofensiva sobre Gaza, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) le ha impuesto medidas cautelares que su Gobierno está incumpliendo conscientemente.

Con todo esto, la Unión Europea de Radiodifusión (UER) mantiene a Israel en el concurso desoyendo todas las demandas de la sociedad civil europea que piden su expulsión, como hizo con Rusia en cuanto atacó a Ucrania.

Desde la Red Solidaria Contra la Ocupación de Palestina (RESCOP), junto a cientos de organizaciones europeas, llamamos al boicot a Eurovisión mientras se mantenga la participación israelí. Pese a que la UER argumente que Eurovisión es un evento festivo apolítico -lo de Rusia ya tal-, nosotras llevamos años analizando y denunciando el pinkwashing que ejerce Israel en este concurso cada año y sabemos que Eurovisión es una tribuna. 

RTVE y el resto de cadenas que forman la UER debieron promover la expulsión de Israel y su cadena Kan del festival, o bien retirarse del concurso. Ya que no lo han hecho, tendrán que enfrentar la llamada al boicot cultural del concurso porque las canciones no tapan genocidios. Los derechos humanos de la población palestina se defienden en los parlamentos, en las calles y en los escenarios.

Eurovisión, un escenario cómplice del genocidio

Desde su existencia, Israel ha dedicado enormes esfuerzos para lavar su imagen y autoproclamarse como la única democracia en Oriente. Una realidad cuestionable cuando el bienestar y los derechos de una parte de su población se asientan sobre la ocupación y colonización de todo un pueblo. Eurovisión se ha convertido en uno de sus grandes escaparates como si de un país europeo se tratara y defendiera los “valores occidentales”. 

Este año, la concursante israelí, Eden Golan, considera una importante misión representar a su país para “mostrar al mundo quienes somos realmente”. Desde aquí le recordamos que llevamos viendo quienes son desde hace siete meses a través de la retransmisión en directo del genocidio en Gaza, que se une a los 76 años de apartheid, ocupación y colonización.

En Israel no existe ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni derechos para las personas trans, y su Gobierno de extrema derecha es aliado de líderes mundiales lgtbifóbicos y racistas

El festival es la cita perfecta para el pinkwashing israelí, presentándose como un lugar de referencia para la comunidad LGTBIQ+. Sin embargo, en Israel no existe ni el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni derechos para las personas trans, y su Gobierno de extrema derecha es aliado de líderes mundiales lgtbifóbicos y racistas. 

Este sábado cuando Israel suba de nuevo al escenario de Eurovisión, la resistencia queer palestina seguirá, como siempre lo ha hecho, poniendo sus cuerpos contra la ocupación. Por ello, desde numerosas organizaciones LGTBIQ+ sostienen que la liberación queer es indivisible de la liberación palestina. Activistas queer y grupos anti-pinkwashing han llevado los derechos de la población palestina al primer plano de los eventos del Orgullo en todo el mundo. Decenas de cineastas queer se han retirado u opuesto a la proyección de sus películas en TLVFest, el festival de cine LGBT patrocinado por el Gobierno israelí en Tel Aviv.

Para Eurovisión 2024 el movimiento ha crecido con una enorme actividad de plataformas contra el lavado rosa como queersinpalestine, Queer Coalition for Palestine o bdsmovement.net. A finales de marzo, cientos de artistas queer pidieron la retirada del festival al participante de Reino Unido, Olly Alexander, quien firmó la carta abierta del grupo activista LGBTQ+ Voices4London que pedía un alto el fuego en Gaza y que Israel permitiera la entrada de ayuda humanitaria al territorio.

La UER incumple sus estatutos

Durante esta oleada de protestas contra la participación israelí en el festival, la UER ha puesto de excusa que no son los países quienes participan en el festival sino sus cadenas de televisión. Pero es fácil documentar la participación de la cadena pública Kan en los crímenes cometidos por el ejército israelí. Kan está al servicio de la propaganda del Gobierno sionista, glorificando en sus contenidos al ejército y humillando a la población palestina, por ejemplo, con habituales contenidos en redes fomentando la islamofobia.

Decenas de publicaciones de apoyo al ejército israelí aparecen en su web y forman parte de su difusión. Es el caso del vídeo en el que la presentadora Rotem Ahihun juega a disparar desde un tanque y dedica los proyectiles a “people of Gaza”, o el que muestra unas niñas cantando “en un año los aniquilaremos a todos” difundido por la cadena Kan, aunque más tarde fue retirado por “poder ser usado por el enemigo”, según informó Euronews.

La cadena pública israelí Kan es cómplice de los crímenes del ejército de Israel y no cumple los estatutos de la UER para ser su socia: “3.7. La membresía conlleva, en particular, las siguientes obligaciones: 1.2.5. desarrollar la diversidad cultural, el diálogo intercultural y los intercambios para promover la tolerancia y la solidaridad; 1.2.7. reforzar la identidad de los pueblos, la cohesión social y la integración de todos los individuos, grupos y comunidades”.

La sensación de aislamiento crece en Israel cuando se constata el rechazo que sus representantes culturales provocan en el mundo

Mientras tanto, la sensación de aislamiento crece en Israel cuando se constata el rechazo que sus representantes culturales provocan en el mundo. No se acepta el artwashing. Este temor demuestra la fuerza del boicot. Aunque Israel participe en el festival, la difusión y denuncia de sus crímenes continuados pesan más que la canción de Eden Golan.

Boicot a Eurovisión

Durante estos meses, miles de artistas y cientos de miles de ciudadanas hemos pedido a las cadenas de nuestros países la expulsión de Israel en Eurovisión, y ante la negativa se multiplican las llamadas al boicot de un festival que no cierra la puerta al genocidio en Palestina. RTVE ha sido objetivo de miles de cartas anunciando el boicot y en la campaña de RESCOP hemos recogido la adhesión de cientos de artistas.

Artistas de Irlanda, Noruega, Portugal, Reino Unido, San Marino, Suiza, Dinamarca, Lituania, Finlandia y Bélgica también han roto el silencio con una declaración contra la participación de Israel, que aunque resulte demasiado tibia da una idea del rechazo que se extiende. La Eurovision Party London en Rio Cinema, la mayor retransmisión pública de Eurovisión, ha renunciado a celebrarse mientras Israel participe, y el podcast portugués EUROVISIÕES ha cancelado la cobertura del festival.

Más de 30 artistas, cerca del 25% de las actuaciones previstas para los festejos previos en Malmö han cancelado

Más de 30 artistas, cerca del 25% de las actuaciones previstas para los festejos previos en Malmö han cancelado según la web StoppaIsrael.nu. También, 80 de las 550 voluntarias para los actos de Eurovisión en la ciudad se han retirado. La policía de Malmö estima en 40.000 personas la participación en las manifestaciones durante los días 9 y 11 de mayo.

El próximo sábado 11 de mayo desde RESCOP estaremos haciendo lo que mejor se nos da: boicot a Israel. Porque las canciones no tapan genocidios y ningún baile merece la complicidad del apartheid israelí. Nosotras estaremos atentas al festival Falastin Vision, votando su música y celebrando la resistencia palestina a través de la cultura.

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